Roxana: El Único Amor Del Dios De La Guerra.

Roxana: El Único Amor Del Dios De La Guerra.

Capítulo Primero:

Grecia, 450 a.c.

Era una noche de invierno, la lluvia caía torrencial sobre las tierras de los mortales y el viento rugía con violencia, azotando los árboles y haciendo crujir la madera.

Los habitantes de aquellas tierras se veían obligados a resguardarse en sus hogares, algunos con mejores comodidades que otros, pero todos compartiendo la oración que entonaban a los dioses, deseosos de lograr con ello aplacar su irá, pues estaban convencidos de que solo la irá de los dioses era capaz de causar tales desastres acarreados por la tormenta en el exterior. Y los mortales no estaban equivocados.

Zeus, el rey del Olimpo y de todos los dioses, estaba furioso; ordenaba a todos en el Olimpo que encontrarán a Hera y a su hijo recién nacido y los llevarán ante él, pero su esposa que era sabía y que se esforzaba por estar un paso adelante de su marido, había bajado del Olimpo a realizar su deber antes de que su marido retornará de su visita a las moiras, sin avisar a nadie o dejar dicho a dónde iría.

Eso basto para irritar al dios rey de dioses, que sospechaba de los planes de su reina y odiaba por sobre todo sentirse burlado, a lo que ahora descargaba su furia en contra de los inocentes mortales y sus tierras, en las cuales —estaba convencido— se encontró su mujer.

El dios arrojaba todo lo que se encontraba a su paso, llegando a destruir incluso el interior de su salón de trono, en donde decidió permanecer en espera de noticias de su esposa; de improvisto, las enormes puertas del salón se abrieron de golpe, interrumpiendo su arranque de furia y llamando su atención hasta la proveniencia del sonido. Quien ingresaba al lugar no era nadie menos que Hera, luciendo tan bellamente como era digno de un ser como ella, más su belleza no era distractor suficiente para apaciguar la furia del dios rey, que la miraba sin esforzarse en aparentar serenidad para guardar las apariencias.

La diosa cerro las puertas detrás de sí y se dirigió a su esposo con serenidad.

—Escuche que estabas buscándome —dijo ella, con un tono de voz firme y tranquilo, paseando su clara mirada por el salón del trono y haciendo una nueva ante el desastre en el interior, mas no profesando palabra alguna al respecto.

—Hera —gruño él, continuando la oración con un tono de voz en completo contraste al de la diosa—, ¿dónde tártaros estabas y por qué apareces hasta ahora?

—Estaba en tierras mortales; acabo de volver y vine a verte enseguida en cuanto se me informó que me buscabas.

—¿Qué te tomo tanto tiempo?

—No deberías dramatizar, Zeus; sé muy bien que no hace mucho que has regresado de tu viaje. En todo caso, ¿a dónde has ido tú? De pronto desapareciste sin decirme nada —ella lo pensó mejor y luego se corrigió —. Olvídalo, extraño será cuando dejes de desaparecer de esa manera.

Él se sentó en su trono, acariciando su barbilla al tiempo que ella decía esas palabras.

—Fui a visitar a las moiras, y ahora que sale el tema, tengo curiosidad por saber dónde está nuestro hijo recién nacido; es extraño que bajarás al remo mortal luego de darlo a luz —su mirada se volvió más dura, con clara intención de intimidar.

Ella dio unos pasos al frente, con los brazos dirigiéndose de manera involuntaria al vientre, mas luego elevándolos hasta cruzarlos por sobre su pecho como si estuviese molesta.

—Esa criatura es precisamente la razón por la que descendí con los mortales, pero eso lo hubieras sabido sin necesitar de tanto alboroto de haberte quedado a mí lado en lugar de huir inmediatamente sin aviso alguno.

—Esa criatura, como lo has llamado, casualmente también resulta ser el motivo por el que fui a ver a las moiras y tú debes entender claramente el motivo, Hera.

Hera lo sabía muy bien; Zeus había ido a ver a las moiras para saber lo que se esperaba de su hijo recién nacido y asegurarse —principalmente— de que esté fuera un fiel seguidor de su padre y no un posible traidor al rey del Olimpo. Pero Hera, que conocía muy bien a su esposo, y siendo consciente de que eso ocurriría, decidió en secreto visitar a las hermanas por su cuenta antes de que su bebé naciera, queriendo asegurar su bienestar al conocer de antemano lo que su destino dictaba de él.

Su hijo, su pequeño bebé, estaba destinado a ser repudiado por su padre y condenado a la deshonra eterna por intento de traición; sería despreciado por todos los dioses y viviría en una constante lucha inútil por intentar derrocar al Dios supremo.

Eso habían dicho las moiras y Hera temió la ira del rey, por lo que en cuanto hubo dado a luz, se movilizó a prisa para poner a salvo a su bebé.

Según las tres hermanas, había una única opción factible que podría servir para cambiar el destino del bebé, pero para ello debía dejar el lado de su madre y crecer como un mortal. A Hera, eso le partió el corazón, más no podía arriesgarse a que Zeus decidiera deshacerse de la posible amenaza, por lo que su corazón de madre estaba condenado a sufrir al separarse de su hijo a cambio de poder protegerlo de su padre.

Entonces, cuando el niño hubo nacido y nada más fue dejada a solas con él, ella se apresuró en bajar al reino mortal y llevarlo a la entrada de una casa en territorio espartano, en el que a partir de ahí sería el hogar de su hijo. No le agradaba que además de verse obligada a separarse de su bebé, tuviera que dejarlo en aquellas tierras tan crueles y sanguinarias, pero esa era la única forma en que el bebé lograría crecer para convertirse correctamente en lo que estaba destinado: un guerrero.

—Lo comprendo —respondió a su esposo, procurando que su voz no delatara que por poco se había perdido en sus recuerdos—, y espero entonces que mis decisiones no interfieran en tus deseos.

—¿A qué te refieres con eso? ¿Qué es lo que has hecho, Hera?

—Me deshice de la criatura, eso es lo que hice y es a lo que me refiero; por ello espero que no tuvieras planes para con él, puesto que ya no está.

Zeus lucía consternado, como si no terminará de comprender las acciones de su esposa, a lo que se puso de pie y se acercó a ella.

—¿Qué te deshiciste de él? Pero, ¿por qué lo has hecho? ¿Cómo lo has hecho?

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Comments

Lucy Diaz

Lucy Diaz

así es 1ro. madre que mujer

2023-10-03

0

Madelein 😍

Madelein 😍

lo que una madre siempre debe hacee cuidar a sus hijos

2023-09-14

3

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