Hacía mucho tiempo que Lars vivía solo. El último sirviente del palacio fue congelado hace casi cinco años atrás; para esa época el rey ya se aislaba bastante de las personas por temor a convertirlos en estatuas de hielo. Aún así, el pobre sirviente acabó siendo congelado por un descuido de ambos, cuando quiso llevarle un vaso de agua al rey mientras esté estaba esculpiendo una de sus esculturas.
Lars solía tener pesadillas al respecto. Los vividos recuerdos de cada una de las personas que él había convertido en hielo lo perseguían cada noche, sobre todo cuando las víctimas eran aquellos más cercanos a él como Ralf y su madre.
Muchos habitantes habían abandonado el reino, solo quedaban algunos campesinos que formaron un pueblo bastante alejado del castillo, pero igual de castigado por el frío. Se las arreglaban cómo podían para sobrevivir y Lars solía bajar al pueblo solo a buscar algunos víveres, pero evitando relacionarse con ellos. Podía ver qué le tenían miedo y ellos también ponían una barrera invisible frente a él. El rey agradecía que así fuera, ya que de esa forma se evitaban accidentes.
Pero en ese momento, se encontraba con la ansiedad de tener a alguien durmiendo en su castillo. La mujer todavía dormía en la habitación que le preparó y él estaba recostado en la cama, mirando el techo sintiéndose ansioso e inquieto. A pesar de sus años de soledad, lo cierto era que al joven rey le gustaba tener a alguien más en el castillo. Aunque ella no se despertara todavía, aunque no hayan hablado ni una palabra, Lars se sentía menos solo. Pero a la vez, temía cometer algún error, después de todo, a la larga los accidentes pasaban y la gente acababa congelada.
Recordaba como había logrado limpiar la herida y vendarla. No tuvo un resultado profesional, pero estaba seguro que cumpliría su objetivo de curar y detener la sangre. Se sentía algo orgulloso de su trabajo, pues nunca antes había curado una herida y pudo hacerlo sin que su hielo causará desastres. Era toda una hazaña para el joven rey. Ayudar a alguien se sentía muy bien.
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Dalia despertó sintiéndose muy dolorida. La cabeza le daba vueltas, las articulaciones de su cuerpo estaban resentidas y sus músculos débiles. Sentía un ardor en la garganta, sudor frío en su cuello, espalda y rostro y mucho mucho frío.
Sus ojos cansados trataron de focalizar en donde se encontraba. Era una habitación muy grande, con un ventanal inmenso por dónde pasaba el sol. Se veía un lugar viejo, revestido en madera y con muebles del mismo material. Podía sentir el polvo que abundaba en el ambiente y un olor extraño que le hacía pensar en un lugar viejo y encerrado.
Quiso moverse para levantarse, pero su cuerpo se sentía muy débil y le dolía solo la acción de querer mover las mantas.
Se quedó acostada y sus manos sintieron la piel de su manta. Nunca había visto algo como eso, era un cuero grueso y pesado con pelos muy largos y suaves. Considerando el frío de la habitación, la manta era muy conveniente.
Levantándose un poco en el colchón, vio que en la esquina del cuarto había un espacio con leños viejos apagados, era muy parecido a una hoguera. Quizás si se encendiera fuego allí, podría tener algo más de calor. Si solo pudiera moverse.
La puerta se abrió y dio paso a un joven muy alto de cabello blanco y ojos azules como el hielo, veía algo de tristeza en sus expresión aunque al verla despierta le dedicó una sonrisa amable.
- Buen día - Dijo el chico. En sus manos llevaba una bandeja con una tetera humeante, tazas y rebanadas de pan. A Dalia le llamó la atención los guantes que cubrían sus manos.
- Buen día - Dijo y se cubrió aún más con la manta.
- Soy Lars, te encontré ayer en el bosque.
- Gracias. - Respondió - Soy Dalia
- Te traje algo de desayuno. Espero sea de tu agrado.
La voz del joven era suave y amable, hablaba en un tono muy bajo y se lo veía nervioso. Dalia se sentía incómoda, no sabía dónde estaba ni que intenciones tenía aquel extraño.
- ¿Donde estoy?
- En mí casa - Se sintió aún más inquieta con su respuesta. - Estabas herida y con frío, por eso te traje aquí
Lars sirvió té en ambas tazas y le ofreció una. Dalia lo dudó un instante, pero al tomar entre sus manos la taza caliente, sintió el alivio a ese frío intenso.
- ¿De dónde eres? - Se notaba la curiosidad en la mirada y voz del joven, pero la pregunta le trajo angustia a la invitada.
- De Farah, del otro lado del mar.
- Vaya, es bastante alejado, ¿Cómo llegaste aquí?
- Los Dioses me ayudaron.
- Oh
Lars no hizo más preguntas, parecía que se había quedado meditando aquello. Dalia se preguntó si le había creído su respuesta, sonaba algo inusual, pero era imposible haber sobrevivido semejante travesía sin la ayuda divina y estaba segura de haber sentido la ayuda del Dios Río cuando sus fuerzas la abandonaban.
Se instaló un silencio profundo e incómodo. Dalia quería preguntar muchas cosas, pero no sabía por dónde empezar. Su cuerpo comenzó a temblar y un estornudo sonoro rompió la quietud que los había invadido.
- Te has resfriado. - La miró preocupado - Enseguida vuelvo. Buscaré medicinas.
Y se marchó de la habitación con expresión contrariada.
Estando sola y sintiéndose mejor, gracias al te caliente que la había abrigado el interior, Dalia tenía que pensar en que hacer, ¿Debía regresar a Farah? ¿Cómo lo haría? ¿Que encontraría allí?; ¿Debía quedarse en esa tierra extraña? ¿Donde se quedaría? ¿Que haría para subsistir? ¿Todavía la perseguían los caballeros?
Se tomó la cabeza, mareada con sus propias preguntas. No tenía idea de que hacer.
- Agradezco a los Dioses que me han salvado y guiado hasta aquí, - Murmuró, esperando que en esa tierra sus Dioses también la pudieran oír - Pero, necesito su guía una vez más, ¿Que debo hacer ahora? Estoy sola y pérdida, no sé que debo hacer. Diosa Hoguera, Dios Río si me escuchan, por favor denme su guía... ¿Porque me trajeron aquí?
En ese momento, el joven Lars entró una vez más. En sus manos llevaba unos frascos de vidrio, su rostro se veía algo confundido y preocupado...
- Encontré estás medicinas. Aquí dice que son para el resfrío - Le dijo mostrándole una etiqueta vieja y algo gastada - Pero no sé que son, ni que hacen.
- ¿Cuál tomas tú cuando te resfrias?
- No me resfrío.
- ¿Nunca?
- Nunca
Lo miró extrañada y se abrazó más a su manta, sintiendo el frío de la habitación golpear sus hombros expuestos por esa tela fina de su traje tradicional...
- Vives en un lugar tan frío ¿Y nunca te has resfriado?
- Soy muy resistente
- Pues te envidio, - Respondió riendo - Yo me estoy congelando
- ¿Congelando? - Preguntó alarmado y los frascos se le cayeron de las manos, haciéndose añicos en el suelo. - ¡La medicina!
- ¿Estás bien?
- Rompí la medicina y los frascos de Ralf, ¿Cómo pude ser tan torpe? - Se lo veía muy angustiado, sobretodo al arrodillarse en el suelo tratando de tomar los restos de vidrios que se habían esparcido por el suelo.
- Oye, ten cuidado - Le dijo ella - Puedes cortarte con esos vidrios
- No puedo creer que me haya pasado eso, los frascos de Ralf...
- Estoy segura que ese Ralf entenderá la situación. - Trató de consolarlo. Una mueca de nostalgia y tristeza cruzó el rostro de Lars
- Es verdad, él lo entendería...
Dalia apoyó los pies en el suelo, dispuesta a ayudarlo a levantar los vidrios pese al dolor de su cuerpo. Lars la miró preocupado.
- No te levantes, estás débil - Dalia era terca y no le hizo caso. Al querer levantarse, la herida de su cuerpo le ardió y un mareo vertiginoso la obligó a sentarse nuevamente.
- Rayos...
- Tranquila... buscaré más médicina.
- No te preocupes. Quizás solo deba dormir más.
- Entonces te dejaré tranquila - Lars se levantó del suelo - Levantaré este desastre y te dejaré descansar.
El joven rey iba a marcharse, pero ella lo detuvo.
- Lars, - El la miró, su rostro amable, aunque con esa mueca triste seguía en su rostro - Gracias por todo lo que hiciste por mí.
- No es nada. Que descanses, Dalia.
Dalia se cubrió con la manta abrigada tapándose hasta el cuello. El frío era intenso, pero se sentía muy bien debajo de esa piel gruesa. Decidió dormir un poco más, quizás con un buen descanso, podría pensar que hacer de allí en adelante...
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Comments
Dora Molina
me encanta gracias 😍❤️😍
2023-05-19
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