Maratón

Alek

Entierro el puñal en su estómago y luego corto su cuello en un movimiento rápido. El líquido carmín mancha mi camisa y rostro. Sonrío ante la expresión de miedo de mi contrincante, si es que se le puede llamar así a una rata cobarde.

–No puedes joder a la Bratva y salir airoso –mascullo antes de darle la espalda y caminar hacia mis hombres que esperan ansiosos–. Mantenlos a todos –ordeno.

Subo a mi camioneta y escucho el ruido de los disparos mientras me alejo.

Malditos canadienses. Si creen que pueden quitarme mi territorio están muy equivocados. No soy un cobarde como lo era mi progenitor. Él pudo haber llegado a un trato con ellos para seguir viviendo, pero yo no lo haré. No cederé ni un centímetro de mi territorio.

Llamo a Iván cuando el ruido de los disparos es reemplazado por sirenas de carros policiales.

–Jefe –contesta.

–¿Cómo van las cosas en nuestra madre tierra?

–Hace un jodido frío, eso seguro –se queja–. Ya están informados que Víctor está fuera y que tú eres el nueve jefe. Creo que están contentos con la nueva jefatura, aunque es difícil decirlo. Los rusos no somos conocidos por demostrar nuestros sentimientos.

–¿Solucionaste el problema en la frontera con Ucrania?

Suspira. –Sí, hombre. El lugar está irreconocible. La guerra ha destruido carreteras y los refugios que tenía la Bratva. Los soldados harán cruzar la mercadería por el precio que les ofreciste.

–Bien.

–Siempre podríamos matar a Putin, ¿no crees?

Me rio. –No nos inmiscuimos en política, ¿recuerdas?

–Sí, lo hago. ¡Qué fastidioso eres!

–La guerra es un buen negocio. Podríamos vender armas. Hablaré con mi contacto. Puedes volver una vez que los camiones crucen.

–Sí, jefe –dice irónicamente antes de cortar.

Iván es el hijo menor del hermano de mi abuelo. Somos familia. Llegué a la casa de mi abuelo después que mi progenitor decidió entregarme a la Camorra para que acabaran con mi vida. Y desde entonces he planeado la forma de vengarme y de hacerme cargo de la Bratva. Es mi derecho de nacimiento.

Es lo que mamá hubiese querido para mí.

Miro la hora y maldigo. Debo correr. Hoy volaré a New York.

Hoy daré el primer paso en mi cuidadoso plan para infiltrarme en la Camorra.

Hoy estaré un paso más cerca de Mía Saviano.

*****

Firmo el contrato sin dejar de mirar la sonrisa triunfante de Mía.

Oh, muñeca, la que está perdiendo eres tú no soy yo, pienso mientras le sonrío.

–Deberías sonreír más a menudo –digo mientras le entrego el contrato.

Su ceño se frunce y su sonrisa se pierde de inmediato.

–No soy risueña –dice antes de firmar el contrato.

Respiro profundamente cuando lo hace. Eso fue más fácil de lo que creí.

–Deberíamos cenar para celebrar esta nueva unión, ¿no te parece?

Guarda el contrato dándome la espalda, regalándome la vista de su culo prieto envuelto en otra falda de cuero.

Maldita sea, definitivamente debo tener un fetiche con el cuero porque esa imagen logra encenderme.

–No me parece, señor Ivanov.

–Alek –insisto–. Soy Alek, Mía.

Se gira hasta quedar frente a mí. –¿Te molesta que te llamen señor? –pregunta curiosa mientras ladea su lindo rostro.

–En este contexto, sí.

–¿En qué contexto no te molesta? –pregunta.

Me acerco un poco y coloco una mano a cada lado de su cadera, encarcelándola entre mi cuerpo y el enorme escritorio.

–Creo que sabes en que contexto no me molestaría –respondo mientras aspiro el delicioso olor de su piel–. Hueles a jazmín y a papaya –susurro–. Dulce, evocador. Siempre prometiendo más.

Sus ojos se oscurecen y puedo ver el deseo reflejado en ellos.

Coloco mis manos en su cadera y acaricio su pequeña cintura con mis pulgares.

–Alek –advierte.

Sonrío. –Me encanta mi nombre en tu boca –susurro y paso mi nariz por su cuello donde su dulce olor es más fuerte–. ¿Cómo te gusta correrte, Mía?

–¿Disculpa? –pregunta en un siseo que solo calienta más mi sangre.

Maldita sea, es hermosa cuando se enoja.

–¿Te gusta venirte de forma rápida y explosiva? ¿O hay que persuadirte y jugar contigo hasta agotarte? –pregunto hambriento de ella–. Me gustaría de cualquier manera. Me gustaría que te corrieras en mi boca de forma salvaje y desenfrenada. Y que luego mi polla tuviera que esforzarse por hacerte llegar nuevamente.

Acaricio su labio inferior con mi pulgar, ansioso por probarla.

–Gritarías mi nombre y obedecerías cada una de mis exigencias –continúo mientras me acerco más–. Tienes un alma sumisa que me encantaría sacar a la luz.

Su cuerpo se tensa y trata de alejarse, pero no la dejo.

–Creo que debí dejar claro que yo no soy parte del trato, señor Ivanov –dice furiosa–. No estoy interesada.

–Lo estás. Puedo notarlo. Puedo ver tu pulso tronando en tu cuello –digo mientras paso mi dedo índice por la suave piel–. Puedo ver el deseo en tus ojos y puedo sentir el calor que emana de tu centro. ¿Ya estás mojada para mí, muñeca? –pregunto mientras acaricio con mis labios su barbilla.

Saca un cuchillo de su muslo y lo clava contra mi cuello, sin llegar a cortarme.

Esa es mi chica. Siempre luchando.

–No iré a cenar contigo.

Sonrío. –Lo harás algún día.

–Primero muerta –devuelve.

Estrecho mis ojos. –Valientes palabras. Te gusto, pero no eres lo suficientemente valiente para aceptarlo.

Suelta una carcajada y por unos segundos me quedo congelado mirando su rostro iluminarse.

–No me conoces.

–Sé todo de ti, muñeca. Y sé que acabarás en mi cama. Tarde o temprano. Es una promesa –digo antes de alejarme de ella y del embrujo que teje a mi alrededor–. Me debes una cena –agrego antes de salir de la oficina.

Me maldigo mientras camino hacia la Van que espera por mí. Casi arruino todo por lo ansioso que me siento a su lado. Debo recordar que esto no es una carrera de cien metros. Esto es una puta maratón y tengo que ganar.

Maldita sea, lo haré.

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Comments

Dolores Hernandez

Dolores Hernandez

hay pequeño ruso no le rasques los huevos al tigre pues te puedes llevar una sorpresa mía no es cualquier hija de vecino ella es hija del Gabo y la china no vallas a terminar siendo el sumiso tu y no mia jajajajaja recuerda que si tienes vida es por la oportunidad que te dió ella así que respeta escritora gracias por el capítulo quiero ver qué mía saque la casta que yo estoy que canto como Juan Gabriel es una miseria son muy pocos besos para un enamorado jajajaja solo que un capítulo es muy poco para alguien que ya está encantado jajajaja y soy yo jajaja quiero ver a mía como su mamá Sofi domando ala bestia del Gabo mucho éxito escritora y bendiciones 🙏👌👍👏👏👏👏🌹

2024-04-06

19

Genny Yuliet Ruedas Jaimes

Genny Yuliet Ruedas Jaimes

El ruso ya cayó en las garras de Mía solo que él aun no lo sabe jajajajaja

2024-06-01

0

Leonor Vizicontti

Leonor Vizicontti

Hasta ahorita no me está gustando la protagonista nada que ver con las tías y mamá la siento muy sumisa y manejable como q se deja humillar

2024-05-19

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