No Te Enamores

No Te Enamores

Capítulo 1

...Alisson Morgan...

...Odio a mi profesor....

Y no es el tipo de odio que la gente consideraría tolerable. Es el tipo de odio que te hace sentir como si quisieras rodear su cuello con las palmas de las manos y comprimir el aire de su garganta.

Es del tipo que te da ganas de poner una gran gota de pegamento en su silla y estropear sus pantalones perfectamente planchados o pinchar sus neumáticos y pasar una llave puntiaguda por su brillante Mercedes-Benz Clase C.

¿Odiosa yo? No... Si lo conocieras, tendrías la misma creencia. Es molesto y arrogante, y las chicas aquí en Oxford High hacen un trabajo notable alimentando su ego todos los días.

Aparenta unos 30 años, pero es mucho más cascarrabias que mi abuelo. Tiene un gran cuerpo, cabello negro y ojos tan azules como el cielo.

El que plancha su ropa necesita un premio, y nunca lo he visto usar una camisa más de una vez. Es guapo, le concedo eso, pero su personalidad apesta y cuando digo apesta, me refiero a pisar un montón de mierda de perro, eso en realidad apesta. No estoy exagerando.

—Señorita Morgan...

Si sus pantalones se ponen más ajustados, lo llevaré personalmente a un sastre y le pediré que le afloje todos los dobladillos. ¿Quién demonios se cree? ¿Algún aspirante a Elvis Presley?. Dios mío, ¿y por qué demonios tiene el pelo tan brillante? No me sorprendería que utilizara toda la maldita grasa de su botella de vaselina esta mañana.

Odio cómo se pasea por el salón de clases durante cada lección, hurgando en los cuadernos de las personas y escuchando a escondidas las conversaciones de los demás. ¿No tiene una vida? ¿No tiene esposa o una novia? Debería conseguirse una, tal vez así no sería tan metiche.

—¡Señorita Morgan!

Me sacudo en mi asiento, volviendo a la realidad y dándome cuenta de que toda la clase está mirando en mi dirección. Incluyendo al Sr. Specter que actualmente cruza sus musculosos brazos sobre su pecho, y observo sus venas sobresaliendo bajo su piel bronceada.

Me muerdo el labio y coloco el dobladillo de mi falda plisada sobre mis muslos, parpadeando torpemente.

—¿Sí?

—¿Quién fue el que dirigió la Revolución francesa?

...¡¿Qué?! ¿Ese es el tema en el que estamos? Pensé que estábamos discutiendo el movimiento por los derechos civiles....

Debí parecer extremadamente tonta cuando me incliné hacia mi amigo Derek, tratando de localizar la respuesta en su libro abierto. Él me da una expresión tímida mientras sus ojos viajan de mí al Sr. Specter.

—¡No, dije que no vendría en el libro!

El profesor grita y estoy segura de que todo el país acaba de escucharlo. Me acomodo en mi asiento con manos temblorosas, presionando mis labios con fuerza.

—No tengo idea...—Murmuró.

Sus ojos azules se oscurecen, y me muevo agitadamente observándolo mientras aprieta su mandíbula con fuerza. No sé por qué me odia tanto, desde el primer día del semestre solo ha mostrado malicia y molestia hacia mí. Aunque el sentimiento es mutuo, desde que llamó a mi madre por primera vez y le dijo que no había cumplido con mi tarea, lo he detestado.

Camina hacia mí con aires de dominación e intimidación en cada paso que da, se detiene frente a mi escritorio, lista para enfrentarlo, levanté el cuello para mirar hacia arriba, mis grandes ojos azules le devuelven la mirada.

Es tan alto, mide al menos 6 pies con una constitución musculosa y fuerte. Las mangas de su camisa de vestir están arremangadas a la altura de los codos, mostrando sus manos ásperas que bajan para presionarlas contra mi escritorio inclinándose a mi altura.

Derek y el resto de la clase nos miran con ansiedad mientras el fuerte olor a la colonia masculina del Sr. Specter invade mis fosas nasales.

—Si sigues estando tan distraída durante mis lecciones, no tendré más remedio que hacer que el director te cambie a una clase diferente.

Su aliento mentolado y cálido golpea mi cara mientras habla y su voz es baja como si no quisiera que el resto de la clase fuera una audiencia.

—Tiendo a enfadarme con los estudiantes que se distraen mucho más de los que reprueban mis exámenes, ¿lo entiendes?

Suelto un gran suspiro. Tal vez no soy la más inteligente de todos, pero lo intento. Con tu maestro recordándote esto todos los días, es imposible superar la situación. Me pone ansiosa todo el tiempo, principalmente porque sé que espera algo más de mí. Sé que él siempre marca primero mis exámenes y el mío siempre es el primero en ser devuelto con una gran calificación decepcionante en la esquina.

—Lo siento — le dije.

Él cierra los ojos temporalmente soltando un suspiro.

—No espero una disculpa, pídele perdón a tus padres, ellos son los que siguen desperdiciando su dinero.

Mis ojos arden dolorosamente por las palabras, pero mantengo la compostura, torciendo mis labios mientras él endereza su columna vertebral y se mueve hacia su escritorio.

—Por cierto, no estábamos discutiendo la Revolución francesa, estábamos en el tema del movimiento por los derechos civiles.

Mete una mano en su bolsillo mientras borra las notas que había anotado en el pizarrón y Derek toca mi brazo enviándome una sonrisa de aliento.

Solo asiento con la cabeza, agarro mi libro y lo meto en mi bolso. Tenemos solamente unos minutos hasta que termine la clase de todos modos y prefiero no perder ni un minuto más. Odio a este hombre como no se imaginan.

El Sr. Specter se da la vuelta y se da cuenta de que meto el libro de ejercicios en mi bolso, en ese momento su semblante severo regresa rápidamente.

—¿Dije que se podían retirar, señorita Morgan?

Una fuerte risita proviene de mi espalda y sin duda sé que es Gabriella, la segunda humana en esta escuela que me odia a muerte por razones inexplicables.

—No, señor.

—Bien, entonces regrese a su asiento y tome las notas necesarias.... —Mencionó con los dientes apretados —Ahora.

Regreso a mi asiento, me hundo en mis hombros y me pongo a trabajar, sacando mi cuaderno del bolso mientras contengo las lágrimas. La verdad, soy un poco llorona. Y con un hombre del doble de mi tamaño dándome órdenes con severidad, es difícil no derrumbarse como niña de cinco años.

Derek aprieta los labios en una sonrisa comprensiva. Le regreso el gesto, abro uno de mis libros y me recuesto en la silla. Pero considero que esa fue la elección equivocada, ya que los ojos del Sr. Specter se posaron en la hoja vacía de mi cuaderno, dándose cuenta de que no había estado tomando notas durante toda su clase.

...A la mierda mi vida...

—¿Dónde están sus notas?... —apoya su trasero contra su escritorio con una ceja levantada mientras me examina. Ahora que está sentado, sus pantalones son aún más ajustados, destacando cosas que ni siquiera deberían destacarse en un entorno escolar. Y no estoy hablando de pepinos.

—¿Lo siento?

Si lo escuché, sólo estaba ganando tiempo para responder.

Él tomó la libreta de Gabriella y haciendo mímica exclamó —Sus notas ¿dónde están?... —Menciono como si yo fuera una estúpida.

Miro a mi alrededor innecesariamente, viendo miradas de simpatía y diversión por lo sucedido.

—Hola —un dedo golpea mi escritorio y miro hacia arriba, los ojos azules y aterradores del Sr. Specter perforan un agujero a través de mí.

—Dije, ¿¡dónde están tus notas, Alisson!?

...¡Quiero llorar! ¿¡Por qué este hombre no me deja en paz!?...

—No las tomé....

Levanta las cejas con fingida diversión y espero su réplica insultante.

—Vaya, todos aquí están tomando notas y tú simplemente no tomas ninguna. No sé por qué me parece sorprendente viniendo de ti. ¿Has visto este tema anteriormente?

—No.

—¿Acaso está todo almacenado en tu cabeza?

—No.

—De acuerdo.... —Presiona sus manos en su cintura. ¿Entonces por qué no tomas las notas necesarias?

...Estoy tan cansada, ¿dah, no lo notas maldito imbécil?...

—Porque simplemente no lo hice.

—Ah, okay. Bueno, ahora creo que entiendo por qué sigue sacando números de lotería en mis malditos exámenes.

Sí, se me olvidó comentarles, tampoco tiene modales. Maldice mucho y ni siquiera lo despiden por eso.

—Quiero que tomes prestado el libro de tu novio —Señala a Derek y la clase se ríe —Y asegúrate de tomar las notas porque estarás condenada si te atreves a obtener incluso el 50% en mis próximos exámenes, ¿entendido? —Asiento con la cabeza.

...¿Que le pasa a este sujeto? Dios, que suplicio. Y para su información Derek ni siquiera es mi novio....

—De acuerdo.

—Pídele prestado el libro ahora y empieza a tomar notas, el resto de la clase puede salir.

Se da la vuelta y regresa a su escritorio mientras todos se levantan de sus asientos para guardar sus cosas.

— Aquí tienes…— mi amigo tendió su libro hacia mí y sonrió un poco.

—Gracias, Derek.

Se pone de pie colocando su mochila sobre su ancho hombro. Derek es atlético, lo que hace que tenga una constitución bastante tonificada, tiene un cabello castaño rizado que siempre está despeinado y sus ojos son de un tono único de azul oscuro, no hace falta decir que tiene cabezas girando donde quiera que aparece.

—Ali tengo práctica de fútbol, así que te enviaré un mensaje de texto más tarde cuando llegue a casa—asiento para luego despedirme.

A continuación prosigo abriendo el libro de Derek para comenzar a tomar mis notas. Tengo que darme prisa, si quiero terminar para cuando mi mamá llegue a recogerme.

El Sr. Specter nunca pierde la oportunidad de delatarme ante mis padres.

...****************...

El Sr. Specter pasó todo el tiempo marcando papeles y revisando su teléfono.

Apresuradamente, tomo mis notas justo a tiempo para que mi teléfono suene con un mensaje de mi mamá.

—Estoy en la puerta cariño, ¿dónde estás?.

Cierro el libro de Derek y el mío y los meto en mi bolso, levantándome de la silla tan rápido que un hilo suelto de mi falda se atasca en un trozo de hierro oxidado.

...¿Por qué esta escuela no tendría mejores sillas y maestros? Maldita sea mi suerte. ...

Siseando por lo bajo, tiro rápidamente de la rígida prenda antes de seguir caminando.

Mi profesor tiene la cabeza incrustada en su teléfono, el sol poniente desde el exterior brilla en su mandíbula cincelada y muestra cuán suave es su piel. Si no fuera un demonio, sería el ángel ideal.

Me aclaré la garganta y, sin mirarme, arquea una ceja perfecta.

—¿Sí?

—He terminado, señor.

Él asiente con la cabeza alcanzando un panecillo de arándanos a medio comer de una servilleta en su escritorio, el olor del bocadillo esponjoso hace que mi estómago gruña ruidosamente. Sus ojos se desvían hacia el centro de mi camisa blanca, pero sorprendentemente no hace ningún comentario sobre el vergonzoso rugido de mi barriga. Gracias a Dios nunca pierde un momento para humillarme.

Extiende una mano hacia mí y lo miro fijamente como una tonta.

—Déjeme ver las notas —menciona molesto. Giro mi bolso y rápidamente agarro mi libro, extendiéndolo hacia él. Lo miro en silencio, inclinando la cabeza.

—Ábralo, señorita Morgan.

—Sí, claro.

Abro mi libro y me inclino para que él vea las notas. Él frunce el ceño abanicando su mano.

—No se incline tanto sobre mí.

—Lo siento.

Curvo la esquina superior de mis labios detrás de él, fingiendo que estoy apretando su cabeza con mis palmas mientras se limpia su mano en una servilleta e inspecciona la página.

Le da un mordisco al muffin y lo mastica en silencio mientras mira mi libro y yo pongo los ojos en blanco discretamente. Porque tarda tanto, ¡son solo notas!

—¿Está bien? —pregunto arrastrando los pies con impaciencia. Se está tomando mucho tiempo y mi mamá vendrá aquí si él no se da prisa.

—Mmm sí, tome —menciona con desdén, tomando otro bocado de su muffin. Tomo rápidamente el libro, sintiéndome eufórica de que el señor perfeccionista no haya encontrado fallas por primera vez en su vida.

—Necesitas trabajar en tu caligrafía.

...Hablé demasiado pronto...

—Tu escritura parece como si una cucaracha pisara tinta y caminara por todas las páginas.

Vuelve a mirar su móvil y se sacude los dedos, y resisto el impulso de decirle que se vaya a la mierda. No creo que pueda soportar estar con él en esta habitación por más tiempo.

—Consejo anotado —murmuro alejándome molesta con mi libro apretado contra mi pecho, me dirijo hacia la puerta. ¡Por fin libertad!

—Aguarde un momento, señorita Morgan.

Pongo los ojos en blanco, inhalo profundamente deteniéndome en seco y dándome la vuelta con una sonrisa forzada —¿Sí, Sr. Specter?

—Estoy viendo tus bragas —dice rotundamente, mirándome directamente a los ojos con una cara en blanco.

...Mi frente se pliega en confusión, ¿qué me acaba de decir?...

—¿Disculpe, que acaba de decir?

—Veo tus bragas rosas de algodón con lunares —detalla.

...Ay, Dios mío, ¿ese es el tipo de ropa interior que estoy usando justo ahora? ¿Cómo diablos él...?...

Él sacude su cabeza hacia mí.

—Hay un gran desgarro en medio de tu falda.

...Qué diablos, de ninguna manera....

Inclino la cabeza estirando el cuello para ver mi trasero. Se me escapa un grito ahogado cuando veo el gran agujero en el trasero de mi falda, mis bragas se ven claramente a través del espacio abierto.

...¡Oh, Dios, debe haberse roto cuando mi falda se enganchó con ese maldito hierro oxidado!...

Mis mejillas se sonrojan mientras sostengo mi cuaderno sobre el lugar, viendo que mi bolso no es lo suficientemente grande para ocultar la vergüenza. Él mira hacia otro lado casualmente alcanzando un libro en su escritorio y abriéndolo.

—Intenta usar medias para que no dañes la vista de tus maestros varones.

Me quedo boquiabierta y me siento impulsada a maldecirlo, pero recuerdo que mi madre me está esperando, probablemente a punto de entrar a la escuela en este momento.

Y así, sin decirle nada a ese diablo, me alejo lentamente para salir corriendo, pero en ese momento recuerdo lo de mi trasero y me giro hacia él, retrocediendo lentamente como un robot mientras él finge ocuparse de sus propios asuntos como el imbécil que es.

Una vez que estoy afuera me escabullo por el pasillo resbaladizo, casi cayendo sobre mi cara mientras me deslizo a través de las grandes puertas transparentes.

Veo a mi madre de pie frente a su BMW azul, vestida con su traje negro y su cabello recogido en una elegante cola de caballo mientras toca su teléfono con preocupación.

Cuando me ve corriendo hacia ella con mis manos sobre mi trasero, entrecierra los ojos colocando una palma en su cintura.

—Me preguntaba dónde estabas, estaba a punto de llamar al Sr. Specter.

Contengo el aliento cuando me detengo frente a ella, agitando mi mano mientras la otra agarra el libro contra mi trasero.

—No, no. No hay necesidad de llamar a ese demonio.

—¿Qué?

—Nada — sonrío mientras abro la puerta, me deslizo en el asiento delantero y noto una bolsa de papel marrón de McDonald's sobre el tablero.

Mi rostro se agranda cuando la agarro, la abro y suspiro cuando el olor a mayonesa me saluda.

—¿Esto es mío, ma? — pregunto mientras se desliza sobre el asiento del conductor, tirando de su cinturón de seguridad sobre su marco angular. Mi mamá es lo que llamaría esbelta, mientras que yo, por otro lado, soy una bola gruesa de carbohidratos ambulantes. Está bien, creo que he exagerado un poco.

Solo que mis piernas son un poco grandes, pero tengo una cintura delgada, así que eso la iguala. ¿Verdad? ¿A quién le importa?

Muerdo la hamburguesa después de que mi mamá confirmara que es mía. Ella comienza a alejarse de la escuela y puedo ver el sol cuando comienza a ponerse en el horizonte. Nunca salgo de la escuela tan tarde, pero por cortesía del Sr. Specter tengo que presenciar lo espeluznante que es Oxford High a esta hora de la noche.

Los futbolistas ahora han terminado de entrenar, el grupo abandona el campo con sus bolsas de lona y trato de ubicar a Derek entre ellos, pero no lo logro. Todos se ven exactamente iguales, musculosos y altos vistiendo la camiseta deportiva de la escuela.

La mayoría de las áreas del campus ahora están cerradas y veo el impecable Mercedes Benz del Sr. Specter estacionado en la entrada de la oficina de admisiones. ¿Él no tiene una casa? Juro que vive en la escuela.

Recuerdo mi deseo de usar una llave para tallar su auto y una sonrisa maliciosa aparece en mi rostro mientras uso mi nudillo para limpiar la salsa de tomate que gotea por mi barbilla.

—¿Por qué sonríes? —mi mamá me mira sospechando algo y niego con la cabeza divertida.

—Nada, nada en absoluto —Me río con la boca llena de papas fritas.

—¿Cómo te fue en la escuela?

—Bastante bien— miento.

—¿Qué tal la clase?

...Oh, por favor no preguntes......

—Me gustaría creer que te está yendo mejor en la clase del Sr. Specter ahora, ¿verdad? — Ella me da una mirada severa y suspiro.

—Lo estoy intentando.

—No quiero que tenga que llamarme de nuevo, ¿de acuerdo?

Asiento con la cabeza. El hijo de puta no debe tener a nadie más a quien llamar. Ahora que lo pienso, tal vez está tratando de coquetear con mi madre. Probablemente, le gusten las mujeres mayores.

—De todos modos, ¿algo divertido nuevo hoy? —pregunta ella, moviéndose en su asiento con entusiasmo, intentando ser una de esas mamás "geniales".

Me estremezco un poco cuando sacó la servilleta de la bolsa que tengo entre las piernas. La falda del colegio me recuerda la humillante situación anterior en la que mi enemigo vio todo mi trasero. Cierro los ojos. La vergüenza se apodera de mí. Hoy más que nunca, ¿cómo diablos me enfrentaré a ese hombre mañana? ¡Seguramente no ayuda en mi caso que tenga la historia tres veces por semana!

—No, no pasó nada —respondo, apoyando mi cabeza contra la ventana con una inexpresividad exagerada en mi rostro.

Mientras observo los autos pasar a gran velocidad con los faros brillantes, me doy cuenta de la mala suerte que tengo de tener a Lucifer como maestro. En este punto, únicamente quiero ir a casa para arrancarme el pelo y gritar en la ducha.

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Comments

ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS

ESTER CRISTINA GOMEZ RIVILLAS

Excelente inicio

2024-06-24

2

Mar

Mar

ya van como 3 veces que la vuelvo a leer en menos de 2 días

2024-05-17

2

Angelica Wolter

Angelica Wolter

interesante 😊

2024-03-06

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