5

Me hicieron una corta entrevista y traté de controlar mis nervios. Era una mujer y no supe que era la jefa del restaurante.

—Mañana mismo puede comenzar. Ya tiene conocimiento en atender público y es lo que necesito. Para nosotros lo más importante son los clientes. Sus compañeras y yo, estaremos para ayudarla en lo que necesite, así que no dude en pedir ayuda.

—Muchísimas gracias por la oportunidad. Le prometo que haré un buen trabajo.

—La hora de entrada es a las ocho. Necesito que me escriba sus medidas en este papel. El uniforme se tardará dos días, así que tendrá que usar ropa adecuada mientras tanto. ¿Le parece?

—Me parece muy bien.

—La espero mañana a las ocho, Srta. Diane.

—Gracias, señora.

—Susana, cariño.

—Sra. Susana.

Ella sonrió, y bajé la cabeza para despedirme. Es muy amable. El lugar se veía muy organizado y limpio. No puedo esperar a mañana. Salí del restaurante y vi en la otra esquina a Ezequiel. Él miró hacia mí dirección y me hizo un gesto gracioso, que no pude evitar reír. Llevó su dedo pulgar al cuello, fingiendo cortarse y luego levantó el pulgar en símbolo de sí todo había salido bien, o eso fue lo que capté. Levanté mi pulgar en respuesta y él sonrió.

—Gracias— le grité desde el otro lado, y sonrió.

Se despidió sacudiendo la mano e hice lo mismo. Caminé por esa misma acera, no me atreví a cruzar la calle. Por suerte, donde tuve que cruzar no había casi movimiento de autos. Ahora lo sé para cuando venga mañana a trabajar.

Al llegar a la casa de Edgard, escuché que estaba hablando por teléfono y no quise interrumpirlo. Creo que no se dio cuenta de mi presencia, pues estaba de espalda.

—Lo sé, necesito más tiempo. Solo un poco más. Le prometo que haré lo que esté a mi alcance para que se recupere pronto—colgó la llamada y, al girarse y verme, guardó el teléfono en su bolsillo—. ¿Qué haces aquí? — se veía preocupado

—Lo siento, no quise asustarlo. Acabo de llegar.

—No sabía que vendría tan pronto.

Miré mi reloj y había pasado más de cinco horas fuera. ¿Cómo puede pensar que fue muy pronto?

—Conseguí un trabajo.

—¿Qué?

—Sí, un trabajo. Si me va bien podré pagarle lo más pronto posible.

—Ya veo. Me alegro mucho por usted, aunque no creo necesario que me pague.

—Yo sí lo creo necesario. Ha hecho mucho por mí. Es la única persona que no me ha dado la espalda.

—¿Por qué no salimos a cenar?

—Está bien.

Vinimos a un restaurante y nos sentamos en la mesa. Él se veía muy sonriente, en cambio, yo me sentía fuera de ambiente.

—¿En qué trabaja, Sr. Edgard?

—Soy abogado.

—¿Abogado?

—Sí, pero no estoy ejerciendo mi profesión en este estado.

—Debe ser increíble ese trabajo, ¿verdad?

—Sí, lo es.

El mesero se acercó y él pidió un vino. De paso, ordenamos la comida y continuamos hablando en la mesa. Luego de haber comido, seguimos con el vino. Nos tomamos la botella entre los dos. Yo no tenía ganas de seguir tomando más. No me sentía borracha, pero más bien lo hice por precaución. Él tampoco se veía borracho, al contrario, se veía muy tranquilo. Al llegar al auto, sacó del baúl una carpeta y me la dio.

—Necesito que firme estos documentos.

—¿Esto qué es?

—Es para la investigación de sus padres. Quería encontrarlos, ¿no?

—Debo leerlo primero.

—¿No confía en mí, señorita?

—No es eso, pero no estoy en condiciones de firmar nada.

—Está bien. Se lo entrego mañana— me lo quitó y lo guardó en el baúl.

¿A este hombre qué le sucede? Llegamos a la casa y yo subí rápido a la habitación. Me encerré con seguro como siempre hago y me fui a bañar. Últimamente su comportamiento es extraño. Me pone inquieta. Después de salir, me acosté y puse mi reloj a funcionar. Él me consiguió este reloj y explorándolo fue que me di cuenta que tenía alarma. Espero haberla puesto bien y que me despierte mañana, aunque normalmente despierto temprano. Me acosté en la cama buscando el sueño.

«Somos muy niños, pero algún día creceremos. Cada quien escogerá un camino distinto y, lo más probable nos separemos por un tiempo, pero quiero asegurarte que nada cambiará para mí; porque no importa donde estés, yo te encontré y cumpliré nuestra promesa».

Desperté unos segundos antes de que la alarma sonara y me asusté al escucharla. Al tratar de recordar el sueño, me invadió un dolor de cabeza fuerte. Tuve que ir al baño y lavarme la cara con agua fría. Me miré en el espejo y, por unos instantes, olvidé hasta mi nombre. No podía reconocerme en el espejo y, a pesar de sentir mi nombre en la punta de la lengua, algo no me dejaba pronunciarlo. Estuve así por unos instantes y seguí lavándome la cara con desespero, hasta que volví a mirarme y pude pronunciarlo.

—¡Diane, Diane, Diane! —lo repetí muchas veces, hasta cansarme.

No sé qué fue lo que me pasó, pero era como una pesadilla de la que creí que no despertaría.

Más populares

Comments

rubi salgado

rubi salgado

es algo sospechoso Edgar que quería que firmara

2024-11-19

0

Charity Vain Rivas

Charity Vain Rivas

no entiendo nada🤷🏻‍♀️🤷🏻‍♀️🤷🏻‍♀️

2024-09-24

1

Luchita Santamaria

Luchita Santamaria

qué fue lo que pasó por qué está así

2024-06-12

0

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play