Leche con Chocolate.

(Alessio).

Estoy escuchando a Papá, está dándome varias indicaciones, sé que para Él es un poco complicado dejar esta oficina, aquí pasó la mayor parte de su vida, y lo hizo con mi Madre.

Ella jamás lo dejó solo y es por eso, que él se puso tan mal cuando ella murió.

Fue el peor año de nuestras vidas, no tener a mamá y ver a Papá dejándose morir, hundido en una terrible depresión; fue muy duro para todos.

Y ahora, verlo suspirar cuando entra a esta oficina, me conmueve, y me anima a hacer las cosas de la mejor manera para Él, para que tenga un buen descanso.

Papá es la persona más sorprendente que conozco y sé que debo seguir con su legado sin fallas.

Hablamos de la empresa, de detalles del traspaso de la presidencia, de compromisos por cumplir, de un viaje que tiene programado Alonzzo a Francia, que debe hacer dentro de 2 semanas, y me dice que de eso debe hablar también con Gracia.

Papá la menciona como si le tuviera demasiada confianza y eso me inquieta.

Que tiene esa mujer, como hizo que Papá saliera de la depresión, ni sus hijos, ni sus nietos que son sus ojos, pudieron darle la motivacion para salir adelante y ella si pudo.

Que hizo esa mujer...me pregunto, y estoy sumergido en mis preguntas sin respuestas hasta que Papá me habla.

Me pide llamar a Alonzzo y que Gracia venga con Él.

Obedezco sin objetar; pero el solo hecho de saber que vendrá a esta oficina me hace acelerar el corazón, y me inquieto aún más.

Ya no tengo tiempo de ponerme mi saco y arreglar mi corbata, que están desarreglados, pues al estar con Papá me siento tan relajado y en tanta confianza que aunque sea mi lugar de trabajo siempre termino desacomodando mi traje.

Sé que vienen en camino, Papá me observa, yo trato de controlarme y serenarme...con disimulo, me pongo de pie y camino, hasta estar frente a la ventana, observo la ciudad; pero mi mente no se controla, mi mente está, hecho un torbellino y ese torbellino tiene nombre y apellido, ella es la dueña de todos mis pensamientos, no dejo de pensarla.

Y eso me enfurece tanto y me desconozco totalmente, Yo no soy asi.

Una mujer se ha adueñado de mi cabeza y eso no me gusta para nada...

...Papá también llamó a Johel, y no entiendo que es lo que pretende hacer o decir; pero ¿por qué tiene que venir también Johel?, hago tal pregunta en mi mente, sin tener respuesta.

Estando aún parado frente a la ventana, escucho que tocan la puerta; mi corazón se acelera tanto que me preocupa.

Papá autoriza el ingreso, escucho la voz de Alonzzo, quiero voltear, quiero verla, aunque ella me ignore, yo necesito ver esos preciosos ojos dorados...

—Ya estamos aquí.—es la voz de Alonzzo.

—Pasen por favor... Gracia ven siéntate conmigo. Papá la invita a sentarse.

—Gracias Ricardo...—Le dice, con su melodica voz.

Y en el momento que la escucho, mi corazón se acelera aún más, su voz es tan sensual y ese acento tan singular que tiene ella al hablar italiano, es sencillamente encantador.

—Se puede saber por qué razón tengo el honor de venir a tu preciosa oficina.—sigo escuchando la preciosa voz de La Misteriosa Latina.

—Gracia, nesecito hablar contigo de algo importante; pero fíjate que tenerte aqui es un honor para nosotros.

Solo que ya no es mi oficina, a partir de ahora es de mi Hijo Alessio.—Mi Padre termina de decirle.

Yo en ese momento me doy la vuelta. Y allí está sentada elegantemente, a lado de mi Padre; pero está viéndome a mi, si sus preciosos ojos están en mí, y eso me causa una emoción incomprensible, es una gran alegría.

—Si, Gracia mi Padre no ha dicho más que la verdad, es un honor tenerte en esta oficina, tú puedes venir a la hora que desees.—Le digo viéndola a los ojos.

—Muchas gracias Aless...—Antes que vuelva a llamarme por otro nombre, me adelanto

—Alessio, Alessio, mi nombre es Alessio... —Le digo serio; pero con voz serena y por primera vez la veo sonreír para mí...

¡¡Y que sonrisa!!, es sencillamente celestial.

Estoy como en un encantamiento, por la sonrisa de la mujer.

Pero el ruido de la puerta, me hace salir del hechizo y por desgracia, es Johel quien a tocado la puerta y a entrado de una vez, el susodicho solo da un paso al frente y tiene sus ojos puestos en Gracia.

Y no me gusta como la ve; pero ya se lo advertí y debe entender que con ella no se va a meter.

Papá se pone de pie y nos pregunta que queremos tomar, ya que el pedira un café, Alonzzo pide café también, yo le digo que para mi no, pues me preparare un whisky y Johel quiere lo mismo que yo, como siempre; se que es temprano, pero por culpa de alguien, no pude pegar un ojo, así que necesito este trago.

Mi Padre, llama a Eva, ella es la secretaria de presidencia, y sin preguntar a Gracia que es lo que ella desea, le pide 2 cafés y un vaso de leche con chocolate helada...

Pero que cosa es eso... me asombro al escuchar lo que pidió papá.

—¿Leche con chocolate, helada? —miro a Papá mientras trato de formularle una pregunta... y papá me entiende, y me da respuesta.

—Si, sabes Alessio, si quieres convencer a Gracia para algo, solo debes darle un vaso de leche con chocolate y si está superhelada mejor; la pedí yo por que sé que no quiere otra cosa y ella no se animaria a pedirla...jajajaja. —Papá se carcajea, mientras la preciosa cara de Gracia se pone roja, totalmente ruborizada, y eso la hace ver, aún más hermosa...

Tenía que ser para ella, Dios mío, Leche con chocolate a esta hora y en la oficina, La señorita Misterio, con cada cosa llama más mi atención.

Y es que podría pedir un café, un whisky, una margarita, o un vaso con agua, como toda mujer normal; pero ella no, ella toma leche con chocolate jajaja

—Tengo que saber más sobre eso. — dice el imbécil de Johel.

—Mira es sencillo, Gracia, es una mujer impresionante, pero si le das un vaso de leche con chocolate, se comporta como una niña, tomándolo... Y aunque la invites a comer, por muy lujoso que sea el restaurante siempre pedirá su vaso de leche con chocolate. —Todos reímos mientras ella está roja,

—Discúlpame Gracia; pero tarde o temprano se enterarán de tu adicción jajaja. —Papá le habla aún riendo.

—No te preocupes, sabía que no te aguantarías las ganas de decirlo.—Le dice la preciosidad, haciendo un puchero que me pareció lo más hermoso del mundo.

Y es que esta mujer, tiene ese don de ser el centro de atracción, no es solo su belleza, es su personalidad, es su actitud, es su forma de hablar, es toda ella, son sus zapatos y ahora hasta su adicción a la leche con chocolate.

De nuevo me sorprendo a mi mismo, pensando en ella y viéndola, encantado... Esta frente a mi; bella, como nadie en el mundo, hermosa increíblemente hermosa...

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