Ágata tenía dos años más que Lilibeth. Su cuerpo era ágil y su talento para el control de sombras, sobresaliente. Todo lo contrario a su hermana menor, a quien constantemente protegían por su escasa naturaleza demoníaca.
—Cuando llegue el momento, no puedes dudar, o terminarás muerta —le dijo Ágata a Lilibeth, que no dejaba de temblar. Se arrodilló frente a ella, sujetándola por los hombros—. Va a ser difícil… puede que perdamos a alguien. Mantente cerca. Y si ya no puedes correr, debes luchar. ¿Entiendes?
—Lilibeth, debes ser fuerte, ¿me escuchaste? Eres un demonio. Una Stanley.
—Sí… —susurró Lilibeth, tratando de calmar el temblor que recorría su cuerpo.
Erick apareció en la puerta, con una mochila a la espalda.
—Todo listo —anunció con firmeza—. Víctor y el tío Caín abrirán una brecha para que podamos escapar. Irán detrás de nosotros, eliminando a quienes nos persigan. Manténganse unidos, recuerden el entrenamiento.
—Todo está preparado —afirmó Charlotte, dirigiéndose a su hermano y a su esposo—. Podrán con ellos.
—Son cazadores de nivel medio —resopló Víctor con desdén—. Están tras los niños… —la miró, tenso—. Nosotros seremos la carnada. Ustedes deben alejarse lo más que puedan.
—Muy bien —dijo Charlotte, dándole un beso en la mejilla—. Los niños están preparados, incluso para pelear. Pero si van por Lilibeth… no permitiré que se acerquen a ella.
—Sé que no hace falta decirlo —respondió Víctor, colocando una mano sobre su cabeza—. Pero ten cuidado.
—No comiencen con sus cursilerías —interrumpió Caín, rompiendo el momento con su voz áspera.
—Siempre matas el ambiente —replicó Charlotte, sonrojada—. No me sorprende que Yaritza te haya dejado.
—Para empezar, ella era humana —respondió Caín con indiferencia—. Tenía una vida normal. Su frágil cuerpo jamás habría soportado una existencia como la nuestra.
—Tu hermano tiene razón —agregó Víctor, observando con atención los movimientos de los enemigos tras las ventanas—. El acuerdo de paz entre las razas se rompió con el nacimiento de Lilibeth. Ningún bando ha querido ceder. Otros han formado alianzas con los humanos... Todos se preparan para una guerra entre las sombras. Esto… esto apenas comienza.
—¡En marcha! —ordenó Erick, asumiendo el liderazgo con voz firme.
Ágata y Lilibeth corrieron al centro de la formación, Carlos justo detrás. Cada uno llevaba una mochila de viaje y una capucha que ocultaba sus rostros. Eran tres sombras en movimiento, preparadas para lo inesperado.
—Vamos —les indicó su madre, guiándolos hacia la puerta trasera—. Cuando dé la señal, corran al bosque. Y por nada en el mundo miren atrás. ¿Entendido?
—Sí —respondieron al unísono, con la respiración contenida.
En ese instante, una violenta explosión sacudió la entrada principal, seguida por una ráfaga de disparos automáticos. El suelo tembló bajo sus pies, y varios árboles fueron arrancados por la fuerza de la detonación.
—¡Ahora! —exclamó Charlotte con urgencia.
Los niños salieron disparados como proyectiles entre el polvo y el viento. En medio del caos, lograron cruzar el umbral y adentrarse en el bosque, mientras su madre enfrentaba a las "moscas" con furia desatada.
—¡No se detengan! —gritó Erick, desenfundando su espada al ver dos cazadores bloqueándoles el camino con armas de largo alcance.
Las balas surcaron el aire, pero Erick las cortó una a una con precisión letal. Con un solo movimiento, cercenó a ambos enemigos, bañando la tierra en sangre. Lilibeth, horrorizada por la visión, sintió la náusea subir por su garganta, pero se obligó a contenerse. No podía ser una carga.
A lo lejos, el sonido de las balas se mezclaba con nuevas explosiones que hacían temblar el terreno y derrumbaban las arboledas. Los gritos eran cada vez más intensos, provenientes de las criaturas invocadas por su madre: monstruos de sombra que mantenían a raya a los cazadores, comprando tiempo.
—¡No te detengas! —le exigió Carlos al notar que Lilibeth comenzaba a quedarse atrás.
Exhausta y sin aliento, la pequeña avanzaba apenas gracias a los talismanes que amortiguaban el dolor. Pero su cuerpo no era invencible, y las señales de colapso eran inminentes.
Ya no puedo. Pensó. Duele… pero tengo que seguir.
Se repetía a sí misma mientras forzaba sus piernas a moverse, empujada por pura voluntad.
—¡Cuidado! —gritó Erick, lanzándose frente a Ágata justo cuando un cazador disparaba directo a su pecho.
La bala impactó. Ágata cayó como una marioneta rota.
Lilibeth quiso ayudarla, pero al separarse de Carlos, una bala atravesó su cuello, y otra sus piernas. Cayó a escasos centímetros de su hermana, jadeando, sangrando, apenas consciente.
—¡Lilibeth! —gritó Ágata, su voz quebrada por la furia. Las sombras que la rodeaban comenzaron a agitarse, descontroladas, vibrando con un poder ancestral que jamás había logrado dominar.
En medio de la oscuridad, la pequeña aún podía oír los gritos desesperados de su hermana, pero su cuerpo no respondía. Estaba atrapada en un abismo silencioso.
—¿Por qué…? —rugía desde lo más profundo de su ser. —¿Por qué no puedo ser más útil? Su desesperación encendió la oscuridad que empezaba a cubrir su alma como un manto venenoso. —Ya no quiero tener miedo… Quiero ser fuerte. Quiero ayudar. No quiero ser una carga...
—Si eso es lo que deseas, puedo ayudarte a conseguirlo —le respondió una voz extraña, surgida del abismo que brotaba desde su sombra.
—¿Quién eres...?
—Soy tú. Y tú eres yo —la voz susurró, mientras unas manchas negras, en forma de enredaderas, comenzaban a cubrir su cuerpo sin que ella lo notara—. Tú naciste en la luz… y yo en la oscuridad.
—¿Si te doy mi lugar… podré ver a mi familia otra vez?
—Yo solo quiero divertirme un poco. No pienso quedarme allí demasiado tiempo.
Lilibeth, vencida por el deseo de dejar de sufrir, respondió con voz quebrada:
—Si es así… está bien.
En ese instante, la sombra cubrió por completo su rostro, y el blanco níveo de su cabello se tornó negro profundo. Sus heridas se cerraron sin dejar rastro. Los talismanes ya no eran necesarios: el dolor había desaparecido por completo.
Se incorporó del suelo y se sacudió el polvo, en medio de la lluvia de balas. Ninguna la tocaba; flotaban sin fuerza al chocar contra el escudo que ella misma había creado.
—Qué divertido… —musitó con alegría, al ver el caos que su hermana había desatado.
Frente a ella se desplegaba un mar de oscuridad. Manos negras emergían del suelo, desgarrando todo a su paso. Cuando Ágata perdía el control, se volvía una bestia salvaje que no distinguía entre amigos o enemigos. Erick y Carlos luchaban por detenerla.
—¿Debería ayudarlos? —dijo Lilibeth, pensativa. Al ver un pequeño grupo de cazadores acercándose, decidió dejar a Ágata en manos de sus hermanos mientras ella… se entretenía.
Dio un paso al frente. Un cazador la apuntó, pero antes de apretar el gatillo, sus brazos se separaron de su cuerpo. Cayó de espaldas sin comprender qué había pasado.
Los demás abrieron fuego, pero las balas quedaron suspendidas en el aire. Lilibeth las observó con una sonrisa torcida. Una por una, jugó con ellos. Cada cazador que intentaba acercarse terminaba mutilado, mientras sus hermanos permanecían dentro del escudo que ella había invocado.
Cuando no quedó ninguno en pie, se acercó al cuerpo de uno de los más jóvenes. Con delicadeza brutal, retiró la tela que lo cubría, hundió los dientes en su carne y saboreó la sangre aún caliente.
—Qué rico… —murmuró, al tragarse un trozo de carne—. Jugoso. Dulce…
—¡Maldito monstruo! —exclamó el cazador al que le había amputado los brazos, aún vivo.
Lilibeth, al verlo de pie, se limpió la sangre de la boca y se echó a reír.
—¡Qué bien! ¡Sigues vivo!
Se acercó con paso calmado, mientras el hombre retrocedía por puro instinto.
—¿Qué pasa? ¿Tienes miedo?
Al no obtener respuesta, suspiró con desdén.
—Si así lo quieres…
Alzó una mano. Una ráfaga de viento surgió al mover la muñeca y lanzó al cazador contra un árbol, donde cayó sentado y aturdido. A pesar del dolor, intentó levantarse, pero Lilibeth lo interceptó, sonriendo con una expresión espeluznante.
—Gracias por la comida…
Sus dientes se clavaron en la piel del hombre, desgarrándolo con voracidad, devorándolo hasta silenciarlo por completo.
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Comments
g@N¥@
Me encanta, quiero mas capítulos
2024-01-06
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Vanessa Ibáñez Fernández
ooohhhhhh!!! esta fue la primera manifestación de Lily!!!
2024-01-06
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