XX. Sumerguido en la obscuridad de la noche (I).

Para Teodoro fue un día bastante agotador o más bien una semana agotadora una de sus compañeras de oficinas aunque en realidad el día que él fue ascendido ella fue contratada un día después para cubrir su puesto faltante, ya que se necesita de alguien más para tener todo el área cubierta. Sin embargo, lo que sucedido dentro de la oficina no fue enteramente la culpa de ella, sino que nadie tuvo las agallas o la amabilidad de enseñarle y de como funciona realmente las cosas dentro de la oficina, ella desde el primer instante quiso escalar y de estar a la altura de los demás y por eso se produjo todo este desastre. Y ahora es la pobre chica es la que se debe de abstener a todas las consecuencia, según en palabras de los socios mayoritaria. El problema erradico cuando este llego a sus manos y vio que si no pone manos en el asunto la empresa hubiese entrado en una enorme crisis sigue sin entender a los antiguos socios de la empresa diciéndole que le reste importancia, ya que sería la mujer que deberá a abstenerse a las posibles consecuencias de aquí al futuro.

Esto molesto muchísimo a Teo, porque sino fuera que estuviera tan sumergido en sus problemas personales a lo mejor el hubiese ido en presentarse primero a lo mejor las cosas ahora serían totalmente diferente. Aunque tampoco ayudo mucho el tema de que estuviera de aquí para allá reuniones de socios, accionistas, los altos ejecutivos. Tiempo después a Christopher se le ocurrió la brillante idea de buscar soluciones aparte, ayuda de segunda mano, algunas personas tomaron la sabía decisión de tener que entrarle al juego después de que se enteraron de que Teodoro casi se pone violento con un posible "cliente" potencial.

Su mente y cuerpo debían de estar por todos lados si no que debido a eso siente su cuerpo está totalmente agotado y con ganas de regresar a casa y dormir todo el fin de semana sin interrupciones. Si no fuera por la ayuda constante de su secretario y la comida de la madre de su secretario cree que ya hubiese caído agotado antes de que llegue un viernes a la mañana en una reunión con un montón de idiota despreciable haciendo lo posible para deshacerse de la pobre mujer, pero no contaron con que antes de llegar el mediodía el asunto ya estaría completamente resuelto.

Su agotamiento mental se debía también a la visita inesperada de su ex mejor amigo y su nivel de estrés aumento en un cien por ciento, y la única forma de calmarse fue haber probado la sabrosa comida de la madre de su secretario que hoy a la mañana esta vez fue traída por su secretario desde el ingreso de laboral. Su asistente le llego con la misma mentira que en el día de ayer sobre no dejar ni una sola migaja en el tupper.

-"Debería de empezar a contar las mentiras dichas".- censo con una sonrisa mirando a la cara de su secretario. Ya que es la tercera vez que le miente, no sería eso una mala señal, Teo se encogió de hombros siempre y cuando no perjudique el trabajo no hay ningún problema.- "por el momento lo dejaré de lado".

Ya estando a la hora de la salida recogió su saco gris con líneas rectas finas blancas apenas perceptible para algunas personas que no sean expertas en moda o en los colores que se encuentra sobre el respaldo de la silla de oficina hecha de cuero negro, tomo su maletín con su otra y con un gesto de cansancio que se denota en todo su cuerpo se dirigió al ascensor a paso pesado. Ya no quedaba más nadie en el edificio todos se fueron y el fue el último en salir, su asistente lo regaño para que no sea fuera tan tarde. Esbozo una sonrisa alegre ante el breve recuerdo.

- Por fin hogar dulce hogar.- reclamo con gloria y victoria colgó sus cosas en un perchero de pie. Dio un suave suspiro camino tres pasos y dejo caer todo el peso de su cuerpo sobre la cama de una plaza bien tendida.

Su mirada se concentró en su pequeño departamento rodeado de obscuridad solo es iluminado por una luz que ingresa por la ventana en el lugar solo hay una pequeña cocina con una bacha una mesa de uno por uno dos sillas a juego aunque una ya está teniendo la función de cesto de ropa sucia.

- Mañana lavandería.- dijo en voz alta con desgana con la cara pegada en la almohada.

En el lugar también hay una mesita de luz y la mesa que funciona también de escritorio de cuando documentos importantes de la oficina y tiende a darle una pequeña, pero perseverante revisión para no cometer ningún tipo de errores. El baño que cuenta equipado con lavado váter y una ducha aunque el espacio es pequeño es lo suficientemente cómodo como para una persona viva de la manera más tranquila y des preocupante para poder ahorra lo suficiente para conseguir algo mejor. El lugar lo consiguió con mucho esmero y esfuerzo en su época de secundaria cuando básicamente era un adolescente, se la paso trabajando en los días de verano para ahorrar lo suficiente y conseguir lo a su debido tiempo, también obtuvo algo de ayuda de parte de sus padres que le ayudaron con el monto justo.

Él quería este pequeño espacio para estar cerca de la universidad y al mismo tiempo en sus tiempos libres hacer pequeños trabajos manuales y ganarse algún que otro centavo para sobrevivir en el día a día y no siempre estar dependiendo de sus padres, su hermano mayor fue el que más ayudo junto con su amigo el abogado.

Fue cuando en aquel entonces que conoció a lo que creyó que sería la mujer de sus sueños, que sería la dueña de sus suspiros, alegrías y de amor para toda la eternidad, su ex señora que las cosas empezaron a cambiar alrededor suyo. Cuan equivocado estaba.