LESLIE
No salí de la habitación durante dos horas, me dediqué a acomodar mis cosas. No sabía si los demás estaban de acuerdo en compartir el lugar con una niña torpe.
Jason tampoco volvió.
Me daba miedo salir, el estómago me crujía de hambre, pero tenía que esperar a que mi hermano volviera.
—¿Puedo pasar? —Jason tocó la puerta.
—Entra.
—Vamos, te voy a presentar con los chicos.
Caminé con timidez hacia la sala. Todos estaban sentados en el sillón mirando televisión.
—Atención todos, ella es mi hermana, Leslie —anunció Jason.
—Ya nos conocimos hace rato, solo faltaba que conociera a Damián y a Lucas —comentó Jorge.
Damián se levantó del sillón y se acercó a mí para saludarme.
—Yo soy Damián, te pareces mucho a Jason. No seas tímida, todos estamos contentos de que estés aquí —dijo mientras sacudia mi cabello con su mano derecha.
—Es un gusto conocerlos, les agradezco mucho su calurosa bienvenida. Les prometo que no voy a molestar a nadie.
Un llanto surgió sorpresivamente de un pequeño moises ubicado a un costado del sillón grande. No me había percatado de que estaba ahí.
—¿Eso es un bebé? —pregunté sorprendida.
—Sí, es el bebé de la casa —respondió Jason.
—¿De quién es? —inquirí.
—Es mío —respondió Leonardo.
Por un momento sentí alivio, creí que era la única mujer en la casa. La verdad es que eso me estaba molestando mucho. Me daban nervios saber que viviría sola con cuatro hombres guapos.
—Está precioso —comenté después de que Leonardo lo sacó del moises.
—Él es Lucas, saluda a tú tía Less —dijo Leonardo.
—Es tan pequeño, ¿cuántos meses tiene?
—Tiene tres meses, ¿quieres cargarlo?
—No. Me da miedo.
—Esta bien, no te preocupes. Después te acostumbrarás.
Todos fueron a realizar deberes de la casa mientras yo terminaba de instalarme.
Sin darme cuenta se había hecho de noche y Jason se preparaba para ir a trabajar.
—Guardé un poco de comida para ti en el refrigerador, cuando acabes vas a comer algo, hermana.
—Gracias.
—Ya me voy, cuídate —me dio un beso y se fue.
Después de un rato salí para comer algo. Lo único que había en mi estómago era el café y las donas de la mañana.
—Hola —saludé a la joven que estaba sentada en el sofá jugando con Lucas.
—Hola, ¿quién eres tú?
—Soy Leslie, hermana menor de Jason, y supongo que tú debes de ser la esposa de Leonardo.
—Estás en un error —comenzó a reírse.
—¿Entonces?
—Soy Lina, y soy la niñera de Lucas.
—¿Niñera? ¿Dónde está su madre?
—Leo me contó que su mamá murió en el parto, así que es padre soltero.
—¡Dios mío! Lo siento, no quise ofenderte.
—No te preocupes, ¿quieres mirar televisión conmigo?
—Sí, solo deja caliento mí comida.
No me esperaba escuchar una notícia como esa. Pobre hombre, tenía que ser difícil criar a un hijo solo. Tenía que hacer el propósito de acercarme al bebé para ayudar un poco.
Le pedí a Lina que me enseñara a sostenerlo después de terminar de comer.
—¿Podrías enseñarme a cargar al bebé?
—¡Por supuesto!, solo sostén su cabecita con una mano y apoya su cuerpo entre tus brazos.
Jamás había cargado a un bebé, era tan frágil y pequeño. Olía muy rico. Por fín entiendi porque decían que el aroma de un bebé era único y encantador.
—Es muy fácil.
—No lo creo, me da miedo.
Lina y yo miramos la televisión hasta quedarnos dormidas. El llanto de Lucas nos despertó en la madrugada, tenía hambre y necesitaba un cambio urgente de pañales.
Nadie había vuelto aún, no tenía idea de qué tan tarde podía cerrar un club nocturno.
—¿Sabes a qué hora cierran el club? —le pregunté a Lina.
—Bueno, el club está en servicio durante toda la noche. No esperes aquí, ellos volverán por la mañana. Si quieres ve a dormir a tu habitación.
—Me da pena dejarte sola.
—No te preocupes, no estoy sola. Lucas me hace compañía.
—Es cierto, pero… la verdad me da miedo estar sola en un lugar desconocido, si no te molesta, prefiero quedarme aquí.
—No hay problema, me agrada tu compañía. ¿Quieres uns taza de café?
—Sí, yo lo preparo.
Caminé hacia la cocina, busqué un posillo y calenté agua. Preparé dos tazas de café y volví al sillon, junto a Lina.
—¿Desde cuándo trabajas aquí?
—Desde que Lucas tenía una semana de nacido.
—Pobre Leo, debió de haber sufrido mucho.
—Pues sí, fue un golpe duro para él.
—¿Podrías platicarme algo acerca de mi hermano?
—Pues, no sé que decidirte. Es tu hermano, tendrías que conocerlo mejor que yo.
—Hace muchos años que no le veía, yo vengo de Monterrey. Él vino a México cundo cumplió dieciocho, y hace aproximadamente nueve años que no lo veía físicamente.
—¿Cuántos años tienes?
—Tengo diecisiete.
—¿Estás de visita?
—No. En realidad me fui de casa.
—¿Por qué?
—Es muy complicado.
—Entiendo, no te preocupes. Yo también vivo en el edificio, tu hermano y los chicos se mudaron hace un año. No los conozco muy bien, pero siempre son amables y supongo que son buenas personas. El día que necesites compañía o desees platicar con alguien me puedes encontrar en el departamento número cinco.
No sabía que mas preguntar, Lina volvió a encender el televisor y yo me quedé dormida.
Jason me despertó por la mañana, llego a las siete de la mañana. Leo le hacía compañía, los otros dos no llegaban aún.
—Llegaste —dije tallando mis ojos.
—¿Por qué dormiste en el sillón?
—Porque le hice compañía a Lina.
—Ve a la habitación, ahí estarás más cómoda.
—Ya no tengo sueño, tú deberías dormir un poco.
—Estoy muy cansado, iré a dormir. Desayuna y después te encierras conmigo.
—Sí.
Había pan y jamón, me hice un sándwich y un té para desayunar.
Leo despidió a Lina y le pagó por su trabajo.
Lucas había despertado. Leo lo tomó entre sus brazos y le hablaba con mucho amor mientras lo acunaba. Se veía muy tierno, no tenía duda de que era un buen padre.
—¿Quieres algo más para desayunar? —preguntó Leo.
—No, gracias. Esto está bien, ¿tú quieres un sándwich?
—¡Claro! Gracias.
Caminó hacia la cocina con Lucas entre sus brazos.
—¿Cómo la pasaste? ¿Lucas lloró mucho?
—No. Lucas es un bebé muy tranquilo.
—Se parece a mí, ¿verdad?
—Mmm… sí.
—Me alegra que estés aquí.
—¿Ya te pagó mi hermano?
—No le cobré, no te preocupes por eso.
—En cuánto pueda te pagaré, voy a buscar empleo.
—¿Empleo? Eres muy tierna, una niña como tú debería estudiar muy duro en lugar de pensar en trabajar. Te lo digo por experiencia, mejor estudia para que tengas una buena vida.
—No lo sé, lo voy a pensar.
—Eres muy bonita, en el edificio hay muchos jóvenes atrevidos. Si alguno te molesta no dudes en contarme, juro que enseguida voy y lo pongo en su lugar, hermanita.
—¿Hermanita? Suena lindo.
Terminé mi desayuno y me fui para la habitación. Jason dormía profundamente, parecía estar muy cansado. Entre sus cosas tenía varios libros, unos eran de arquitectura y otros eran… bueno no eran para una joven de mi edad.
No podía juzgarlo, pero me dio curiosidad saber porque Jason poseía libros como el "Kamasutra", "Como complacer a una mujer", "El punto G". Eran algunos de los títulos.
No le podía preguntar, me daba vergüenza. Solo tomé uno de arquitectura y me senté a leer.
Jason despertó a las tres de la tarde, yo continuaba leyendo. No entendía mucho, pero me gustó el libro.
—¿Qué haces? —preguntó medio dormido.
—Estoy leyendo.
—¡Mierda! ¿Qué estás leyendo?
—Un libro de arquitectura.
—¡Cielos! —se levantó rápido, tomó los libros indecentes y los escondió dentro de un cajón—. No toques mis cosas, espera a que pueda hacerte un espacio —gritó molesto.
—Lo siento.
—Disculpa, no quise gritar. Solo no toques mis cosas.
Jason se fue a dar un baño y yo salí a buscar algo de comer, olía rico y mi estómago ya tenía hambre.
Jorge, Leo y Damián comían mientras miraban televisión.
—¿Quieres comer? —preguntó Leo.
—Sí.
—Sirvete lo que gustes, Jorge es un gran cocinero.
Me serví de comer y me senté en la cocina. No quería molestar.
Cuando Jason salió del baño lo llamé a la mesa, le serví de comer y le hice compañía.
—Tenemos que ir de compras —dijo Damián.
—Lo sé, pero… ¿y mi hermana? —preguntó Jason.
—Tu hermana se puede quedar con Lucas. ¿Verdad qué no te molesta cuidar un rato del bebé? —me preguntó Damián.
—N-n-no —dije insegura. Me daba miedo quedarme sola con el bebé.
—No hace falta, no podría pedirle una cosa así. Todos vamos por lo mismo, yo me puedo quedar con ellos. Ustedes vayan y me traen mi pedido —dijo Leo.
—Bien —dijo Jason.
Mi hermano se levantó de la mesa y me hizo señas para que fuera tras él.
—¿Puedo ir contigo? —pregunté.
—No.
—¿Por qué?
—Vamos a comprar truzas y calcetines a una tienda para caballeros. No salgas de la habitación mientras no estoy.
—¿Por qué? ¿Leonardo es una mala persona?
—No, pero tú eres una chica muy bonita.
—No me austes.
—Tienes razón, Lucas es un buen hombre y no desconfío de él. Solo no hables con él.
—¿Ok?
Las palabras de mi hermano me asustaron un poco. Leonardo parecía una buena persona; incluso, hasta me llamó hermanita. No entendía por qué no podía hablar con él. Tal vez Jason me escondía un gran secreto que no quería que supiera, o quizás, en realidad era una mala persona. No lo sabría en ese momento, no quise preguntar más. Jason se veía alterado y algo molesto. No quise hacerlo enojar con más preguntas.
Los tres salieron de compras y yo me encerré en mi habitación.
Estaba aburrida y tenía muchas ganas de orinar. No pensé que algo malo me pasaría si caminaba dos metros para ir al baño.
Salí de la habitación, miré hacia ambos lados para verificar que no hubiera nadie. Entré al baño sin darme cuenta de que estaba ocupado. Leo salía de la ducha, estaba completamente desnudo. En lugar de salir corriendo, me quedé parada como idiota mirando su hermoso cuerpo. Parecía una pervertida, hambrienta de testosterona.
—Lo siento mucho —dijo Leo, cerrando el cancel de la ducha.
—Yo lo siento, no toqué la puerta.
Las ganas de orinar se me fueron, salí del baño y cerre la puerta. No corrí a la habitación, caminé despacio. Estaba en shock, nunca había visto a un hombre desnudo. El corazón me palpitaba demasiado rápido, sentí una ola de emociones nuevas.
¿Qué se sentía desear a un hombre?
Ese día lo descubrí, Leo no solo era atractivo, sino también sexy.
Díez minutos más tarde, Leo tocó la puerta.
—Less, ¿estás ahí?
—No. Digo, sí. Pasa.
—Quería disculparme por lo de hace rato. No le puse seguro a la puerta, no estoy acostumbrado a tener en casa a una bella señorita.
—La culpa fue mía, lo siento.
—No creo que sea buena idea que Jason se entere de esto, mejor que sea nuestro secreto.
—Tienes razón, lo siento.
—Debiste de haberte asustado mucho, no se volverá a repetir.
—Sí.
Él estaba apenado, pero yo sí quería que se repitiera. La escultural figura de Leo desnudo se había metido en lo más profundo de mis pensamientos. Su voz y su sonrisa se clavaron en mi corazón como una estaca afilada.
¿Me había enamorado?
Supuse que sí.
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Comments
Khristta LM
creo es Leo a quien se refiere
2023-08-21
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Helena Ramirez Vargas
Está mal de la cabeza como ensmorada
2022-12-23
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Adalgiza Aguilar De Manchego
tan rápido se enamoro
2022-12-02
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