El hombre se rio de su intento, su risa era profunda y un poco burlona.
-Bueno- respondió él, con un tono de seguridad. -Podemos cambiar eso-.
Se acercó a ella aún más, reduciendo la distancia que había entre ellos hasta que prácticamente pudo sentir la calidez de su cuerpo.
-Dime qué quieres saber de mí-, ofreció él, con una sonrisa que casi parecía una provocación.
Emily intentó ignorar la forma en que su cuerpo se estremeció ante su proximidad y se mantuvo firme.
-Empecemos con algo simple-, sugirió ella, intentando controlar su voz.-Tu nombre, por ejemplo. Me vendría bien saber cómo te llamas, ya que insistes en estar aquí-.
El hombre se echó a reír suavemente, claramente disfrutando de la tensión que se había formado entre ellos.
-Por supuesto-, respondió él, inclinándose un poco más cerca, haciendo que su presencia fuera aún más imponente. -Me llamo Luca. Luca Bianchi-.
Al escuchar su nombre, los ojos de Emily se abrieron ligeramente por la sorpresa. Aunque no lo reconoció de inmediato, algo en ese nombre le sonaba familiar.
-Luca Bianchi-, repitió ella, en un susurro. Su mente trabajaba a toda velocidad, tratando de recordar dónde había oído ese nombre antes.
Él sonrió con satisfacción al ver su reacción, claramente divertido por su sorpresa.
-A juzgar por esa reacción, parece que has oído mi nombre antes-, dijo, acortando incluso más la distancia entre ellos. Podía sentir su aliento en su mejilla.
Emily se sintió cada vez más nerviosa por su cercanía, pero intentó disimular. No quería darle a Luca el placer de saber que la estaba afectando.
-Tal vez lo he oído antes-, admitió ella, intentando parecer indiferente. -Pero no lo recuerdo. ¿Debería saber quién eres? ¿Eres alguien importante o algo así?-.
Su sonrisa se volvió aún más arrogante y divertida ante su pregunta, como si encontrara entretenida su ignorancia.
-Podría decirse que soy alguien importante, sí-, respondió él con calma. -Al menos en ciertos círculos-.
Se recostó un poco, apoyándose con una mano ligeramente en la pared, y la miró de arriba abajo.
Emily intentó no retorcerse bajo su mirada, pero era difícil no darse cuenta de la forma en que la estudiaba de pies a cabeza.
-¿En qué círculos?- preguntó ella, con un tono de indiferencia. Estaba más intrigada de lo que quería admitir, pero aún intentaba mantener sus defensas en alto.
Él soltó una risa suave, como si encontrara divertida su insistencia en parecer desinteresada.
-En los círculos donde el dinero y el poder hablan más fuerte que las palabras-, contestó él, con un toque de arrogancia en su tono. -Donde el nombre Bianchi tiene peso y respeto-.
El corazón de Emily latía más fuerte al darse cuenta de que finalmente recordaba dónde había escuchado ese nombre.
-Eres... el jefe de la Mafia Bianchi, ¿verdad?-preguntó ella, su voz un poco vacilante. -He visto tu nombre en las noticias antes-.
Él sonrió ampliamente, aparentemente complacido por su reconocimiento.
-El mismo-, respondió con orgullo. -El jefe de la poderosa y temible familia Bianchi. No me sorprende que hayas oído hablar de mí en las noticias-.
La mente de Emily se aceleró mientras asimilaba esta información. Estaba parada frente al jefe de la mafia más poderosa de la ciudad, y él estaba parado en su habitación, actuando como si estuviera en su casa.
-No puedo creer que estés aquí-, murmuró ella, todavía sorprendida. -No pensé que el jefe de la Mafia Bianchi se preocuparía por venir a visitar a una persona que ni siquiera conoce-.
Él se encogió de hombros de forma despreocupada, como si estuviera acostumbrado a sorprender a la gente.
-Yo hago lo que me place, preciosa-, dijo con arrogancia.-Y en este momento, tengo la sensación de que quiero pasar tiempo contigo-.
Se inclinó aún más hacia adelante, hasta que su rostro estuvo a centímetros del suyo, y la miró con ojos intensos.
-Yo no me quiero entrometer en ese mundo-
Él se rio suavemente, como si encontrara divertida su declaración.
-Es un poco tarde para eso, preciosa- dijo, con una sonrisa arrogante. -Ya estás involucrada en mi mundo, quieras o no-.
Su proximidad y su afirmación hicieron que el corazón de Emily latiera aún más fuerte, pero ella intentó mantener la calma.
-No necesariamente-, respondió ella con determinación. -Puedo mantenerme fuera de tu mundo si así lo deseo. No tengo ningún interés en la vida que llevas-.
Él arqueó una ceja, divertido por su determinación.
-No es tan fácil, preciosa-, dijo, con una sonrisa sardónica. -Una vez que te involucras en mi mundo, es difícil escapar-.
Se acercó aún más hasta prácticamente acorralarla contra la pared, su presencia dominante y abrumadora.
Emily se sentía cada vez más atrapada en su presencia, pero intentaba no revelar su inquietud.
-Puedo manejarlo-, dijo con voz firme, aunque su pulso se había acelerado. -He pasado por cosas peores antes. No me das miedo-.
Él soltó una risa suave, como si encontrara simpático su intento de mostrar valentía.
-Muy valiente de tu parte, preciosa-, dijo, con un tono de burla. -Pero no subestimes el poder y la influencia de la familia Bianchi. No siempre es tan fácil escapar de nosotros, créeme-.
Emily sabía que él tenía razón, pero no quería admitirlo. Se mordió el labio, atrapada entre su determinación por mantenerse neutral y el escalofrío que recorría su columna vertebral cada que él pronunciaba esa palabra.
-No necesito recordatorios de lo poderosos que son-, respondió ella. -He escuchado las historias, sé lo que tu familia es capaz de hacer-.
Él sonrió ampliamente, complacido por su reconocimiento del poder de la familia Bianchi. Sin embargo, su mirada cambió, y se volvió más intensa y calculadora.
-Entonces sabes la forma en que manejamos las cosas en mi mundo-, dijo, con una voz baja y peligrosa. -La familia Bianchi siempre obtiene lo que quiere. Siempre-.
Cerró la distancia entre ellos aún más, prácticamente encerrándola entre su cuerpo y la pared.
-pero ahora estas en mi casa-
Él se rió suavemente ante su tentativa bravata.
-Sí, preciosa, estoy en tu casa-, le susurró en el oído. Su aliento le acarició la mejilla de forma provocativa.
-Pero eso no cambia quién tiene el control en esta situación-.
Acercó más su cuerpo hacia el de ella, reduciendo aún más el espacio entre ellos.
emily prometio a si misma no dejarse manejar por otro hombre como la ultima vez y no se dejara, lo alejo y le pateo los huevos luego lo ato a una silla, agradecia las clase de defensa personal luego de dejar a Tomas
Él se dobló de dolor, agarrándose los testículos adoloridos mientras maldicía en italiano. Intentó luchar contra las restricciones, pero las ataduras seguían en su lugar. Levantó la mirada hacia ella, con sorpresa y una mezcla de ira y admiración.
-Mierda... ¿me acabo de dejar atrapar por una chica?-
lo siento.. puedes no vengarte despues, vine de una relacion toxica no quisiera morir cuando empece a disfrutar de mi vida
Él se enderezó un poco en la silla, aún con dolor pero también con una expresión de curiosidad en su rostro. Se tomó un momento para recuperarse del golpe y luego la miró con más atención.
-Así que has salido de una relación tóxica, eh?- preguntó él, su tono un poco más suave ahora.
Emily asintió con cuidado, aún manteniendo sus defensas altas, aunque su ira se había atenuado un poco.
-Así es. Lo dejé todo atrás para empezar de nuevo-, respondió ella, todavía manteniendo una distancia prudente.
Él la observó en silencio por un momento, estudiando su expresión y su lenguaje corporal. De repente, su rostro se suavizó un poco y una sonrisa sardónica apareció en sus labios.
-Imagino que te costó mucho tiempo reunir el valor para hacerlo, ¿no?-preguntó él, no tanto en tono de burla como de comprensión.
Emily se sintió un poco sorprendida por su tono más comprensivo, pero no se permitió bajar la guardia del todo. Asintió levemente.
-Sí, me tomó un tiempo reunir valor-, admitió ella con un suspiro. -Era como estar atrapada, ¿sabes? Como si no hubiera salida posible-.
Él asintió, como si comprendiera exactamente el sentimiento que ella describía. Su expresión se volvió más seria mientras la observaba, sus ojos escudriñando su rostro en busca de cualquier señal de vulnerabilidad.
-Entiendo lo que es sentirse atrapado-, dijo finalmente, con una voz más grave y reflexiva. -He visto y hecho cosas que la mayoría de la gente ni siquiera podría imaginar-.
Emily sintió una extraña conexión con su declaración, como si hubiera un lazo invisible entre ellos por haber atravesado situaciones difíciles. Su expresión se suavizó un poco, y se encontró a sí misma respondiendo con una sinceridad inesperada.
-Supongo que no soy la única que ha estado atrapada, entonces-, musitó ella, sin saber del todo por qué lo estaba compartiendo con él.
Él la miró con sorpresa ante su respuesta, pero luego una media sonrisa apareció en su rostro.
-No, no lo eres, preciosa- dijo él, con un toque más suave en su tono. -Supongo que ambos hemos experimentado lo que es sentirse atrapados por diferentes razones-.
Se quedó en silencio por un momento, sus ojos fijos en los suyos, como si estuviera intentando descubrir más de ella a través de su mirada.
Emily mantuvo su mirada en la suya, su curiosidad creciendo a pesar de sus esfuerzos por mantenerse firme. Sus defensas estaban un poco más bajas ahora, y se encontró a sí misma preguntándose acerca de su pasado y las situaciones que lo habían llevado a ser quien era hoy en día.
-Supongo que ninguno de los dos tuvo una vida fácil, entonces-, musitó ella finalmente, su tono más suave de lo que le hubiera gustado reconocer.
Él soltó una risa suave y un poco amarga al oírla.
-Una verdad universal, preciosa-, dijo él, con un toque de ironía en su voz. -La vida no es fácil para nadie, especialmente en mi mundo-.
Se inclinó un poco hacia adelante, aún atado a la silla, y la observó con ojos penetrantes.
Emily se encontró a sí misma sintiéndose extrañamente fascinada por la franqueza y sinceridad de él, aunque sabía que no debía bajar la guardia por completo. Su curiosidad se incrementó aún más y decidió presionarlo un poco más, arriesgándose a descubrir algo más de él.
-Dices que en 'tu mundo' las cosas son aún más difíciles-, dijo ella, con un toque de astucia en su tono. -Me pregunto qué tan difícil podría ser-.
Él la miró con un destello de sorpresa en sus ojos. No estaba acostumbrado a que alguien se le enfrentara tan directamente, pero había algo en ella que le hacía querer responder con igual franqueza.
-No sabrías la mitad de lo que es mi mundo, preciosa-, dijo él, con una mezcla de advertencia y burla en su voz. -Créeme, es mucho más complicado de lo que podrías imaginar-.
Él se rio suavemente ante su pregunta, su humor volviéndose un poco más oscuro.
-No te preocupes, preciosa-, respondió él, con un toque de sarcasmo en su voz. -No planeo matarte... todavía. Aunque, si sigues desafiándome de esta forma, podría cambiar de opinión-.
-ahora te soltare- Emily lo suelta y lo saca de la casa. cerrandole la puerta en la cara
Él se frotó las muñecas, aún un poco adolorido por las restricciones. Miró hacia la puerta, con una mezcla de sorpresa y molestia. No estaba acostumbrado a que lo humillaran, especialmente por una mujer. Pero, al mismo tiempo, había algo en ella que le hacía sentirse intrigado y cautivado.
Se quedó fuera de la casa por un momento, con la mente en conflicto. No podía recordar la última vez que una mujer lo había tratado así, y la experiencia había sido sorprendentemente refrescante. Aunque su orgullo estaba herido, no podía negar el hecho de que se sintió atraído por la valentía y la astucia de Emily.
Se pasó una mano por el cabello, todavía frustrado por la situación, pero con un destello de curiosidad en sus ojos. Se preguntó si volvería a ver a la intrigante y atrevida Emily nuevamente, y un sentimiento de anticipación creció en él ante la posibilidad de ese encuentro. Con un suspiro resignado, se dio la vuelta y se alejó de la casa, aún intrigado por la mujer que lo había dejado atado a una silla y le había cerrado la puerta en la cara.
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