Kai siempre había sentido que algo ardía dentro de él. No era fiebre, ni miedo. Era una chispa real, como si el fuego lo acompañara desde que nació. Vivía en un pequeño pueblo rodeado por un bosque antiguo que todos evitaban. Nadie hablaba mucho de él, pero todos lo respetaban… y lo temían.
Esa tarde, mientras Kai estaba sentado sobre una roca mirando el atardecer, una corriente cálida le rozó la cara. Luego vio cómo una carta descendía lentamente desde el cielo, flotando con suavidad, como si supiera exactamente dónde aterrizar. La atrapó con las manos temblorosas.
El sobre era dorado, sellado con un símbolo hecho de ramas y fuego entrelazados. Lo abrió, y dentro había una carta escrita con una caligrafía elegante:
> "Kai:
Has sido elegido para ingresar a Sylvaris, la escuela oculta de los Sabios del Bosque.
Tu llama ha despertado. Esta noche, tu guía vendrá por ti.
—El Consejo de los Elementos"
Kai no entendía todo, pero sí sabía una cosa: su vida estaba a punto de cambiar.
Cuando cayó la noche, una figura emergió del bosque. Era una mujer de túnica viva, hecha de hojas y musgo. Su bastón brillaba con una flor luminosa en la punta. Tenía el cabello verde y los ojos dorados como el sol de otoño.
Sylha
—Soy la Maestra Sylha —
Dijo
Sylha
Y tú has sido llamado.
Kai la siguió entre los árboles hasta llegar a un claro oculto. Allí, iluminada por luces flotantes y raíces vivas, estaba Sylvaris, la escuela secreta.
En la entrada, conoció a una niña de su edad, con trenzas y flores en el cabello.
Lira
—Soy Lira. Y puedo hablar con los animales —
Dijo con una sonrisa.
Un poco más lejos, un chico de mirada fría y sombras a su alrededor los observaba. No dijo su nombre, pero todos sabían que era Thorne.
Kai sintió cómo su llama interior ardía más fuerte que nunca. Algo se había despertado.
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