Después de la ceremonia, el silencio entre los estudiantes era extraño. Algunos lo miraban con asombro… otros con desconfianza. Kai solo quería entender qué estaba pasando.
—¿Cuatro elementos? Eso es imposible —murmuró un aprendiz detrás de él.
Lira caminaba a su lado, tratando de animarlo.
Lira
—No estás solo, Kai. Tal vez seas especial… pero eso no te hace diferente para mí.
Kai sonrió débilmente, aunque dentro sentía una tormenta.
La Maestra Sylha los guió a través de un sendero secreto hacia un claro dentro del bosque. Allí se encontraba el Campo de los Elementos, un círculo natural donde los estudiantes entrenaban bajo la guía de los instructores.
Las clases habían comenzado.
Sylha
—Hoy trabajarán su conexión elemental —
Anunció Sylha
Sylha
Cada uno de ustedes se acercará a su elemento y lo invocará con intención y control.
Los estudiantes se distribuyeron. Lira fue hacia los árboles, extendiendo sus manos. Pequeñas raíces se alzaron como si la saludaran.
Kai dudó.
Kai
¿A qué lugar debo ir si puedo controlar más de uno?
Sylha
—Ven conmigo —
—le dijo Sylha—.
Sylha
Tú necesitarás algo… diferente.
Lo llevó a una zona central rodeada de piedras antiguas. Allí, el suelo estaba dividido en cuatro círculos: uno ardía, otro flotaba con hojas al viento, el tercero era agua líquida en movimiento, y el cuarto brillaba con chispas eléctricas.
Sylha
—Cierra los ojos. Siente cuál responde primero —
Le indicó la maestra.
Kai obedeció. Respiró hondo. Al principio no pasó nada… pero luego, sintió el calor. El fuego le respondió primero, alzándose como si lo reconociera.
Estiró su mano. Las llamas se arremolinaron, suaves, como una criatura viva. Luego, sin avisar, una corriente de aire se mezcló, avivando el fuego. Una chispa de electricidad saltó… y finalmente, una gota de agua flotó entre sus dedos.
Kai abrió los ojos, impresionado.
Sylha
—No estás aprendiendo a controlar los elementos —
—dijo Sylha—.
Sylha
Ellos te están reconociendo.
Desde las sombras, Thorne observaba con el ceño fruncido. Algo se movía a su alrededor… una sombra que susurraba su nombre.
El entrenamiento apenas comenzaba.
Y el equilibrio del bosque… ya empezaba a cambiar.
Comments