Las apariencias engañan

Ya estando afuera del aeropuerto, solo fue cuestión de segundos para conseguir taxi. El taxi llegó directo a nosotras, como obra del destino.

Taxista

- ¿Las llevo algún lugar señoritas?. _ Nos habla amablemente.

Antonia

- si, por favor. Necesitamos ir al hotel Paradise, ahí nos vamos a hospedar. _contesta muy entusiasmada.

Taxista

- Claro que sé dónde es, les ayudaré a subir.

El taxista bajo rápidamente y con amabilidad nos ayudó a subir las maletas al auto, después de subirnos se ofreció a darnos un paseo como cortesía. Después de recorrer varios lugares, se me vino ala mente que es algo muy raro que alguien se ofrezca de esa manera, ya que vive de llevar personas a diferentes lugares; esto sería una perdida para él.

Gabriela

- ¿Señor?, le pido de favor que nos lleve al hotel, no es necesaria tanta amabilidad. _ Le suelto algo incómoda.

Antonia

- Hay amiga, solo disfruta. No seas tan apretada.

Gabriela

- Creo que ya habíamos hablado de esto justo hace un rato, ¿Lo recuerdas?. _ Le suelto molesta, no entiendo a mi amiga, como puede ignorar estás alarmas raras; no es común estás acciones en personas que jamás hemos visto.

Antonia

- Discúlpame amiga, tienes toda la razón. Ya sabes cómo soy, una confiada.

_ El señor se queda en silencio, luego nos lleva al hotel donde en un principio le dijimos que nos llevara. Nos bajamos rápidamente, volteo de reojo cuando estábamos caminando hacia adentro y noto que el taxista se nos queda viendo fijamente con una mirada totalmente fría sin expresión alguna.

Llegamos a recepción, después de dar la información nos dan nuestra habitación

(....)

Mientras tanto, en la mansión de Alfredo Oliva.

Alfredo

- Necesito lo que te pedí Alberto.

Alberto

- señor no lo va a creer, esas chicas son las que nos mandó el padrote. El detalle es que ellas no lo saben, solo queda hacer nuestro trabajo.

Alfredo

- ya sabes lo que te toca, no hagas demorar, la subasta son en tres días y debo tener todo listo con tiempo.

Alberto

- Ahora en la noche las tendrá en su poder, de eso no tenga duda, señor.

Alfredo

- Ya puedes irte, necesito hacer unas llamadas para confirmar las compras.

_Toma su teléfono en la mano haciendo una llamada.

   -¿Señor?

Al otro lado del teléfono, se escucha una voz ronca e imponente de un hombre mayor.

- ¿Qué necesitas? ¿A qué se debe está llamada?

Alfredo

- Tengo lo que me pidió, carne fresca y bien cuidada.

Contesta la voz imponente

- Ya era hora, en la subasta lo confirmaré.

EN EL HOTEL

Gabriela

- Creo que tomaré una siesta, tú también necesitas descansar amiga, te vez muy cansada. _ Le suelto con sueño a Antonia.

Antonia

- Ni creas que me quedaré aquí encerrada, el gerente dijo que nos hospedariamos aquí, más no dijo que no saliéramos.

Gabriela

- ¿Estás loca? No debemos salir hasta que nos informen donde vamos a trabajar. Luego de eso nos vamos a donde quieras. _ Le contesto enfadada, con tantas tonteras que comete no me sorprendería que nos secuestren. Empieza a sonar el teléfono de la habitación y contesto rápidamente.

- Hola ¿quién habla?.

Recepción

- Señorita le hablo de recepción, solo para pasarle un recado de su gerente. Les he dejado un sobre en recepción, contiene una tarjeta sin fin, para que se compren un vestuario para que sirvan de meseras en la dirección que le e dado al chófer; él las llevara en 3 días al lugar que yo ya le indiqué. Por lo pronto pueden disfrutar de su estadía sin problema alguno, el día acordado tendrán que estar listas a las 8:00p. M. Les pido de favor que sean vestidos elegantes.

_ Termina de concluir la llamada y nos alistamos para ir de compras, sin dudar nos compraremos los mejores vestidos. Luego de alistarnos pedimos un taxi en recepción, llegó pronto y nos llevo a la mejor tienda de ropa del lugar. Desde afuera se puede apreciar que es muy lujoso, que podrá ser por dentro .



_ Al entrar al boutique nos empezaron a traer vestidos sin parar, sentimos una felicidad que no se puede contener y negar. Mi amiga Antonia, sin duda es la mas feliz y sinceramente que mujer no se alegra por ir de compras, más cuando es todo regalado, bueno un poco regalado porque después tendremos que trabajar mucho. Las trabajadoras son muy amables y sociables, saben hacer bien su trabajo, es algo que se aprecia ya que en muchos lugares te tratan mal hasta por la vestimenta .

Después de un rato por fin elegimos dos hermosos vestidos, se que dejarán boca abierta a cualquier persona; nos llevaremos el lugar al mejor empleado del mes. Ya estamos de regreso en el hotel, me pongo a observar detenidamente el recamara. ¿Cómo es posible lograr todo esto solo siendo camareras?¿A caso esto es una prueba? Me es raro que solo a nosotras nos dieran este trabajo habiendo gente mejor preparada, se que somos meseras pero hay lugares que exigen un trabajo impecable. De repente se me viene un recuerdo del lugar donde estaba hace unos años.

*Tienes que esconderte, tienes que esconderte. No salgas de ahí, escuches lo que escuches no salgas de ahí ¿Me entiendes?.

-Si mamá, entiendo.

- ¿Qué rayos quieres Ernesto?

- Entrégame a mi hija ¿dónde está mi hija maldita prostituta? Te dije que vendría por ella.

- La has perdido, la entregué a una familia y jamás sabrás de ella animal.

_ Después se escuchan 3 balazos. Un silencio abarca en toda la habitación escuchándose al poco tiempo las sirenas de la policía.*

- Salgo de mis pensamientos, me pongo ropa deportiva para ir al gym que se encuentra aquí en el hotel. Mientras me ejercito no puedo dejar de pensar en aquello que ocurrió, mi madre me había dicho que mi padre había muerto y después ese hombre le arrebato la vida a mi madre por querer tener a su hija, tal vez se refería a mí a caso y nuevamente dejo los pensamientos de lado. Los pocos días transcurren, a llegado el gran día donde nos presentaremos a trabajar.

La hora se acerca, vino una maquillista y una peinadora, creo es algo exagerado por parte del gerente, pero él sabe lo que hace me digo a mi misma.

Ya son las 7:30 pm, un chófer nos llama desde recepción para avisarnos que nos llevará a la dirección indicada que dejo el gerente. Cuando empezamos a bajar por las escaleras es inevitable que la gente no ponga sus miradas en nosotras, hasta el chófer no podía contenerse por nuestra belleza que ilumina todo el lugar.

Chófer

- Señoritas yo las llevaré, a su destino y próximo futuro. _ pude observar en su mirada y palabras perturbación.

Subimos sin dar marcha atrás, haya vamos a nuestro nuevo comienzo.

Gabriela

Antonia

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