capitulo 17

Mis dos bebés estaban en buen estado, ya tenían 7 meses. La doctora me dijo que los embarazos gemelares no suelen llegar a los 9 meses de gestación y que los bebés nacen antes. Por eso me recomendó tener cuidado y descansar mucho.

Bastian me trataba como si fuera una taza de porcelana. Yo quería hacer cosas y él no me dejaba. Mis padres estaban felices porque mi hermano estaba aquí por una temporada para hacer un curso. Alía se fue a casa cuando Miguel se recuperó. Los padres de Bastian me dijeron que volverían una semana antes de que nacieran las bebés para estar presentes y arreglar todo.

De Julieta no se sabe nada. El accidente que sucedió no me pareció una casualidad. No sé por qué siento que ella tiene mucho que ver con lo que pasó. Contraté a un investigador privado para resolver todo esto que pasó. Ya estaba aburrida en esta cama.

— Bastian, amor, ¿podemos ir al parque un rato para respirar aire fresco? — le pongo ojos de perrito.

— Tengo que llamar a la doctora para ver si te puedo llevar al parque — yo ruedo los ojos y le doy la espalda. Él sale de la habitación y al cabo de un rato entra y me dice:

— Está bien, vamos al parque, pero solo un rato. Acabo de hablar con la doctora y me dijo que eso te haría bien. Además, el parque no queda lejos de casa. — me pongo como una niña con un dulce.

Ya en el parque, hay niños corriendo y jugando. La brisa fresca golpea mi cara y cierro mis ojos. Me hacía mucha falta esta salida, la necesitaba. Las bebés han estado un tanto tranquilas y todo está marchando muy bien. Cuando me levanto, siento un dolor no tan fuerte ni tan leve.

Bastian corre hacia donde estoy. — ¿Qué sucede? — Ya se me estaba pasando y me vuelvo a sentar. Le hago una señal con la cara de que no pasa nada y él me pregunta: — ¿Estás segura? Ya se acabó el paseo. Vamos a la casa y llamaré a la doctora porque sentir un dolor fuerte... —

— No exageres, pero me gusta la idea de irnos. — Cuando iba a empezar a caminar, Bastian ya me tiene cargada, pero le cuesta. Estoy pesada. Mi peso más el peso de las bebés, estoy el triple de pasada. — ¿Seguro que puedes conmigo? —

Ya estábamos en la casa y él llamó a la doctora. Ella le dijo que era normal, se llaman contracciones de mentira. Ya faltaban solo dos semanas para que nacieran las bebés. Ya teníamos todo preparado: pañales al doble, cunas dobles, dobles armarios. Todo. La habitación estaba lista. Mi barriga estaba gigante. Me sentía como un elefante. Los padres de Bastian llegaron antes.

Todos nos estábamos preparando para salir a cenar cuando sentí un enorme dolor en la parte baja de la espalda y uno fuerte en la barriga. Del dolor, me doblé y pegué un grito. Todos vinieron a mí y, en cuanto llegó Bastian, sentí que por mi pierna corría un líquido.

Bastian me vio e inmediatamente llamó a la ambulancia. Buscó lo que teníamos ya preparado. Mi madre se encontraba conmigo y estaba tratando de calmarme. Esto duele mucho.

— Amor, ya llegaron los paramédicos. Ya llamé a la doctora. Ella me dijo que te lleváramos a la clínica y que ella va a preparar todo — yo lo vi y le dije — Pero... — y vino otro dolor, este era más fuerte.

Ya estaba en la ambulancia. Bastian estaba conmigo. Mis padres y mis suegros venían en una camioneta siguiendo la ambulancia.

Llegando a la clínica, me llevaron a una sala de emergencia y la doctora revisó cuánto tenía de dilatación. Pero me dijo: — Todavía no estás lista. Te falta dilatar para que puedas tener un parto natural. — Me colocó un cinturón para medir los ritmos cardíacos de las bebés. — Todo bien, doctora. — Dije.

— Sí, mi niña. Debes tranquilizarte. — Yo solo asentí. Ella salió y le dio una instrucción a una enfermera. Me vio y me sonrió.

Cuando ya se fueron, entró toda la familia. Al cabo de un rato, llegó la doctora y les dijo a todos: — Familia, solo pueden estar dos personas: la mamá de la paciente y el esposo. Si los demás quieren verla, tendrá que salir uno de ellos. ¿Entendido? — Todos asintieron como niños de secundaria.

Al cabo de unas 5 horas, vino la doctora para revisar cómo iba de dilatación. Yo le pregunté a la doctora: — ¿Por qué no siento a las bebés? — Ella me vio y me dijo: — Deben estar dormidas. Ve el ritmo cardíaco de las dos. Es muy bueno. Pero sabes, sigues en el mismo centímetro de dilatación de cuando llegaste. ¿Has sentido contracciones desde que llegaste? —

— Sí, y cada vez más seguido. No entiendo por qué no he dilatado. Ella me ve y no dice nada, solo revisa cosas. Cuando me dice:

— Tendremos que practicarte una cesárea esta madrugada porque vamos a darle un tiempo. Si de aquí a la noche no estás dilatada, tendremos que hacer lo que anteriormente te dije. — Solo asiento. Yo sé que esas cirugías son peligrosas y estoy un tanto decepcionada porque yo quería dar a luz por parto natural, pero bueno, Dios sabe lo que hace.

Estaba descansando y Bastian estaba a mi lado. Mi mamá estaba en una cama que le habilitaron. Como a eso de las 10 de la noche, nos pasaron a una habitación.

Estoy un tanto ansiosa. Pronto me convertiré en madre y creo que extrañaré tenerlas en mi panza. Aquí somos solo una, pero pronto seremos tres y tendré a mi cargo a dos bebés que tendré que guiar e inculcar buenas costumbres. Respiro profundo.

En eso me percato de que Bastian despierta y lo muevo. En cuanto está despierto, le pregunto: — ¿Cómo llamaremos a las bebés? — No habíamos pensado en los nombres para ellas y ahora, ¿qué haremos?

"Habitación de las bebés".

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Comments

Alicia Sague

Alicia Sague

se vienen rápido a los 7 meses y un poquito

2025-01-05

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