Teodoro se encuentra sentado en la obscuridad total en la sala de estar en el departamento de sus vecinos, mirando y revisando los mensajes importantes de su celular, hay varios en particular los que más destacan son el de su mujer diciendo que se apure en llegar o se irá y celebrará sola su aniversario, solo marco al mensaje como leído ni siquiera le dio importancia. En la pantalla del celular le llegó una notificación de batería baja al 12%. Agarro el portafolio y con la luz de la calle iluminando el departamento, para buscar su cargador de repuesto. Busco, hurgó y rebuscó, no lo encontró de seguro lo dejo olvidado en la oficina, dio un suspiro largo, fijo su vista en el saco a un lado de este está el regalo que le preparo a su exesposa para su aniversario, quería tirarlo al tacho de la basura, pero eso sería un verdadero desperdicio.
Se le encendió la lamparita, antes de que los padres se retiren de a su cita, Esther le entregó el celular de la adolescente. Golpeó de forma suave la puerta del cuarto de Roxana, hasta que se dejó oír un adelante. Abrió la puerta lentamente, observo a la adolescente acostada en su cama boca arriba con las rodillas dobladas leyendo un libro.
- Te tengo un negocio.- le propuso a la adolescente enseñando el celular de la recién mencionada, a ella se le iluminaron los ojitos.
-¿Qué tienes en mente?- pregunto interesada.
- Precisó ir por unas cosas a mi departamento.- Roxy hizo una "O" como exclamación.- Tu señorita.- le apunto con el dedo índice, ella asintió con la cabeza.- Llama a recepción y pregúntales di la vieron salir.- con el rostro entre interrogativo y con seriedad.
- ¿Eso es todo?- cuestionó con curiosidad.- pues está bien fácil.- se levantó de la cama dejando de lado el libro, camino hasta Teodoro tomo devuelta su celular, realizó unos rápidos movimientos en este, se puso el celular cerca de la oreja.- bien gracias.- colgando la llamada.- me dijeron que vieron por las cámaras de seguridad salir a tu supuesto mejor amigo por el estacionamiento, hace como cuatro horas.- vio a Teodoro hacer una mueca de disgusto.- y a Rocío hace más de diez minutos se tomó un remis.- el asintió con la cabeza pensativo.- bien señor Teodoro yo ya cumplí con mi parte, ¿me puedo quedar con esto?- haciendo referencia al celular en su mano.
-Ja, ja, ja.- se rio.- Roxy eso es tuyo, porque diablos me lo quedaría yo.- la adolescente fingió que se molestó y dándole la espalda al hombre, a Teodoro se le hizo divertido la situación.
- Disculpe, ¿señor eso es todo?- cruzando los brazos.
- En realidad...- dijo sonando entre divertido e interesante, para llamar de nuevo la atención de la adolescente.- te tengo un segundo trabajo.- levantó su mano derecha mostrando la pequeña cadenita que le compro a su exesposa, la pequeña Roxy se quedó hipnotizada por el pequeño objeto, es realmente bonito.
- Si amo, tú mandas y yo sigo sus órdenes.- bromeó, Teodoro inclino la cabeza hacia adelante al mismo tiempo que se cubre la boca con la mano desocupada para evitar reírse con fuerza por elocuencia de la adolescente.- ¿y qué tengo que hacer?- ansiosa por saber que tiene hacer ahora, con los ojitos brillantes.
- Marca a mi número de celular por si ella regresa antes de tiempo.- pidió borrando cualquier rastro de diversión en su rostro, suplantando por uno lleno de enojo y tristeza.
- y como carajos voy a saber yo cuando ella regrese con exactitud.- entre desconcertada y con confusión.
- Señorita Roxana.- la llamó por su nombre.- todos en el edificio ya saben las buenas amigas que son con la hija del recepcionista.- dijo y ella desvió la mirada hacia otro lado de la habitación.- y sé que recién la llamaste al privado y que te hizo la gauchada de recién.- a la chica se le abrieron los ojos sorprendidos al ser analizada por su cuidador.
Teodoro se reclinó con los brazos cruzados en el marco de la puerta, con una sonrisa en el rostro, sabiendo que embauco a la joven adolescente.
- Bien, está bien.- suspiro.- okay vale yo te aviso si ella llega a regresar.- acostándose nuevamente en la cama retomando la lectura.
- Okay, te veo al rato.- dijo saliendo del cuarto de la adolescente para luego salir del departamento de sus vecinos.
Camino tranquilo sin preocupaciones algunas por el corto trayecto hasta llegar al ascensor, se quedó parado frente a este, pensando, "esto es una locura" se dijo así mismo. Camino hacia la salida, por las escaleras de servicio, no están mala idea por si llega su exesposa, es mejor ir por las escaleras y no tener que cruzarse con ella.
Lo mejor de todo es que se encuentra en buena forma, no como esos muchachos que pasan mucho tiempo en el gimnasio, pero si lo suficiente como para subir escaleras y no quedarse sin aire como les pasa a la mayoría de sus compañeros cuando las suben, él les había aconsejado que por lo menos vallan dos o tres veces por semanas al gimnasio o que hagan caminatas largas, pero ni ningún le apretó atención.
Y lo segundo mejor es el hecho de que su departamento se encuentra un piso arriba, no le tomo ni siquiera un minuto subir las escaleras. Una vez que llegó a su piso respiró hondo, "aquí vamos de nuevo".
Saco las llaves de su bolsillo del pantalón, abrió de nuevo la puerta, como la primera vez que ingresó en el día, lo recibió el silencio en compañía de la obscuridad. Prendió las luces del departamento, en menos de diez pasos llegó a su habitación, aquella habitación que solía compartir con su mujer, su amiga, su luz, su todo, pero todo eso acabo.
Se fijó en la cama tendida y bien arreglada, encubriendo cualquier rastro entre ellos dos, su exesposa sí que es buena para aparentar. Negó con la cabeza frustrado, se tiene que apurar, agarro un bolso, en él puso dos camisas, dos pares de pantalones para el trabajo, tres pares de medias, cuatro bóxer, una campera para la lluvia, un saquito de invierno, una corbata, un par de zapatillas deportivas y un desodorante en aerosol Axe. Cerró el cierre, lo sujeto por la manija y antes de irse, una lapicera y papel, y en él escribió lo siguiente:
"Siento no haber sido lo suficientemente bueno para ti, te deseo felicidad.
Pronto sabrás de mí y de mi abogado.
Teodoro Thompson."
Pego la nota en la heladera, miró a su alrededor, un último vistazo, un último acto de amor, es dejarle el departamento a su mujer, es mejor para él, de esta manera no tiene que vivir con el recuerdo de lo que vivió en el día de hoy.
- Adiós.
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Comments
Nidia Mojica
Es mejor cortar por lo sano. Me agrada Roxana.
2025-02-22
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Yoha D' Boliivarr
Me parece un hombre demasiado bueno , yo en su lugar le hubiese tomado fotos darle un paliza al disque amigo y llamar al abogado y dejarla a ella en la calle por perra .
2025-01-27
1