CAPITULO 16

Fui abriendo poco a poco los ojos debido a que los párpados me pesaban. Aún estaba aturdida y el dolor de cabeza era insoportable, pero eso no era lo peor, pues pronto me di cuenta que estaba esposada a los barrotes de metal de una cama. Mi ropa también se veía desacomodada como si hubieran intentando quitármela, algo que me dejó mucho más angustiada de lo que ya estaba.

Lo primero que hice fue mirar a mi alrededor para saber dónde estaba, sin embargo, no pude reconocer nada de lo que veía. Tan solo era una pequeña habitación sin ventanas, con una cama en medio y una pequeña mesa de noche a un costado. No había nada con lo cual yo pudiera liberarme de las esposas, ni tampoco algo que me sirva para defenderme en caso de que quieran atacarme.

Mis opciones prácticamente eran nulas, lo único que me quedaba era forcejear con las esposas hasta poder liberar una de mis manos.

Pasaron varios minutos en los cuales hice todo lo posible por deslizar mí mano a través de los grilletes, aún soportando el gran dolor que eso me estaba ocasionando, pero sin embargo no pude liberarme, lo único que conseguí fue lastimar mis muñecas hasta hacerlas sangrar.

De pronto, oí que giraron la cerradura de la puerta, y acto seguido, entraron tres sujetos a la habitación; entre ellos, estaba el tipo del cuello tatuado que me dió la droga en el club aquella vez.

—Tanto tiempo sin vernos, princesita —él se sentó sobre la cama y trató de acariciar mi mejilla, pero yo le di vuelta la cara antes de que pudiera hacerlo.

—¡No me toques! —le dije con asco.

—¿Por qué eres así? Solo estoy tratando de ser amable contigo, aunque ya veo que tendré que hacer las cosas de otro modo —dijo eso mientras le hacía señas con la cabeza a los otros dos.

Inmediatamente, uno de ellos me sujetó de las piernas para que no los pateara mientras que el otro sacó una jeringa de una caja de metal que estaba sobre la mesa de noche.

—¡Sueltenme! ¡No me toquen!

—Inyéctala ahora —le ordenó.

—¡No! ¿Qué es eso? Aléjense de mi —traté de resistirme con todas mis fuerzas, pero no pude hacer demasiado, debido a que ellos me tenían completamente inmovilizada.

Ese maldito sujeto vació el contenido de la jeringa en mi torrente sanguíneo mientras las lágrimas se deslizaban por mi rostro. Luego se alejaron los tres y se quedaron observándome en silencio como si estuvieran esperando que algo ocurriera.

—¿Qué fue lo que me inyectaron?

—Lo mismo de la otra la vez, con la diferencia que al inyectarlo directamente en la sangre, el efecto será más rápido y dos veces más potente.

—¡Malditos bastardos! —les grité con todas mis fuerzas.

—Era necesario para que puedas soportarnos a los tres —me confesó esbozando una sonrisa burlesca —. Por suerte, esta vez nadie nos va a interrumpir.

Ni bien dijo eso, empecé a sentir los primeros efectos de aquella horrible sustancia. Mi vista comenzó a nublarse, mi cuerpo temblaba sin parar, también sentía que me estaba prendiendo fuego por dentro, y como si fuera poco, mi entrepierna comenzó a punzar y a humedecerse.

Ellos se habían quedado observándome con una sonrisa perversa mientras yo apretaba las piernas para aminorar esa asquerosa sensación que estaba experimentando. Entonces, el tipo del club comenzó a desabrochar su camisa a medida que se iba acercando a mí.

—Comienza a filmar —le ordenó al mismo que me había inyectado —. Le enviaremos un presente a su padre.

—No... Por favor —les rogué entre lágrimas sin obtener respuesta.

Dos de ellos se sentaron a cada lado de la cama y empezaron a tocar mis piernas mientras el otro filmaba. Yo quería resistirme, quería golpearlos hasta matarlos y luego escupir sobre sus cadáveres, pero la sustancia que había en mi organismo hacía que mi cuerpo reaccionara contrario a lo que mis pensamientos deseaban. Esta droga no solo te hacía perder el control de tu cuerpo, también te hacía traicionarte a ti mismo sin que puedas hacer nada para evitarlo.

—Mira a la cámara y saluda a tu papito —me dijo ese sujeto tomándome del rostro mientras el otro besaba mi cuello.

En ese momento supe que ellos me harían las peores cosas, y lo más doloroso de esto, es que mi padre iba a ver ese maldito video y se iba a culpar por todo. Sin embargo, ellos dejaron de filmar y luego se alejaron de mí nuevamente.

—Envíale el vídeo a su padre para que sepa lo que vamos a hacer con su hija si no entrega el control de la ciudad a la yakuza —le dijo el sujeto tatuado del club.

El tipo que estaba filmando asintió a la orden e inmediatamente salió de la habitación mientras los otros dos se quedaron mirándome.

—¿Qué vamos a hacer con ella?

—Esperaremos a que él decida que hacer —le respondió el del tatuaje en el cuello.

—¿Por qué tenemos que esperar? Deberíamos cogérnosla ahora mismo. No creo que a él le importe que la usemos un rato —soltó una pequeña carcajada sin dejar de mirarme.

—Tampoco creo que le importe, pero al menos espera a que él te dé el permiso de hacerlo.

—¡Que mierda! —insultó el otro dando un puñetazo al aire.

—Mejor vamos a tomar algo fuerte así te calmas un poco.

Después de decirle eso, el sujeto del club tomó a su compañero del brazo y se lo llevó hacia afuera, cosa que yo agradecí, ya que ese tipo tenía toda la intención de abusar de mí. Sin embargo, por lo que alcancé a escuchar, todo parecía indicar que estaban esperando las órdenes de alguien más importante.

Lo peor de todo, es que con cada minuto que pasaba yo me iba sintiendo cada vez peor. Incluso llegué a perder la consciencia por algunos segundos hasta que escuché una voz familiar que me hizo reaccionar de a poco.

—Mei... Mei... —esa voz se oía cada vez más cerca mientras una figura iba apareciendo frente a mis ojos —. Mei, escúchame. ¿Cómo te sientes? Dime, ¿qué te hicieron esos imbéciles?

Cuando finalmente pude reconocer a esa persona, rompí en llanto y me aferré desesperadamente a su cuerpo buscando un poco de consuelo.

—Seth... Gracias al cielo estás bien. Creí que te habían hecho daño —murmure entre lágrimas.

—Estoy bien no te preocupes —me respondió apretándome entre sus brazos.

Mientras permanecía abrazada a él, miré hacia la puerta temiendo que esos tipos entraran en cualquier momento.

—Tenemos que salir de aquí antes de que ellos regresen —le dije apartándome de su cuerpo —. Ayúdame a quitarme las esposas.

A pesar de mi pedido, él se quedó en silencio mirando hacia el piso mientras soltaba un largo suspiro. No entendía por qué no estaba haciendo nada para ayudarme, por qué no reaccionaba a pesar del peligro que ambos corríamos al permanecer aquí.

Antes de que pudiera preguntarle cómo había llegado aquí sin que lo vieran, esos tipos entraron a la habitación abruptamente, entonces, Seth se levantó de la cama tomando una postura defensiva frente a mí.

Yo contuve la respiración al temer el peor desenlace, pues sabía que ellos no dudarían en matarlo. Sin embargo, no lo hicieron ni siquiera intentaron atacaron, simplemente se inclinaron frente a él mientras yo no podía creer lo que estaba viendo.

—¡Jefe! —dijeron al unísono, y fue entonces, que mi corazón se rompió en mil pedazos.

Más populares

Comments

Vanu Garay

Vanu Garay

ohh /Left Bah!/

2024-04-02

2

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play