CAPÍTULO 4

El tiempo siguió su curso, sus hermanas se casaron y Abdiel se convirtió en el protector de sus hermanas y en el verdugo de sus pobres cuñados, al pasar los meses terminó rescatando a su hermana menor de un matrimonio infeliz y se fue a vivir con ella a Miami, después la hermana mayor también fracasó en su matrimonio y los tres comenzaron una nueva vida en Miami, hasta que la desgracia tocó a su puerta, con la muerte de D'Angelo Mancini, el exmarido de su hermana Adila,

Abdiel una vez más entró en modo protector y se avocó a cuidar a su deprimida e infeliz hermana mayor, la mayoría del tiempo y también a manejar los negocios que habían iniciado juntos,

Afortunadamente, su hermana Amira se había reconciliado con su marido y este tonto jeque se asoció con ellos, convirtiéndose en un socio importante y ayudándolo en los negocios, mientras su hermana Adila que estaba en la feliz espera de sus gemelos, le ayudó a subirle el ánimo a su hermana, el tiempo transcurrió volando y el día del nacimiento de sus dos nuevos discípulos había llegado

Abdiel como siempre queriendo molestar a su cuñado, realizó un curso intensivo de enfermería, para poder asistir al médico en el quirófano y recibir a sus sobrinos, pero su participación no fue muy agradable para algunas personas, por ejemplo para la enfermera asignada, ella era una joven que estaba haciendo sus prácticas en esa clínica y ese sería su primera vez en el área de maternidad, pero este enfermero intruso, habló con el director del área y logró desplazarla,

Ella quería odiarlo, de verdad quería odiarlo, pero él, tenía unos ojos cautivadores y unos labios tan seductores, que la joven enfermera, no entendió en qué momento su corazón comenzó a latir desesperadamente por ese joven desconocido que por su manera de hablar parecía un hombre adulto, pero su timbre de voz, era ronco como el de un adolescente en desarrollo, lo que ocasionaba más curiosidad en la joven, ella solo le pidió a su jefe que la dejara apoyar al intruso, pero solo con el fin de conocerlo,

Cuando Adele lo vio venir hacia ella con el primer bebé en los brazos, lo idealizo, lo vio casi que rodeado de una luz divina, ya a ella no le importaba su edad, ya a ella no le importaba su nombre, ella solo le importaba que su tonto corazón, había saltado de su pecho a manos de ese desconocido y se negaba a regresar con ella, por lo tanto, cuando ella estaba lejos de él, se sentía que no podía respirar, pues como no, si cuando ella estaba alejada de él no tenía corazón,

__ Hey, mija espabila, toma a mi princesa, voy por mi príncipe _ le dijo Abdiel entregándole la niña a Adele que solo lo miraba idiotizada, ella tomó la pequeña y comenzó a limpiarla, el neonatólogo entró y comenzaron a revisarla y a alistarla para vestirla,

A los pocos minutos su amor platónico regresó ahora con un pequeño entre sus brazos y esa vez si se quedó con ella, entre los dos lo atendían, aunque ella se sentía apenada por esa cara de idiota que ponía a verlo, pero no podía evitarlo, le daba gracias a Dios de tener el cubrebocas puesto,

Adele estaba confundida, a ella nunca en su vida, un hombre la había impresionado tanto, y menos un hombre que parecía inmune a sus encantos, él muy arrogante sexy y guapo joven solo la veía, como la enfermera que quería estorbar en el cuidado de sus sobrinos, que al final del día terminaron siendo tres, pues los padres habían sido bendecidos con una tercera bebé.

Abdiel le hablaba a Adele con aires de superioridad, como si lo que él aprendió en ese curso online de una semana, tuviese más valor que los tres años de estudios de ella, es verdad, ella a penas estaba a mitad de su carrera, pero ya tenía dos años colaborando en esa clínica,

Pero ella, solo lo ignoraba la única competencia que a ella le interesaba ganarle a él, era en enamorarlo y rendirlo a sus pies, así que después de atender a los bebés, ella se acercó a él y en un descuido lo besó, pero solo fue un beso a través del cubrebocas, pero ese niño tonto y engreído se puso de todos colores, como si ella había profanado su cuerpo,

Adele solo salió sonriente y victoriosa del área y al cerrar la puerta, tapó su boca para ahogar un grito de emoción y salió feliz a revisar a sus demás pacientes,

Mientras que el joven enfermero estaba en shock, él se tocaba los labios y se sentía confundido, pero ¿qué había pasado?, ¿en qué momento, esta mujer atrevida se sintió con derecho a besarlo?, ¿qué señales erróneas ella había interpretado?, no, no y no, él no había nacido para amar, ni para ser amado, su vida tenía ya la fecha de caducidad escrita y esa fecha era el día en que por error o por cosas del destino él perdiera ese poderoso talismán, así que él no le haría ese daño a esa mujer, ni a ninguna otra y menos ahora que está viendo a su hermana Adila sumida en el dolor tan grande de haber perdido a su amor, así que la mejor manera de amar a alguien, era mantenerse lejos de ella, su corazón estaba cerrado y así permanecería, así que alejarse de Pucca era ahora una tarea pendiente para él,

Afortunadamente, a su hermana la darían de alta al día siguiente y bye, bye sayonara con esa atrevida mujer,

Con esos pensamientos Abdiel acompañó al médico a llevarles los pequeños a sus emocionados padres, Abdiel no podía creer que una pequeña, haya logrado esconderse entre sus hermanos, esa era una señal de que ella sería su secuaz más osada, él se había propuesto que haría un equipo de inteligencia, con sus sobrinos, eran los tres bebés recién nacidos y el pequeño Hasim que era hijo del jeque y su hermana lo adoptó como propio, por lo tanto, él lo adoptó como su primer sobrino y su primer discípulo, así que ya su equipo estaba comenzando a formarse, ahora con esta hermosa sorpresa se sentía más bendecido y afortunado, ahora era solo cuestión de mantenerse alejado de la atrevida Pucca, que se atrevió a robarle su primer beso y después listo, todo volverá a la normalidad,

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