El día amaneció soleado, Isadora Denakis sonreía apenas abrió los ojos. Se puso de pie y comenzó a saltar en su cama rebotaba en el colchón como si fuera una pequeña. La puerta se abrió y Agnes hizo un movimiento de cabeza
— Pero niña ¿desde cuándo te comportas como una salvaje?, pregunto Agnes.
— Voy a casarme nana dijo Isadora feliz bajando de la cama saltando al piso.
— Parece que hoy amanecimos con todas las energías renovadas dijo Vasilios parado en la puerta.
— Está festejando que se librará de este par de viejos dijo Agnes.
— No digan eso vendré todos los días comento Isadora besando a su abuelo y luego abrazo a Agnes. Ellos habían sido su pilar en la vida, a sus otros abuelos jamás los había vuelto a ver solo una vez había viajado ella a New York con sus tíos.
Ella los había llamado, pero ellos cambiaron el número telefónico.
Les había escrito, pero ellos nunca habían respondido.
— Te has puesto triste, ¿en qué piensas?,
Pregunto Vasilios.
— En mis padres dijo ella.
— Hoy es un día de festejo respondió Vasilios.
— ¿Ya preparaste tu valija para el viaje de bodas?, pregunto Agnes.
— Antes de ayer respondió Isadora.
— Muy bien ahora desayuna, que en un rato vendrán a prepararte dijo Agnes.
Isadora se sentó con su abuelo a conversar mientras desayunaba en la terraza.
Llevaban conversando varios minutos cuando una de las empleadas los interrumpió para avisarle a Vasilios que su hijo Xandro y Stavros estaban en la sala.
Isadora salió corriendo a la sala saludo a su tío y luego a su futuro esposo.
— ¿Por qué estás aquí?, pregunto Isadora algo nerviosa.
— Estamos aquí por negocios respondió Xandro. Lo que provocó que Stavros lo mirara algo furioso.
— ¿Qué negocios?, pregunto ella sorprendida.
— Que es esa manera de dejarme con la palabra en la boca dijo Vasilios llamándole la atención a su nieta.
— Lo siento abuelo, solo quería saber por qué Stavros estaba aquí dijo ella.
— Vino a verme a mí tenemos asuntos que tratar respondió Vasilios.
— ¿Negocios?, exclamó ella.
— Sí, respondió él. Como sabes las familias se asociaran dijo Vasilios.
—¿Pero por qué hoy?, pregunto Isadora.
— Porque luego se van al viaje de bodas y quiero que todo esté listo cuando regresen.
— Señorita Denakis llego su estilista le informo la empleada.
— Ve a prepararte para la boda ordenó Vasilios. Stavros tomó la mano de Isadora y le dio un beso.
— ¿Te veré más tarde?, dijo él. Xandro miró a su sobrina era tan hermosa
— Sí, dijo ella sonriéndole y abandono la sala.
— No me mires así papá, Isadora es joven y no estoy de acuerdo con este matrimonio es mucho lo que está en juego.
— Les recuerdo que como condición pedí que Isadora no supiera que pondré dinero para salvar al corporativo Denakis exclamó Stavros.
— Cómo si nos hicieras un favor, a la larga te favorecerás de este acuerdo exclamó Xandro.
‐ A largo plazo tal vez, no soy yo quien está en crisis y este acuerdo fue idea de Vasilios, por mí podemos suspender el acuerdo exclamó Stavros.
— Por supuesto que no, este acuerdo es el nuevo inicio para nuestras familias y quedará sellado esta tarde cuando ustedes se casen.
Luego de darse un baño Isadora se entregó por completo a los preparativos para su boda.
Isadora sintió que se le encogía el estómago. Ajena a sus pensamientos, la modista destapo el traje. Era un vestido de satén blanco sin mangas, con una forma muy sexy de reloj de arena y que se abría tras las rodillas en una larga cola de seda. La cola era muy romántica, con un volante que se curvaba sobre sí mismo.
La modista esperaba con ansiedad el comentario de Isadora.
—Esto es para sostener el velo, Isadora se quedó boquiabierta al ver en manos de la modista la tiara de diamantes más magnífica que había visto en su vida. Era alta, con pequeños y frágiles arcos y elegantes curvas que parecían ondular como las arenas de la playa. En el centro de cada arcada colgaba un perfecto diamante rosa, nueve en total, rodeado de otros ocho más pequeños.
—Es increíble murmuró. Es una reliquia de su familia. Era de su bisabuela. Ha ido pasando por la familia a lo largo de los años.
—Desde luego. La ha conservado el señor Kyriakos para la futura esposa de su hijo desde la muerte de la madre de este le dijo la modista sonriéndole.
Ya con el vestido y velo puesto Isadora se miró en el espejo. Ayudada por la modista abandono la habitación.
Su abuelo Vasilios la esperaba en la sala.
Él sonrió al ver a su nieta vestida de blanco, sabía que Stavros cuidaría de ella.
Vasilios beso a su nieta y le dio la bendición luego le bajo el velo y la tomo del brazo.
Había poco más de un kilómetro hasta la catedral, pero a Isadora se le hizo eterno.
—Estás guapísimo, abuelo susurró junto a su oído después de besarlo.
Vacilios no ocultó su emoción cuando la miró.
—Dime que eres feliz, querida.
Isadora sonrió. Sabía que habría sido capaz de caminar sobre fuego por hacer feliz a su abuelo.
—Soy muy feliz dijo, y volvió a abrazarlo impulsivamente lo que casi provoca que Vasilios se caiga. Perdón exclamó. A veces olvido que tienes setenta y cinco años y yo solo diecinueve.
En aquel momento, se abrieron las puertas de la iglesia y unas niñas pequeñas con sus preciosos vestidos rosas se asomaron al exterior y comenzaron a caminar delante de ellos.
Al caminar por el pasillo de la iglesia junto a su abuelo y ver a Stavros esperando en el altar, a Isadora le temblaron las piernas su corazón palpitaba desbocado.
Stavros la tomó del brazo besando su mano y se la llevó a los labios.
La ceremonia transcurrió como un sueño para Isadora apenas recordaba los rezos, las palabras del oficiante, los momentos en que sonó el coro de la iglesia acompañado por el majestuoso sonido del órgano. Todo transcurrió como en un mundo irreal, y no despertó hasta que Stavros le alzó el velo.
—Hola, amor susurró, y su sonrisa hizo que Isadora se derritiera besándola.
Parecía un final sacado de un libro de cuentos.
Durante la fastuosa recepción en la villa de la familia Denakis, Stavros y ella no se separaron ni un momento. Comieron, bailaron, se besaron, charlaron con los invitados y cortaron la tarta... y en
cuanto pudieron se escaparon frente a la ovación de todos los invitados.
Nada más entrar en el dormitorio, Stavros se hizo con el control de la situación.
Había esperado ese momento durante meses.
Él le sirvió una copa y se la entregó.
— ¡Por nosotros!, dijo él.
— Por nosotros, respondió ella chocando su copa con la de él.
Él le quitó su copa de la mano y las dejó sobre la mesa.
Se acercó a ella y la besó lentamente y con dulzura.
Él se quitó el saco y se acercó a ella bajándole la cremallera del vestido la ayudó a salir de él, tomo el vestido y lo dejo sobre el sofá.
— ¿Por qué no apagas la luz?, comento ella algo incómoda de estar desnuda frente a él.
A continuación, deslizó la mano hasta su mandíbula, acarició la curva de su labio inferior e inclinó la cabeza hacia ella. Sus labios se tocaron con una caricia suave que dejó a Isadora el deseo de algo más. Deslizó los labios por su garganta y percibió cómo a Isadora se le ahogaba la respiración. Por las caricias evocadora, suaves, seguida de un beso abrasador en la boca. Stavros le acarició la espalda, la columna vertebral y la cintura mientras Isadora se dejaba hacer y absorbía su aroma masculino al acariciarle los hombros, los brazos a las costillas. No era suficiente. Quería tocarlo, quería sentir su piel desnuda, quería explorar su cuerpo.
Comenzó a desabrocharle la camisa hasta dejar su torso al descubierto.
Ahora ya lo tenía desnudo de cintura para arriba y no dudó en tocarlo. Al principio, lo hizo tímidamente… en el pecho… y luego el otro, explorando… luego, siguiendo la necesidad de saborearlo, sacó la lengua y la deslizó por su torso en círculos con ella. Stavros la besó con pasión, le acarició con la yema del dedo pulgar la base del cuello y siguió bajando, hasta su escote. Isadora sentía que el deseo se apoderaba de ella. Sentía las manos de Stavros en la cintura y, poco a poco, se acuclilló frente a ella le quitó un zapato y luego el otro levantando despojándola de su ropa interior hasta que se lo quitó todo y sus pieles desnudas entraron en contacto. Al principio, ella sintió la necesidad de cubrirse, pero Stavros no se lo permitió.
—Apaga la luz le indicó entonces.
—No contestó Stavros muy serio. Me gusta mirarte. Eres preciosa. Isadora bajo la mirada y sonrío tímidamente.
—Tú todavía no estás desnudo del todo protestó.
—Eso se arregla en un momento contestó él bajándose la cremallera de los pantalones despojándose de ellos. Era maravilloso verlo completamente desnudo excitado. Le gustaba tanto, que Isadora no dudó alargar el brazo, fascinada por la forma y la textura y por el envoltorio de aspecto sedoso.
A continuación comenzó a besarla hasta hacerla gemir.
Isadora ahogó una exclamación en su hombro cuando le separo las piernas y comenzó a explorar sin prisas.
Isadora le pasó los brazos por el cuello mientras se colocaba sobre ella. Isadora sintiendo la invasión, los tejidos apretados que se iban acomodando al desconocido, la barrera, algo de dolor… De repente, se dio cuenta de que Stavros se había quedado muy quieto dejando que su cuerpo se acostumbrará al intruso...
Después, la abrazó con fuerza. Isadora cerró los ojos y se sumergió en un profundo sueño… mientras el hombre que tenía a su lado permanecía despierto toda la noche.
Isadora despertó ya era de día, se dirigió al baño, pero Stavros no estaba se duchó y luego se vistió para buscar a su esposo.
Stavros Kyriakos tomaba su café en el comedor.
— Por favor Agnes que preparen el desayuno para mi esposa se lo llevaré en cuanto esté listo dijo Stavros.
— Quién diría que Stavros Kyriakos sería un devoto esposo comento Xandro con cinismo.
— Tienes un serio problema, sabes que tú pusiste a tu familia en esta situación suponiendo que tu unico problema sea la empresa respondió Stavros.
— Tienes razón deberíamos besarte los pies eres nuestro salvador, pero como todo mesías hay que darte un tributo una virgen tonta para que te caliente la cama dijo Xandro.
— No te permito que te refieras así de mi esposa respétala exclamó Stavros poniéndose de pie ya se había cansado de escuchar a Xandro.
Isadora escuchó la voz de Stavros proveniente del comedor y
— Conmigo no tienes que fingir a ti no te importa Isadora, seguramente le serás infiel en cuanto te canses de ella.
¡Me comentaron que te vieron en el departamento de Calista la semana pasada!, tú y ella siguen siendo amantes dijo Xandro mientras Isadora escuchaba del otro lado de la casa.
— No digas idioteces grito Stavros furioso.
— Idioteces, ¿Isadora sabe que a cambio de su matrimonio tú te volverías el dueño del Corporativo Denakis?, exclamó Xandro.
Isadora se llevó la mano al estómago. Sintió unos pasos detrás de ella y vio a su abuelo.
— ¿Le diste la empresa a Stavros por nuestro matrimonio?, pregunto ella llorando.
— Si es cierto, pero... Isadora no dejo que su abuelo terminará la frase salió corriendo necesitaba escapar de ese lugar, se subió al auto que estaba estacionado en la puerta y abandono el lugar llorando.
Stavros salió corriendo detrás de ella, pero no pudo detenerla.
— No sabía que Isadora estaba escuchando dijo Xandro.
— No quiero volver a verte nunca más en lo que me queda de vida dijo Vasilios.
— Esto no es por la empresa exclamó Stavros poniéndose frente a frente con Xandro. Te gusta demasiado el dinero como para perderlo todo. Esto es por Isadora, pero nunca la podrás tener jamás te mirará con otros ojos.
— ¡Cállate!, no sabes lo que dices grito Xandro.
— ¿Qué estás diciendo?, pregunto Vasilios.
— Que su hijo tiene un interés sexual por su propia sobrina.
— Ni yo soy su hijo ni ella es mi sobrina grito Xandro.
— Te crie como a un hijo, te di mi apellido te hice mi heredero, la viste crecer como puedes pensar en ella de otro modo que no sea como tu sobrina grito Vasilios. Vete de mi casa.
Stavros Kyriakos tomó su teléfono y comenzó a realizar llamadas necesitaba encontrar a su esposa.
Isadora detuvo el auto al borde del precipicio mientras lloraba desconsoladamente. Él no la amaba ¿cómo era tan idiota?, las pruebas estaban ahí, pero ella no pudo verlas. El teléfono que había en el coche comenzó a sonar. Era el celular de su abuelo.
Ella atendió.
— Isadora regresa a casa es una orden exclamó Vasilios.
— Ya no voy a seguir tus órdenes, nunca voy a volver me mentiste deliberadamente ¿qué soy para ti?, solo una mercancía sollozo ella cortando la llamada.
Vasilios soltó el teléfono dejándolo caer.
— No va a regresar anuncio Vasilios.
— Por supuesto que si no voy a parar hasta encontrarla y traerla de regreso.
Stavros Kyriakos tomó su teléfono y comenzó a llamar al teléfono del coche.
— Isadora por favor cálmate exclamó él.
No es lo que piensas por favor.
— ¿Te pagaron por casarte conmigo?, pregunto ella. ¿Cuál fue tu precio para llevarme a la cama?
— No digas tonterías por favor reunamos
— Eso soy para ti la tonta de Isadora. Yo te amo Stavros ¿y qué soy yo para ti?, un bien tangible, ¿ tú me amas Stavros?, pregunto ella llorando sintiéndose completamente idiota. Él sería capaz de cualquier de cosa con tal de no ser abandonado en la víspera de su matrimonio...
— Si, por supuesto que si grito él, pero Isadora no escucho ya había cortado la llamada.
Stavros Kyriakos tomo un auto y abandono la casa en busca de su esposa y puso a todos sus hombres a buscar a Isadora.
Ella tomó su teléfono y llamó a la única persona que había dicho la verdad.
— Tío, necesito irme de Grecia por favor ayúdame suplico Isadora.
— Por supuesto, dime donde estas iré por ti exclamó Xandro Denakis.
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Updated 112 Episodes
Comments
Norma Alvarez Vega
xsndro no le hagas daño .
2025-02-05
1
enith yojana garcia martinez
Todos le mintieron, a qué se va quedar alli, que se aleje haber que pasa
2024-05-22
4
Maris Benitez
Nooooooo 🙉🙉🙉🙈🙈 , creo que va a empezar un infierno para ella y más que está obsesionado con ella y no es su tío 🫣🫣🫣🫣🫣🫣🫣🫣🤔
2023-11-27
6