Disfruté la salida con mi amigo, con tragos adentro, me solté un poco. Bailamos. Estaba cansada, me dolían los pies, le pedí que me llevará a mi casa. Lo invité a entrar a mi casa, vivía sola, así que no hay problema. Le serví un trago, el ambiente se calentó un poco. Le pedí que se marchará, temía que pasáramos a otro plano.
En cuanto mi amigo se fue, recibí un mensaje de Leo.
—Hola profe, podemos charlar, tengo mi corazón roto.Espero no me ignore
Mire el mensaje y dude un momento si respondía. La final me decidí.
—Hola Leo, Dime que te sucede?
—Usted es muy hermosa y sensual, me trata como un niño y yo no soy un niño, cuando la conocí era menor de edad pero hoy estoy cumpliendo mi mayoría de edad, así que salí con un amigo a festejar, y aunque usted no me vió, yo la vi, lucía muy hermosa, atractiva, pero estaba acompañada de un hombre. Se que por ética usted me rechaza. La amo.
Que declaración más linda, puse pausa a mis pensamientos un rato, tal ves por los tragos, no tenía claridad en mi mente y con tragos adentro uno comete errores, y mi error fue que esa noche le seguí la corriente a mi estudiante.
Le contesté sus mensajes:
—Gracias mi niño, se que soy ardiente. La verdad tú me gustas. y te pediré que no me trate de usted, solo dime Kay.
No sé si lo que el chico decía era verdad, que le gustaba, pero me emocioné un montón con él. Era como volver a vivir, de algún modo mi ego se hacía más grande.
Leo continuaba enviándome mensajes y yo continuaba respondiendo.
—Me gustaría probar sus labios. Y hacerle el amor. ¿Quiere comprobar que no soy un niño?
—Ya veremos. Y si eres un niños. Buenas noches Leo.
Así pasamos durante un mes, nos escribíamos constantemente, aunque en el aula de clase ni una sola mirada y él era bastante popular con las chicas.
Comenzó a gustarme más de la cuenta, tal vez porque era algo prohibido, no era bien visto por la sociedad, que una mujer adulta se enamore de un hombre muchísimo menor, y eso prohibido era lo que más quiero.
Un día en clases me miró de una forma lasciva, le subí la ceja de forma coqueta, mi mente pervertida imaginó el beso que tanto me pedía pero que no se lo daba porque aunque nos escribiéramos tanto mi conciencia me detenía. Pero en mis pensamientos ya habíamos hecho el amor unas veinte veces, ya había besado esos labios carnosos y tocado cada parte de su cuerpo.
Ese día al finalizar la clase, me puse a conversar con una alumna (Ángeles), se acercaba su cumpleaños y quería que fuera a su fiesta. Me tocaba el hombro, estaba estresada, en eso siento que alguien por detrás masajea mi hombro, volteo rápido, y era Leo.
—Profe no se asuste, está muy estresada, debería relajarse. Se va a enfermar. El estrés no es bueno y su cuerpo lo va a resentir y no queremos eso, verdad— me decía Leo.
Si profe, no se estrese mucho, por eso venga a mi fiesta, y se relaja. Es el sábado. Cuidado no viene.— me decía Ángeles.
— Tú eres una mala compañera, no me has invitado. Acaso no quieres verme. Mala amiga. — le decía Leo a Ángeles.
—Puedes venir, si te iba a invitar. Que bárbaro Leo.
Llegó el día sábado.
Mi cabeza empezó una lucha interna, ¿voy o no voy? Al final me decidí.
Me alisté me puse un vestido negro ajustado, se podía ver mi buena figura, y unos zapatos rojos de tacones. Tomé un taxi. Llegué a la casa de Ángeles.
Allí estaba Leo. Con una camisa Azul. No puedo creer que me guste ese chico pero no lo puedo evitar.
Se me acercó.
—Hola Kay, te ves ardiente, me gustaría besarte sin importar si mis compañeros me ven, pero no quiero que te critiquen. ¿me puedo sentar en tu mesa?
—Se discreto. No me avergüences, siéntate y comportate.
Se puso a reír, era una risa pícara. Me excitaba tenerlo cerca, quería besarlo, sin que nos vieran me tomó la mano. Me puse nerviosa, mis manos heladas pero no era por él, sino porque nos podían ver, me tranquilice. Nos sirvieron algunos tragos, nadie sospechaba nada, porque la mayoría andaba acompañado o era gente que no conocía. Y pensaron que me hacía compañía para no estar como tonta sola. Además era su maestra.
Bailamos, tomamos, comimos.. Eran como la 2 de la madrugada y se miraba que la fiesta iba para largo, así que me despedí de Ángeles.
Leo me siguió.
— Te puedo llevar a tu casa, ando en el carro de mi papá.
— Está bien, llévame.
Le dije dónde vivía pero antes de llegar a mi casa, Leo detuvo el auto.
—Kay, me gustas. Te puedo besar?
—Ehhh.. Eres bien aventadito— le dije.
Quitó su cinturón de seguridad y me miró, nos besamos. Me dejaba sin aliento. Y eso me gustaba, me comía sus labios y él devoraba los míos, besaba mi cuello y yo sentía que tocaba el cielo, era placentero sentir su lengua, tocó mis senos, quería besarlos pero yo no deje que lo hiciera.
—Leo detente, creo que me dejé llevar. Es suficiente por hoy, llévame a mi casa o me bajo aquí.— le dije.
— Disculpame. Pero quiero que hagamos el amor aquí.
— No, estás loco. Solo quiero que me lleves a mi casa.
Me terminó de llevar a mi casa. Nos despedimos con un beso largo, húmedo, de lengua, y otra vez sin aliento.. Me bajé del auto y entré a mi casa.
Debo de esta loca para haber hecho lo que hice. Pero la.verdad es que me gustaba tanto y me empezaba a obsesionar el hecho de hacer el amor con un hombre de 18 años, prácticamente un adolescente. Era como una fantasía que quería cumplir sin importar nada, sin prejuicios.
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Comments
Karime
Bueno ya cumplió los 18 😏😈
2025-01-05
0
Carmen Moreno
no veo lo malo, un hombre y una mujer, se gustan hay que matar las ganas😍☺🥰
2024-04-12
1
Margarita Acuña Cerda
naaa ,no tiene nada de malo además he leído un montón de novelas dónde son ellas las jóvenes porque no puede ser al revés???
2023-06-05
3