CONTRA EL JUICIO DE LOS INMORTALES
Encuentros y secretos
El amanecer trajo consigo un aire de calma a la ciudad después de la batalla, pero Adrián no podía relajarse. A pesar de haber acabado con los vampiros, sentía que su trabajo no estaba terminado. Algo en Mateo lo mantenía anclado allí, como si fuera la única persona en aquel lugar que podía comprenderlo, aunque no entendía del todo por qué
Mateo se despertó temprano, como siempre, aunque los eventos de la noche anterior aún lo tenían alerta. Sabía que Adrián no era un investigador común, ni siquiera un humano común, pero no podía evitar sentir curiosidad por él. Había algo en sus ojos que hablaba de años de soledad y un peso que Mateo reconocía bien
Adrián, mientras tanto, paseaba por los alrededores de la ciudad. No estaba acostumbrado a mezclarse con humanos y le resultaba desconcertante la calidez con la que algunas personas lo trataban. Durante su caminata, volvió a encontrarse con Mateo, quien parecía ocupado reparando los daños en las defensas de la ciudad
Mateo (G)
No esperaba verte otra vez tan pronto, *dijo Mateo sin mirarlo mientras levantaba un tablón de madera*
Adrián se acercó con una pequeña sonrisa
Adrián (D.D)
No esperaba que siguieras aquí después de lo de anoche. ¿Siempre te pones en peligro así?
Mateo soltó una risa seca
Mateo (G)
No es peligro si no hay otra opción. Aquí no hay nadie más dispuesto a luchar
Adrián observó el rostro serio de Mateo y sintió una punzada de respeto y tristeza. No entendía por qué este humano lo intrigaba tanto, pero sabía que no podía simplemente ignorarlo
Adrián (D.D)
Puedo ayudarte con eso *dijo Adrián, señalando los tablones*
Mateo (G)
¿Tú? No tienes pinta de ser alguien que trabaja con las manos
Adrián (D.D)
Digamos que soy más capaz de lo que parezco *respondió Adrián con una sonrisa de medio lado*
Mateo accedió con un encogimiento de hombros, y los dos trabajaron en silencio durante un rato. Aunque Mateo trataba de mantenerse distante, la presencia de Adrián era extrañamente reconfortante. A medida que pasaba el tiempo, se encontró relajándose más de lo que hubiera esperado
Finalmente, Mateo rompió el silencio
Mateo (G)
¿Qué haces realmente aquí? No creo que seas un simple investigador
Adrián vaciló por un momento. Sabía que no podía revelar su verdadera identidad, pero tampoco quería mentir
Adrián (D.D)
Digamos que tengo un interés especial en proteger este lugar
Mateo lo miró fijamente, como si intentara descifrar la verdad detrás de sus palabras
Mateo (G)
No me convences, pero está bien. Si vas a quedarte, más te vale no meterte en problemas
Adrián soltó una risa suave.
Adrián (D.D)
No te preocupes, los problemas suelen encontrarme a mí primero
El resto del día transcurrió entre tareas sencillas y charlas breves. Aunque Mateo seguía siendo cauteloso, Adrián sentía que, poco a poco, estaban rompiendo las barreras entre ellos. Al caer la noche, Mateo lo invitó a quedarse en su casa, una pequeña cabaña en las afueras de la ciudad
Mateo (G)
No es un palacio, pero es cómodo, *dijo Mateo mientras le mostraba el lugar*
Adrián observó la sencillez del hogar y sintió una extraña calidez que no había experimentado en mucho tiempo
Adrián (D.D)
Es perfecto *murmuró, casi para sí mismo*
Durante la cena, la conversación se tornó más personal. Adrián no habló mucho de su propia vida, pero escuchó con atención mientras Mateo le contaba sobre la ciudad, los desafíos que enfrentaban y las personas que había perdido en el camino
Adrián (D.D)
Debe ser difícil llevar todo esto solo, *comentó Adrián, mirándolo con seriedad*
Mateo asintió, su mirada perdiéndose en el fuego de la chimenea
Mateo (G)
Lo es. Pero alguien tiene que hacerlo
Adrián quiso decir algo más, algo que pudiera aliviar el peso que veía en los ojos de Mateo, pero las palabras se le quedaron atrapadas en la garganta. Por primera vez en su vida, sintió que las responsabilidades de otro eran más importantes que las suyas
Cuando la noche avanzó, Adrián se despidió para descansar en una habitación que Mateo le había preparado. Pero mientras cerraba los ojos, no podía dejar de pensar en el humano que había conocido
Adrián había venido a la ciudad para cumplir con un deber, pero ahora se daba cuenta de que quizás había encontrado algo mucho más importante.
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