CAPÍTULO XVII

UNA LLAMA AL VIENTO

Aun así el tiempo pasa lento.  Ya no grito aprendí a manejar las emociones, me leían muy fácil,  dijo la psicóloga de imagen. Cuando le pedí ayuda porque me veía muy joven e inmadura y tenía que representar la empresa. Ahora eso ya casi no importa. Pero en tiempo de conflicto nadie daba un quinto  por mi imagen y tuve que trabajar en ella. Todos me ayudaron y ellos también fueron socorridos. Podían estar furiosos y ni un músculo de nuestros rostros nos delataba.

Eso nos ayudó mucho en la consecución de la paz. Eso determinó la frontera entre lo que le diéramos a las grandes mafias y lo que le podíamos aceptar. No fue fácil pero firmaron la tregua de paz. Que ellos salieron ganando. No creo. muchos páncreas andan felices derramando sus enzimas tanto internas como externas con maravillosa precisión en cuerpos que mal tratados  serian calificado más adelante  como pacientes terminales.

Otra vez se acerca el invierno, baja majestuoso por las laderas de la serranía, nos trae las lluvias, el frío, el granizo; me fascina cuando cubre la ciudad con el velo voluptuoso de la niebla. La viste de recién casada y le promete 6 meses de compañía. Ella no se hace rogar y se  regala toda como un bello jardín

Me fascina el invierno, soy más productiva. Bajo su efecto grandes ideas salen de mi mente mejoran publicidad, el marketing las ventas las compras. Me da por invertir. Me fascina ir a la plantación al herbolario, al invernadero.  Visito los caseríos, supervisó sus ríos, los puentes,  los pequeños arroyos que si se colapsan forman grandes tragedias.

Con Omaira e Inés y varias damas creamos una fundación para socorrer a los niños de la calle.

Anna, Elisa,  Andrea y muchos colaboradores se encargaron de los ancianos.

Sabemos que no es mucho, pero ayudamos y ayudamos a muchos para que ayuden.

Es que me sobra tanto tiempo y hoy desde mi oficina oí a Omaira comentando que había regresado, me sonaron las alarmas hice acopio de todo mi autocontrol y como la  conversación no era conmigo, la dejé pasar como si no lo hubiera oído. Cobardemente hui antes de  que mi buena Omaira se sintiera en la obligación de informarme.

Y me fui al Amazona ese fin de semana. Sola, sin mis padres. Me los imagino burlándose de mi. Pero fue una coincidencia,  recibí el llamado terminando la tarde del viernes y con mis chicos me fui al aeropuerto. Solo le dedique unas palabras a Omaira y llame a la abuelita quien invoco a todos los santos para nos acompañaran en otro viaje más.

Nuevas especies para diferentes medicamentos intercambiable por antibióticos que ellos no podían sintetizar y era un contacto de las tribus guaraní del alto Paraná. Allí nos quedamos dos días visité con su chaman toda la geografía. Si hay mucho destrozo causado por la avaricia del hombre. Y la tierra va a pasar la factura, ella no sabe de propios y extraños. No esta diseñada para eso. Solo sabe que tiene que cuidarse y lo va a hacer.

Para allá va la ayuda. Mis padres y un escuadrón de chamanes  se encargarán de eso. Le agradezco al chaman la confianza y se alegra de conocerme y me bendice.

Me esfumó.  Ya es domingo y es de noche. Por ahí ya llegaron  mis guardaespaldas, son hombres probo, tenemos un maravilloso sistema de comunicación. Ellos me entienden, tres de ellos son asignados por la Reserva. Altos, fornidos, jóvenes y hermoso. Ahora están conmigo. En algún momento seré yo quien los esté protegiendo en cualquier tiempo o situación

. A lo mejor seré su madre, hermana o esposa y velare por ellos incondicionalmente llegado el momento. Eso somos: una gran hermandad.

 No están aquí se fueron a descansar. El martes los veré. Me reporto con ellos. Ya sabían que estaba en casa .

La ciudad está sola, la gente se esta recogiendo a descansar, a cargar energía  para enfrentar la nueva semana.  llueve, desde mi ventanal se ven hermosas sus calles, como espejos reflejan las luces y los pocos transeúntes van  apurados,  se arrecia la lluvia . Una llamita prendida frena mi corazón. En la esquina del frente 20 mts. abajo, lo pude ver saliendo del café,  de mi lugar favorito “El rinconcito del dulce aroma” miro hacia arriba, suerte que no prendí luz y no me delate, camina lento hacia el carro y envidio la lluvia, se  derrama en sus cabellos y abusiva penetra por su cuello, en su pecho y en su espalda. Ese dolor apuñaló mi vientre.

Me quede largo viendo como el carro se alejaba por la húmeda  avenida y sentí mi orfandad. Dos años. Ni una llamada. Yo tampoco lo busqué. Pude verlo cada vez que se me antojara y fueron muchas. Mi madre me decía que la herida se aliviaba si al menos tuviera el consuelo de verlo. No me atreví.. fue su decisión.

Que larga noche. Decidí pasearme por las bella  Ipanema, a pesar de la noche fresca estaba concurrida música , baile, alegría; embrujaba aún la hermosa playa, mitigo mi dolor y  me dormí en el suave mecer de las olas del mar que me arrullaron.

Me desperté en mi cuarto en mi cama. Solamente ellos dos se atreverán a tanto. Sonreí. Como amaba a ese par.

Que semana, desde que amaneció el lunes fallaron los reactores.  A Marcus le fallaron en el pedido de sus respuestos. Salí de la clase antes de tiempo para ayudar. Muchas muestras se podían dañar. Y los mecánicos se entusiasmaron cuando llegue. Hasta las dos  de la tarde bregamos y así hambrientos y cansados lo pusimos en marcha

Se que es inevitable encontrarme con el, pero hoy no. Aún no estoy preparada.  Cuando llegue a las practica, en la hora exacta,  mis eternos compañeros velaban por mi, estando ellos ni una mosca se acercaba, menos el.

Teníamos un encuentro  Jugué como una fiera, estaba molesta y lo demostré, me reprendieron por la ferocidad de mi defensa ni  que decir de mis ataques. Casi lesionó a mis contrincantes. Respire hondo  me calme . Conduje a mi equipo al triunfo. Terminé y el  estaba en la barra al final de las gradas. Mirándome fijamente. En medio del intercambio y de la euforia que deja la victoria me condujeron los guardaespaldas hacia la salida y solo pudo ver como me subía a una moto y me perdía.

No entendían mi proceder pero obedecían. Al menor acercamiento me ayudarían  a escabullirme . Solo así aguante la semana, a cada rato un inconveniente, en el trabajo, en la familia, en la universidad.  

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