Una mala decisión

Gabriele

–Tú lo pediste, fierecilla –le advierto. Estoy harto de sentirme como un chico de catorce años al lado de ella.

Me ha tentado hasta lo imposible. Nadie podría juzgarme por esto, ni siquiera Dios.

–Tienes los ojos más lindos que he visto en mi vida, como los de Mía –susurra pestañeando lentamente.

Antes de poder besarla su rostro cae hacia delante y golpea mi mentón.

–No ahora –mascullo furioso.

Nuevamente me dejó encendido y enhiesto.

La muevo un poco, pero está durmiendo profundamente. Esta mujer debe estar bajo el mando de mi padre. Seguramente su trabajo es provocarme hasta que sencillamente ya no pueda soportarlo.

Pero no la dejaré. No ha nacido el hombre o mujer que pueda vencerme. Y claramente ella no lo hará.

La tomo en mis brazos. Maldigo cuando su rostro cae sobre mi cuello y puedo sentir su tibia respiración contra mi piel. Incluso dormida logra encenderme.

–Maldita seas, Sofía Palermo –siseo furioso.

No tengo idea dónde duerme así que la recuesto en uno de los sofás que hay en el dormitorio de Mía.

Maldita sea, incluso estoy comenzando a llamar a mi hija por el nombre que ella eligió.

Esto tiene que terminar. Ya sé lo que haré.

*****

–¿Despedirla? –pregunta Anna sin entender–. ¿Despedir a Sofía?

–Es lo que escuchaste. La quiero fuera de mi casa hoy.

–Pero, señor, la niña se entiende muy bien con ella…

Levanto mi mano. –No me importa. No quiero volver a verla. Págale todo lo que se le debe y un buen bono, pero no la quiero ver más.

–No será necesario –dice Sofía entrando a la cocina, sobresaltándonos a Anna y a mí–. No necesito tu estúpido bono –agrega y no puedo evitar ver como sus ojos se llenan de lágrimas.

–Señor, quizá podamos arreglar esto –empieza Anna.

–No –decimos Sofía y yo al mismo tiempo.

Ve el monitor que tiene en su mano. –Me despediré de la pequeña y me iré.

–Niña Sofía… –interviene Anna una vez más, acabando con mi paciencia.

–Anna, retírate –ordeno–. Ahora –agrego cuando la veo abrir la boca.

–Cuida a Mía, por favor. Contrata a alguien bueno, que la quiera –pide Sofía con voz quebrada cuando quedamos solos.

–Lo haré. Ella ya no es tu problema. ¿No vas a pedirme una disculpa por lo de ayer? –pregunto enojado.

Frunce su ceño. –Si te refieres a lo que pasó en la cocina, eres tú quien debiera disculparse, no yo.

–No me refiero a eso y lo sabes.

–¿Dante?

Me levanto y la cojo por sus brazos. –No. Sabes perfectamente de lo que estoy hablando. ¿Cuánto te paga mi padre?

–¿Tu padre? Pensé que quien pagaba mi sueldo eras tú.

Me rio sin humor. –Te gusta hacerte la inocente, ¿no? Bueno, conmigo tus tácticas no funcionarán. Te quiero fuera hoy.

–Sí, ya lo escuché, lo dejaste bien claro –dice secándose una lágrima, intentando manipularme una vez más. Mi viejo le debe estar pagando muy bien.

–Me despediré de Mía.

–¡Deja de llamarla así! –exploto y la zarandeo–. Y no, no quiero que te acerques a mi hija.

–Tengo que despedirme.

–No, ve con Anna para que pague tu sueldo y sacas tus cosas de mi puta casa.

Comienza a llorar, intentando convencerme, pero soy más fuerte que eso.

–Tengo que verla, tengo que explicarle que me voy…

–No.

–Es muy pequeña, no va a entender por qué me voy.

–¡FUERA DE MI CASA! –grito logrando que retroceda.

Por fin puedo ver en sus ojos el mismo miedo que veo en mis enemigos. Y no sé si me gusta.

Retrocede mirándome como si fuera un monstruo.  Antes de decirle algo más, se gira y sale corriendo de la cocina.

Por fin. Un problema menos.

Ya veré qué hacer con la niña y con mi padre. Tengo cosas más importantes que hacer hoy.

*****

Trato de comer mientras la nueva niñera se pasea con la niña, quien no ha parado de llorar desde que Sofía se fue. Lleva una puta semana sin dejar de llorar, solo se detiene cuando duerme, que lo hace por muy pocos minutos.

–Llévala fuera –ordeno.

–Está lloviendo –responde la niñera.

–No me importa, sácala de aquí ahora mismo.

Mi cabeza me está matando.

Anna entra al comedor y tira los cubiertos con una fuerza inusitada a mi lado, aumentando el dolor de cabeza que tengo.

–¿Tienes algo que decirme? –pregunto.

–No, señor –dice mientras deja una copa de whiskey frente a mí, nuevamente golpeando la mesa–. El pavo estará listo en cinco minutos.

–¿Pavo? Sabes que odio el pavo.

–Lo siento, señor, lo olvidé –dice mientras sale del comedor.

Podría despedirla y decirle lo que se merece, pero sencillamente no puedo. Anna es quien me ha cuidado desde que mamá murió. E incluso cuando mamá estaba viva, ella siempre estuvo presente, defendiéndome de mi padre cuando no le agradaba algo que hacía.

El viejo tiene una veta sádica, que siempre usó conmigo y mamá.

Maldito viejo.

Lo acusé de haber contratado a Sofía para fastidiar mi vida, pero lo negó todo. Dijo que ni siquiera sabía que ya tenía una niñera. Es un puto mentiroso que no quiere reconocer que perdió.

Recuerdo a Sofía llorando y no estoy seguro si fue él que perdió o yo. Cuando los gritos de mi hija siguen llegando, creo que ya sé la repuesta.

Camino hacia la puerta y veo a la niñera con la niña en sus brazos, quien no para de llorar. Su piel está roja y sus lágrimas tiene toda su cara mojada.

–Entrégame a la niña –exijo–. Estás despedida.

Cojo a Mía en brazos. Su pequeño rostro me recuerda a Sofía llorando mientras me rogaba que la dejara despedirse, pero no lo hice.

Y ahora ambas están sufriendo.

Todos estamos sufriendo.

Claudico y tomo mi teléfono. Llamo al tío de Sofía, ya que por supuesto no tengo su teléfono.

–Mi Capo –contesta–. ¿A qué debo el honor?

–Pon a Sofía al teléfono.

–¿Sofía?

–Estás sordo o qué.

–No, mi Capo, lo siento, es solo que… Pensé que Sofía estaba en su casa.

Mierda.

–¿No ha vuelto a tu casa?

–No, mi Capo. Si sé algo de ella se lo haré saber.

Cuelgo.

Maldito imbécil.

Ni siquiera sabe dónde está su sobrina.

Miro a mi hija. –Te la traeré de vuelta, Mía. Te lo juro.

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Comments

Angy Rivera

Angy Rivera

Ahora si no? que idiota e imbécil eres

2023-10-28

133

Esperanza Pérez

Esperanza Pérez

Jajaja , no qué no chiquito Jajaja , y te vas a enamorar y a casar con ella , vas ha haver lo qué ella diga en tu casa , exo me gustaria jajajja .

2024-04-19

1

Tatys Maramotti Silva

Tatys Maramotti Silva

Ahora porque la niña no deja de llorar si hace falta sofia 👎

2024-05-04

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