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Al cabo de una semana hospitalizada, por fin hoy me dieron de alta del hospital. No he podido contactar a mis padres. No entiendo cómo no pueden creerme. Sé que siempre he dado excusas para evitar ir a visitarlos, pero esta vez no fue una excusa; además no creo que, por algo tan simple, vayan a darme la espalda de esta forma. Por otra parte, mi recuperación ha sido muy rápida y buena. El Sr. Edgard ha estado conmigo desde entonces. Ha sido muy amable y ha estado al pendiente de mi recuperación. Es la única persona que me ha acompañado. Nadie más ha venido a visitarme, a pesar de haberles dicho. No puedo negar que me he sentido abandonada por todos. ¿Dónde están esos amigos que decían que estarían en las buenas y malas conmigo?

—La llevaré a su casa, Srta. Diane— me dijo Edgard, en un tono amable.

—No tengo cómo pagarle todo lo que ha hecho por mí.

—No necesita pagarme nada. Lo hago con mucho gusto.

Me trajo a mi apartamento, pero la puerta estaba entreabierta. La abrí de un empujón y no había nada en mi apartamento. Estaba vacío y me volví como loca.

—Mis cosas. ¡¿Dónde están mis cosas?!

—¿Está segura que este es su apartamento? — preguntó Edgard.

—¿Realmente me está preguntando eso?

—Lo siento, es solo que me parece muy extraño. Hablemos con el dueño. Él puede explicarle lo que está sucediendo.

Fui a la oficina en busca del dueño.

—¿Qué sucedió aquí mientras yo no estaba, Sr. Bruno?

—Srta. Diane, ¿cuánto tiempo sin verla? Su mamá vino a recoger sus cosas e hizo el último pago que debía.

—¿Qué? ¿Mi mamá? ¿Cómo es eso posible? ¿Con qué propósito?

—Aquí tengo el documento con su firma. ¿Desea verlo?

—¡Claro que sí!

Me mostró el documento, y efectivamente estaba firmado por ella. Esto no puede ser. ¿Y por qué hizo esto? Salí de la oficina cabizbaja y pensativa. ¿Qué está sucediendo? Si fue así, ¿por qué ella no responde mis llamadas? ¿Y por qué no me dijo nada?

—Yo puedo ayudarla. Puede quedarse en mi casa por los días que necesite.

—No, yo tengo un dinero ahorrado en mi cuenta. No seguiré siendo una molestia para usted.

—No es una molestia.

Le pedí a ver si me podía llevar al banco y para que me dieran una nueva tarjeta, porque todos mis documentos los perdí. Estuvimos varias horas esperando, ya que no tenía ni siquiera identificación.

—Aparece un retiro de hace 3 semanas. La cuenta solo tiene $100.80.

—¿Qué? Yo no hice ningún retiro. Hace tres semanas yo estaba en el hospital.

—En el sistema eso es lo que me aparece, señorita.

—Debe buscar bien quién hizo ese retiro, porque yo no lo hice.

—Lo único que puedo hacer es hablar con mi supervisor y que verifique quién hizo ese retiro de un cajero automático.

—Yo misma no tengo ni la tarjeta encima.

—Cálmese, señorita. Voy hablar con mi supervisora y le aviso.

La empleada se fue y me quedé con Edgard en la pequeña oficina. Tardó un buen rato en volver con nosotros. Luego nos mostró una imagen de las cámaras del cajero automático.

—¿Conoce a esta persona?

—Es mi mamá.

—¿Tiene forma de mostrar que usted no la envío para retirar ese dinero?

—¿Me está tratando de mentirosa?

—Señorita, solo digo lo que veo. Es su mamá, usted misma acaba de confirmarlo. Póngase en contacto con ella.

—No he podido ponerme en contacto con ella, si hubiera podido, ya hubiera aclarado todo este problema.

—El banco no se puede responsabilizar por ese retiro, si usted no tiene pruebas. Si hubiera sido un desconocido, se podría hacer algo, pero al usted alegar que es su mamá, no podemos proceder a nada. No sabemos si usted autorizó ese retiro. Debe comprenderlo.

—¡La única que no comprende es usted! — me levanté de mala gana y le di un golpe a la mesa.

—Vámonos de aquí, señorita. Encontraremos otra forma de arreglar esta situación — comentó Edgard.

Salí de la oficina y le pedí que me llevara a la casa de mi madre, pero como me había dicho, no había nadie. Le pregunté a los vecinos y me dijeron lo mismo que le dijeron a Edgard. Le llamé muchas veces y el teléfono estaba apagado. Incluso llamé a mi tía y tampoco respondió. Estaba desesperada, confundida, dolida, no sabía qué más hacer. ¿Por qué mi mamá hace esto? Ella tiene dinero de sobra, ¿por qué me quita el mío? Me dejó sin apartamento, luego de todo lo que me costó independizarme y comprar todo lo que tenía. Lágrimas de frustración bajaron por mis mejillas.

—Quédese en mi casa, al menos mientras se resuelven las cosas. No puedo dejarla sola en este lugar. Le prometo que se sentirá cómoda. Aparte, vivo solo. No creo que haya ningún problema, ¿o sí? No sé lo que esté pasando, pero se está haciendo tarde y debe descansar. Aún no está del todo bien.

Vi a los lejos a una persona, que de alguna manera se me hizo familiar. La sudadera que tenía, me parecía haberla visto en alguna parte. La persona estaba encapuchada y no pude saber quién era; solo sé que por impulso quise irme detrás de la persona, pero caminó ligero.

—¡Oye, tú! — le grité, caminando rápido tratando de alcanzarlo.

—¿Se encuentra bien, Srta. Diane? — Edgard me agarró el brazo y lo miré.

—Creo que conozco a esa persona— señalé hacia donde lo había visto por última vez, pero no había rastros por ninguna parte.

—Ha tenido suficiente por hoy. Permítame llevarla a otra parte para que pueda relajarse, ¿sí?

—Está bien. A fin de cuentas, no tengo a dónde ir.

Miré por última vez hacia donde había visto a la persona, pero no vi nada. Creo que estoy viendo cosas.

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Comments

rubi salgado

rubi salgado

todo es confuso lo que sucedió pero está muy interesante

2024-11-19

0

Delia Alonso

Delia Alonso

Parece una película de terror donde quieren manejar la mente de la protagonista

2024-07-25

0

Viviana Bustos Aldana

Viviana Bustos Aldana

Este cabron tampoco me cuadra de a mucho 🤔🤔

2023-01-13

0

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