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El Obsequio

01 El paraguas

Soy una chica que vive a la vida libre, hace lo que quiere y goza lo que tiene. Cuando terminé la preparatoria decidí vivir por mi cuenta, mis padres eran insoportables, todo el tiempo me presionaban con sus reglas, no podían dejarme en paz. Mis calificaciones nunca fueron buenas pero tampoco fueron malas, siempre aprobaba sin tener que estudiar. Ni tengo idea del como lo hacía pero aprobaba. Pienso que sólo era suerte. Al cumplir los 18 años decidí abandonar mi casa y vivir con mi amiga Ana, éramos las mejores amigas pero llegó el día que nos peleamos, decidí huir, ya no la soportaba. En medio de la lluvia salí, mojando todo mi cuerpo sin saber a dónde ir, me quedé mirando a mi alrededor y vi que un extraño se estaba acercando hacia a mí con un paraguas. Yo no lo conocía pero acepté su paraguas sin dudar. Él se fue rápidamente mientras su cuerpo se mojaba por la fuerte lluvia. "Tonto" es lo que dije por haberme entregado su paraguas antes de usarla para él.

Yo seguí mi camino hasta hospedarme en un departamento. Al otro día regresé a trabajar, era la lava platos de un restaurante pero aun así me sentía satisfecha porque ya no había más reglas y ningún sermón de mis padres y de mi amiga. Cada día era muy cansado para mí pero prefería trabajar a mi manera, en vez de dejar que otros decidan por mí. Mi jefe le agradó mi forma de trabajar, entonces decidió ponerme en ser mesera. No sabía que hacer, tenía muchos nervios, tartamudeaba mientras les preguntaba lo que querían ordenar. Mi jefe se reía a mis espaldas, pero cuando lo miraba se aguantaba la risa. "Me traicionó" es lo que pensé al enviarme sin decirme el cómo presentarme con los clientes, sólo me dijo "se natural con los clientes".

¿Natural? Es lo que me pregunto el cómo debo ser natural si mi cuerpo no sabe que hacer, ¡ay! tengo tanta pena que no sé cómo presentarme adecuadamente con los clientes, aún sigo tartamudeando, más probable me ven como un bicho raro. El hombre que se sentó en la mesa 6 creó que lo conozco, ese hombre lo conozco, es el hombre del paraguas, vaya que mundo tan pequeño más probable se lo entregaré cuando nos veamos de nuevo.

–Puedo tomar su orden señor –sonreí.

–Me gustaría que me sorprendas –sonrió.

– ¿Cómo puede pedir eso? ¿Acaso es muy rico? Si fuera rico entonces nunca me daría un paraguas, él podría ir en carro de lujo en vez de mojarse entre la lluvia –pensé– Se lo traeré en un momento. Me retiró.

Recuerdo ese día, parecía que en serió tenía hambre se devoró todo como si en serio fuera deliciosa la comida y lo que más me sorprendió fue que si pagó, pagó con una tarjeta dorada si ningún problema. Él se retiró del restaurante. Al terminar de trabajar me fui caminando entre la noche, todo era oscuridad, a mí me valía, pero de repente unos sujetos extraños me agarraron por sorpresa, yo fingí que era una víctima, pero una vez que bajaron la guardia, se me ocurrió utilizar mi aparatito de los choques eléctricos para darles una sacudida gratis. Los dos se desmayaron, salí de ahí tranquilamente y amarré mi pelo. Mientras iba caminado, todo fue tranquilo hasta que llegué a mi departamento. Cerré la puerta con seguro, tomé una baño y me acosté en la cama.

Todos los días eran iguales para mí, eran aburridos pero me sentía extraña en que noté que el hombre del paraguas empezó a venir más seguido a partir del día en que comencé a ser mesera, sentía que me observaba mientras yo atendía los clientes. Entonces pensé "Mendigo acosador, qué cosa estas mirando", desvíe mi mirada por un momento y parecía que me estaba sonriendo y haciendo una señal para pedir otra orden. Me acerqué a él y me pidió que me sentara, yo me negué entonces en un papelito escribió una dirección, el día junto con la hora para vernos, me lo entregó antes de irse. Yo vi el papelito y lo tiré a la basura. Para mí, él no es mi tipo, es un fregado acosador que viene a comer casi a diario para verme con esa cara que dice "por favor acuéstate conmigo" o "quítame la virginidad". Varias veces él volvió a darme un papelito con diferentes direcciones pero siempre se basaba en los días y horas que más probable estaba yo libre. Varias veces lo ignoré, para mí no era alguien muy guapo y tampoco parecía alguien divertido. Siguió dándome papelitos sin rendirse, yo ya estaba enfadada hasta que decidí aceptar su invitación para golpearlo. Asistí al lugar y a la hora que me propuso ir, al llegar, nunca pensé que él iba hacer eso, en serió me sorprendió mucho, yo era una pervertida al pensar algo obsceno.

Él me invitó ir al cine pero no hubo ningún contacto como tal, nunca colocó su hombro sobre mí, nunca me robó un beso y tampoco me coqueteó. Era extraño este ambiente, él se comportaba como un caballero sin mostrar un interés hacia a mí. La película era asombrosa, era una película de tripas, sangre y muchos zombis. No había nada de romance, sólo era diversión al horror mientras nos asombrábamos al ver la película. Yo me sentí muy alegré que se me ocurrió robarle un beso de repente, él me empujó. "¡¿Qué?!" es lo que pensé al ver que este hombre había rechazado mi besó. Rechazó mi beso este inútil. Rechazó el beso de alguien que es deseada por los hombres. Esto era demasiado exagerado, cómo este hombre puede rechazarme siendo alguien muy guapa, en la preparatoria todos se peleaban por desear que yo fuera su novia, pero este hombre me ignoró. Mejor me voy, quizás me suplique para que yo sea su novia. Lo haré sufrir. Algo no está bien ¿por qué no me detiene? ¿Por qué no corre hacía a mí para rogarme que sea su novia? Estoy caminando y él no me detiene. Esto se siente raro, no puede ser, ¿y si él es gay? Y por eso me empujó, pero no tiene sentido que me haya empujado, esto no tiene sentido. Yo me largo a mi casa, no me voy a voltear.

Pasaron varios días y él no regresó al restaurante, ya no vi su presencia. Esto me estaba preocupando pero no sabía dónde vivía, más probable es gay y su pareja lo habrá visto y por eso me empujó. Me siento culpable. Ni modo es su problema. Seguí trabajando día tras día, entonces comencé a tener muchos amigos de nuevo, una amiga del trabajo me invitó ir con ella a una tienda de vestidos de boda, no quería ir pero al último me convenció. En el día libre fuimos, ella estaba muy feliz, muy pronto se iba a casar con la persona que más ama. Ella eligió venir a esta tienda porque se cuenta un rumor de que los vestidos de esta tienda tiene magia, hace que las personas puedan ser felices por siempre. Yo no le creí, era demasiado exagerado, sólo fingí que si le creía. Entramos adentro de la tienda, parecían sólo un lugar enorme lleno de vestidos blancos para mí todos eran iguales, pero para mi amiga era un lugar increíble, había gran variedad de vestidos, todos eran hermosos ante los ojos de ella. Yo sólo fingí en serio eran hermosos, para no incomodarla por invitarme.

Estuvimos caminando y observando todos los vestidos de novia, de pronto llegó el dueño, él se sorprendió, desvío su mirada hacia mi amiga, era el hombre del paraguas. Los dos estaban muy felices, parecía que ellos ya estaban de acuerdo de verse, él empezó a mostrarle más vestidos e incluso le explicó lo que significaba la forma, la textura y el bordado del vestido. Parecía que ellos se entendían muy bien. Yo me sentía fuera de lugar. Entonces mi amiga empezó a probarse varios vestidos, los dos opinábamos pero al parecer el jefe sabía cómo expresar lo que veía. Yo sólo decía "está bonito" "vaya, ese te queda muy sexi" "ese es perfecto", algo así. Mientras a él no le entendía lo que decía, creo que una ocasión dijo "Ese vestido tiene un diseño similar a la flor de lirio floreciendo como el amanecer que toca el color de tus ojos cafeces, pero también al caminar la flor tocara el suelo mostrando el amanecer de quien camina en el altar".

Yo no entendí todo ese enredo, pero a mi amiga le encantó mucho su opinión. Tardamos como más de media hora para que ella eligiera un mendigo vestido. Yo me sentía muy cansada, nunca creí que iba a ser tan complicado elegir un vestido de novia. Observé que él seguía ignorando mi mirada, era extraño el ambiente por estar cercas de él, sentía ganas de molestarlo pero no lo hacía. Sólo lo observaba. Salimos de la tienda y mi amiga me invitó a comer por haberla acompañado, me llevó a su casa. Me di cuenta que ya extrañaba mucho la comida casera, en mi departamento sólo comía comida rápida. ¡Oh bendito dios! que hoy me permitiste probar de nuevo esta deliciosa comida. Mi amiga le pareció gracioso, el como alagaba el sabor de la comida.

Al terminar de comer mi amiga notó que ya se había hecho de noche entonces me invitó a quedarme, yo ya me quería ir a mi departamento. Pero ella no me lo permitió. Ella me preparó una habitación libre mientras iba a dormir con su pareja, su pareja calenturienta llegó después de la cena. Tomé una ducha y me prestó algo de ropa, me acosté en la habitación y cerré los ojos. Después de unas horas escuché ciertos ruidos, ruidos suculentos y calenturientos a través de la pared, parecía interesante lo que se escuchaba pero después de media hora, ya no me importó. Yo sólo quería dormir pero ellos no dejaban de hacer ruido. Intenté tapar mi rostro con una almohada pero aún se escuchaba, entonces pensé en ir a interrumpirlos pero mejor no. No quería abrir la puerta y ver lo que estaban haciendo. Pienso que a nadie le gustaría que lo interrumpen durante el acto. Al último sólo cerré los ojos hasta lograr concebir el sueño de nuevo.

Me levanté de la cama, ya era de día, tenía grandes ojeras por no poder dormir toda la noche. Me prometí que nunca volvería a quedarme a dormir en la casa de Carla, veo que es una buena amiga pero en la noche no me deja dormir. Ayudé a preparar el desayuno y mi amiga se asustó al ver las ojeras que tenía en mi rostro. Ella me ayudó a colocarme algo de maquillaje para ocultar las horribles condiciones de mi rostro. Mi amiga fingía que me veía bonita, mientras desviaba su mirada hacía el otro lado. "¡Hija de su madre! ¿Cómo puedes mirar al otro lado y decir que soy bonita? ¿Acaso crees que soy tonta?", es lo que pensé al ver como mi amiga seguía maquillándome. Terminé de desayunar y regresé a mi departamento, me acosté en mi cama, desperté, miré que ya era muy tarde. Me preparé rápidamente, corrí a trabajar, llegué tarde y mi jefe se enojó conmigo, me dió una hora más de trabajo. Antes de terminar la jornada, me quedé a lavar los trastes.

Me despedí de mis compañeros de trabajo, todo era demasiado oscuro, era demasiado incómodo, ya tenía tiempo en que no salía muy tarde, las calles estaban totalmente oscuras sin presencia de un amigo. Se sentía muy extraño el ambiente, yo seguí mi camino, pero de pronto alguien me tocó mi hombro, yo volteé a mirarlo y grité como loca pero después me di cuenta que era el hombre del paraguas. Le di un golpe en su rostro, estaba muy enojada, él me preguntó el por qué lo golpeé, entonces dije: "¡No me asustes así! ¡¿Qué clase de persona te toca el hombro en medio de la oscuridad sin decir una palabra?! ¡En serio me asustaste! Sentí que mi corazón se aceleraba del miedo".

–Disculpa. Mi intención no era asustarte, sólo te quería acompañar. Observé que ibas temblando mientras caminabas por la calle.

–No importa. Me voy.

– ¿No quieres que te acompañe?

–No es necesario. Puedo cuidarme sola. Pero gracias por su propuesta.

Yo seguí caminando pero mientras caminaba sentí que alguien me estaba siguiendo, entonces me escondí en un callejón y al momento de llegar, entonces le di unos toques gratis. Estaba muy oscuro y planeaba amarrarle las manos, pero se fue despertando entonces le di una patada al estómago. Le iba a seguir golpeando pero al sentir que esta voz era conocida entonces me detuve, saqué mi celular del bolsillo y encendí la lámpara. ¡No puede ser! ¡Nunca creí que lo iba a golpear a él! En serio es un tonto en no hacerme caso. Como que me voy antes de que se dé cuente que soy yo. ¡Oh my god! tomó mi mano, debo desafarse antes de se dé cuenta.

–Ay, ¿qué pasó?...

– ¡Por favor suéltame, no fue mi culpa!

02 Malentendido

–Ay, ¿qué pasó?...

– ¡Por favor suéltame, no fue mi culpa!

– ¿Hmm? Tú eres... Lo siento. No quería hacerte algo raro. Te seguí porque sentí que no era buena idea en que vagaras en la noche, por eso te seguí. Pero Jajaja nunca creí que podías defenderte bien. Cofh, cofh creo que me afectó tu patada.

–Usted me asustó de nuevo, ¿cómo se le ocurrió seguirme como un acosador?

–Pues mi plan era no ser percibido, pero al parecer tienes buena percepción del peligro.

– ¿Te duele mucho el estómago?

–No.

–Levántate.

Él intentó levantarse pero al parecer si lo golpeé muy fuerte, él se estaba quejando cuando intentaba levantarse. Parecía que se le dificultaba enderezarse, entonces le di mi hombro para sostenerse. Me di cuenta que en serio lo golpeé muy fuerte, debí haber practicado un deporte, quizás ahorita ya tendría más dinero. Él parecía que se le dificultaba un poco respirar mientras lo sostenía, entonces se me ocurrió pedirle su dirección para llevarlo. Él quería que lo dejara solo, se negaba en que yo lo llevara. Me sentía culpable de la patada que le di. Decidí convencerlo a que me dijera la dirección, él no quería decirme hasta que me fastidio, entonces se la pedí de nuevo pero se lo grite muy enojada. Él se sorprendió y dejó de darme tanto rodeo, me dijo su dirección.

Su dirección estaba cercas a su tienda, sólo caminamos como tres o cinco cuadras a dirección oeste. Abrió la puerta, los dos entramos a su casa, encendió las luces. Me sorprendí mucho el ver que su casa era muy hermosa, era muy limpia y ordenada en comparación a la mía. Él se fue acostando en la cama pero aún le dolía un poco el estómago. Me pidió quedarme y me advirtió que no era buena idea vagar de noche más porque soy mujer. Yo Sonreí e ignoré sus palabras entonces me acerque hacia la puerta para irme a mi departamento, pero de pronto él apareció atrás de mí. Me pidió que lo dejara acompañarme para que no me pasara nada. Yo seguí negándome. Él se le ocurrió no dejarme abrir la puerta, entonces me pidió que me quedara a dormir en su casa. Obvio que me negué, no quería quedarme a dormir en la casa de un desconocido. Qué clase de chica se queda a dormir en la casa de quien no conoce.

Yo seguí intentando abrir la puerta pero este no me dejaba abrirla. Le di un codazo entonces logré abrir la puerta pero de repente él me abrazó, no me dejaba salir, me sentí extraña. Nunca había sentido esta sensación con todos mis novios. Sentía como si una corriente recorriera todo mi cuerpo, tenía miedo pero a la vez me agradaba esta sensación. Sentía una sensación de peligro pero a la vez de placer como si quisiera que él me llevara a su cama. No comprendía el por qué pensaba de forma pervertida pero decidí quedarme, dejé la puerta cerrada. Él no dejaba de soltarme, parecía como si deseara hacerlo conmigo. Yo le seguí el juego para saber si hoy tendría algo de acción, ya que tenía tiempo en que no tenía tiempo en acostarme con alguien. Pasó un rato entonces me soltó y caminó hacia la cocina, preparó un poco de café y colocó algunas piezas de pan sobre una mesa. Él comenzó a beber pero al parecer aún no se sentía bien, mejor tomó un poco de leche. Yo lo observaba mientras merendábamos, él parecía muy extraño, estaba muy tranquilo. Cuando terminamos de merendar se llevó las tazas y las fue a lavar, me preparó una habitación. Yo me acosté. Él se despidió de mí diciendo "Hasta mañana", las luces se apagaron. Un momento, nunca hubo acción, ¿acaso es de los que les gusta entrar de noche? Lo esperé.

Abrí mis ojos al otro día y no pasó nada, nunca entró a mi habitación y nunca lo hicimos ¿qué le sucede a este hombre? ¿Por qué se preocupa hacia a mí y me invita que duerma a su casa? No lo entiendo. Parece interesarse hacia a mí pero no me ha tocado, sólo es amable y decente ¿qué le pasa a este hombre? Ahora que veo e incluso me trajo el desayuno a la cama, ¿qué estará planeando? No entendía el por qué hacía todo eso hacia a mí, entonces decidí buscarlo hasta que lo encontré, estaba saliendo del baño. Yo lo empujé hacia la pared.

– ¿Por qué estas comportándote de esa manera hacia mí?

–No te preocupes no estoy interesado en ti.

–Pareces como si quisieras que yo fuera tu novia.

–No, te equívocas.

–Entonces explícate.

–Me recuerdas a mí, quizás por eso me acerque a ti.

–Habla como un anciano –pensé

– ¿A mí?

–Yo también era alguien como tú.

–Jajaja –lo solté– dices que eras como yo pero parecemos de la misma edad. Jajaja tú en serio das risa, deja de bromear.

–Veo que no me crees.

–Jajaja Obvio que no. Pareces de la misma edad que yo y no pareces alguien que se haya metido problemas en la calle e incluso te golpeé con mucha facilidad. Jajaja en serio das risa, en decir que nos parecemos.

–En realidad pienso que sí. Pareces alguien sola a pesar de tener amigos. Pareces como si hubieras huido de todos los problemas para empezar de nuevo, al menos no has ido al otro camino. Veo que eres muy fuerte.

– ¿Desde cuándo me estás acosando?

– ¡¿Qué?! No te estaba acosando, sólo era coincidencia en que nos encontrábamos.

–Entonces ¿por qué empezaste a venir más seguido al restaurante?

–Preparan buena comida en relación a otros restaurantes.

– ¿Por qué seguías insistiendo en que yo aceptara una cita?

–Ah eso. Fue porque nadie de mis amigos quería ir a ver una película de terror. Entonces observé que tú te parecías a mí en que no te da miedo vagar en la noche. Pero deberías tener cuidado, te podrían hacer algo malo si vagas sola.

– ¿Cómo sabías que caminaba por las calles en la noche?

–Quizás porque mi tienda está al lado de donde pasas cuando sales del trabajo.

– ¿Por qué me empujaste cuando te besé?

– ¿Hubo un beso?

–Sí, el beso.

–El beso...

–Aah

–Ya recordé. ¡Qué clase de persona besa a alguien cuando salen de ver una película de terror, donde una zombi mordió los labios de su amado, devorándolo!

– ¿Fue por eso?

–Obvio que sí. Yo te invité pero nunca dije que te invitaba como para ser mi novia, te dije que era una cita de amistad. Lo escribí hasta abajo de la nota.

– ¿Es en serio?

– ¿Leíste toda la nota?

–Si la leí pero creí que te referías a una amistad de amigos con derechos. Creo que debí preguntarte directamente.

–No estoy interesado en tener una relación con una niña.

– ¿Te gustan las mujeres mayores?

–Obvio que sí. Me encanta las mujeres de 40 años, ¿Crees que soy un pedófilo?

–Yo pensaba que te gustaban las mujeres de tu edad, pero nunca creí que las mayores a tu edad.

– ¡¿Qué?! Creo que te estás equivocando.

–Ya entendí sus gustos.

–Te equivocas. Yo...

– ¿Por qué vendes vestidos de novia? Si tú fueras yo, entonces nunca abrías tenido esta tienda.

–Jajaja tienes razón, yo nunca habría abierto esta tienda. Nunca fue mi estilo cuando llegué aquí.

–Entonces...

–Yo había huido también de mis problemas, pero en mi caso ya era demasiado tarde para arrepentirme. Yo vagué de calle a calle como un vago asqueroso. Entonces por una rara ocasión me detuve a ver esa tienda y pensé en la persona que más amaba. Esa persona deseaba formar una familia conmigo y algún día casarnos dentro de una iglesia. Pero lo arruiné todo, fui en tonto, yo comencé a llorar mientras miraba los vestidos de novia a través del vidrio. Las personas que iban pasando me veían como como una rata asquerosa. Pero de pronto salió el dueño de la tienda y me invitó a comer. Yo acepté, tenía hambre. Aunque quería beber algo de alcohol. El hombre de la tienda no me dio nada de alcohol y mucho menos dinero, pero me daba deliciosos postres y comida deliciosa. Cada día me invitaba a ir a comer y entonces me sugirió trabajar en su tienda. No tenía sentido, yo era un vago asqueroso cuando podría encontrar mejores candidatos al puesto. Acepté su trabajo, él me compró algo de ropa, y cada vez me sentía feliz. Era muy agradable trabajar con él. Me llegó a presentar en persona, a su diseñador de ropa, parecía un hombre alegre pero había algo que no me había dado cuenta entre ellos dos, eran homosexuales.

– ¿Te refieres a que son gays? ¿Y qué tiene que ver todo esto en que dirijas la tienda?

–Yo les diría homosexuales, ya que el término gay se utiliza más cuando los hombres se llegan a pintar o a comportarse como mujeres, pero en el caso de ellos era diferente, actuaban normal, actuaban como hombres. Me di cuenta cuando se besaron en escondidas. Yo sólo llegaba a darle ideas al dueño sobre mejorar la tienda, pero no se me ocurrió tocar la puerta antes de entrar. El diseñador salió rápidamente de su estudio dejando al dueño solo. Fue traumante ver eso, no sabía que decir, quería ofenderlos pero ellos me había dado un nuevo lugar en donde vivir, sólo me quedé callado y ya me quería retirar a trabajar de nuevo, se sentía incómodo. El dueño actuaba normal y empezó el diálogo conmigo. Al último me fui acostumbrando de ver su relación entre ellos dos, pero en el público se ignoraban como si no tuvieran ninguna relación. Pasaron los años y ambos hombres me habían enseñado todo en relación a la tienda de vestidos de novia. Me enseñaron como hacer los vestidos e incluso me explicaban el significado que tenía cada parte del diseño. Los dos decidieron viajar juntos a Estados Unidos para conocer otros diseños de ropa, pero nunca regresaron. Tuve que ir a identificar sus cuerpos.

– ¿Qué les pasó?

–El avión tenían una falla.

–Auch eso debió doler.

–A pesar de ser homosexuales y que siempre cerraba mi puerta con seguro, para mí siempre fueron mis mejores amigos.

–Es buena tu historia. Eso explica el por qué no te pareces a mí.

–Ellos dos me hicieron cambiar la forma de ver este mundo. Me hubiera gustado haber tenido unos padres como ellos.

– ¿Cómo eran tus padres?

–Mis padres siempre se peleaban y no les importaba que estudiara aunque tampoco a mí me interesaba. Me valía lo que hiciera con mi vida.

–Los míos no se peleaban entre sí, se peleaban conmigo, siempre me presionaban en que debía sacar las mejores notas. Si sacaba una mala nota, entonces me castigaban sin dejarme comer.

–Jajaja tus padres al menos se preocupaban en tu futuro. Los míos les valía.

–Pues no era agradable tenerlos como mis padres.

–Te entiendo. Pero al menos no te tocó unos padres como los míos, sino más probable ya estarías embarazada con tu segundo hijo y juntada con un vagabundo.

–Nunca había pensado en eso.

–Veraz si tus padres te presionaban mucho eso significa que vivieron algo que querían evitar en ti.

–No lo creó. Les gustaba hacerme sufrir.

– ¿A los cuántos años te obtuvo tu madre?

–Creó que ella tenía 22 años.

– ¿Tienes algún hermano mayor que haya metido la pata antes que tú?

–Ahora que lo pienso sí. Tenía un hermano mayor. Mi hermano nació cuando mi madre tenía 16 años pero siempre le daban mucha libertad, hasta que un día se fugó con una muchachita, tenían como 15 años. Se fugaron por un largo tiempo, después regresaron peleados y la muchachita ya estaba panzona. Fue un lío con esos dos, pero mis padres no permitieron que mi hermano volviera a casa por haber hecho esa locura. ¡Oh por dios! Eso explica el por qué mis padres eran muy estrictos conmigo, fue por la culpa de mi hermano.

–Eso parece.

– ¡Vaya! debiste haber estudiado psicología y no diseñador.

–Me gusta hacer vestidos de novia.

–Me voy. Gracias por el desayuno.

–Por nada pero si quieres volver a ver de nuevo una película de terror, entonces puedes buscarme en la tienda o en mi casa.

– ¿Eso es una cita?

–Es una cita de amistad.

– ¿Cuándo y a qué hora?

– ¿Qué tal el domingo a la 1?

–Ahí estaré.

Salí de su casa, caminaba dirigiendo a mi departamento, me gustó dormir en una habitación, el desayuno estaba muy delicioso y me encantó su historia del cómo se convirtió en el dueño de la tienda. Me encantó conocer a ese hombre pero algo está mal, algo se me olvido. No puede ser, por qué siempre se me olvida. Olvidé preguntarle su nombre. Él más probable conoce mi nombre por mi nombre que está escrito en mi uniforme, pero en mi caso no sé cómo se llama él. ¿Por qué no se me ocurrió preguntarle su nombre? ¿Tan tonta soy al no preguntarle su nombre cuando ya vamos a tener la segunda cita? Bueno para la próxima espero no olvidarme su nombre.

03 Problema

Hoy estoy... ¡¿qué?! ¿Qué hora es? Ya es tarde, ¿qué tenía que hacer? ¡Ya sé! Me acordé que hoy es el día en que tengo que ir a una cita. Comencé a arreglarme y me puse el mejor vestido que me encontré, maquillé mi rostro, pero después fui recordando que sólo era una cita de amistad, entonces me quité el vestido y usé ropa casual con un maquillaje ligero. Nos encontramos en el zócalo y nos fuimos juntos a ver una película. Yo me sentía muy feliz el ver una nueva película de terror, pero a la vez me sentía un poco incomoda sentía que algo faltaba. Siempre que iba al cine era para estar acompañada con un novio, nos tomábamos de las manos y me gustaba sentir su hombro, pero la película siempre era una romántica. Me sentía aburrida, pero a la vez me agradaba sentirme querida por mis novios.

Pero en el caso de él es muy extraño, es muy amable conmigo y sólo quiere ser mi amigo. Entiende lo que me gusta, pero siento que me gustaría mucho si él tomara mi mano. Él está muy distraído en la película pareciera que la está gozando como un niño. Dejé de mirarlo y seguí viendo la película. Al salir del cine, entonces se le ocurrió invitarme a comprar una nieve. Esto se estaba volviendo muy extraño, en serio diría que es una cita. Me preguntó que sabor me gustaría le pedí una nieve de chocolate con coco. Lo esperé en un asiento, llegó y me entregó la nieve. Los dos íbamos caminando en camino a casa mientras comíamos una nieve, pero de pronto se detuvo cercas de un lugar donde vendían diferentes tipos de plantas. Él se compró una orquídea, estaba muy feliz llevándola en sus manos.

– ¿Por qué compraste una orquídea?

–Es para mi colección.

– ¿Colección?

–Tengo un gran jardín de muchas clases de flores. Lo tengo porque me ayuda a diseñar nuevos vestidos de novia e incluso me atraen diferentes especies de mariposa.

–No sabía que utilizabas las flores para diseñar vestidos.

–Ese truco me lo enseño el diseñador.

Él iba muy feliz, no dejaba de cargar su orquídea. Al llegar a su casa yo me despedí pero él me pidió que me quedara a comer. Yo me negaba, no quería quedarme ya que él pagó las entradas y el helado. Él siguió insistiéndome hasta que me convenció, ayudé a cocinar aunque no sabía cómo. Él fue guiándome, dando instrucciones sencillas hasta que se logró hacer la comida. Yo me sentía muy feliz porque era la primera vez que lograba cocinar algo más complicado que sólo huevos fritos. Yo comía muy feliz saboreando el sabor de la comida y bebiendo agua de jamaica. Estaba muy rico me recordaba la comida de... No importa, esta comida es muy deliciosa. Él también estaba comiendo.

– ¿Dónde aprendiste a cocinar?

–Me enseñó el dueño de la tienda.

–Cocinas muy bien y eres muy bueno explicando.

–Gracias pero a la vez esto no es muy complicado.

–Pues a mí sí. Nunca había cocinado esto. Sólo sé asar y freír, pero no se mezclar varios ingredientes.

– ¿Nunca habías cocinado algo como esto?

–No. Mi mamá era la que cocinaba. Cuando llegaba, la comida siempre estaba en la mesa sin ningún retraso.

–Tu mamá era muy atenta, ¿nunca te invitó a cocinar?

–Sí pero no salió bien la comida. Tenía un sabor feo. Desde ese día mi madre ya no me dejó entrar a la cocina.

–Entiendo Jajaja –escondió su risa.

– ¡No te rías!

–No me estoy riendo.

–Claro que sí.

–Jajaja está bien, si me estoy riendo. Fue gracioso.

–Ahora que te veo detenidamente, ¿cuántas novias has tenido? Yo he salido como con 20 chicos.

Él casi se ahogaba cuando le pregunté eso. Tomó un poco de agua.

–Me sorprende que no te has embarazado, ¿nunca te has acostado con ellos?

–Si. Lo hecho con 8 de ellos.

–Me sorprendes mucho.

–Obvio que para hacerlo siempre lo hago con protección y llevó un calendario para poder acostarme con un novio.

–Eso explica todo. No eres una mujer de cabeza hueca.

– ¡¿Qué?!

–Eres muy inteligente en cuidarte.

–Ah. ¿Con cuántas mujeres has salido?

–Aún sigues con eso ¿en serio quieres saber?

–Si.

–Sólo salí con seis mujeres.

– ¿Estoy ciega o me estas mintiendo?

–Pues sólo he salido con seis mujeres. Dejé de salir con mujeres una vez que pasé por un horrible problema.

– ¿Te traumastes por convivir con los gays?

–No me refiero a eso. Me refiero sobre cuando era un vagabundo.

–Entiendo. ¿Y nunca te ha interesado salir de nuevo con una mujer?

–A veces. Quisiera volver a encontrarme con la mujer que amé y pedirle regresar conmigo. Pero eso es imposible.

– ¿Por qué es imposible?

–Le hice mucho daño.

–Entonces no te ha interesado salir de nuevo con una mujer, una mujer como yo.

–Jajaja eso es muy gracioso. En serio da risa tu propuesta de amor, ¿en serio te gusto? Nunca creí que una niña se me iba a declarar.

– ¿Por qué me dices niña?

–Porque aún eres muy joven, te falta muchos años en lograr madurar

– ¿Y tú? ¿Te crees muy maduro?

–Pues sí. Ya no soy un vago y trabajo por mi cuenta sin ningún problema. Tengo más experiencia que tú.

–Sólo lo dices porque sí, pero aún debes de poseer algo de tu inmadurez.

–Tienes razón Jajaja. Aún soy un poco inmaduro.

– ¿Y entonces?

– ¿De qué?

–Lo que te propuse.

–No me gustas.

– ¿Tan fea soy para ti?

–En realidad eres muy hermosa pero no creo que funcione. Eres muy niña para mí. Jajaja aún no puedo creer que me lo hayas propuesto, pero si mis amigos estuvieran aquí en serio se morirían de la envidia y te aceptarían sin dudar.

– ¿Entonces por qué tú no?

–Hice mucho daño a la última mujer que amé y no me gustaría repetir lo que hice.

– ¿Tan mal fue su relación?

–Si hubieras estado en su lugar, entonces me estarías odiando por siempre.

– ¿Y si lo intentamos?

–¿Tanto te gustaría que yo fuera tu novio?

–Pues viendo tu rostro, veo que eres muy guapo y tenemos gustos similares. Pienso que podría funcionar.

–Entonces es un no. Sólo seré tu amigo. Puedes tener cualquier novio que quieras pero no me elijas a mí.

– ¿Por qué no puedo elegirte?

–Eres una niña para mí y siempre lo serás.

– Y si te demuestro que puedo ser alguien maduro, ¿entonces aceptarías ser mi novio?

–Jajaja Nunca sería tu novio aunque intentaras ser alguien maduro.

Yo dejé de molestarlo, sentía un nudo en la garganta, ya no soportaba la tensión y decidí salir de su casa. Cerré fuerte la puerta y caminé rápidamente. Llegué a mi departamento, entré y me acosté, cubrí mis ojos con mi brazo y dejé salir mis lágrimas. No entendía el por qué me rechazó, cuando con todos los que yo salí nunca me rechazaron cuando se los propuse. Mis novios me aceptaban con una sonrisa de felicidad, mientras él me rechaza con una sonrisa burlesca como si fuera graciosa mi declaración. No entiendo el por qué me rechazó, no lo entiendo. Siempre he sido alguien muy hermosa y nadie me había rechazado hasta hoy. No me agradó aguantar ese nudo en mi garganta, siento como sus palabras me crearon heridas dentro de mí. Duele, es el primer hombre que me ha rechazado cuando tenemos gustos similares. Hubiera querido que me hubiera dicho un sí, y con el tiempo hacer que nuestra relación se hubiera desvanecido como la relación que tuve con mis exnovios.

Recuerdo que al otro día abrí los ojos, aún me sentía mal pero decidí superarlo, me levanté y se me ocurrió limpiar mi habitación y limpiar la cocina. Preparé algo para desayunar y me dormí otro rato. En la tarde fui a trabajar y vi que el hombre del paraguas fue de nuevo a comer, pedí a alguien cambiar de lugar donde yo me fui atender otro cliente. Ya las horas fueron pasando y se terminó la jornada. Regrese a casa. Me sentía muy cansada. Día tras día fui a trabajar, él seguí viniendo a comer en el restaurante. Se sentía extraño el ambiente, sentía como si él me estuviera observando pero aun así lo seguí ignorando.

Pasó como un mes en que lo seguí ignorando, él seguía viniendo, pero un día mi compañera de trabajo me pasó la gripa junto con la fiebre. No pude ir a trabajar por tres días con un fuerte moqueo. Me quedé en casa, o sea que me quedé en mi departamento, acostada en mi cama. Mi amiga pasó a verme y me dejó un poco de comida, se sentía culpable de mi gripa con calentura. Yo se la acepté pero le dije que no era necesario traerme de comer, ya que sólo era una gripa y podía cocinar. Al tercer día alguien tocó la puerta, era él, le cerré la puerta. Él se fue y me dejó una bolsa con varios medicamentos para tratar la gripa. No entendía el cómo él sabía mi dirección. Al otro día regresó, regresó temprano, yo ya me sentía mejor y le volví a cerrar la puerta. A través de la puerta escuché que traía comida y postres deliciosos pero no quise abrirle, no se me antojaba nada por esta gripa que seguía molestando mis narices. ¡Odio esta gripa! Pensé a grito mientras desayunaba sin poder saborear un rico pan tostado con un vaso de leche.

Abrí la puerta para sacar la basura pero al parecer aún seguía afuera de la puerta, me sentía muy mal. Él se acercó a mí y me quitó la bolsa de basura, la fue a tirar en mi lugar, él regresó, lo dejé entrar. Se sentó en el sillón mientras yo me senté en una silla. Me entregó lo que había traído, pero se lo negué porque no me sabía la comida por la gripa. Le dije que se lo podía llevar. Parecía que estaba muy triste pero a la vez intentaba sonreír.

– ¿Cómo te sientes hoy?

–Mejor que hace tres días.

– ¿Cómo es que te enfermaste?

–Mi amiga tiene gripa.

–Veo que te dió muy fuerte.

–Eso parece.

– ¿No te gustaría hacer algo?

–No tengo ganas de hacer algo.

–Ya veo.

– ¿Cómo supiste mi dirección?

–Me lo dijo tu amiga.

–Se lo preguntaste ¿verdad?

–Si. Noté que no habías ido a trabajar, entonces se me ocurrió preguntar por ti.

–No era necesario, hoy voy a regresar a trabajar.

– ¿Es en serio?

–Sí, ya no tengo fiebre y el moqueo disminuyó.

– ¿En serio estarás bien?

–Sólo es una gripa. No es gran cosa. Estas actuando extraño, ¿por qué?

–Por nada.

–Te veo diferente, como si... No importa.

– ¿Diferente en que forma?

–Sólo te ves diferente, parecieras que tú fueras el enfermo y no yo. Te ves un poco pálido.

–Ya veo.

– ¿Te sientes bien?

–No me pasa nada. Mejor preocúpate de tu gripa.

–Voy a dormir un poco en mi habitación. Cuando te vayas sólo cierra la puerta.

–Está bien.

Yo fui a mi habitación y me acosté a dormir unas horas más, la alarma se escuchaba entonces me levanté y fui a cambiarme de ropa. Embolsé mi uniforme en la mochila y salí de la habitación para irme a trabajar. Él estaba cocinando y no se dió cuenta de que me había ido. Yo tampoco me había dado cuenta de que él aún estaba. Al regresar vi que él se había dormido en mi sillón y a lado de él había comida sobre la mesita. Yo pensé que él había entrado a mi casa por la fuerza, entonces lo desperté y lo saqué de mi departamento, le lancé la comida y le grité ya no volviera a entrar sin mi permiso. Él tenía un rostro impactado, parecía que una lágrima salió de su ojo mientras le cerré la puerta. Estaba muy enojada, no comprendía el por qué estaba durmiendo en mi departamento cuando al salir no vi a nadie adentro. Me fui acostar en mi cama. Al otro día me levanté de la cama y salí a comprar algunas cosas. Él seguía cercas de la puerta, cuando la abrí él se levantó rápidamente y se hizo a un lado. No me miró.

– ¿Aun sigues aquí? Vete a casa y ya no vuelvas aquí.

– ¿Por qué no quieres que vuelva? ¿Por qué me sacaste de repente?

– ¿No te han dicho que está prohibido entrar cuando nadie está?

–Yo nunca entre si tu permiso.

–Entonces por qué estabas adentro. Cuando me fui nadie estaba adentro.

–Yo me quedé adentro y no podía salir porque cerraste la puerta con llave. Yo estaba en la cocina.

–No te creo. Vete y no vuelvas.

–Está bien. Me iré.

Él se fue, no quería créele, sentí que era muy raro de que él estaba dentro. Sentí que algo tramaba hacia a mí y por eso se hacía el inocente, sus palabras parecían mentirás. No quise creerle, sólo miré el cómo se alejaba de mí.

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