capitulo 17: Ataque

El sonido del carruaje en el camino escuchaba Elenor, ya que pensativa se encontraba. Miraba con un poco de preocupación la ventanilla.

— ¿Como soy en la historia?— preguntó Derek, sacándola de su mente.

— ¿Eh?

— me refiero a como soy en la novela que leíste y en la que ahora estás aquí.

— ah, no apareces mucho. De hecho. Solo tú nombre como hermano del emperador...

— ¿Que?

— pero... Supongo que como todo a cambiado, diría que te has vuelto como el segundo protagonista— Mirándola molesta, ella le pregunta— ¿Que pasa?

— siempre soy de segundo. Me cansé de estar en ese lugar... Pero... Lo soporto. Alessandro ha sufrido más que yo. Soportó los abusos de mis padres. Él no tuvo la libertad que yo sí.

— sus padres... ¿Como eran?

— si Alessandro es de mal carácter, nuestros padres eran peor. Más que todo padre, los castigo no era para nada suaves. Más que todo, en su espalda llevaba los golpes. Si no me equivoco, él es más sensible ahí...

Asombrada, Elenor se guarda el comentario y lo piensa.

“ahora recuerdo. Nuestra primera vez me ordenó no rasguñarlo en el espaldar. Yo en ese momento lo único que pensaba era en como salvarme de él..."

— yo... No lo sabía.

— y si no fuera por mí, tampoco lo sabrías. Alessandro prefiere olvidarlo que revivir esos recuerdos. Yo haría lo mismo... Así que te pido que te prepares para lo peor. Me has contado una parte de lo que sabes que pasarás, deberás ser capaz de prevenirlo. Dices que con el amor verdadero se podría librar de la maldición de su corazón ¿No?

— si... Pero, prefiero ir a lo seguro que es acabar con la emperatriz.

— yo... Tengo un plan. Te lo diré cuando lleguemos al palacio.

Elenor lo único que ella quería era sacar a Alessandro de ahí antes de que Anabella iniciará su plan para asesinarlo. Pues así era en la historia; él iba con la intención de ver a la emperatriz para discutir con ella. En esa parte de la historia Alessandro era más hostil y amenazaba con usar su magia, fue ahí donde Anabella aprovecho atacarlo con la escusa de que era en defensa de su seguridad, no obstante, Elenor lo había seguido y como lo vio en peligro decidió impulsivamente protegerlo con su propio cuerpo, para al final él no haberle importado su sacrificio.

“¿Cuál era ese plan de que Derek pensaba usar?... ¿Por qué no me lo quiso decir ahora?... Éste personaje es ma enigmático de lo que creí"

Había pasado varias horas. El carruaje se había detenido ya al frente del palacio imperial. Derek baja primero y con solo su presencia los guardias no preguntaba o detenían. Sin embargo, llega uno antes de que subieran por completo las escaleras por las razones que Elenor se temía.

— archiduque... Por órdenes de la emperatriz Anabella, nadie puede pasar al palacio. Ni siquiera usted.

— oh... ¿Y por qué no se puede entrar?— preguntó con una sonrisa sombría.

— son órdenes de ella. Nosotros no-...— en ese instante, Derek sacó una daga que tenía oculta en la manga de su chaqueta, clavándosela en todo el cuello.

Más que todo Elenor había quedado asombrada de lo que veía. Es cuando Derek explica.

— los guardias imperiales están bajo las órdenes de la bruja. Lo pude notar por las pupilas de su ojos. Nos iba a matar de todas formas. Elenor... Te cubriré hasta donde pueda...

Derek se encargaría de los guardias para hacer de distracción y que Elenor llegará dentro del palacio y que encontrara a Alessandro.

— Vanessa... Regresa al carruaje y no salgas hasta que te diga...— la sirvienta asintió y bajó lo mas rápido posible— Elenor... Ve...— antes de que los guardias llegaran en masa Elenor aprovecho para entrar al palacio.

Cada vez que un guardia quería atacarla, Derek la defendía su espalda. Hubo un momento en el que él se detuvo para encargarse de un grupo. Le grito a Elenor lo siguiente.

— ¡No mires atrás!... ¡Corre!... ¡Y encuentra a Alessandro!... ¡Solo tú puedes salvarlo!

Elenor confiaba en el que él estaría bien. Ahora, solo faltaba hallar al emperador en este amplio lugar. No obstante, un frío abrumador se siente por este pasillo en el que ella corria.

— no...— susurró Elenor y apresuró sus pasos.

No había ningún soldado custodiando las puertas. Era imposible que todos los guardias se fueran tras Derek, así que la única manera es que estén protegiendo a la emperatriz de un posible ataque.

Elenor seguía el rastro de frío para así encontrar a Alessandro.

Elenor.

Sigo el pasillo tan rápido como puedo, pero estaba congelado y me frenaba a cada rato. Me sorprende no ver a ningún guardia por aquí. Luego analizo eso y llego a la conclusión de que podría estar con Alessandro y la emperatriz. Que podrían estar protegiendo a Anabella, luchando contra Alessandro. Apresure mis pasos y a los lejos escuchaba confrontaciones.

— Esa voz quién gritaba... ¡Alessandro!

— ¡Anabella!... ¡Ya basta de fingir!... ¡Yo no te eh tocado ni un cabello!... — exclamó Alessandro.

— ¡Emperador!... ¡Usted está atentando contra la vida de la emperatriz...! ¡No intentes hacer algún movimiento, o podría abrir fuego contra usted!... ¡No importa si eres el emperador legítimo, si me lastima, el pueblo sabrá de su maleficio contra mi y se alzarán en contra de usted!.

— Anabella... No soy estúpido para creer que has sido una gran soberana como para que el pueblo te adore. Sé que había estado ausente por mucho tiempo, pero la factura nunca me faltaba, joyas, gasto innecesario y mucho derroche de dinero. Pero no vengo por eso. Mi decisión final es darte el trono completamente, no me importa si este imperio se va a la mierda contigo como soberana. Pienso dejar todo lo que me hizo sufrir en este lugar tiempo atrás. Quiero vivir plenamente... Solo por ella y nada más por ella lo haré. Quiero buscarla y pedirle perdón por lo que hice...

Anabella esperaba el momento de que Alessandro la atacara. Pero ella se sorprende al ver que a cambiado y se a controlado en su temperamento. La emperatriz le entró gran curiosidad al escuchar el “ella" en su motivo discurso.

— esa ella... Te refieres a la última sirvienta que fue a tu palacio de hielo ¿No?...— con una risa, ella misma responde a la pregunta—... Sí. Me recuerdo de ella. Cabellos azabache, piel pálida y un rostro de inocencia... Aunque contigo dudo mucho que ya no le haya quedado la inocencia. ¿Es por ella que quieres cambiar?

Alessandro apretaba los puños. No quería descontrolar más su poder para que no hubiera motivo de que le ataquen. Pero Anabella descubrió ese punto débil de él que es una oportunidad perfecta.

— ¿La quieres?... Sí es así. Debiste quedarte en tu castillo con ella y dejarme el trono sin venir aquí. Era fácil.

— no.— aclaró de una—... No la quiero. La amo.

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