XIX. Estres de trabajo más un completo idiota (II).

Ya volví mi querido jefecito.- dijo expresivamente sorpresivo alegre por traer comida y por poder tener algo de comida dentro de su estómago que ruge como un león hambriento de su presa. Llamando la atención y deteniendo la "conversación" de ambos hombres.- mi madre le manda a decir que más le valga que no deje ni una sola migaja o se asegurara de tener que venir en venir hasta aquí personalmente y de ver que el tupper quede totalmente limpio.- mintió con una sonrisa descarada en el rostro poniendo la bolsa con los dos tuppers encima del escritorio de Teo. Ignorando por completo al otro hombre.

Cuando se percató más o menos de lo que está pasando se dio cuenta de que en la oficina de su jefe está bajo un hechizo de tensión máxima de esas mismas que pone en los interruptores señales de que tiene que ser precavido si no quiere que una chispa caiga sobre su hermoso rostro. Teodoro con la mandíbula apretada con una mano lo sostiene con gran fuerza e ira de la curvatura del cuello al otro hombre y el puño en el aire quedo a unos centímetros del otro hombre que lleva puesto un overol industrial de color azul con el bordado del taller donde trabaja. El hombre desconocido para Christopher tiene rostro de resignación listo para recibir el golpe de su jefe.

En cambio, Christopher se quedó quieto como un niño obediente en una esquina aunque algo inquieto en su mente preguntándose "¿qué es lo que diablos está pasando aquí?". Sin embargo, se acercó a su jefe a paso lento y siendo cuidadoso de no hacer un paso en falso la mirada de su jefe es feroz sostuvo la mano que todavía permanece en forma de puño en el aire. De a poco la fue bajando con preocupación de no tener que ser el siguiente objetivo de su jefe se tuvo que contener de no tener que decir algo imprudente o sino su jefe… Bueno no quiere ni pensarlo. Se fijó con su mirada de azul intenso en el gafete que cuelga del cuello del otro hombre que dice visitante Mark Ponce.

- "Qué mal tendría que haber permitido que mi jefe le dé su maldito merecido, ya que se lo merece por traicionar a su jefe... Su querido jefe".-reflexiono.- "y si a lo mejor no es ese Mark y es otro Mark".- se autocuestionó en su mente.- "No".- negó con la cabeza.- "sí debe ser ese Mark porque otra razón su jefe levantaría el puño hacia otra persona que no sea ese Mark".- dijo orgulloso de sí mismo ante aquel pensamiento suyo con una sonrisa altanera en el rostro.

-¿por qué sonríes?- se oyó la voz fría de su jefe él abrió los ojos sorprendidos ni siquiera se dio cuenta en que momento empezó a sonreír así en un movimiento fugas cambio su semblante por uno más serio para disimular su altanería.

- Nada jefe solo me acordé de un mal chiste que me contó mi hermana hace unos días que no entendí del todo, sino que ahora lo vengo entender.- disimulo el motivo de su sonrisa aunque no era del todo cierto si es cierto sigue sin entender ese chiste y ya pasaron más de cinco años de ese malo.- Pero me disculpó jefe por interrumpir su golpe si puede continuar en donde lo dejo y yo me iré por una tasa de café y volveré dentro los próximos diez minutos.- sugirió de forma directa.

Mark se asombró por la forma de hablar de la persona que ingreso a la oficina de su mejor amigo como si fuera la suya y para el colmo la forma poca indirecta a la hora de referirse hacia su persona es como si lo conociera de toda la vida y como si tuviera más derecho que Teo como si lo restriega en la cara y eso lo molesta en demasiado y esa mirada altanera y burlona y la forma tan poco despreocupada que se desenvuelve con Teo lo hace sentir a un más molesto apretó el puño en manera de reflejar sus emociones cosa que no paso desapercibido ni para Teo ni para Chris. Lo que más le molesto a Mark fue el simple hecho de que el hombre de mirada azul intensa en ningún momento reprocho a Teo por golpear a una persona si no que todo lo contrario que lo incentiva a que lo haga sin ningún problema.

- ¿quién eres tú y porque ingresas tan familiar a la oficina de mi amigo?- pregunto Mark con disgusto en su voz ante la extraña presencia del hombre desconocido.

- ¿yo quien soy?- se auto señaló haciéndose el desentendido.- Yo soy el secretario del señor Thompson.- se presentó con seriedad en su rostro.- y yo tengo más derecho de estar aquí que usted.- encaro sabiendo de ante mano que ese tal Mark quiere correrlo de la oficina de su jefe y eso solo hace que sea él el que quiera golpearlo más que su jefe.

- Se llama Christopher.- dijo Teo con una voz de ultratumba asustando a su ex mejor amigo.- y ahora larga te.- señalo la puerta una vez más. Sin embargo, el hombre seguía haciendo caso omiso a sus palabras.

Mark en serio quiere disculparse con su mejor amigo hacerle saber que lo sucedido con su señora no fue más que un simple error y que no va a volver a suceder jamás en la vida su amigo solo tiene que decir te perdono ahora vamos por unas cervezas al bar y olvidémonos del asunto. Esas simples palabras, pero no quiere decirlas, pero porque fue un error más que nada un error ellos son amigos de toda la vida tienen que perdonarse todas en las buenas y en las malas. Se quiso acercar a su amigo con un rostro lleno de desesperación buscando lo que necesita que diga su amigo si es así lo va a obligar a que las diga, pero no contó con que el presunto secretario de su amigo se interponga en su camino.

- Ya lo oíste larga te acabo de llamar a seguridad tienes menos de un minuto para largar te.- sentencio amenazador Chris bloqueando el camino de ese depravado que quiere hacerle daño a jefe se le nota en la mirada que tiene.

- No serías capaz.- sonrió con malicia desafiándolo a ver si es capaz de hacerlo.

- Solo basta con marcar un simple botón en el escritorio del Señor Thompson y como su secretario tengo que velar por su seguridad.- dijo con su orgullo.- y por la empresa.- termino diciendo para ver como el hombre inició una carrera corriendo con el rabo entre las patas al ver en la mirada del secretario de Teo de que si lo hizo.