Capítulo 2: Campamento
Desde que tengo memoria, solía escuchar ese tipo de historias contadas por mi abuela, quien amaba leer y luego nos narraba cuentos antes de dormir. Digo “amaba” porque ya no está conmigo.
Me llamo Deidre, nombre que recibí por una de las historias favoritas de mi abuela y también de mi madre. Tengo un segundo nombre, pero lo mencionaré más adelante. Tengo 20 años, estudio diseño de modas y, aunque disfruto de mi carrera, siento una fascinación especial por las historias antiguas. No tengo muchos amigos, solo un par: Lina y André, a quienes conozco desde que éramos niños; además, estudiamos lo mismo. Solo vivo con mi madre, ya que mi padre trabaja en otra ciudad, aunque durante las vacaciones está con nosotros.
Hace unos días, en la universidad, escuchamos que algunos compañeros planeaban ir de campamento, aprovechando una semana libre debido a pequeñas remodelaciones. Vivir rodeada de bosque hacía que acampar siempre fuera una opción tentadora.
—Chicos, deberíamos ir, ¿no, André? —pregunté, emocionada.
—Sí, deberíamos. Me parece un buen plan, además no tenemos nada más —respondió André—. ¿Tú qué piensas, Dei?
—Podría ser una buena idea, pero tenemos que organizar todo. Hace años que no acampamos —dije, recordando la última vez en secundaria, que terminó siendo un desastre.
—Cierto. Además no queremos perder de nuevo a Lina.
—¡No me perdí! Solo olvidé el camino.
—Y por eso te estuvimos buscando por dos horas.
—Pero al menos yo no causé que se quemara casi todo el campamento.
—Eso fue un pequeño accidente, muy poco se quemó —intervino Lina.
—¡Ya basta de discusiones! Esta vez no pasará nada de eso. Tenemos que mantenernos juntos —dije, intentando poner orden—. Si no paramos, podrían discutir todo el día. Juntos somos un desastre; separados, mil veces peor.
—Entonces, ¿significa que sí iremos?
—Sí, a mí también me parece una gran idea, André.
—Bueno, pues iniciemos. ¿Qué necesitamos?
Como siempre, Lina se encargó de hacer la lista:
—Necesitamos casas de campaña y mantas para el frío.
—Yo tengo una casa de campaña grande; cabemos los tres —dije, sonriendo—. Nunca ha sido un problema dormir juntos, por si se lo preguntan.
—Pues ya saben chicas, a mis padres les encanta acampar, así que yo consigo todo lo demás.
—Yo puedo llevar algunos dulces: chocolates, bombones y frituras —dijo Lina.
—Perfecto. Dei llevará los dulces, tú las cosas para acampar, y yo conseguiré juegos y lámparas —añadó André, organizando todo con entusiasmo.
Aunque muchos grupos iban de campamento, cada uno armaba su propio plan. Algunos exploraban, otros convivían pacíficamente y algunos simplemente buscaban fiesta.
Era viernes y todos partirían entre sábado y domingo. Decidimos ir el domingo por la mañana para tener más tiempo de prepararnos. Salimos de la universidad, fuimos a comer y luego cada quien regresó a su casa a recoger lo necesario.
Mientras buscaba la casa de campaña, encontré una caja de madera que parecía un cofre. Al abrirla, descubrí pertenencias de mi abuela: muchos de sus libros favoritos y un libro con todas las historias que nos contaba de niños. Lo tomé con cuidado; sería muy bonito recordar aquellos momentos durante nuestras noches de campamento.
Cuando tomé el libro, algo cayó: un broche para el cabello, delicado, con flores de perlas brillantes, acompañado de una pequeña nota que decía:
"Te cuidaré más que las flores de mi jardín, te haré florecer incluso cuando te estés marchitando."
Sonreí. Creo que a mi abuela no le molestaría que me quedara con él.
Guardé todo y llamé a mis amigos para preguntarles cómo iban.
📱 —¡Hey chicos! ¿Cómo van?
—Encontré las cosas para el campamento, aunque fue difícil; había muchas cosas, así que tardé un poco, pero lo logré.
—Yo encontré algunos juegos clásicos: cartas, Monopoly y lámparas; solo faltan las pilas de repuesto.
—Mañana buscaré las frituras y los dulces, aunque olvidamos lo más importante.
—¿Qué olvidamos? —dijo André.
—La comida. No podemos vivir solo de dulces y frituras.
—He investigado, y hay lugares cerca de donde acamparemos donde podremos conseguir comida; no necesitamos cargar demasiado.
—Bueno, chicas, nos vemos mañana a las 3 para comprar lo que falta. Paso por ustedes a la casa de Lina.
—¡Hasta mañana!
Aun era temprano para dormir: apenas las 9:30. Preparé algo para cenar y puse una película. Al terminar, tenía sueño y me fui a dormir; sabía que mañana sería un día largo y lleno de aventuras.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 58 Episodes
Comments