Itsuki, absorto en su teléfono, se dio cuenta de la proximidad del día de las madres. La idea de sorprender a Hina con un regalo especial le rondaba la cabeza, pero la incertidumbre lo asaltó al no conocer muy bien los gustos de su madre adoptiva después de tantos años juntos.
Entonces, decidido a hacer algo especial, saltó de su cama hacia el balcón y llamó a Yuki, quien conocía bien a Hina. La peliblanca apareció con una sonrisa, curiosa por la inusual solicitud de su hermano.
**Itsuki:** Yuki, se acerca el día de las madres, y quiero darle a Hina un regalo especial. Pero estoy un poco perdido. ¿Puedes ayudarme?
**Yuki:** (sonríe) Claro, Itsuki. Estoy encantada de ayudarte a elegir el regalo perfecto para Hina.
**Itsuki:** Genial, gracias. Quiero que sea algo que realmente le guste.
**Yuki:** Entendido. Vamos a hacer de este un regalo inolvidable para Hina.
Los dos, ahora con un propósito compartido, se sumergieron en una conversación detallada sobre las posibles opciones de regalo, compartiendo ideas y risas en el proceso. La emoción creció mientras planeaban cómo expresar su agradecimiento a Hina en este día especial.
Itsuki y Yuki se adentraron en el concurrido centro comercial "Luminar Plaza", armados con la misión de encontrar el regalo perfecto para Hina. La multitud de tiendas ofrecía infinitas posibilidades, pero también presentaba un desafío para los dos.
**Itsuki:** (observando el centro comercial) Vaya, hay muchísimas tiendas aquí. ¿Por dónde empezamos?
**Yuki:** (sonríe) Comencemos por allí. (señala una tienda de ropa elegante)
Decidieron explorar algunas tiendas de ropa, joyerías y tiendas de regalos, pero ninguna oferta les llamaba la atención. En un giro afortunado, entraron en "Mariposa Encantada", una tienda de antigüedades y regalos únicos. Fue ahí donde encontraron un hermoso joyero de estilo vintage, perfecto para Hina.
**Itsuki:** Creo que esto le encantará a Hina. (muestra el joyero a Yuki)
**Yuki:** ¡Es perfecto! Definitivamente una elección única y hermosa.
Satisfechos con su elección, decidieron dar una vuelta por el centro comercial antes de irse.
La diversión se apoderó de ellos mientras probaban sombreros locos en una tienda de accesorios y degustaban dulces en una tienda de caramelos. Sin embargo, su alegría se vio interrumpida por la inminente necesidad de Itsuki de un cambio de pañal.
**Itsuki:** Yuki, necesito un cambio. ¿Puedes ayudarme a encontrar un baño?
**Yuki:** Claro, Itsuki. Busquemos uno.
Buscando privacidad, se dirigieron a un rincón del centro comercial y encontraron el baño de discapacitados. Yuki, decidida, se acercó al guardia de seguridad.
**Yuki:** (hablando con el guardia) Hola, ¿podemos usar el baño de discapacitados? Mi hermano (era mentira) necesita ir al baño y los baños normales están muy concurridos.
**Guardia:** (asiente) Sí, adelante.
Pero la distracción de Yuki resultó en un pequeño percance. Sacó el pañal limpio de Itsuki antes de entrar al baño, provocando una pequeña discusión entre ellos.
**Itsuki:** (incómodo) Yuki, me da pena. ¿Y si nos ven juntos?
**Yuki:** (defendiéndose) No te preocupes, Itsuki. Nadie va a mirar.
Justo en ese momento, un niño de cinco años señaló el pañal de Itsuki con total imprudencia.
**Niño:** ¡Mira, mami, a ese chico mayor le van a cambiar el pañal!
Los rostros de Itsuki y Yuki se tornaron rojos de vergüenza, mientras la madre del niño solo se disculpaba por la sinceridad de su hijo.
**Yuki:** (sonríe) Bueno, parece que nuestro pequeño secreto fue descubierto.
Después de que el niño y su madre se fueran, Itsuki y Yuki entraron al baño para completar el cambio de pañal. Finalmente, continuaron su camino hacia casa, sabiendo que, a pesar de los momentos incómodos, habían cumplido con su misión de encontrar el regalo perfecto para Hina en el día de las madres.
Yume, Shino y Emi estaban pasando una tarde en el centro comercial cuando la vista de Yume se cruzó con un chico de cabello castaño claro. En un primer momento, pensó que era alguien ajeno, alguien a quien podría coquetearle de manera divertida, pero al girarse para enfrentarlo, la sorpresa la dejó con la boca abierta. Era Itsuki, su hermanastro.
**Yume:** (para sí misma) ¿Itsuki está aquí? No suele salir mucho.
La sorpresa aumentó cuando al lado de Itsuki apareció una chica de cabello blanco, y no era una desconocida; era Yuki, la misteriosa y hermosa estudiante de 1-A. Las amigas de Yume se burlaron al ver la reacción de Yume, alegando que tenía una obsesión fraternal, pero la verdad era más complicada.
**Shino:** ¿Conoces a ese chico, Yume?
**Yume:** (tratando de ocultar su sorpresa) Sí, es mi hermano Itsuki. Pero, ¿qué está haciendo aquí?
**Emi:** Y esa chica, ¿la conoces también?
**Yume:** (mirando a Yuki) Es Yuki, una compañera de Itsuki. Pero no entiendo qué hacen juntos.
Decididas a resolver el misterio, las chicas comenzaron a seguirlos, intentando mantenerse discretas. Pasaron por diferentes tiendas, desde ropa hasta regalos, pero no encontraron nada sospechoso. Itsuki y Yuki parecían disfrutar de su tiempo juntos, riendo y charlando como dos amigos cercanos.
Llegaron a la sección de juguetes, donde Itsuki y Yuki examinaron diferentes opciones. La risa de ambos llenaba el aire, creando una escena que, en circunstancias normales, hubiera hecho feliz a Yume. Sin embargo, algo no encajaba en su mente.
**Shino:** No parece que estén haciendo nada malo.
**Emi:** Puede que solo estén pasando tiempo juntos como amigos.
A pesar de sus amigas intentando tranquilizarla, Yume no podía sacudirse la sensación de inquietud. Observó cada movimiento de Itsuki y Yuki, intentando descifrar el enigma detrás de su repentina salida.
Finalmente, después de no encontrar nada anormal, decidieron retirarse antes de la escena del baño. Shino y Emi, preocupadas por Yume, le preguntaron qué sucedía. Yume, con un suspiro, compartió una versión parcial de la verdad.
**Yume:** Conozco a esa chica, pero no estoy segura de sus verdaderas intenciones. Solo quiero asegurarme de que no lastime a mi hermano.
**Shino:** (comprensiva) Si necesitas hablar, estamos aquí para ti, Yume.
**Emi:** (tranquilizadora) Itsuki está grande, seguro puede cuidarse solo.
Agradecida por el apoyo de sus amigas, Yume asintió. Sin embargo, mientras Itsuki y Yuki continuaban disfrutando de su día en el centro comercial, Yume se sentía atrapada entre la preocupación y la confusión. Sabía que estaba cerca de descubrir la verdad, pero temía lo que podría encontrar.
El segundo domingo de mayo llegó, marcando el día especial para todas las madres. Itsuki, con un regalo en mano, se acerca a Hina con una sonrisa en el rostro.
**Itsuki:** Feliz día de las madres, Hina. Este es para ti.
Hina acepta el regalo con gratitud, y al abrirlo, sus ojos se llenan de lágrimas. Un cálido abrazo de su hijo adoptivo sigue el emotivo momento.
**Hina:** Gracias, Itsuki. No sabes cuánto significa para mí.
Itsuki, después del abrazo, se siente un poco inquieto. Siente la necesidad de retirarse por un momento, de cumplir con otra parte de este día especial. Llama a Yuki y le pide que lo espere en la entrada del edificio.
Mientras tanto, dentro del departamento, Yume y Hina comparten un momento agradable hablando sobre el regalo. Sin embargo, algo inusual llama la atención de Hina.
**Hina:** ¿Itsuki se retiró después del regalo otra vez este año?
**Yume:** Sí, parece que va a ese lugar.
La madre e hija comparten una mirada de comprensión. Itsuki tiene otro destino en mente en este día.
En el exterior, Itsuki y Yuki llegan a un tranquilo cementerio. Caminan entre las lápidas hasta encontrar la tumba de la madre biológica de Itsuki, cuyo nombre, grabado en la piedra, es kazusawa Sakura.
Itsuki, con una expresión de respeto, procede a limpiar la tumba con cuidado, pidiendo perdón por la tardanza. Luego, se arrodilla y reza en silencio.
Observando este acto de veneración, Yuki se da cuenta de la carga emocional que Itsuki lleva consigo. Imagina las dificultades que debió superar para estar aquí en este momento.
Terminado el ritual, Itsuki se pone de pie, y Yuki se une a él. Juntos, deciden dedicar unas palabras a la tumba, compartiendo sentimientos y agradecimientos con la madre biológica de Itsuki.
De vuelta al cementerio, Itsuki y Yuki se preparan para salir cuando son sorprendidos por un Toyota blanco que se acerca. El auto pertenece a Hina San, quien evidentemente estaba al tanto de esta tradición anual. Pregunta a Itsuki si limpió la tumba, a lo que él asiente con sinceridad. Hina también se dirige a Yuki, recibiendo afirmaciones de ambos.
Hina invita a Itsuki y Yuki a subir al auto, y durante el trayecto de regreso al apartamento, comparten una charla amena, reafirmando los lazos que los unen como familia.
La luz del atardecer refleja la calidez de ese momento compartido entre madre, hijo adoptivo y la nueva integrante de la familia Ryuu.
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