CAPITULO 4

A la mañana siguiente, me alisté para ir a la universidad al igual que lo hago todos los días. Me puse una falda corta tableada y una blusa de seda, mi cabello lo dejé suelto como suelo llevarlo y por último me coloqué un maquillaje sutil que hace resaltar mi belleza natural.

Una vez que estuve lista, bajé las escaleras dispuesta a irme, pero ni bien puse un pie en la planta baja, mi padre me llamó desde la sala.

Rodé los ojos fastidiada porque ya sabía lo que iba a decirme, aún así me encaminé hacia la sala ya que no quería desobedecerlo.

—¿Qué querías decirme, padre? —pregunté cruzándome de brazos.

—Quería informarte que hoy te acompañará Li a la universidad.

—Anoche me dijiste que ibas a ponerme un perro guardián para que me siga a todas partes, ¿acaso cambiaste de opinión? —le dije de forma irónica.

Mi padre levantó la vista de su laptop dedicándome una mirada seria por unos segundos y después volvió a concentrarse en la pantalla.

—Tu seguridad es primordial para mí y por eso no puedo encargársela a cualquiera. Primero debo entrevistar a varios guardaespaldas y elegir al que sea más apto para protegerte. Una vez que elija al adecuado, lo enviaré contigo inmediatamente.

—No hace falta que envíes a nadie. Yo puedo protegerme sola.

—Ya te dije que no voy a discutir esto contigo.

—¡Como quieras!

Di media vuelta y salí de la sala enfadada. Lo que más odio es cuando mi padre me impone su voluntad sin tener en cuenta mi opinión.

Apenas salí de la casa vi que el tío Li ya me estaba esperando junto al vehículo. Él hizo una pequeña reverencia ante mí y luego abrió la puerta trasera para que me subiera.

—Hoy tenemos un día difícil —me dijo en tono de burla mientras se sentaba junto a mí.

—¡Ni lo menciones, tío! Detesto que mi padre sea tan terco —resongué soltando un suspiro de frustración.

—Tienes que comprender que la principal preocupación de tus padres es tu seguridad y ellos harán todo lo necesario para mantenerte a salvo.

—Lo sé, pero no era necesario que me pongan un guardaespaldas personal. ¿Sabes lo molesto y vergonzoso que será andar con un matón detrás mío todo el día? Nadie querrá acercarse a hablar conmigo.

Mi tío río como si fuera una tontería lo que estaba diciendo, aunque no lo culpo, es lógico que una persona de su edad no comprenda las preocupaciones de alguien joven como yo.

Apoyé el mentón sobre la palma de la mano y me quedé observando el camino por la ventanilla sin decir nada más. Hoy particularmente, el trayecto hacia la universidad se me estaba haciendo eterno.

Cuando finalmente llegamos al edificio, le dije al tío Li que ponía marcharse, ya que aquí no corro peligro. Aun así, él insistió en dejar un guardia fuera de la institución por si a caso.

Lo primero que hice al entrar, fue ir al baño del segundo piso en donde suelen reunirse mis muchachos a fumar. Ellos previamente me habían enviado un mensaje diciendo que tenían información importante, por eso fui de inmediato a buscarlos.

—¡Les he dicho que no fumen cuando yo esté presente! —los regañé apenas entré al sanitario.

—¡Lo sentimos, jefa! —los cuatro apagaron los cigarrillos de inmediato, y uno de ellos corrió a abrir las ventanas para que saliera el humo.

—¡Idiotas, ahora mi ropa va a apestar a cigarrillo!

—Lo lamento, no va a volver a ocurrir —me dijo Snake haciendo una reverencia.

—Está bien. Ahora dime, ¿qué información me tienes?

Él miró brevemente a los otros y luego sacó del bolsillo de su pantalón un pequeño envoltorio que contenía unas pastillas de color púrpura.

—Hay una pandilla que está distribuyendo esta droga en los suburbios. Al parecer es algo nuevo porque no se parece a nada que hayamos visto por aquí.

Tomé aquel envoltorio para observar esas pastillas y me di cuenta que tenían el símbolo de un dragón impreso en ellas, algo que jamás había visto antes.

—Averigüen que tipo de droga es y a quién responde la pandilla que las está distribuyendo. Hay que encontrar la raíz de todo esto.

Los muchachos asintieron a mi orden e inmediatamente cada uno se marchó a sus respectivas clases, porque además de ser mis matones, también son estudiantes universitarios becados por la fundación Liu.

Yo me quedé sola dentro del sanitario buscando mi perfume dentro del bolso, ya que debía quitarme la peste a cigarrillo; o de lo contrario, el profesor iba a pensar que había estado fumando.

Luego de ponerme mi fragancia favorita, me dirigí a la puerta dispuesta a ir a mi primer clase, cuando de pronto oí que afuera del baño, estaba la hija del decano acompañada de su grupo de amigas. Lindsay es sumamente arrogante y fastidiosa, y no la soporto, al igual que ella tampoco me soporta a mí.

Me quedé esperando a que se fueran porque no tenía ganas de verle las caras, ni mucho menos aguantar sus idioteces en cuanto me vieran salir del baño de hombres, pero para mi desgracia, ellas se quedaron paradas ahí, hablando de sus estúpidas y banales vidas.

Solté un suspiro de fastidio mientras miraba mi reloj de pulsera. Apenas faltaban unos minutos para que comience la clase de finanzas y si no me daba prisa, iba a llegar tarde otra vez.

Finalmente decidí salir del sanitario sin importar lo que pudieran decir de mi, pero cuando estaba a punto de atravesar la puerta, oí que comenzaron a hablar del cóctel que dio la fundación Luz para celebrar sus 20 años.

—Y entonces, cuéntanos lo más importante, Lindsay. ¿Te acostaste con Ian anoche?

—¡Así es! Él se ofreció a acompañarme a casa después de que terminó la celebración de la fundación y cuando llegamos ahí, lo invite a subir a mi habitación. Lo demás ya se lo podrán imaginar. Lo único que les puedo decir es que fue fantástico —todas soltaron un grito mientras yo estaba en shock sin poder creer lo que acababa de oír.

No voy a fingir que no me duele porque claramente estaría mintiendo, y aunque soy consciente de que nuestra relación no está en buenos términos, jamás imaginé que él ya se había olvidado completamente de mí.

Lo que no entiendo es que fue lo que hice mal, para que de un día para el otro, él comenzara a evitarme. Tal vez lo único que quería, era acostarse conmigo y luego dejarme de lado para ir tras otra como lo hacen todos los hombres. Si es así, entonces fui una estúpida que creyó en sus palabras.

Durante la clase no pude concentrarme en lo que estaba diciendo el profesor porque no dejaba de pensar en Ian y en como nuestra maravillosa historia había terminado de la peor manera.

Él y yo nos conocimos en el kínder cuando teníamos cinco años, y desde el momento en que nos vimos, hubo una conexión especial entre los dos que se fue afianzando con el paso del tiempo; hasta que cierto día, mi madre decidió cambiarme de colegio y no lo volví a ver sino hasta el primer año de secundaria donde nos volvimos a encontrar. En ese entonces ya teníamos 13 años, y sin poder evitarlo, aquella conexión volvió a surgir como por arte de magia. Al principio solo éramos amigos; y aunque todos los demás estudiantes insistían en qué nos veíamos como la pareja perfecta, nosotros decidimos conservar nuestra amistad a pesar de todo. Sin embargo, con el correr de los años, ese cariño que sentíamos el uno por el otro se fue transformando en amor, un amor que se hizo imposible de ocultar y que finalmente se manifestó en el segundo año de preparatoria. Después de confesarnos nuestros sentimientos, comenzamos a salir, y durante ese tiempo todo fue perfecto. Ian y yo éramos el uno para el otro e incluso llegué a creer que era el amor de mi vida, y por eso fue que decidí entregarme enteramente a él. Pero al poco tiempo de haber estado juntos, Ian comenzó a comportarse extraño conmigo. Todo el tiempo me evitaba y cuando lograba hablar con él, me trataba de forma fría e indiferente. Hasta que finalmente, un día me dijo que ya no podía seguir viéndome y que tratara de olvidarlo.

Lo que más me dolió de todo eso es que ni siquiera me dio una razón del porqué ya no quería estar conmigo, solamente se alejó de mí y comenzó a tratarme como una extraña. Como si lo nuestro jamás hubiese existido...

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