Todavía no.

(Gracia)

Yo estoy en mi lugar perfecto, totalmente elocuente, y activa en la reunión.

Veo como la mayoría de los presentes, tienen sus ojos puestos en mí.

Yo, soy una profesional, quizá más preparada y capacitada que cualquiera aquí presente; pues a pesar de que soy muy joven, tengo una maestria y dos licenciaturas, y una de ellas es en Psicología, sé analizar las actitudes de las personas, por eso se que muchos aquí, están dis que analizando mi presencia en este lugar.

Lo cierto es que, aún sin saber mucho sobre los negocios del Sr. Ricardo y sin tener tanta información de como hace las cosas, su verdadera asistente personal; me he sentido muy desenvuelta.

Aparte de eso hable con uno de los socios del Sr. Ricardo que está a cargo de una sucursal, en una importante ciudad, lo asesoré sobre como motivar a los empleados y enfocarlos en como desempeñar mejor su trabajo, y obtener mejores resultados; con mi experiencia en recursos humanos y más poniendo en práctica mis amplios conocimientos de psicología.

El Sr. Ricardo, de vez en cuando me voltea a ver y sonríe... cuando termino de atender y apuntar todo lo que queda pendiente, nos encaminamos a la mesa principal, para poder disfrutar del exquisito almuerzo.

El Sr. Ferreira, se detiene a saludar muy afectuosamente, a un hombre Mayor; aunque un poco mas joven que él.

Le habla con mucha confianza y con esa sonrisa tan encantadora que tiene, le dice.

—Alonzo mira, tengo que presentarte a La Santa que hizo el milagro... —El hombre, me mira y puedo notar que esta impactado, pero eso no lo detiene para reírse.

Me quedo sin entender, mientras ellos se carcajean.

—Máxima, quiero presentarte a mi mejor amigo Alonzzo Conti, ya te he platicado de él.— Me dice el sr. Ricardo y al escuchar el nombre del hombre; yo empiezo a entender por qué se carcajean.

—Sr. Conti, mucho gusto Soy Máxima Rosemberd.—Le digo extendiendo mi mano, a lo que él sonríe y toma mi mano pero al mismo tiempo me da un beso en la mejilla.

—Asi que tu eres la Misteriosa Latina que saco de la depresión a mi Amigo, la famosa Psicóloga que se disfraza de dama de compañía. —Me dice el elegante sr. Conti.

—Y usted, es el culpable de toda esta ironía ¿Verdad?.

Fue usted el que, al ver que su amigo, se negó rotundamente a ir a terapias Psicológicas, que le ayudaran a salir de la depresión; le aconsejo salir a divertirse, y como su mejor amigo no quería hacerlo con una persona conocida, usted se encargó de contactarlo con el club mas discreto, de chicas vip. —Le digo en tono sarcástico.

—Así es Máxima, yo soy el culpable de eso; pero tú eres la culpable de que mi Mejor amigo haya vuelto a la vida.

Así que, la Familia Ferreira y Yo estamos en deuda contigo, preciosa.

Ven, vamos a almorzar, mientras me cuentas como hiciste para que esté gruñón, volviera a sonreír.—Me dice con una sonrisa, que ya me está pareciendo encantadora.

—Vamos Sr. Conti, será un verdadero honor, almorzar con unos señores tan guapos y elegantes. —les digo sonriéndoles y mientras camino hacia la mesa.

—Hay no, a mí quitame lo de Sr. dime Alonzzo, a este vejestorio llámalo como quieras; pero a mí no.—Me dice mientras acerca mi silla caballerosamente.

—Está bien, le diré Alonzzo. —Le digo.

—Ahhhh, quee... Yo te he pedido miles de veces que me llames Ricardo y jamás me has hecho caso y este vejestorio feo, te lo pide una vez y a él le llamas por su nombre a la primera... Esto no es justo.—Dice el Sr Ricardo.

—Jajajajajaja, ustedes parecen unos adolescentes; pero está bien les llamaré por su nombre a los dos. —Les digo, a los dos hombres sonriéndoles.

El tiempo del almuerzo fue muy ameno y se nos hizo corto para conversar de todo un poco...

Alonzzo me comentó que los dos primeros años; después de la muerte de la esposa de Ricardo, fueron los más difíciles, en su casa con su familia y en la empresa, pues la Señora Andrea aparte de ser su esposa fue su asistente personal por años; me conto que la señora llegó de joven a la empresa a ocupar ese puesto, allí se enamoraron se casaron, tuvieron sus dos hijos, y la señora era tan eficiente que llevo paralelamente el cuidando de su Familia y el trabajo; después de la muerte de la señora Andrea, Ricardo no contrato a ninguna asistente para ocupar su lugar.

Allí fue que entendí, porque todos me miran queriendo saber más de mí.

Soy la primera asistente personal, que Ricardo les presenta a sus socios después de la muerte de su esposa, eso a sido una sorpresa para todos.

Despues de una hora ya casi todos se están retirando del lugar, uno a uno se despide de Ricardo, de Alonzzo y por cortesía de mí, aunque no todos muestran sinceridad; algunos actúan descaradamente con una mirada acusadora.

pero que importa, yo siempre digo, que lo que gente piense no es importante, es más importante saber quien eres y estar en paz contigo misma.

Ya cuando la mayoría se ha retirado, Ricardo y Alonzzo se vuelven a ver y me dicen que tiene que hablar de algo importante conmigo.

—Máxima, vi tu desempeño en esta reunión y me parece que eres la asistente perfecta, así que quisiéramos saber, si ahora que está por vencerse tu contrato con Gianna, estarías dispuesta a trabajar para Star company...—Me dice Ricardo y ambos me miran esperando respuesta.

Yo estoy muda, en Shock.

—Ricardo, ¿usted está hablando en serio?—Le pregunto incrédula.

—Si, totalmente en serio.—Me dice sonriendo.

—Pero ustedes deben saber que yo aún no cuento con un permiso de trabajo, pues mi legalidad en Italia aún no es un hecho, no tengo ni siquiera una fecha de cuando podría terminar el proceso.

—Eso es así, porque no quisiste aceptar mi ayuda; pero en fin no será ningun problema Máxima, a ti se te pagará en efectivo, tu contrato será provisional por 3 meses, mientras tú situación migratoria se arregla.—concluye Ricardo.

—Pero, Ricardo con quien trabajaría yo, si tu dijiste hace un momento que dejaras la empresa en manos de tu hijo.—Le pregunto ansiosa de respuesta.

—Tú serás mi asistente personal—Me dice Alonzzo, y eso es algo que no se, si me dio alegría o me desconcertó.

—Trabajarás con Alonzzo porque efectivamente, yo dejo la empresa en manos de Alessio, porque para eso confío el 100% en El; pero a ti no te puedo dejar en sus manos, "todavía no".

Lo que pasa es que mi hijo es el mejor CEO que puede tener la empresa, es el mejor hijo que puedo tener yo, es el mejor hermano, tío, amigo, pero como hombre es pésimo y tú ya te enterarás por qué te lo digo, Alessio no a aprendido a tratar a ninguna mujer y aunque tú tendrías un trato de jefe a empleada, para mi tu eres especial y no quisiera que él te faltara al respeto por su arrogancia y frialdad.

Yo a Ti Máxima te aprecio como a una hija, y no quiero que Alessio te desespere y te vayas de la empresa.

Ahora dime, ¿aceptas o no?—Me dice Ricardo.

—Claro que acepto, —le digo feliz y emocionada.

—También quiero decirte que sé que tu nombre no es Máxima Rosemberd y el día que estés lista para decirme tu verdadero nombre estaré para oírte.—Me dice Ricardo en voz serena.

Me quedo en total silencio...

Pero los elegantes hombres parecen no tomarle importancia, se levantan despues de ponernos de acuerdo, yo empesare a ser la asistente de Alonzzo el dia lunes, asi que solo tengo 4 dias para empezar en el trabajo que deseo y eso me pone Feliz.

Todo lo referente a la reunión terminó, Ricardo me dice que me llevara de nuevo al Club, yo voy pensando en todo, pero más en lo que me dijo al final, sabe que no soy Máxima Rosemberd.

Llegando al Club me despido con un calido abrazo y un beso, la verdad Ricardo tiene mi respeto y cariño; cuando estoy a punto de bajarme le digo.

—Soy Gracia... Gracia Castillo... Le sonrió y me bajo del lujoso auto...

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