La despedida

Bai Ze estaba horrorizado con la escena de él sosteniendo el cuerpo sin vida de Chris, él lloraba desconsoladamente como si eso lo fuera a traer de vuelta a la vida. Odiaba haberse vuelto tan débil, no sólo por sus poderes, sino que, por su propia actitud, él sentía que ya no valía nada y lo estaba pagando al ver como todo se volvía rojo a su alrededor, donde ya no quedaba esperanza.

De la nada se escuchó la risa de una mujer, Bai Ze volteó y pudo ver que se trataba de la misma Hu Li Jing la causante de todo esto.

-Ay, Bai Ze, fuiste dotado de habilidades maravillosas, aun con tu sabiduría eres un tonto por haberte rebajado a la altura de los humanos, no te mereces ser inmortal ni el título de sabio... de hecho, deberías darme tu vida porque tu sólo sabes atraer desgracias.- Dijo Hu Li Jing con una sonrisa en su rostro, parecía divertida viendo la escena, sintiendo satisfacción.

-¿De qué estás hablando?- Bai Ze después de mucho tiempo sintió rabia en su interior, era como si le quemara por dentro, el odio le hacía querer acabar con ella ahí mismo.

-No te hagas el tonto, para ser supuestamente un ser sabio eres bastante estúpido, usando tus habilidades para ayudar a los humanos, ¿de qué sirvió? Te traicionaron, y ahora tienen control sobre todo, criaturas como nosotros han sido prácticamente exterminadas gracias a ti...- El rostro de ella se volvió serio.

-No es cierto...- Respondió Bai Ze en negación, aunque en el fondo sabía que era verdad, la energía de criaturas místicas como él en la actualidad eran casi inexistentes.

-Claro que sí, tu amado Huangdi te traicionó y ahora tu amado Christopher está muerto por ello, tú eres el causante de todo, ¿no te das cuenta? Le contaste a los humanos sobre nosotros, les dijiste cómo acabar con nosotros, todo es tu culpa.- Los ojos de ella se abrieron ampliamente.

-No es verdad, yo sólo quería acabar con los que causaban desgracias, no con los benevolentes...- De nuevo los ojos de Bailey se llenaban de lágrimas.

-Pero hiciste que acabaran con todos nosotros.-

-No es cierto, no es cierto, no es cierto...- Bai Ze no podía soportar todo lo que estaba sintiendo en ese momento, pensaba si de verdad él tenía la culpa de todas las desgracias que han ocurrido en el mundo y si había arruinado el equilibrio de la vida.

-Yo sólo intento sobrevivir, ¿sabes cuántos siglos he consumido vidas humanas?¿Siquiera sabes que sabor tienen? Es repugnante... tener que consumirlas para ser inmortal es tan injusto, en cambio tú... tú sólo existiendo ya eres inmortal, no sé porque te dotaron de eso.- La voz de la mujer sonaba completamente llena de rabia y resentimiento, ella deseaba tener las habilidades de Bai Ze cuando estaba en su gloria, ella odiaba y tenía un profundo resentimiento por cada ser humano.

-No es mi culpa... No lo es.- Bai Ze estaba en completa negación, diciendo en voz alta una y otra vez que él no era el culpable de nada, como si eso lo fuera a convencer o cambiar todo lo que había sucedido.

-¿Quieres saber cuándo todo comenzó a salir mal? Yo te admiraba, eras un guía paratodos nosotros, pero en el momento que decidiste dejar de ser sólo un espíritu, te volviste tangible y benevolente a los humanos, ahí fue cuando todo empezó... le contaste a Huangdi sobre nosotros, nos trataste como desgracias, así que decidí que obtendría tu inmortalidad para darte un poco de tu propia medicina, yo merezco tener la sabiduría del universo, no alguien como tu que no sabe usarla y ni siquiera está consciente de ella.- Sonrió ella con inocencia, como si no hubiera dicho nada descabellado.

Bai Ze estaba confundido, nunca pensó que su amor por los humanos y el deseo de volverse uno fuera tan perjudicial no sólo para él, sino que para las mismas criaturas y los propios humanos. Lo pensaba una y otra vez y todo lo que acababa de escuchar le hacía llegar a la misma conclusión, él no sólo era capaz de predecir desgracias, sino que las atraía y las causaba.

-Lástima que Huangdi no pudo matarte y te selló vivo, ese idiota no sirvió para nada... así que robé parte de su energía para sellarlo contigo y matarte, aunque quería hacerte sufrir un poco más antes de eso... ¿Sabes cuántas vidas Christopher estuvo junto a ti? Soñando sobre un hermoso Bai Ze, tan benevolente como divino, enamorándose de alguien que ni siquiera sabía que existía, hasta que, en esta vida, por fin el sello fue lo suficientemente débil como para liberarte. Él fue tu guardián, cuidando ese jarrón como si fuera lo más preciado sin dejar que me acercara... pero tarde o temprano ibas a ser liberado, y ahora en su próxima vida tú no existirás, ¿no es aterrador que después de la muerte no haya nada? Ahora Christopher en cada vida que tenga vivirá con un vacío que no sabrá de donde proviene.- La mujer seguía sonriendo.

-Cállate... ¡Cállate!- Bai Ze tomó el cuchillo y apuntó a Hu Li JIng. De manera amenazante.

-¿Crees que con un simple cuchillo me matarás?- Ella sonrió divertida de ver la desesperación de Bai Ze.

-No a ti... pero sí a mí, no dejaré que ganes... maldita, y si debo castigarme, que así sea.- Bai Ze sonrió y llevó el cuchillo a su garganta, Hu Li Jing trató de detenerlo pero ya era muy tarde.

Bai Ze había renunciado a su inmortalidad, acabando él mismo con su propia vida para poder reencarnar y estar así finalmente con Christopher en su próxima vida. Esperaba que así Hu Li Jing dejara de buscar su energía para obtener la inmortalidad.

Para Bai Ze pronto todo se volvió oscuro, era como estar sellado de nuevo, de nuevo en ese vacío donde la luz no existe, pero algo era distinto. Sintió latidos que cada vez iban más rápido hasta que de pronto una luz blanca iluminó todo.

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