Alba estaba muy nerviosa pero al ver el rostro tan hermoso y amable de aquel hombre se sintió segura y su corazón palpitaba muy rápido.
La Reina Ofelia quedó muda, su respiración se aceleró, parecía que había visto un fantasma, claro, Alba era la propia imagen de su madre la difunta Reina.
De allí que las demás personas se quedaron impresionados, era como ver a la Reina a la verdadera nuevamente en el palacio.
Esmeralda seguía cerca de la Reina, llena de felicidad, por dentro, trataba de no demostrar nada para no levantar sospechas de la Reina.
La ceremonia comenzó y el Rey más que satisfecho, se mantuvo sonriente, pero nervioso, tanto que al momento de dar el beso, por respeto y por nervios solo besó las Manos de la princesa. Únicamente realizaron un brindis y en seguida emprendieron rumbo al Reino azul.
Antes de subir al hermoso carruaje, Esmeralda se acercó a la princesa, y le dijo.
—Estarás bien princesa, solo di toda la verdad y se coqueta con el Rey. Recuerda que Lady Martha está allá, ella es tu aliada, también coloqué tus libros de medicina.
La princesa entendió todo, solo sonrió, pero le había agradado el Rey, ella se esperaba un hombre viejo y tenebroso y resultó ser todo lo contrario.
Una vez que salió la caravana del Rey Verchiel, venía llegando Amadeo en su humilde carreta, traía el rostro lleno de tristeza y preocupación. Se encontró con la algarabía de todo el pueblo y al llegar al palacio notó que habían celebrado algo recientemente.
Esmeralda salió a su encuentro, estaba sonriente y felíz.
—Querido, querido, lo hemos conseguido, nuestra princesa por fin salió del Reino—comentaba Esme con gran emoción.
—¿Qué? De qué hablas esposa mía.
—El Rey Verchiel, pidió a la princesa en matrimonio para sellar una tregua entre Reinos, y fue la oportunidad de entregar a nuestra suci a nuestra Alba.
—¡No, no,no!, —cayó de rodillas al piso, lamentándose—llegue tarde, él la hará sufrir
—¿Por qué dices eso?.
—Es cierto, lo que dicen es malvado, más que Ofelia, lo ví con mis propios ojos, ví cómo asesinaban a gente solo por haber robado pan.
Amadeo lloraba y contagió su angustia a la noble Esmeralda. Sin embargo ella mantenía su fe en lo que decía Martha su prima.
—Ahora solo debemos esperar.
Esmeralda se sentó y tomó un poco de agua, Amadeo le contó todo con detalles de lo que vio, ella no había estado presente en toda la conversación de la Reina Ofelia y el Rey Verchiel, así que decidió volver al palacio y verificar los sacos que ellos habían llevado, encontrándose con los cadáveres, quedó muy conmovida y entendió la angustia de su esposo Amadeo quien fue testigo de eso.
Durante el viaje, la princesa Alba no se movió ni habló, solo veía asombrada por la ventana, jamás en su vida había salido del Reino, suspiraba cada vez que veía un río o las montañas, El Rey prefirió callar y solo la observó, era gratificante verla, estaba hechizado por su belleza, sentía calma, era una sensación extraña lo que sentía, una leve felicidad sentía en su pecho.
Pocas veces sus miradas se encontraron y ella hizo lo que Esmeralda le sugirió, mantuvo la mirada y el Rey por primera vez se sintió intimidado, tragaba grueso y le sudaban las manos.
No podía creer que una chiquilla delgada y frágil lo pusiera tan nervioso e intimidado, al punto de dejarlo sin habla.
Los nuevos Reyes llegaron al palacio, había un gran recibimiento. Al bajar del carruaje el Rey sostuvo la mano de su ahora esposa y al bajar ella se sintió mareada y se quedó muy quieta.
—¿Se siente bien princesa?—pregunto preocupado el Rey.
—Estoy mareada, debe ser por el viaje—sujetando muy fuerte la mano del Rey.
Algunas doncellas se acercaron para ayudar a la princesa y al Rey, pero él les hizo seña para que no tocaran a la princesa.
Se quedaron muy cerca por si necesitaban ayuda. Poco a poco la princesa recobro estabilidad y sonriendo dijo.
—Ya pasó, gracias majestad.
—¿Desea descansar la princesa?
—Si, por favor
El Rey ordenó llevarla a sus aposentos y asignó 5 doncellas para ella, incluyendo a Martha la prima de Esmeralda.
Al entrar a la habitación, ella se percató de Martha tenía cierto parecido a Esmeralda, y ella le sonrió. Martha dió la orden para que ayudarán a quitarle el vestido y le colocaron otro igual de hermoso en color azul pastel, ella estaba maravillada, se sentía extraña.
Felicidad, era lo que sentía y que en tanto tiempo no lo había sentido, giraba en sus pies para ver volar la falda de su vestido, jamás había usado uno igual.
Las doncellas sintieron agrado con ella, la sentían tan sencilla y muy silenciosa, no exigía, no gritaba, era muy receptiva con las sugerencias que ellas les proponían, pero no a todas agradó una de ellas había sido amante del Rey, estaba llena de celos y rabia.
Martha lo sabía y se mantuvo alerta con la doncella que hacia malas caras, una vez que terminaron de arreglarla la dirigieron hacia el comedor, dónde era esperada por el Rey.
Al verla volvió a sentir lo mismo cuando la vió por primera vez, tomo su mano y se sentaron juntos a comer.
La princesa recordó, lo que le decía Esmeralda, así que tomó una postura correcta, y al servir la comida comió con tanta elegancia, no hizo ruidos desagradables, ni tiró comida fuera del plato, comió hasta saciarse.
El Rey estaba encantado con la princesa y le invitó a caminar por el palacio, para que lo conociera.
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Comments
Cari Raziel
Ay Amadeo llego cuando el muerto ya se enterró 🤭🤭🤭
2025-01-10
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Cari Raziel
Awww pobrecita
2025-01-10
0
Cari Raziel
Jajajajajaja eso si que es poder femenino 🤭🤭🤭🤭
2025-01-10
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