Capítulo 18: Familia Palacios (2)

-¿Seguirás actuando como un tonto? - Pregunto Rogelio con voz fría

-Este hijo es realmente ignorante, desea que lo ilumine el padre - Dijo inclinándose Sirius

Rogelio puso una cara de desagrado, odiaba considerar a Sirius como su hijo.

-Verte es ver al fantasma que me robó lo más preciado - Comentó

-¿Mi madre? - Preguntó aún tranquilo Sirius

-Anabel dio su vida por un desperdicio de persona como tú, realmente triste, las flores no deberían morir antes que la tierra - Decía Rogelio

-Lo más bello es efímero por eso se vuelve único - Comentó Sirius

-¿Al menos sientes culpa por causar la muerte de tu madre? - Le pregunto

-Cada día sin falta - Proclamó

-Mentiroso... Dicho eso hablemos de la razón por la que estás aquí - Decidió cambiar de tema Rogelio sabía que a nada llegaría hablando con Sirius

-Atento escucho la guía del padre

-¿Cómo te fue en la prueba? - Pregunto

-Posición 20, padre, 3 peleas ganadas y una perdida... Pero claro esto ya lo sabe, como podría existir alguien con más conocimiento que usted aquí

-Un pobre resultado - Se burló Alejandra

-Je, je, je gran hermana, aún soy joven mis logros son solo míos, no soy competencia para ti y tus uñas que se aferran a los logros del esposo - Bromeo Sirius

-¿Como te atreves? - Pregunto ofendida Alejandra levantándose

-Cierren la boca - Ordenó Rogelio

Alejandra volvió a su asiento girando la cabeza para no ver a su joven hermano. Sirius solo levantó los hombros sin comprometerse.

- Haber llegado a la posición 20 no significa nada Sirius, como miembro de una de las grandes familias deberías haber quedado en los primeros lugares como los representantes de Dolr y Villanueva, talentos sin duda pese a ser de tu misma edad parece que no eres capaz de siquiera rozar sus pies, me decepcionas - Comentó Rogelio

Sirius choco su puño con su palma y volviéndose a inclinar dijo:

-Realmente lo siento padre, no soy digno de ser de la familia, mis esfuerzos son muchos pero los logros pocos

-Basta de tus mentiras y deja de llamarme padre, solo dime jefe de familia ya me has cansado - Repudio Rogelio

-Me comprometo a no volver a fallar jefe de familia

-Bien ahora márchate... A y otra cosa si vas a actuar como un cobarde y acosar a los débiles al menos intenta que no te hagan justicia después - Dijo Rogelio con una mueca de burla

Sonó una campana y los sirvientes comenzaron a traer la comida. Rogelio ya no le dijo nada más a Sirius, actuó como si ya no existiera.

Al no ser bienvenido para cenar, Sirius se marchó con paso ligero y sin despedirse.

-Basura - Escucho murmurar a Alejandra

Al salir se encontró nuevamente con Fil el sirviente de su padre.

-Joven Sirius permitame unas palabras - Pidió el viejo

Sirius volteo levemente.

-Su aptitud ha sido grosera debe corregirla, este viejo lo aconseja, intente crecer con más humildad - Dijo con un tono cortante

El mayordomo volvió a entrar al comedor, Sirius solo lo vio marcharse, en su cara se dibujó una sombra.

Aunque quería marcharse de la familia Palacios aún la necesitaba para mantenerse oculto en lo que se fortalecía, por ahora tenía que aguantar los malos tratos de todos incluidos los sirvientes. Bueno tal vez no de todos.

-Viejo, este joven escucha tu consejo, y pronto te daré yo uno - Dijo a la nada Sirius

Al caminar por el pasillo paso por la puerta de la habitación de su tercer hermana, Nanabel, un año mayor a Sirius, la joven siempre había sido enfermiza y rara vez abandonaba su dormitorio. La única forma en que pudiera salir era con la ayuda de algún sirviente que empujara su silla de ruedas.

El villano recordaba que quedaban pocos años para la muerte de su bondadosa hermana, tristemente está no sería en manos de la enfermedad que la carcomía, sino que sería causada por su propia familia.

Era mejor no mezclarse con ella y dejar atrás pensamientos oscuros.

-Eres tu hermanito - Dijo de pronto una débil voz del otro lado de la puerta

Sirius se congeló, su corazón por un momento se perturbó por la nostalgia.

-Soy yo hermana - Dijo, sin saber si marcharse

-Entra Sirius quiero ver tu rostro - Pidió Nanabel

Un dolor ligero creció en su interior mientras abría la puerta y ante sus ojos aparecía la bella dama de cabello de nieve, su tez estaba débil, pero algo ruborizada, se mantenía sentada en una silla de ruedas junto a la ventana con un libro en las manos.

Su aura se filtraba del cuerpo como pequeños pétalos de flores de múltiples colores que caian al suelo, algo involuntario y la causa de su enfermedad. Su alma aunque nacida con una gran cantidad de aura también estaba rota e inestable.

-Estás aquí - Dijo ella con una sonrisa brillante

-Saludo a la tercer hermana - Dijo golpeando su puño en la palma Sirius

-Deja eso Sirius, deja de actuar con falsedad - Los ojos amarillo pálido se posaron sobre él

Nanabel pese a su delicado estado tenía varias habilidades únicas. Una de ellas era la capacidad de sentir todo en un radio amplio de su persona. Así podía saber donde y que estaban haciendo cada uno de los habitantes de la casa si se lo proponía. Además, sus sentidos eran tan agudos que podía escuchar cada suspiro o latido qué se produjera cercas.

-Tu corazón emite un canto triste hermano, por lo que sé, te viste con padre y los hermanos mayores, ellos debieron lastimarte - Comentó

Más que el encuentro con su padre fue el recuerdo revivido de Nanabel lo que por un momento perturbo el corazón de hielo de Sirius aunque claro esto no lo admitiría.

-No guardes sus palabras con dolor ¡oh! pequeño hermano, padre, es solo un niño cuando se trata de sentimientos y por eso te guarda resentimiento por lo de madre pues sabe que ella te amó más que a nadie, son celos- Explicó Nanabel

-El jefe de familia es duro, pero justo, yo soy el asesino de nuestra madre, si ella no me hubiera tenido seguiría viva-Exclamó Sirius

-Tonterías, el corazón de una madre es profundo por sus hijos, ustedes hombres lo ven con simpleza, estoy segura de que te dio su vida con gusto, el camino no fue una mentira para ella, sino un destino feliz de cruzar - Dijo con un tono de tristeza

-La hermana es lista, no puedo debatir

Ella le sonrió y levantándose a duras penas camino para abrazarlo, fue tan impulsivo que Sirius no pudo evitar quedar atrapado en su brazos. Su corazón tembló nuevamente.