capitulo 6: El bosque

Entraba en el bosque blanco. Donde su nombre hace honor a dicha vista que presenciaba. Todo estaba cubierto de nieve. De una pura y hermosa nieve. Donde yo era la única cosa que relucía tras caminar a pasos algo veloces. Aún podía ver el castillo, eso significaba que no he sobrepasado los límites que el emperador Alessandro me mencionó.

— todo lo que veo son árboles cubiertos de nieve. Nada nuevo... Como dije, no me quedaré de brazos cruzados para esperar que me llegué la respuesta del cielo. Algo debo saber de la maldición del emperador más que en la historia.

Caminado tras nueva ruta que era diferente a las demás. Lo esperable pasó, ya no veía más el castillo. Los inmenso árboles cubría mi vista. Paso tras paso veía mi alrededor. Cada árbol nuevo que veía estaba más retorcido. En uno de ellos estaba con algo que me da más curiosidad. Una rasguñó singular de un... ¿Oso?... ¿Lobo?... ¡No!... Era más grande que cualquiera de los dos... ¿Será la bestia que me mencionó Alessandro?... La bestia blanca. Y mientras que veía más, los troncos de algunos árboles estaba roto a propósito. Partido a la mitad por una brutal fuerza.

— será mejor regresar....

Por suerte, había marcado el camino para volver. No podía darme el lujo de perderme. Él no se moletaria en buscarme y fácilmente me remplazaría.

— ¿Eh?

Un crujido detras de mi suena. Volteó y observó que no había nadie. Pero el sonido no desaparece. Crujido, crujido y más crujido pero cada vez más fuerte. Como si el peso de dicho ser fuera tan pesado.

Camino nuevamente pero más rápido. Tomando mi vestido, y la capa sobrevuela por el viento helado. Realmente sobresalía con este color.

La caminata rápida se volvió una carrera, veía el rastro que dejaba en los árboles para volver al castillo. Pero esa cosa me perseguía sin fin. Sentía que me seguía el pasó a propósito, que iba a mi misma velocidad. Un leve gruñido escucho en mi espalda. No me permitía voltear ¡No podía! De lo contrario, quedaría paralizada de lo que vería.

— ¡El castillo!— lo veo por fin...— ¡Carajo!— tropiezo con una piedra oculta en la nieve.

Caí como una niña entre la nieve. Antes de ponerme de pie, una cosa grande salta sobre mí, pisando mi espalda y causando que vuelva a pegar el rostro fuertemente en la nieve.

Por suerte, lo suave de la nieve amortiguan el golpe.

— ¡¿Que era esa cosa?!... ¡¿Donde te fuiste, malnacido?!... ¡Atrévete a pisarme así otra vez!

Levantándome, antes de quitarme la nieve de encima. Veo a donde dejó las huellas. Sé había desviado del camino, al parecer regreso de donde me persiguió. Era como dijo el emperador. La bestia blanca protege más allá del bosque del castillo. No se atrevió a seguir derecho. ¿Entonces estaba asegurando que volviera?... ¿Por qué no me atacó como debía?... Solo me asustó para regresar.

« bien... Por lo menos tengo algo nuevo que investigar»

— Aaah... Me duele la cabeza. Algún día me la cobraré... ¡Achu!— de repente, una fuerte comezón atormentaba mi nariz. No dejaba de estornudar y era cada vez peor...

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— bienvenida...— el mayordomo abrió la puerta antes de que yo tocará.

— por favor... ¡Achu!— cubro mi nariz con mi mano— iré a mi habitación. No creo poder ver al emperador en este estado.

Por una parte tenía una ventaja ante la gripe que me dió. Supongo que nadie tendría relaciones con un enfermo de esta manera. Se le lo podría contagiar.

— lo lamento. Pero el emperador si requiere su presencia sea como sea. Es una orden urgente.

— no. De verdad. Si lo veo ahora me culpará de que le pegue una gripe... ¡Achu!

— su majestad no se enfermería con algo tan bajo. Sígame. De lo contrario, tendré que llevarla a la fuerza.

Por un momento quería ver que era capaz de hacer este mayordomo tan tranquilo. Sin embargo, no fue un día muy productivo a excepción de que posiblemente una bestia me haya aplastado a propósito. Le seguí y me llevo a un lugar muy apartado de todas las habitaciones. Me faltaba recorrer bien el castillo así que me tomaré un día para hacerlo.

Él abre una puerta de madera. El vapor que salía era caliente. Luego, escucho gotas y eco del agua. El vapor poco a poco se desvanece, era una habitación espaciosa con un tanque de agua con una temperatura adecuada para el cuerpo.

Me preguntaba donde estaba su majestad. El mayordomo dijo que estaba por aquí. Pero no lo veo. Hasta que una voz fuerte y con un acento a ruso habla desde la esquina de la habitación.

— Felipe... ¿Tienes listo los reportes?

— si, solo falta que lo lea y que lo firme.

El emperador caminó hasta nosotros, desnudo y tranquilo de que lo viéramos en ese estado.

«¡¿Pero que diablos?!... ¡Por qué no tiene nada que cubra esa parte!... ¡¿Como puede hablar tranquilamente estando desnudo?!... Se me olvidaba que era un hombre sin algún pudor o vergüenza»

— bien, puedes retirarte— al irse el mayordomo, me mira. Pero yo desviaba la mirada...— mírame.

— no.

— deja de llevarme la contraria. ¿Acaso no entiendes tú posición?... ¡Dije que me vieras!

Lo veo. Con la mirada más seria posible. Sin embargo, mi reflejo puede apreciar su miembro tan... Bestia, como lo describe él. Estando aún sin su erección.

El emperador se expresa juguetonamente.

— ¿Por qué te haces la inocente?... Desvía la mirada por la única razón de que estoy desnudo... ¿Quieres que te haga recordar lo que soy capaz con ésto?

— no me siento bien, su majestad. Si lo hago con usted, ahora, me hará ver cómo una débil. Prefiero hacerlo cuando tenga energía suficiente para soportarlo.

Sin darme cuenta, se abalanzó contra mí, tomándome de la muñeca y otra de la cintura, podía sentir aún su piel húmeda. Más su miembro apoyándose más abajo de mi vientre.

— Niet...— que significa no en su lengua.

Realmente el idioma que habla me confundía un poco. Ahora entiendo que mezcla los dos idiomas; el ruso y el alemán. Es un idioma único.

Poco a poco intentó quitarme el vestido sencillo que llevaba. No se por que está vez me quedaba tranquila en sus brazos, tal vez, era por lo mal que me sentía. La pequeña gripe que tome del bosque va aumentando más sus síntomas.

— estás ardiendo...— dijo él, sin una emoción.

— me iré entonces.

— ¡Te dije que no te vas!

Antes de que pudiera reaccionar. Toma más fuerte mi muñeca y me desnuda fácilmente sin yo hacer algún movimiento para permitir tal acto.

— ¡¿Que hace, su majestad?!

— quédate callada por unos minutos. O si es posible para toda la eternidad.

Por un momento, me quedé en silencio. No para complacerlo. Solamente me sentía mal. Hasta que sin darme cuenta, me encontraba en sus brazos cargada.

«¿Que... Pero que intenta...?»

Llevándome dentro del agua. Mi cuerpo comenzó a sentirse bien. Entre sus brazos me mantenía, no me soltaba para nada. Claro, no desaprovechaba la situación y una mano se encontraba en mi seno y la otra en ambas piernas. Pero, no quería imaginar que se estaba reteniendo en tomarme y tener sexo. Ya que eso sería preocuparse por mí, algo que no debería pasar al no tener sus sentimientos gracias a la maldición. Entonces... Eso significa que está... ¿Cambiando a voluntad propia?... ¿Será posible eso?

Tras varios minutos de tranquilidad. Él me pregunta con su voz ronca.

— ¿Ya te sientes mejor?

— ... ¿Hum?... Ah... Si— «ahora que lo noto, me siento mejor, el malestar de mi nariz desapareció. Debe ser el agua que tiene propiedades curativas»—... De hecho, ya no me pica la nariz... Y no me siento mal. Gracias.

— ¿Ah?... Nada de gracias. Te necesito sana, no me gusta tener relaciones con alguien enfermo... Ahora que ya te sientes mejor para trabajar, comencemos...

—¿Eh?... — dejándome caerme en el agua, toma de la cintura y comienza a morder mi cuello...— ¡Oye... Aaah! ¡Eso fue de imprevisto, déjame prepararme~!

Callandome con lo inimaginable, sus labios se encontraba presionando con los míos. Sus cabellos rubios y largos eran tan largo que algunos mechones tocaban mi rostro.

«... Él... Me está besando...»

No pensé que él tomaría la iniciativa de eso. Pero yo no me quedaré atrás, así que lo tomó por el cuello y afincó más el beso. Sorpresivamente, me abraza más fuerte y seguimos en el acto bajo el agua.

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