Alba se quedó estudiando toda la noche, leyendo sus propios libros tratando de conseguir algo que pudiera ayudar al Rey.
—Su majestad, le traje algo de comer—informó una de las doncellas.
Alba agradeció pero siguió leyendo sus libros, Martha al percatarse de esto, se acercó para conversar con ella.
—Mi Reina, se que está preocupada, pero debe alimentarse.
—¡No tengo hambre!, me preocupa la salud del Rey.
—Se que le preocupa, pero si no come se puede enfermar y enferma no podrá ayudarlo.
Alba miró con angustia a Martha y dijo.
—Está bien comeré
Alba comió y luego siguió leyendo. Mientras ella seguía preocupada por el Rey, en el Reino Blanco las cosas estaban cada vez peor.
Los pobladores seguían arriesgando sus vidas, con tal de salir del Reino Blanco, ya no iban al Reino Azúl, porque sabían las medidas que había impuesto el Rey Verchiel, entonces comenzaron su huida a los demás Reinos.
—Su majestad, mi Reina si esta gente se sigue metiendo en los demás Reinos, puede que haya una guerra y tú no saldrás bien librada.—comentó Victor, el consejero de confianza de la Reina.
—Me enteré que ya no van al Reino Azúl, por qué Verchiel ordenó matarlos—comento otro consejero.
—Esta bien, tomaré medidas menos drásticas con los campesinos, pero mientras en los demás Reinos bajen la guardia, ya luego comienzo con mi plan—tomando de su copa—Busca quien nos pueda dar información de la Reina plebeya—ordenó
—Entendido su majestad—Dijo el otro consejero y salió de la sala.
—¿Que pretendes hacer?—le pregunto Victor mientras besaba su cuello.
—Esa plebeya me debe mucho, así que tiene que hacer todo lo que yo le pida.
—Cuando su majestad habla con maldad, mi corazón late muy fuerte y mi hombría la reclama.
—Eres un salamero, espero sigas así por más tiempo.
—Todo el que su majestad quiera. Y que información quieres saber del Reino Azúl.
—Todo, Quiero saber todo, lo que hace ese engreído y la estúpida de la plebeya, quiero atacar cuando menos se lo espere, pero ese Reino también será mío.
El hombre agarro a la Reina y la colocó en el sofá, levantó la falda del vestido y comenzó a embestirla, ella solo se retorcía de placer mientras él le daba más duro, como a ella le gustaba.
En el Reino Azúl, Alba ya creía tener la solución a la enfermedad del Rey, y estaba segura que está medicina podía aliviarlo.
—Martha debo salir, necesito estás plantas,—mostrándole unos dibujos de algunas plantas que ella necesitaba.
—Mi Reina, puedo mandar a buscarlas.
—No, no sabrán cuál es, está planta es muy delicada y hay dos tipos, una es venenosa y la otra es medicina.
—Bien entonces yo la acompaño, se por donde podemos buscar..
—Perfecto déjame hacer algo—se acercó acercó a su esposo—Mi Rey, saldré en busca de medicina, pronto te levantas de esa cama, lo prometo—besando su frente.
Las mujeres salieron del palacio en busca de las plantas. Alba debía hacer una combinación de varias pero no las encontró todas.
—En el Reino Blanco se que hay, pero yo no iré—comentó Alba.
—Podemos mandar a qué busquen y luego tú comparas, para saber si es la que necesitas.
—Vamos a seguir buscando.
Pasaron toda la tarde buscando las plantas, al finalizar la tarde y a punto de rendirse, la princesa pudo encontrar la planta que necesitaba.
—¡Esta, es esta! Martha hay poca pero si nos servirá
—¡Llevemosla toda!, así no tenemos que volver.
—No la podemos cortar toda, moriría y nos quedaríamos sin semillas.
Se dirigieron al palacio y cuando Martha mira a la princesa ve que su hermoso vestido estaba hecho un desastre todo sucio, lleno de barro, espinas y hojas.
—Majestad, su vestido, mire como está.
—No te preocupes por eso, lo importante es la salud del Rey.
Eso era algo inaceptable para Martha quien no dijo nada más pero al llegar al palacio, organizó un baño para la princesa mientras ella preparaba el aseo del Rey, Alba comenzó a preparar una infusión, y luego un jarabe, al estar todo listo subió a la habitación. Pero antes de darle la medicina Martha carraspeó llamando la atención de la princesa y cuando ella volteó a verla, Martha le hizo seña hacia el baño.
Alba sonrió levemente y no dijo nada, se levantó de la silla y procedió a bañarse, ella recordó lo que le dijo Esmeralda nada de andar sucia.
Luego del baño le comenzó a darle al Rey la medicina que había hecho. Era un té que podía tomar tres veces al día, y un jarabe que debía tomar en la mañana y en la noche.
Alba estaba muy feliz porque sabía que el Rey mejoraría, aunque no sabía en cuanto tiempo, pero todo lo que hacía lo iba anotando en su libro.
Por la mañana, el Rey tosio, y la princesa que dormía en una silla cerca de él se despertó y en seguida dió a beber lo que correspondía en la mañana, tenía de la infusión y del jarabe como para 15 días.
—Su majestad beba esto—llevando el vaso a su boca.
Él todo el tiempo estuvo débil, solo se tomaba lo que le ofrecía Alba, respiraba mejor aunque seguía con semblante decaído.
La princesa acarició su cabello para ella verlo tan cerca era mágico. Su salvador así lo veía, para ella era el hombre más hermoso que había visto en su vida.
Pasó su mano por su cara tocando la barba áspera y luego tocó sus labios esos que ella había probado aquella vez en el jardín, ese día sintió extraño, pero a la vez le gustó mucho y anhelaba volver a hacerlo.
—Su majestad debe mejorarse, así podemos ir al jardín y podemos hacer lo que hicimos la vez pasada—sonrojada— no me dió tiempo de decirle que nunca Nadia lo había hecho, y que por eso me sentí incómoda, pero le prometo que la próxima vez, estaré más dispuesta, por favor Rey, debe mejorarse, yo lo voy a curar, por qué usted ha sido bueno conmigo.
Se acomodó a su lado y permaneció con él, tomó un libro y comenzó a leer en voz alta, era uno de los libros que tenía el Rey en su habitación.
Así permaneció junto a él toda la noche, y todas las noches venideras.
Estudiaba cada día más, había encontrado una razón para seguir, queria, aprender más sobre medicina y plantas curativas y así ayudar tanto al Rey como al resto de la gente.
Mientras el Rey se recuperaba en su Reino, Ofelia tuvo que tomar decisiones para poder mantener a la gente de su Reino. Tuvo que dejar de ser tan exigente con su pueblo por qué, sino los demás Reinos vendrían contra ella.
Esto hizo que los pobladores estuvieran un poco más cómodos y comenzó a cesar el éxodo de pobladores.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 61 Episodes
Comments
mimar silva
esa reina es terrible
2024-08-19
3
Ada Aguilar
andá
2024-07-26
2
Mel G.
Es la primera vez que Alba deja de lado la comida por otra cosa siempre comía con prisas
2024-07-13
1