capítulo 15

Recuerda que cualquier cosa que necesites y a cualquier hora me puedes llamar, eres mi tesoro y quiero verte bien

Eran las palabras de amor que siempre le decía Yolanda a su hija, ella quiso quedarse hasta que Rafael llegará pero Mariana insistió que estaba bien y que no es necesario, que su esposo no tardaría en llegar, no quiere hacerle saber a su familia que en su matrimonio ya nada es igual que su esposo últimamente la ha abandonado y que ya no llega temprano a casa los viernes, esa situación para ella es vergonzosa.

-Lo sé mamá y te lo agradezco mucho, no sé qué sería de mi sin ustedes

Sus hermanos también estaban muy al pendiente de su salud, ella es la que no quiere que descuiden sus obligaciones por estar atendiendo a una enferma como ella, su hermana está iniciando con la universidad, está estudiando economía y su hermano es ingeniero.

-Les das un beso a mis hermanos y a papá.

Cerró la puerta y se adentro a la cocina, si estaba agotada físicamente pero quiere hacer un intento por recuperar a su esposo hoy le va a preparar su comida favorita, sentía la imperiosa necesidad de consentirlo, de hacerle saber cuánto lo ama y cuánto lo necesita en este momento tan difícil de su vida, pero su esposo no llegó, después de una horas decidió llamarlo, pero nunca contestó

La angustia la llevó a un estrés que le perjudicó provocando un poco de malestar, pero no quiso llamar a nadie, el agotamiento mental y la tristeza al verse en esa casa sola la obligó a dormir, Rafael llegó casi al amanecer, estaba tan cansado que no se dió cuenta de que en la mesa estaba servida una deliciosa cena.

A la mañana siguiente ella se levantó y trató de hacer sus cosas lo más silenciosa que pudo, ya estaba llegando el mediodía y es hora de almorzar, por lo que calentó todo lo que la noche anterior preparó.

-¿Y todo eso?

Rafael se sorprendió al ver la mesa llena de comida es la una de la tarde y apenas se levantó se metió al baño para darse una ducha, en el espejo se reflejaba el cuerpo de un hombre marcado con las huellas de una noche de pasión, no pudo evitar sonreír sin remordimiento alguno al recordar todo lo sucedido con Laura, al salir su esposa lo estaba esperando en el comedor con una sonrisa deslumbrante, a pesar de su enfermedad se veía muy bonita, lleva puesto un vestido blanco con flores de colores que le da hasta la rodilla, y unas sandalias, se ha puesto su peluca negra de corte Bob, puso un poco de maquillaje para ocultar su palidez, lo que la hace ver como la hermosa mujer que en realidad es.

-¿Te gusta?

Preguntó ella señalando la mesa

-Se ve rico

Sin mucho entusiasmo contestó, vió la tarjeta en la que le dice cuánto lo ama y la puso de lado

-¿Y yo como me veo?

Sonrió la chica dando una vuelta como si estuviera en cámara lenta para presumir a su esposo lo hermosa que se ha puesto

Claro que él se ha dado cuenta de que se ha arreglado y que se ve bonita pero no lo quiso aceptar, no entendía porque tanto teatro, él siente que no hay necesidad de todo eso sí al final ella lo va a dejar, ella va a morir, pero lo peor es que no pudo evitar comparar a su esposa con su amante, no nada que ver Laura es mucho más mujer y mucho más hermosa, sus curvas, la forma de comportarse en la cama no tiene comparación

-¡Ah! Bien

La ilusión por escuchar a su esposo decir que se ve bonita se desvaneció, lo sentía frío y distante, sonrió con tristeza, sirvió los platos y comieron como si de dos desconocidos se tratara. Rafael terminó de comer y se volvió a encerrar en su habitación, tenía el teléfono en las manos, la sonrisa en su rostro demostraba que la persona con la que estaba enviando mensajes lo hacía sin duda feliz. Ignorando el dolor que le causa la hostilidad de su esposo se acercó a él para abrazarlo, él de inmediato guardó su teléfono, acto que pasó desapercibido para la enamorada mujer

-¿Aún me amas?

Pregunto esperanzada de que la respuesta le diera un poco de ánimo para seguir soportando toda esta situación, pero solo recibió un frío sí, como si el hombre que está contestando se sintiera obligando a hacerlo

Ella sintió que se ahogaba por lo que decidió salir de esa casa, llevaba varias semanas ayudándole a su vecina Rocío a preparar pasteles para venderlos, su psicóloga le hizo la sugerencia de buscar alguna actividad que la mantuviera ocupada, así pensaba menos en la enfermedad y no le daría oportunidad de avanzar, así lo hizo y ahora está decorando un hermoso pastel para el cumpleaños de uno de sus pequeños vecinos, después de varias horas regresó a su casa, pero su esposo ya no estaba, quiso llamarlo pero desistió de la idea, tampoco se iba a comportar como la esposa tóxica o acosadora.

Por la noche el hombre llegó, como siempre la cena estaba lista pero no quiso probar nada

-Cuando regresé no estabas ¿Te encuentras bien?

Habló con sutileza, su voz llena de amor irritó al hombre

-Sí lo estoy, solo fuí a visitar a mis papás y como no estabas me fui solo

Y así fue, su mamá le hablo para que fuera a su casa, llevaba varios días que no se veían y cuando le dijo que su esposa no se encontraba en casa la señora lo persuadió en qué es mejor que no la llevará, que una persona enferma solo les iba a amargar la tarde.

Ella quiso retomar la conversación que había estado posponiendo durante días, pero el hombre se metió directamente a la cama dando a entender que estaba cansado.

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