Capitulo 3

Él siguió conduciendo en silencio mientras pensaba, su mirada ocasionalmente se desviaba hacia Emily. Su expresión en reposo era sorprendentemente tranquila y serena, en contraste con su estado desinhibido y desaliñado unos momentos antes.

Luca sacudió la cabeza, todavía tratando de acostumbrarse a la situación extraña y surrealista. Tenía tantas preguntas, pero ella estaba dormida, no podía obtener respuesta alguna en ese momento.

Volviendo al pasado Emily salia de su trabajo

Emily salió del edificio de oficinas, agotada y con ganas de irse a casa. Era el final de una larga semana de trabajo y lo único en lo que podía pensar era en tirarse en la cama y no mover un músculo por el resto de la noche.

Se abrochó el abrigo con un suspiro y comenzó a caminar hacia la parada de autobús, tarareándose mentalmente la canción que había sonado en la radio esa mañana.

Emily sonrió con amargura al recordar la discusión con su novio, Tomáš. Él había estado insistiendo en que dejara su trabajo en el café y aceptara un puesto en su oficina. Dijo que era por su bien, que podría ascender y ganar más dinero. Pero Emily sabía que en realidad era por su ego herido, porque no podía soportar que ella siguiera trabajando en un lugar donde otros hombres la veían serviendo cafe.

Emily se detuvo en seco cuando se cruzó con un chico que estaba sentado en la acera. La familiaridad de la escena le dio un vuelco al estómago. Él estaba encogido sobre sí mismo, con la mirada perdida y una expresión vacía en su rostro. Su ropa sucia y harapienta lo hacía parecer aún más vulnerable.

Emily se inclinó hacia delante, examinándolo más de cerca. Podía ver la desesperanza y la soledad reflejadas en cada pulgada de su cuerpo.

se acerco a el, y saco varios billetes

El chico levantó la cabeza de repente al darse cuenta de que alguien se estaba acercando. Al principio, pareció desconcertado, pero luego notó los billetes en la mano de Emily y una expresión expectante apareció en su rostro.

Emily se agachó para ponerse a su altura y le ofreció los billetes. Su expresión era amable y compasiva, pero también con una pizca de tristeza. Sabía demasiado bien cómo se sentía aquel chico, sabía lo que era estar desesperado y sin rumbo.

-Toma esto-, dijo suavemente. -Compra algo de comer, un techo donde dormir o lo que necesites-.

-y deberias comprarte ropa para buscar trabajo.. la cafeteria de alli, aceptan chicos tambien seguro te aceptaran para darte el trabajo-

El muchacho la miró con sorpresa y agradecimiento. Parecía que hacía mucho tiempo que nadie se preocupaba por él de esa manera, sin pedir nada a cambio. Asintió con timidez, aceptando el dinero y el consejo de Emily.

-Gracias-, dijo con voz ronca, como si no hubiera utilizado su voz en mucho tiempo.

-chau, cuidate-

El muchacho sonrió débilmente, todavía un poco desconcertado por la inesperada amabilidad de Emily. Asintió levemente y murmuró un agradecimiento. Emily se incorporó y comenzó a alejarse, pero se volvió hacia él en un último momento.

-Recuerda-, le dijo, -la vida siempre puede mejorar. No te rindas-.

El muchacho la observó marcharse, con una mirada de sorpresa y algo de esperanza en sus ojos. Sus palabras resonaron en su mente, y aunque su situación era difícil, algo en él se sintió alentado por la amabilidad que acaba de recibir.

-Puede que tenga razón,- pensó el chico, guardando el dinero en su bolsillo. -Tal vez no todo está perdido todavía-.

volviendo al presente Emily se levanto con resaca, sophia le habia mandado mensajes, recordo aquel hombre que la trajo a su casa y reviso, aun estaba vestida suspiro

Emily se incorporó en la cama con un gemido de dolor, mientras se frotaba la frente. Su cabeza palpitaba y tenía el estómago revuelto, los efectos de la resaca eran evidentes. Se levantó con cuidado y agarró su teléfono, notando que tenía varios mensajes de Sophia.

Mientras revisaba los mensajes, recordó la noche pasada y el extraño encuentro con el hombre que la había llevado a casa. La imagen de él, alto y misterioso, volvió a su mente.

Emily sacudió la cabeza, intentando despejar la confusión en su mente. El recuerdo de la noche pasada aún estaba nublado en su memoria, pero algunos detalles empezaban a aparecer en su mente. Recordó la sensación de seguridad mientras él la acompañaba a su casa, la firmeza de su mano en su cintura...

Intentó desechar esas imágenes de su mente y se concentró en las notificaciones de su teléfono. Sophia le había enviado varios mensajes, preguntando si había llegado bien a su casa y cómo estaba. Respondió rápidamente, asegurándole que estaba bien, salvo por la resaca que estaba afrontando en ese momento.

Después de enviar el mensaje, Emily se dirigió al baño para tratar de aliviar su dolor de cabeza y la sensación de mareo. Mientras se miraba al espejo, volvió a pensar en el hombre de la noche pasada. A pesar de lo borrosa que estaba la memoria, todavía podía recordar la intensidad de sus ojos oscuros cuando la miraba.

Desterró esos pensamientos de su mente y se dio una ducha rápida para intentar despejarse. Mientras el agua caliente caía sobre ella, intentó recordar más detalles de la noche pasada, pero la resaca seguía nublándole la mente.

Al terminar de ducharse, se envolvió en una toalla y volvió a su habitación. Tomó algunas pastillas para el dolor de cabeza y volvió a revisar su teléfono. Afortunadamente, su resaca se estaba reduciendo poco a poco y se sentía más lúcida. Sin embargo, aún no lograba recordar nada sobre el hombre que la había acompañado a su casa.

Sacudió la cabeza, desechando esas ideas de su mente. Probablemente había sido un desconocido amable que simplemente había decidido ayudarla en estado de vulnerabilidad. Era poco probable que volviera a verlo nuevamente.

Después de vestirse y prepararse un café, Emily se dirigió hacia su escritorio y se sentó frente a su computadora portátil. Abrió los archivos de trabajo y comenzó a revisar los informes y datos que necesitaba procesar. La tarea era bastante monótona, pero necesitaba terminar antes del lunes.

Mientras trabajaba, Emily se centró completamente en sus tareas, repasando datos financieros y preparando informes para presentar el lunes. De vez en cuando, se levantaba para estirar las piernas y tomar un poco de café, pero luego volvía a su asiento y se sumergía en el trabajo una vez más.

Emily se sobresaltó al oír el timbre de la puerta de entrada, sacándola de repente de su trabajo. Dejó por un momento el informe que estaba preparando y se levantó de la silla, preguntándose quién podría estar visitándola.

Con curiosidad, se dirigió hacia la puerta y la abrió, sorprendiéndose al ver quién estaba del otro lado. Era el mismo hombre de la noche pasada, de pie ante ella con la misma expresión seria y misteriosa. Emily se quedó momentáneamente helada, preguntándose qué estaba haciendo allí.

La sorpresa pasó rápidamente, y Emily se recuperó de su estupor. Se cruzó de brazos, y lo miró con curiosidad.

-¿Qué estás haciendo aquí?- preguntó, tratando de sonar tranquila a pesar de su confusión.

El hombre permaneció callado por unos momentos, escrutándola con la mirada. Finalmente, rompió el silencio con su voz profunda.

-Quería asegurarme de que estuvieras bien después de anoche-, dijo, con una tranquilidad que contrastaba con su apariencia enigmática.

La sorpresa creció en el rostro de Emily, pero también su curiosidad. No se esperaba que este hombre, prácticamente un desconocido, hubiera ido a visitarla para asegurarse de su bienestar.

-Estoy bien-, respondió, manteniendo su posición. -Gracias por preocuparte, pero realmente estoy bien-.

El hombre la miró con una expresión indescifrable, como si estuviera evaluándola. Su mirada era intensa y penetrante, haciendo que Emily se sintiera un poco incómoda pero intrigada al mismo tiempo.

-¿Estás segura? Parecías muy mal anoche-, dijo, con un tono que sugería que no le creía del todo.

Emily se sentía un poco atrapada por su mirada intensa, pero también frustrada por su duda en su palabra.

-Estoy siendo sincera, estoy bien-, insistío, con más firmeza en su tono. -Simplemente bebí de más y me desorienté un poco, pero me recuperé a tiempo. No hay de qué preocuparse-.

El hombre la siguió observando en silencio, casi como si estuviera intentando ver a través de ella. Su rostro no reflejaba mucha expresión, pero sus ojos estaban fijos en los de ella.

-Muy bien, si dices que estás bien, te creo-, dijo finalmente, relajando su gesto serio un poco. -Solo quería comprobarlo personalmente-.

...no te conozco porque?... haces esto?

El hombre pareció sorprendido por su pregunta. Su expresión se suavizó un poco, y una leve sonrisa apareció en las comisuras de sus labios.

-Supongo que es algo instintivo-, dijo, encogiéndose de hombros. -Ver a alguien en problemas, especialmente a una mujer, me hace sentir la necesidad de asegurarme de que esté bien-

Emily no pudo evitar sentirse un poco cautivada por su sincera respuesta. Era inusual que un hombre se mostrará tan protector y altruista hacia una desconocida. Aunque aún se sentía un poco desconcertada, no pudo evitar sentirse impresionada por su consideración.

-No es algo que normalmente haga-, siguió diciendo, en tono más suave. -Pero anoche vi algo en ti que me hizo cuestionarme si realmente estarías bien. No podía simplemente dejarte así-.

El corazón de Emily se aceleró un poco al oír sus palabras. Su amabilidad y preocupación eran sinceras, y ella sabía que pocos hombres se habrían tomado el tiempo y el esfuerzo de comprobar su bienestar sin ningún motivo particular.

Sin embargo, también sentía un poco de sospecha. ¿Por qué este hombre, prácticamente un desconocido, se preocupaba tanto por ella? Debía haber una razón detrás de su inesperada visita.

-Gracias-, dijo finalmente, su tono un poco más suave. -Pero, ¿por qué te importa tanto? No me conoces, prácticamente somos desconocidos-

El hombre la miró en silencio un momento, como si estuviera considerando su pregunta. Su expresión se endureció levemente.

-A veces no necesitas conocer a alguien para cuidar de esa persona-, respondió finalmente, con un leve tono de autoridad en su voz. -No soy del tipo de persona que se aleja al ver a alguien necesitado de ayuda-.

Las palabras del hombre eran firmes y convincentes, y Emily no podía evitar sentirse un poco impresionada por su tono decidido. No se encontraba cada día con hombres con tal convicción y determinación.

-Supongo que tienes razón-, admitió ella, aunque aún estaba algo confundida. -Pero ¿por qué yo, específicamente? ¿Por qué tomarte la molestia de venir a verme personalmente? Hay muchos otros necesitados de ayuda en el mundo-.

El hombre siguió observándola con atención, como si estuviera considerando cómo responder a su pregunta. Finalmente, se pasó una mano por el cabello y soltó un suspiro leve antes de hablar.

-Lo que vi en ti anoche... fue algo diferente-, comenzó, con un tono más suave. -No solo se trataba de la borrachera o el desorientamiento. Vi algo... especial en ti-.

no seras un acosador verdad?... yo no te dije mi direccion y me trajiste a casa.. ahora estas aqui

El hombre sonrió levemente ante tu comentario, aunque su expresión siguió siendo seria.

-No, no soy un acosador-, respondió, su voz tranquila y firme. -Te traje a casa porque no quería dejarte sola en ese estado, eso es todo-.

Se quedó callado por un momento, como si estuviera pensando en sus siguientes palabras. Luego siguió hablando, con el mismo tono tranquilo.

-Y sí, sé dónde vives-, admitió él. -Tuve que averiguarlo anoche para traerte a casa-

La revelación hizo que Emily frunciera el ceño, y se cruzó de brazos, un poco defensiva.

-Entonces, básicamente, sabes dónde vivo y has venido a verme sin previo aviso-, dijo, con un tono de sospecha en su voz. -Eso se llama acoso, ya sabes-.

El hombre dejó escapar una risa suave, como si encontrara divertida su reacción.

-No necesariamente-, respondió, con un toque de ironía en su voz. -Solo estaba asegurándome de que estuvieras bien. No es acoso si es con buenas intenciones-.

Emily resopló, sin estar convencida completamente. Sin embargo, no pudo evitar sentirse un poco intrigada por las intenciones del hombre.

-Supongo que tienes un punto-, admitió, no muy convencida aún. -Pero sigo pensando que es un poco extraño que simplemente aparezcas así, sin previo aviso-.

El hombre se encogió de hombros con indiferencia y dio un paso hacia ella, acortando la distancia entre los dos. Su presencia era abrumadora y dominante, pero también extrañamente reconfortante.

-Tal vez-, dijo él con calma. -Pero ahora ya estoy aquí, y no tengo intenciones de irme pronto. Así que supongo que tendrás que acostumbrarte a mi presencia un tiempo más-.

El corazón de Emily palpitó con fuerza en su pecho al oír sus palabras, pero intentó mantener la calma. No quería mostrar su inquietud delante de él.

-No sé si quiero acostumbrarme a tu presencia-, dijo, en un intento poco convincente de parecer amenazante. -No sé nada de ti. Básicamente eres un desconocido-

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