Fin del contrato.

(Gracia)

Al bajarme del auto, volteo y veo a Ricardo con una amplia sonrisa en su rostro; levanto mi mano en señal de despedida y él me levanta su teléfono recordándome que debo llamarle, ahora que ya no tendré contrato con Gianna.

Desde el primer día, trabajando para Gianna, firme un contrato se vence cada año y precisamente es mañana, es el tercer contrato que se vence y hasta aquí siempre los he renovado; pero ya no lo haré, así que los compromisos que tengo para ahora en la noche, para mañana y para el sábado los cumpliré sin contrato firmado.

Sé muy bien que mi contrato no ha tenido validez legal por qué no soy Máxima Rosemberd, jamás hemos tocado este tema con Gianna, pero sé que ella también lo sabe.

Yo solo espero que ella no reaccione mal...

Entro a mi habitación del club, una de mis compañeras de cuarto está aquí, en mi cama, me quedo parada viendo lo que está pasando, deje mi cama perfectamente tendida, está muy revuelta y sobre ella hay lenceria mia, y un boxer de hombre, ademas Mariela tiene puesta mi ropa de dormir, eso me extraña y me molesta...

Justo en el momento en el que le voy a preguntar que esta pasando, Dilan sale del baño, solo con una toalla blanca enroyada en la cintura; se que Dilan es un hombre muy atractivo, me impresiona verlo con su pecho descubierto y con gotas de agua, la verdad cualquier mujer cae rendida ante ese buen porte; sin embargo, yo no soy cualquiera mujer, asi que no demuestro ni un poco mi impresión, es él, el que se impresiona al verme y su cara denota mucha vergüenza.

—¿Que está pasando aquí? —Les digo tajante.

Ellos se quedan en Silencio por unos segundos, hasta que Dilan habla, pero está asustado y nervioso.

Y Mariela aún más...

—Preciosa yo te puedo explicar, —Me dice Dilan, veo que el haberme llamado preciosa, incomodó a Mariela y con toda razón, porque acaban de tener un revolcon en mi cama.

No nesecito que me expliquen nada para darme cuenta de lo asqueroso que acaban de hacer; usando mi ropa abusivamente.

—Mira Dilan, primero no me llames preciosa, me llamo Máxima, segundo, la explicación que exijo es a Mariela.

Dime Mariela, quiero saber quien te dio permiso de usar mis cosas, por qué usas mi lencería, por qué tienes mi ropa puesta y por qué teniendo tu propia cama en esta habitación, utilizan la mía, lo demás no me importa. —Le digo seria.

—Yo le pedí a Mariela que lo hiciera, ella no quería hacerlo, pero sé lo pedí, yo quería sentir que estaba contigo esa ropa tiene tu olor y eso me enloquece.—Me dice descaradamente, sin importarle el gesto de disgusto de Mariela.

—Tú Dilan eres un pervertido y tu Mariela no tienes dignidad.

Sabes qué Mariela, te regalo todo eso, quédatelo, yo no sería capaz de usarlo y tu Dilan puedes quedarte con la cama, yo nunca más la usaré.

Salgo de la habitación, justo en el momento que voy hacia el salón me encuentro con Gianna,

—Máxima quería verte, quiero hablar contigo. —Me dice tranquila.

—Dime.

—Tu contrato vence mañana, querida y ya tengo listo el nuevo para que lo firmes. —me dice sonriendo.

—Mira Gianna de eso quiero hablarte, ya no voy a firmar contrato contigo.

Los compromisos que tengo hasta el día sábado los cumpliré como tal, pero a partir del día lunes ya no lo haré.—Le digo con firmeza.

En ese momento Dilan se acerca...

 —Preciosa, si no quieres firmar por lo que acabas de ver, te aseguro que eso no volverá a pasar. —Me dice Dilan metiéndose en la conversación.

—No Dilan, ya te dije que no me importa lo que hagas, y te vuelvo a repetir por millonésima vez, que no soy Preciosa, soy Máxima.—Le digo tajante.

—¿Que está pasando, que acaba de ver Máxima Dilan? —Gianna le pregunta a gritos a su hijo.

— Mamá...Tú tienes la culpa de todo, tengo dos años de suplicarte, de rogarte, que saques a la Latina de esto, te dije que la amo con todas mis fuerzas, que quería enamorarla, que si ella trabaja en esto no abriría su corazón para mí, además te rogué, te supliqué; porque no soporto la idea de imaginarla en brazos de otros hombres y no te importo.

Todo por tu ambición, como si no tuvieras suficiente dinero; Gianna ¿dime cuando te voy a importar?. —Le grita Dilan a su Madre.

—Creo que yo no tengo que estar involucrada en esta discusión, es mejor que me vaya. —Les digo intentando salirme.

Pero en ese momento siento, la mano de Dilan que toma mi muñeca y me dice.

—Tú si tienes que ver, todo es por ti, por ti preciosa, yo te amooooo.

¿Cuando vas a entender, que estoy enamorado de ti? —Me dice viéndome a los ojos.

—Tú no estás enamorado de mi, lo que pasa es que soy La única de las 23 mujeres que tiene contratadas tu Madre que no se acuesta contigo; es un capricho tuyo, lo que tu sientes no es amor es obsesión, ¿cómo vas a decirme que me amas, si hace un momento te estabas revolcando, con Mariela en mi cama. —Le digo seria?

—Perdóname, Preciosa por favor...—Me suplica Dilan.

—No tengo nada que perdonarte, tu a mi no me has hecho nada, no me has ofendido, no me has dañado, en todo caso el daño Dilan te lo haces tú. —Le digo dejándolo en silencio.

—Gianna, como te dije ya no firmaré, cumpliré los compromisos hasta el sábado, y créeme que estoy muy agradecida contigo por todo, me has ayudado y yo te he correspondido; he cumplido el contrato y tus reglas al pie de la letra, te he hecho ganar mucho dinero y tu me has pagado muy bien a mí.

Estamos a mano.

Ahora no quiero irme en malos términos.

Además yo ya estoy mayor para esto, o crees que no me doy cuenta que todas tus chicas tienen entre 18 y 25 años yo tengo 28 Gianna, tu has roto tus propias reglas conmigo; esto es lo mejor...—Finalizó dejándolos en total silencio.

Cuando paso a la par de Dilan, me doy cuenta de que tiene una mirada oscura y fúrica, tanto que me da un poco de miedo...

Si, la mirada de Dilan es atemorizante.

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