capítulo 18

Otro viernes sola, como todos los fines de semana, solo espera que hoy sí llegué su esposo a dormir ya que hay ocasiones que no llega. Ha decidido comenzar a escribir lo que siente cada que se encuentra en esas situaciones,

«Hoy cómo cada viernes Rafael no llega a casa, no puedo evitar pensar que tiene una amante, nada me hace dejar de sentir culpa, si no hubiera enfermado ahora él fuera muy feliz, eso me hace sentir muy triste, es por eso que le ruego a la vida me de una segunda oportunidad »

Cerró su cuaderno y para poder olvidar ese sentimiento de tristeza y soledad se enfocó en analizar las posibles empresas en las que se puede invertir sin riesgo de pérdida

-No me canso y creo que nunca me cansaré de ti, de disfrutar tu cuerpo

Rafael está con su amante, esta noche no salieron a ningún lado como cada viernes lo hacen, ahora simplemente se fueron directo a la casa de ella para poder dar rienda suelta a su pasión.

-A mí me pasa lo mismo, creo que me estoy enamorando de ti

Dijo ella colocándose sobre él para seguir disfrutando de su encuentro sexual

Él no contestó ese comentario, solo la volvió a atacar a besos para así demostrar cuánto la deseaba pero no cree que se esté enamorando de ella. Es solo deseo, eso pensaba cada que estaban como lo están ahora, cada que ve el deteriorado cuerpo de Mariana, ya no era su esposa, ahora era simplemente Mariana, cada que recordaba que ella iba a morir, eso lo llena de ira, vivir con esa incertidumbre y no poder estar con la mujer que lo complace en todos los sentidos. La experiencia que Laura tiene en el ámbito sexual lo vuelve loco

-Es hora de irme, Mariana me ha de estar esperando

Con pereza se incorporó para vestirse, hay días que siente la necesidad de estar con Mariana, la ha visto muy poco y desconoce cómo está llevando su enfermedad.

-Quedate, ya van varios días que no lo haces

Ya llevan tres meses de relación y efectivamente en ocasiones se quedaba a dormir con ella en su cama.

-Pero es que…

Ella no lo dejó terminar de hablar y lo volvió a besar, después recorrió su cuerpo con su lengua, volviendo a encender la llama de la pasión, sin él poder resistirse la volvió a tomar olvidándose de todo y de todos como siempre lo hacía cuando estaba entre sus piernas.

Cómo cada sábado Mariana se despertó sola, esa cama y esa casa cada vez se sienten más grandes y vacías, ya no se escuchan las risas de los dos enamorados que la solían habitar, la música por más fuerte que sonara no logra callar el silencio de la soledad que su corazón siente, ahora no solo es luchar con el cáncer, ahora es luchar contra el desprecio e indiferencia de su esposo, por más que quiere justificarlo ya no tiene excusas, se rehúsa a creer que su esposo la engaña pero ¿Y si es así? Que va a hacer, cómo va a reaccionar. Lo perdonaría, claro que no, no podrá tener salud, ni belleza, pero tiene amor propio, orgullo y dignidad y eso ni el mismo cáncer puede hacer que los pierda, tal vez no sea la chica hermosa que alguna vez fue, pero nunca será la mujer que perdone una traición, eso sería como acabar ella misma se estuviera matando y no la enfermedad

Estaba sumergida en sus pensamientos cuando la puerta de la casa se abrió dando paso a un hombre todo relajado y sonriente, si es un hecho que él no siente culpa alguna, ni el ver a su esposa con la mirada cada vez más triste y con la sonrisa cada vez más apagada siente remordimiento, él se ha convencido de que su bienestar y su felicidad son los más importante, que si él no está bien, no podrá seguir trabajando para poder pagar el tratamiento de esa desfallecida mujer.

-Buenos días

Dijo y se metió directamente a la ducha, antes le daba un beso en la mejilla, ahora Mariana no se lo merece, tan pronto como terminó de ducharse se dió cuenta que ha olvidado la toalla

-Mariana me pasas una toalla, por favor

Le gritó, ya no son las palabras cariñosas como amor o cariño, no ahora simplemente Mariana

Ella al final ya se ha acostumbrado a no escucharlo hablar con cariño, así que sin más abrió la puerta del pequeño baño y entró para entregar lo solicitado, pero se quedó estática cuando vio en el cuerpo de él las manchas rojizas que recorrían su cuello y dorso, huellas irrefutables de que ha tenido una noche llena de sexo y pasión, él está tan acostumbrado a llevar las huellas en su cuerpo de la pasión desmedida de Laura que ni siquiera se percató de la mirada llena de dolor de Mariana.

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