Capítulo 4

Bintang sacudió la cabeza. ¿Para qué iba a guardar la foto de esa bruja?

"La conseguiré de las grabaciones de las cámaras de seguridad de la habitación de ese hombre. Tráeme mi portátil", dijo Bintang.

Satria se levantó de su asiento y cogió el portátil que estaba en la mesa de la habitación. Era una habitación privada, exclusiva de Bintang y sus tres mejores amigos; sólo ellos cuatro podían entrar.

Bintang encendió el portátil y lo conectó al circuito cerrado de televisión de la oficina principal. Introdujo la fecha de hacía tres años. Según su madre, Bagus la engañaba desde hacía tres años. Bintang, cuya mente siempre fue directa, nunca pensó en comprobar las grabaciones.

Mientras la pantalla mostraba la grabación, Bintang observaba atentamente el vídeo. Todavía no había nada sospechoso. Adelantó dos días. Ahí se veía claramente a la mujer fingiendo tropezar, pero Bagus seguía sin prestarle atención. Bintang volvió a adelantar la fecha. Se veía a la mujer entregándole una taza de café a su padre. Sin sospechar nada, Bagus se bebió el café. A juzgar por la hora, que eran las ocho de la tarde, parecía que Bagus estaba trabajando hasta tarde.

Poco después de tomarse la bebida, se veía a Bagus empezar a comportarse de forma extraña. Se quitó la corbata y luego se desabrochó los botones. Bagus tenía calor. Al poco rato entró la mujer. Y ahí fue donde empezó, la aventura comenzó. Se veía claramente cómo la mujer no dejaba de provocar a Bagus, hasta que al final, Bagus no pudo resistirse y cometió el acto indecente allí mismo, en la oficina. Bintang apretó los puños y golpeó la mesa.

Lo que más le enfurecía era que Bagus y la mujer siguieran teniendo relaciones sexuales en esa habitación cada vez que salían del trabajo.

"Maldito perro, ¡AAAAARRRRGGGHHHT!", gritó Bintang antes de tirar el portátil al suelo. Ammar rápidamente lo agarró, cogió un pendrive y copió inmediatamente el vídeo.

Bintang montó una escena en la habitación, tirando todo lo que encontraba a su paso. Sus tres amigos se limitaron a observar, sin intentar detenerle. No querían convertirse en sacos de boxeo improvisados; podrían acabar en la UCI.

Después de casi una hora, la furia de Bintang finalmente se calmó. Dejó caer su cuerpo sobre el sofá y cerró los ojos, cubriéndoselos con el brazo derecho. Le dolía ver la traición de su padre. ¿Qué le faltaba a su madre? A los ojos de Bintang, era la mujer perfecta.

"¿Y bien?", preguntó Doni en un susurro.

"Maldito cabrón. En lugar de parar, admitir lo que hizo y rogarle perdón a la tía Erina, siguió con el adulterio siempre que tuvo ocasión", respondió Ammar, también susurrando.

"Es un animal. Me alegro de que la tía Erina haya hecho caso a Bintang y se haya divorciado de ese hombre", comentó Satria. Por suerte, Bintang no le oyó, ya que se había quedado dormido, exhausto por la intensidad de sus emociones.

El tiempo pasó y, como todos los lunes, la gente empezó a ocuparse de sus asuntos. El reloj marcaba ya las seis de la mañana.

La madre, al no ver ni rastro de su hija, mostró inmediatamente los dientes. Se quitó el delantal, cogió una espátula y se dirigió a la habitación de su hija.

"Empieza", dijo Kenan.

"Dentro de nada escucharemos una nota de 7 octavas en...", Bima no pudo terminar la frase porque el sonido ya resonaba desde el segundo piso.

"¡ANUGERAH LARASATI VAN HOUTEN, DESPIERTA!", gritó la madre.

"¡SÍ, MI COMANDANTE!", se oyó la respuesta de Laras, aunque sonaba ronca por el sueño. Así era Laras, siempre volvía a dormirse después de cumplir con sus obligaciones al amanecer.

Arjuna, Bima y Kenan se taparon inmediatamente los oídos para no oír ese sonido melodioso.

"Eung ba eung ba eung...", dijo Kenan mientras movía las manos como un bailarín de jaipong.

"Eeeee aaaa.... e e e e aaaa", respondió Bima.

Bima respondió mientras golpeaba la mesa al ritmo de Kenan. Arjuna se rio al ver el comportamiento de sus dos hijos.

"Si vuestra madre os oyera, la espátula que lleva en la mano saldría volando hacia vuestras cabezas", dijo Arjuna cuando terminó de reír. Bima y Kenan se quedaron inmediatamente callados.

"Awww... Mamá, perdón. Papá, ayuda a Laras", gimió la querida hija.

"Ma...",

"¿QUÉ? ¿VAS A DEFENDER A TU HIJA?", gritó Ajeng. Arjuna se calló inmediatamente, tragando saliva.

"Miembro del ISTI", susurró Kenan.

"Tienes razón, mira la cara de papá", respondió Bima también en un susurro, y ambos se rieron.

¡BUM!

Ajeng dio un puñetazo en la mesa. Arjuna se sobresaltó. Aunque esta escena se repetía cada lunes.

"Ala es grande", dijo Bima sorprendido, dejando caer la cuchara que tenía en la mano.

"Niño del demonio", dijo Kenan, dando un salto que hizo reír a Laras. Ajeng miró inmediatamente a Laras con una mirada asesina.

¡CRASH!

"Desayuna y luego vete directamente al baño", ordenó la madre.

"Sí, mamá", Laras se sentó inmediatamente y comenzó a desayunar.

"No tengas prisa, Ras", dijo su madre mientras le ofrecía un vaso de agua al ver que se atragantaba.

"Mwamwa biwang suwuh pwepwedan, nwi abibwatnya kawo buwu-buwu", dijo Laras con la boca llena.

"Te estás atragantando con la letra w, Ras", comentó Kenan riendo. Laras le tiró inmediatamente un pañuelo a su hermano.

Después del desayuno, Laras corrió al baño. Sólo tuvo tiempo de lavarse los ojos con dos dedos y cepillarse los dientes. Se echó un montón de perfume por el cuerpo y se puso el uniforme a toda prisa.

"Vamos, hermano Ke, llévame", Laras besó la mano de Arjuna y Ajeng, sin olvidarse de Bima.

Kenan, al oír a Laras llamarlo, le agarró la cabeza por debajo del brazo y la arrastró hasta el coche.

"¡AAAAAA.... Hermano, suéltame! Me vas a despeinar", protestó Laras. Los otros tres miembros de la familia sólo pudieron negar con la cabeza al ver la escena.

Por muy dura que fuera Ajeng, no se atrevía a imaginar el momento en que sus hijos tuvieran sus propias vidas. Seguramente elegirían vivir con sus respectivas parejas. Ajeng negó con la cabeza.

"Tranquila, todavía me tienes a mí para hacerte compañía", dijo Arjuna mientras rodeaba a Ajeng con el brazo. Sabía lo que pasaba por la cabeza de su mujer.

"Bima también hará compañía a mamá. Bima encontrará una esposa que quiera irse a vivir con él, para que mamá tenga con quien cotillear e ir al centro comercial", dijo Bima, besando la mano de su madre y la mejilla de Ajeng.

"No beses a mi mujer", dijo Arjuna, besando la frente y la mejilla que Bima acababa de besar.

"Qué posesivo eres, señor Arjuna", gruñó Bima, en lugar de dirigirse al coche. Bima siguió provocando a su padre besando de nuevo la mejilla de Ajeng. Después, salió corriendo y se metió en el coche.

"Assalamu'alaikum", gritó Bima.

"¡BIMAA!", gritó su padre.

"Wa'alaikumsalam", respondió Ajeng riendo.

"Me voy, cariño. Avísame cuando estés en la tienda", dijo Arjuna. Ajeng asintió con la cabeza y le besó la mano. Arjuna volvió a besar a Ajeng por toda la cara, hasta que ella se enfadó.

Para mantenerla ocupada, Arjuna abrió una pastelería para Ajeng. Hacer pasteles era la afición de su mujer, así que Arjuna se la regaló por su octavo aniversario de boda.

"Cariño, vete ya", le urgió Ajeng.

"Vale, vale. Assalamu'alaikum". Y Arjuna se marchó. Aunque trabajaban en la misma empresa, Arjuna y Bima rara vez iban juntos en coche. Bima no quería esperar a que su padre terminara de ponerse cariñoso antes de salir.