Él

Empezamos nuestro día en la playa. Era algo hermoso; sus tonalidades eran increíbles. Recorrimos la playa y encontramos un lugar apartado con una cueva estupenda, así tendríamos el lugar para nosotros.

Ahí me dispuse a entrar al agua. Obviamente, era una buena nadadora y llevé mis gafas para ver mejor. Nadé un poco más adentro y me sumergí. Lo que vi fue increíble.

Había un arrecife, muchos peces y una cueva más adentro que se veía como una caída, creo que era más profundo. Siempre he nadado bien y, a pesar de ser gordita, he tenido buen pulmón, así que aguanto bastante el aire.

Seguí nadando y, la verdad, nunca pensé en por qué los peces no reaccionaban a mi presencia. Les juro que podía casi agarrarlos con las manos. Me sentía como la sirenita entre tanto pez de color.

Ya cuando sentí que se me iba agotando el aire, vi con el rabillo del ojo a Hyce. Venía nadando y les juro que vi un Tritón. Así, casi se veía como nada hacia mí.

Al llegar a mi lado, me señaló que cerrara los ojos y me dispuse a hacerlo. Sentí que algo se posaba en mi cara y el agua ya no me tocaba. Me tocó el hombro y, al abrir los ojos, lo sentí. Era como si tuviera una máscara tipo burbuja en mi nariz, boca y podía respirar. Esto lo hiciste tú.

- Sí, mi especialidad es el agua y, como ves, puedo hablar y respirar aquí abajo. Si hubiera estado de pie, creo que me hubiera caído. Así que di gracias al agua. ¡Wao, eres increíble! ¿Y qué más puedes hacer? Cuéntame - se rió y dijo - para después. Ahora, disfrutemos del arrecife y lo demás.

Nadamos, no lo sé, por horas. Vimos manta rayas, peces globo, morenas, peces payasos, cangrejos. A lo largo, logramos divisar, pienso que un delfín, porque era grande, pero no pensé que fuera un tiburón, ya que los peces no huyeron.

Encontramos una cueva y decidimos revisarla. Tenía trayectos con luz, entonces opinamos que conectaba con la superficie. Seguimos nadando y llegamos. Era una cueva con salida a la playa. Era enorme y, por lo visto, en alguna hora se llenaba por completo por el mar.

Comprobamos más cuando escuchamos unas voces y, al acercarnos, los vimos: eran unas sirenas y tritones posados en una de las rocas y la playa de la cueva. Tratamos de no hacer ruido para que no se asustaran, pero nos vieron. "¿Quiénes son ustedes? ¿Cómo entraron aquí?", preguntó Hyce, alzando las manos. "Tranquilos, no somos malos. Estábamos viendo la cueva cuando, sin querer, los escuchamos. Déjenme presentarme: soy Hyce y ella es mi pareja Katherine. Somos humanos con magia y por eso logramos llegar hasta aquí".

Se quedaron pensativos y habló una de las chicas. "Un placer, soy Galatea, y ellos son mis vecinos. Venimos aquí cada cierto tiempo a disfrutar del tiempo en tierra. ¿Les gustaría hablarnos de su mundo? Como entenderán, nunca hablamos con humanos". "Claro, con gusto", me acerqué y me senté a la par. "Te soy sincera, de niña soñé con ser una sirena y recorrer el océano entero. Pero verás que no pude ja ja ja. No les voy a mentir, nuestro mundo no es tan bello como parece y por lo menos más del 50% de la población no es de fiar. Tenemos tantos libros que describen a los seres mágicos como criaturas malas o que solo se les puede sacar beneficios". "¿Beneficios? Sí, se decía que si atrapas una sirena, ella tiene que llevarte al lugar con más tesoros en el fondo del mar o darte el conocimiento para la fuente de la inmortalidad". "¿En serio son tan tontos y creen esas cosas? Sí, y muchas más. Por eso considero que los seres mágicos se esconden. La verdad, nosotros solo vemos cómo ustedes cazan nuestros peces, ballenas, tiburones y contaminan el océano. Por eso huimos de ustedes".

"Puedo preguntar si es cierto que si ustedes quieren, pueden secar su cola y conseguir piernas y así lograr ver nuestro mundo". Abrieron los ojos y se miraron entre ellos. "Sí, podemos, pero apenas tocamos agua, vuelve, y eso ha hecho que atrapen a más de uno y este termine no volviendo al océano". "Oh, qué triste escuchar eso. Mis disculpas", me gruñó el estómago, y fue señal de irnos. "Vamos, Kat. Hemos gastado mucha energía y la ocupamos para volver e ir a comer".

Al acercarnos al agua, nuestros nuevos conocidos hicieron que Hyce me hiciera la máscara de nuevo y nos sumergimos. Era todo un espectáculo ver cómo se movían. Galatea tomó mi mano y me llevó. Uno de los tritones hizo lo mismo con Hyce y en menos de unos minutos ya estábamos en el arrecife.

Salimos a la cueva. Ha sido un placer y un honor conocerlos. Estaremos por aquí una semana. Espero volver a verlos. Adiós.

Nos dijeron adiós y tomamos camino al restaurante. Creo que me dio remordimiento y me pedí un arroz con pollo y ensalada, aunque en mi mente quería uno de camarones. Sé que es diferente y que así nos alimentamos, pero igual por ese día mi conciencia no podía.

Para la tarde fuimos a un mercado cercano y compramos uvas y unos souvenirs. Seguimos viendo y conociendo. Más de una vez se me acercó un chico y me pidió el número. Considero que estaba en el país equivocado jajajaj, más por la cara de Hyce de celos que tenía.

-Te juro que de alguna forma me siento superorgulloso de que vean qué clase de mujer hermosa que tengo a mi lado, pero quiero que entiendan que eres mía nada más.

-Gracias por verme y pensar así de mí. La verdad me levantas el ánimo cada día, pero quiero que sepas que así refuerzas el hecho de que voy a seguir siendo tuya.

Tuvimos una tarde muy bella y así nos dispusimos a ir a descansar. Una noche larga y extraña, porque sentía ese ambiente de deseo, pero sabía que estaba siendo respetuoso por mí. En la misma cama me acerqué y puse mi cabeza en su antebrazo. Subí una pierna a las suyas y abracé.

-No te imaginas la paz que me trae tener así tu presencia y cuerpo tan cerca de mí. No te miento, mi autocontrol en este momento me sorprende demasiado.

Me acerqué a su cuello y lo besé despacio. Sentí cómo su cuerpo se estremecía con eso. Con mi mano empecé a acariciar su pecho y abdomen. Bajé lentamente mi pie y pierna por la suya y su cuerpo seguía estremeciéndose por mi toque.

En un movimiento rápido, él hizo lo mismo y me vi debajo de él. Me besó apasionado y acarició. Estuvimos así por un rato hasta que mi mente voló. Él supo y fue tan maravilloso, delicado. Tenía cada detalle y atención en lo que hacía, que era magnífico. Mi primer encuentro fue como soñaba.

No sé cuántas horas pasaron cuando vimos entrar la luz de la mañana y aunque sabía que quería más, había que descansar. Todo fue increíble y juro que esa noche me entregué por completo.

Me besó la frente, me acurrucó entre sus brazos y nos dormimos. Me desperté por el hambre, no sabía qué pasaba. Estaba adolorida y feliz. Verlo ahí a mi lado dormido era algo increíble. Podía verlo así por mucho tiempo, hasta que gruñó mi estómago.

Creo que fue muy duro porque se despertó. - Hola, bella princesa. Escucho que tienes hambre. Mm mm, sí, qué pena, pero creo que gasté mucha energía.

Nos metimos al baño juntos y fue algo inesperado porque otra vez me trató con cuidado. Me ingresó a la ducha y me ayudó a bañarme. No lo había notado, pero tenía marcas por todo el cuerpo, al igual que él. Fue gracioso, pero pienso que él se preocupó por eso.

La verdad, esta semana cerró con broche de oro y no me arrepiento.

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