capitulo 17

Ariana, punto de vista...

Me llevó cargada hasta su despacho; no entendía por qué hacía eso conmigo, pero tampoco me disgustaba. No me pegó, ni me hizo nada malo, aunque su lobo me asustara.

Creo que debo aprender a convivir con los dos.

Me sentó en un mueble mientras buscaba algo en su escritorio.

Luego volvió con el botiquín y se acercó a mí. Empezó a curarme las heridas con delicadeza.

Pero pude ver que tenía las manos, los puños rotos y una parte de la pared de su despacho destrozada.

- ¿Te duele? - Le pregunté un poco vacilante. Ahora mismo ni yo misma me entendía. ¿Por qué me preocupaba un hombre que me había secuestrado? Cada día estoy más esquizofrénica.

Bajó la mirada hacia sus manos y luego me miró fijamente a los ojos.

Se notaba la tensión en su mirada.

- ¿Estás preocupada? - me pregunta en tono seductor, mientras me acaricia suavemente las piernas hasta las rodillas.

Me pongo roja como un tomate y desvío la mirada.

- Ja, ja, ja, ja, estás muy guapa cuando te sonrojas, y respondiendo a tu pregunta, la verdad no me duele, poco a poco esas heridas se cerrarán solas, lo que sí me duele es que intentaras escapar - me responde en tono coqueto, y a la vez un poco resentido.

Volví a mirarle, mientras veía como terminaba de curar mis heridas.

- Lo siento, es que no me adapté a la idea de ser tu prisionera, antes de esto mi vida era relativamente normal, no digamos que excelente pero si normal - le digo con toda sinceridad.

Liam gruñó antes de que Dante pudiera responder a mi pregunta.

No eres mi prisionera, eres mi compañera, y sólo intento protegerte de mis enemigos. No quiero que nadie te haga daño, y si te dejo libre podrían dañarte - me responde con tristeza, mientras baja la mirada.

- ¿Por qué me gruñes tanto? Pareces un perro rabioso - le digo muy seria. era como si mi confianza aumentará.

- Si soy un perro rabioso, pero El que gruñe es Liam. Lo hace por tus palabras, y mucho de lo que haces le hace daño. Es muy sensible, sólo que es un perro salvaje y no domésticado por ninguna mujer - me responde con tristeza.

Le dije con calma - Lo siento Liam, todavía no me he hecho a la idea de tener que ser tu compañero. Lo peor es que ni siquiera sé lo que eso significa, no se cómo serte de utilidad, ni como hacer que seas domésticado -

Él se acerca a mí.

Se coloca encima de mí en el mueble, dejándome tumbada debajo de todo su cuerpo, sin pegarlo a mí, pero sintiéndome acorralada por él.

Coloca su cara frente a la mía.

- Si quieres, puedo enseñarte lo que es ser nuestra pareja - me dice con un tono de voz seductor y dubitativo.

Esas palabras aceleran mi corazón, tanto que parece un frenesí, mientras su aliento resuena sobre mi cara, para dejar sólo una pequeña distancia entre sus labios y los míos.

No entendía lo que pasaba en mi interior, ni lo que le ocurría a mi cuerpo.

Pero era como si quisiera que me besara.

Algo en mí lo pedía. Nos mirábamos fijamente a los ojos, mientras yo me mordía el labio inferior y él se acercaba cada vez más a mi alma.

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