capitulo 19: Despertar

El sonido del casco caer al suelo congelado era lo único que se escuchaba, luego se muestra el rostro de aquel individuo que se atrevió a cortarle la lengua a la emperatriz.

— Der...— tratando de decir alguna palabras, se le dificultaba de más.

—  ¿Que?— ... Pregunta con una risa—... ¿El gato te comió la lengua?

Derek, quién había podido liberarse de los guardias en aquel pasillo, pudo tomar la armadura de uno de ellos con solo el motivo de hacerse pasar como un soldado y atacar a la emperatriz con la guardia baja. Creyendo ella que era su fiel lacayo.

Su siguiente golpe, para acabar con esto de una vez por todas, se fijó en la yugular de Anabella y con una velocidad impresionante intentó clavársela. No obstante la emperatriz aún no se rendía. Y tomando la dama con sus propias manos, la detuvo sin importar lastimarse. Era una lucha de resistencia, ni Derek ni ella daban su brazo a torcer.

— no sabes cuánto quise hacer esto... No importa si después Alessandro me mata por lo que hice a su amor. Pero sé que lo libre de la maldición y de tí...— Derek afincaba más sus manos en el puñal declinado cada vez al cuello de ella. 

Las manos de la emperatriz temblaban, ya no podía podía resistir más. Además, Derek destruyó su punto débil, su lengua. Ella no sabía cómo supo de eso, o tal vez fue coincidencia. Lo que si es verdad es que muy pronto conocerá el verdadero dolor.

— dasvidania... Maldita bruja.

Un sonido tan sutil pero nada agradable se escuchó en el trono donde estaba la emperatriz. Pero Alessandro solo prestaba atención a una cosa. Él aguardaba en sus abrazos a Elenor. Sus lágrimas se habían congelado pero aún así, seguían cayendo al suelo. No prestaba atención a su alrededor, simplemente contemplaba el rostro apagado de ella. Había cerrado la herida con varias capas de hielos, pero aún así había perdido mucha sangre.

— tonta... ¿Ahora como quieres que viva sin escuchar tu ruidosa voz?— dió su último lamento y se dejó caer su cabeza al rostro de ella. Nada más le bastó un segundo para levantarlo y con una impresión de asombro decir—... Aún respira. 

Alessandro se acercó al corazón de ella y lo escucho muy lento, pero latía. ¡Aún seguía con vida!

La única persona que si fallecía era ella, la emperatriz Anabella. Cuya daga en su garganta se encontraba. Seguía viva, pero agonizando de una manera dolorosa hasta que su sangre deje de salir y muera de un sangrando crónico.

Derek quién respiraba un poco agitado. Sé echó para atrás. Dándole la espalda a su hermana y el cuerpo desfallecido de Elenor, explicó.

— le di en el costado en un punto no vital. Ella estará bien si la tratas ahora... Créeme, no espero que me perdones, pero lo hice para llegar a este punto y acabar con la bruja... Además, sacaste de ti tu humanidad al darte cuenta que a la mujer que amas se te iba de las manos, eso, logró romper la maldición o mejor dicho, Elenor lo logró. Yo me encargué de la emperatriz ahora tu encárgate del resto, salva a la mujer que amas y le darás un imperio que merece... Ese es tu deber.

Levantadose del suelo con ella en sus brazos. Su voz fría amenaza el salón.

— ¿Un imperio?... No. Le daré el maldito mundo para que regrese conmigo. En cambio a tí. No estoy muy contento que digamos. Luego arreglaremos esto... Derek.

— si, si... Estaré esperando aquí para que me cortes la cabeza. Lo que le hice a Elenor fue algo imperdonable... No era mi intención herirla de esa forma. Me aseguraré de disculparme con ella. Aunque conociéndola, sé que solo me gritara... Espero.

Alessandro no objetó más. Pues había entendido perfectamente su plan con solo analizar los detalles de su alrededor. Sin embargo, le molesta el hecho de que inevitablemente Elenor haya salido herida. Aún así, había posibilidades de salvarla. Lo único preocupante es despertarla de su profundo desmayo con su respectiva curación.

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Elenor.

Por un momento... Mi cuerpo se desmayó ante la perdida de sangre. Me sentía débil y de una forma muy extraña. Ah!... Era cierto, había roto la maldición de Alessandro antes de que perdiera la consciencia... ¿Estoy viva?... ¿Aún estoy con Alessandro?... No lo sé, solo... Éste sentimiento tan cálido me hace desear nunca más despertar. Debería seguir ese punto brilloso.

— Elizabeth... Elizabeth...

Sentía un llamado con mi antiguo nombre. No distinguía la voz. Caminaba a ella. ¿Era mi momento?... ¿Ya no veré más a Alessandro?... Si es así, ¿Para que sigo a esa luz?

— no... Debo regresar... ¿Cómo?

Miré atrás mío, una brisa helada pasa y rodea mi cuerpo. Podría conocer lo frío del invierno como cualquier clima, pero éste frío... Era diferente. Era de Alessandro. Sin duda alguna, fuí tras esa brisa. Lo siguiente que sentía era un extraño sentimiento de haber despertado de un sueño largo.

Abro en par mis ojos. Con un suspiro llene mis labios y lo expresé con gran sorpresa. Respiraba como si nunca lo hubiera hecho, pues era un poco agitado. Seguía viendo el techo de no se qué habitación pero tratando de analizar la situación.

— casi me voy con san pedro...

Luego, escuchó esa voz, con ese acento tan característico de él.

— Elenor...

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