El Obsequio
Soy una chica que vive a la vida libre, hace lo que quiere y goza lo que tiene. Cuando terminé la preparatoria decidí vivir por mi cuenta, mis padres eran insoportables, todo el tiempo me presionaban con sus reglas, no podían dejarme en paz. Mis calificaciones nunca fueron buenas pero tampoco fueron malas, siempre aprobaba sin tener que estudiar. Ni tengo idea del como lo hacía pero aprobaba. Pienso que sólo era suerte. Al cumplir los 18 años decidí abandonar mi casa y vivir con mi amiga Ana, éramos las mejores amigas pero llegó el día que nos peleamos, decidí huir, ya no la soportaba. En medio de la lluvia salí, mojando todo mi cuerpo sin saber a dónde ir, me quedé mirando a mi alrededor y vi que un extraño se estaba acercando hacia a mí con un paraguas. Yo no lo conocía pero acepté su paraguas sin dudar. Él se fue rápidamente mientras su cuerpo se mojaba por la fuerte lluvia. "Tonto" es lo que dije por haberme entregado su paraguas antes de usarla para él.
Yo seguí mi camino hasta hospedarme en un departamento. Al otro día regresé a trabajar, era la lava platos de un restaurante pero aun así me sentía satisfecha porque ya no había más reglas y ningún sermón de mis padres y de mi amiga. Cada día era muy cansado para mí pero prefería trabajar a mi manera, en vez de dejar que otros decidan por mí. Mi jefe le agradó mi forma de trabajar, entonces decidió ponerme en ser mesera. No sabía que hacer, tenía muchos nervios, tartamudeaba mientras les preguntaba lo que querían ordenar. Mi jefe se reía a mis espaldas, pero cuando lo miraba se aguantaba la risa. "Me traicionó" es lo que pensé al enviarme sin decirme el cómo presentarme con los clientes, sólo me dijo "se natural con los clientes".
¿Natural? Es lo que me pregunto el cómo debo ser natural si mi cuerpo no sabe que hacer, ¡ay! tengo tanta pena que no sé cómo presentarme adecuadamente con los clientes, aún sigo tartamudeando, más probable me ven como un bicho raro. El hombre que se sentó en la mesa 6 creó que lo conozco, ese hombre lo conozco, es el hombre del paraguas, vaya que mundo tan pequeño más probable se lo entregaré cuando nos veamos de nuevo.
–Puedo tomar su orden señor –sonreí.
–Me gustaría que me sorprendas –sonrió.
– ¿Cómo puede pedir eso? ¿Acaso es muy rico? Si fuera rico entonces nunca me daría un paraguas, él podría ir en carro de lujo en vez de mojarse entre la lluvia –pensé– Se lo traeré en un momento. Me retiró.
Recuerdo ese día, parecía que en serió tenía hambre se devoró todo como si en serio fuera deliciosa la comida y lo que más me sorprendió fue que si pagó, pagó con una tarjeta dorada si ningún problema. Él se retiró del restaurante. Al terminar de trabajar me fui caminando entre la noche, todo era oscuridad, a mí me valía, pero de repente unos sujetos extraños me agarraron por sorpresa, yo fingí que era una víctima, pero una vez que bajaron la guardia, se me ocurrió utilizar mi aparatito de los choques eléctricos para darles una sacudida gratis. Los dos se desmayaron, salí de ahí tranquilamente y amarré mi pelo. Mientras iba caminado, todo fue tranquilo hasta que llegué a mi departamento. Cerré la puerta con seguro, tomé una baño y me acosté en la cama.
Todos los días eran iguales para mí, eran aburridos pero me sentía extraña en que noté que el hombre del paraguas empezó a venir más seguido a partir del día en que comencé a ser mesera, sentía que me observaba mientras yo atendía los clientes. Entonces pensé "Mendigo acosador, qué cosa estas mirando", desvíe mi mirada por un momento y parecía que me estaba sonriendo y haciendo una señal para pedir otra orden. Me acerqué a él y me pidió que me sentara, yo me negué entonces en un papelito escribió una dirección, el día junto con la hora para vernos, me lo entregó antes de irse. Yo vi el papelito y lo tiré a la basura. Para mí, él no es mi tipo, es un fregado acosador que viene a comer casi a diario para verme con esa cara que dice "por favor acuéstate conmigo" o "quítame la virginidad". Varias veces él volvió a darme un papelito con diferentes direcciones pero siempre se basaba en los días y horas que más probable estaba yo libre. Varias veces lo ignoré, para mí no era alguien muy guapo y tampoco parecía alguien divertido. Siguió dándome papelitos sin rendirse, yo ya estaba enfadada hasta que decidí aceptar su invitación para golpearlo. Asistí al lugar y a la hora que me propuso ir, al llegar, nunca pensé que él iba hacer eso, en serió me sorprendió mucho, yo era una pervertida al pensar algo obsceno.
Él me invitó ir al cine pero no hubo ningún contacto como tal, nunca colocó su hombro sobre mí, nunca me robó un beso y tampoco me coqueteó. Era extraño este ambiente, él se comportaba como un caballero sin mostrar un interés hacia a mí. La película era asombrosa, era una película de tripas, sangre y muchos zombis. No había nada de romance, sólo era diversión al horror mientras nos asombrábamos al ver la película. Yo me sentí muy alegré que se me ocurrió robarle un beso de repente, él me empujó. "¡¿Qué?!" es lo que pensé al ver que este hombre había rechazado mi besó. Rechazó mi beso este inútil. Rechazó el beso de alguien que es deseada por los hombres. Esto era demasiado exagerado, cómo este hombre puede rechazarme siendo alguien muy guapa, en la preparatoria todos se peleaban por desear que yo fuera su novia, pero este hombre me ignoró. Mejor me voy, quizás me suplique para que yo sea su novia. Lo haré sufrir. Algo no está bien ¿por qué no me detiene? ¿Por qué no corre hacía a mí para rogarme que sea su novia? Estoy caminando y él no me detiene. Esto se siente raro, no puede ser, ¿y si él es gay? Y por eso me empujó, pero no tiene sentido que me haya empujado, esto no tiene sentido. Yo me largo a mi casa, no me voy a voltear.
Pasaron varios días y él no regresó al restaurante, ya no vi su presencia. Esto me estaba preocupando pero no sabía dónde vivía, más probable es gay y su pareja lo habrá visto y por eso me empujó. Me siento culpable. Ni modo es su problema. Seguí trabajando día tras día, entonces comencé a tener muchos amigos de nuevo, una amiga del trabajo me invitó ir con ella a una tienda de vestidos de boda, no quería ir pero al último me convenció. En el día libre fuimos, ella estaba muy feliz, muy pronto se iba a casar con la persona que más ama. Ella eligió venir a esta tienda porque se cuenta un rumor de que los vestidos de esta tienda tiene magia, hace que las personas puedan ser felices por siempre. Yo no le creí, era demasiado exagerado, sólo fingí que si le creía. Entramos adentro de la tienda, parecían sólo un lugar enorme lleno de vestidos blancos para mí todos eran iguales, pero para mi amiga era un lugar increíble, había gran variedad de vestidos, todos eran hermosos ante los ojos de ella. Yo sólo fingí en serio eran hermosos, para no incomodarla por invitarme.
Estuvimos caminando y observando todos los vestidos de novia, de pronto llegó el dueño, él se sorprendió, desvío su mirada hacia mi amiga, era el hombre del paraguas. Los dos estaban muy felices, parecía que ellos ya estaban de acuerdo de verse, él empezó a mostrarle más vestidos e incluso le explicó lo que significaba la forma, la textura y el bordado del vestido. Parecía que ellos se entendían muy bien. Yo me sentía fuera de lugar. Entonces mi amiga empezó a probarse varios vestidos, los dos opinábamos pero al parecer el jefe sabía cómo expresar lo que veía. Yo sólo decía "está bonito" "vaya, ese te queda muy sexi" "ese es perfecto", algo así. Mientras a él no le entendía lo que decía, creo que una ocasión dijo "Ese vestido tiene un diseño similar a la flor de lirio floreciendo como el amanecer que toca el color de tus ojos cafeces, pero también al caminar la flor tocara el suelo mostrando el amanecer de quien camina en el altar".
Yo no entendí todo ese enredo, pero a mi amiga le encantó mucho su opinión. Tardamos como más de media hora para que ella eligiera un mendigo vestido. Yo me sentía muy cansada, nunca creí que iba a ser tan complicado elegir un vestido de novia. Observé que él seguía ignorando mi mirada, era extraño el ambiente por estar cercas de él, sentía ganas de molestarlo pero no lo hacía. Sólo lo observaba. Salimos de la tienda y mi amiga me invitó a comer por haberla acompañado, me llevó a su casa. Me di cuenta que ya extrañaba mucho la comida casera, en mi departamento sólo comía comida rápida. ¡Oh bendito dios! que hoy me permitiste probar de nuevo esta deliciosa comida. Mi amiga le pareció gracioso, el como alagaba el sabor de la comida.
Al terminar de comer mi amiga notó que ya se había hecho de noche entonces me invitó a quedarme, yo ya me quería ir a mi departamento. Pero ella no me lo permitió. Ella me preparó una habitación libre mientras iba a dormir con su pareja, su pareja calenturienta llegó después de la cena. Tomé una ducha y me prestó algo de ropa, me acosté en la habitación y cerré los ojos. Después de unas horas escuché ciertos ruidos, ruidos suculentos y calenturientos a través de la pared, parecía interesante lo que se escuchaba pero después de media hora, ya no me importó. Yo sólo quería dormir pero ellos no dejaban de hacer ruido. Intenté tapar mi rostro con una almohada pero aún se escuchaba, entonces pensé en ir a interrumpirlos pero mejor no. No quería abrir la puerta y ver lo que estaban haciendo. Pienso que a nadie le gustaría que lo interrumpen durante el acto. Al último sólo cerré los ojos hasta lograr concebir el sueño de nuevo.
Me levanté de la cama, ya era de día, tenía grandes ojeras por no poder dormir toda la noche. Me prometí que nunca volvería a quedarme a dormir en la casa de Carla, veo que es una buena amiga pero en la noche no me deja dormir. Ayudé a preparar el desayuno y mi amiga se asustó al ver las ojeras que tenía en mi rostro. Ella me ayudó a colocarme algo de maquillaje para ocultar las horribles condiciones de mi rostro. Mi amiga fingía que me veía bonita, mientras desviaba su mirada hacía el otro lado. "¡Hija de su madre! ¿Cómo puedes mirar al otro lado y decir que soy bonita? ¿Acaso crees que soy tonta?", es lo que pensé al ver como mi amiga seguía maquillándome. Terminé de desayunar y regresé a mi departamento, me acosté en mi cama, desperté, miré que ya era muy tarde. Me preparé rápidamente, corrí a trabajar, llegué tarde y mi jefe se enojó conmigo, me dió una hora más de trabajo. Antes de terminar la jornada, me quedé a lavar los trastes.
Me despedí de mis compañeros de trabajo, todo era demasiado oscuro, era demasiado incómodo, ya tenía tiempo en que no salía muy tarde, las calles estaban totalmente oscuras sin presencia de un amigo. Se sentía muy extraño el ambiente, yo seguí mi camino, pero de pronto alguien me tocó mi hombro, yo volteé a mirarlo y grité como loca pero después me di cuenta que era el hombre del paraguas. Le di un golpe en su rostro, estaba muy enojada, él me preguntó el por qué lo golpeé, entonces dije: "¡No me asustes así! ¡¿Qué clase de persona te toca el hombro en medio de la oscuridad sin decir una palabra?! ¡En serio me asustaste! Sentí que mi corazón se aceleraba del miedo".
–Disculpa. Mi intención no era asustarte, sólo te quería acompañar. Observé que ibas temblando mientras caminabas por la calle.
–No importa. Me voy.
– ¿No quieres que te acompañe?
–No es necesario. Puedo cuidarme sola. Pero gracias por su propuesta.
Yo seguí caminando pero mientras caminaba sentí que alguien me estaba siguiendo, entonces me escondí en un callejón y al momento de llegar, entonces le di unos toques gratis. Estaba muy oscuro y planeaba amarrarle las manos, pero se fue despertando entonces le di una patada al estómago. Le iba a seguir golpeando pero al sentir que esta voz era conocida entonces me detuve, saqué mi celular del bolsillo y encendí la lámpara. ¡No puede ser! ¡Nunca creí que lo iba a golpear a él! En serio es un tonto en no hacerme caso. Como que me voy antes de que se dé cuente que soy yo. ¡Oh my god! tomó mi mano, debo desafarse antes de se dé cuenta.
–Ay, ¿qué pasó?...
– ¡Por favor suéltame, no fue mi culpa!
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Comments
Margarita Pantigoso
Que hermoso 😄😄😄😄😄
2020-04-12
5