Regresamos

Tuvimos la mejor semana de mi vida. Logramos ver a nuestros amigos acuáticos unas veces más y logré ver cosas que no cualquiera hubiera podido ver. Al volver en el avión, miraba a Hyce y pensaba cómo hago para hacer mi vida más tranquila. Sé que cuando sepan que pasamos la semana juntos, habrá una revuelta enorme.

Llegamos a Londres y lo primero que me topé fue a Alex. Él sabía mi hora de llegada ya que reservó los boletos. "Hola Kat, ¿podemos hablar por favor?", me dijo. "Creo que no tenemos nada que discutir, así que por favor no vuelvas a estar al frente mío. Por favor, dame unos minutos nada más". Tomé mi celular y le mandé un mensaje a Hyce y me fui con Alex. "Vé hablando", me dijo. "Sé que soy un idiota. La verdad, en todo este tiempo no pensé en lo que sentías por mí y cómo me tratabas. Las últimas ocasiones logré ver tu actitud y ver cómo pensabas. Sé que casi nunca te pedí opinión, pero creí que todo lo que hacía estaba bien. Sé que te engañé y mentí, pero entiende que soy un hombre y mis necesidades eran muy grandes".

"Jajaja, ¿me estás hablando en serio de esta manera? A ver dime, ¿te patearon verdad y por eso vienes con el rabo entre las patas? ¿Es eso o que te enviaron a engañarme y así conseguir plata? Entiende, de mi parte estás muerto, de parte de mi padre también y por mi madre no sé qué lograrías. Así que por favor, déjame en mi casa y déjame en paz y sigue tu vida. No me percaté de lo que sucedía, pero él había tomado otro camino. Cuando me percaté, entramos en una calle de lastre y había puro bosque. ¿Qué haces? Este no es el camino a la casa. ¡Detente!".

"No, no lo haré. Me escuchas y vuelves conmigo o no te voy a dejar ir". "Estás loco, Alex. ¡Déjame!" Nos detuvimos en una cabaña y me bajó a rastras. Me movía y jalaba para que me soltara y nada. Él era grande. A como pude, mandé un SOS por mensaje corto a Hyce y dejé el celular botado entre los arbustos.

Ingresamos a una cabaña que de veía abandonada. Tenía goteras y huecos. Lo que más miedo me dio fue que sentí un aura rara. "Por favor, Alex, déjame libre. Si sabes que esto es secuestro, ¿qué? Si no llego en un rato, sospecharán. Les dije que llega dentro de un rato cuando estaba en el aeropuerto".

Te lo estoy diciendo y aclaro: vuelve conmigo y nos vamos en paz y tranquilos, si no, de aquí no te vas. Tomé su celular y salí mientras estaba ahí pensando. Que agarraba, escuché un ruido en un cuarto y entré despacio. Lo vi, era como un troll o un ogro, pero era mediano como un niño de 8 años. Me miró y creyó que no lo veía, pero sí. "Por favor, ayúdame. El humano que está afuera es malo y me quiere hacer daño", me arrodillé y puse mis manos como súplica. Él entrecerró los ojos y su cara era de esta humana me ve. "¿Quién me dice a mí que es verdad y no es una trampa? Mira mis ojos, sé que puedes distinguir si alguien te miente", quedó pensativo y salió por una ventana que estaba abierta. Salí por ella junto a él y lo seguí. Corrimos un poco cuando escuché a Alex gritar mi nombre. Seguí corriendo detrás del nuevo amigo.

Llegamos a una parte que tenía varias cuevas y un río. Me señaló la cueva y entré primero. Lo pensé y luego entré sin más. A lo largo escuchaba a Alex gritar mi nombre. Primero no vi nada, estaba muy oscuro y luego sentí como tomaban mi mano y me jalaban. Llegamos a una parte de la cueva que empezó a brillar sola. Esto lo sabía, es bioluminiscencia de parte de unos gusanos. Era hermoso, parecía una galaxia la vista.

Seguimos entrando cuando llegamos a una entrada muy oscura. Me acerqué despacio cuando mi nuevo amigo me empujó. No me dio tiempo de pensar, me fui resbalada y iba bajando cada vez más y rápido. Cuando volvió mi alma, noté que parecía un tobogán. Era increíble y pasaba por partes de bioluminiscencia hasta que llegué al final.

Era un claro y ahí dormido estaba él. Ese ser de mi sueño era ese ciervo enorme que parecía el dueño del bosque. Caí arrodillada y bajé la cabeza y traté de no verlo directamente. Me daba miedo, eso era lo que sentía.

Traté de respirar despacio y calmarme. No podía estar alterada. De que estaba segura, lo estaba. Ya ese monstruo de dos piernas no estaba cerca y ahora estaba frente a un ser que desprendía un poder increíble.

Sentí cuando se levantó y se me acercó despacio, me olfateó y pasó su hocico por mi pelo, y sentí su respiración. Era algo extraño porque sé que tendría que estar asustada, pero cuando me tocó, me sentí tranquila.

Sutilmente me levantó la cara y logré ver su rostro de frente. Tenía los ojos cristalinos, casi parecía un cristal, y tenía toques verdes y azules con chispas. Eran hermosos. Se posó al frente mío y lo siguiente fue increíble: se inclinó al frente mío, era una reverencia, y no lo pensé bien y automáticamente me incliné también.

Al hacer eso, un montón de seres y animales salieron de donde estaban. Asombrados, miraban al ciervo y a mí. No entendían por qué hacía reverencia, y juro que yo menos. Se levantó, se me acercó y puso su boca en mi frente. Fue algo cálido y se puso todo oscuro.

Abrí los ojos y lo primero que sentí fue el viento, la luz, el calor del sol. Estaba acostada en medio de un claro con un montón de flores. Me senté y no les miento, era lo más bello que había podido ver. Ahí sentada en un campo de flores de todo tipo, en el puro centro. Me levanté despacio y miré a mi alrededor.

Cuando escuché unas voces, "Ves, es ella", "Sí, es ella", "No parece especial". Por el Dios del bosque hizo reverencia. "Sí, ¿por qué?". Disculpen, los estoy escuchando. ¿Podrían decirme cómo llegué aquí? Eso hizo que viera las flores moverse y revolverse. De ahí salieron varias hadas y duendes.

-¿Quieres tú como para que nuestro Dios se incline y se tome la molestia de traerte aquí a salvo? -Disculpa, pero soy una simple humana que puede verlos y escucharlos. ¿Hay algún problema con eso? -Aish, y tras de eso es una humana. Por favor, podrían decirme cómo salir del bosque y encontrar la carrera o un pueblo cercano.

En eso escuché un crujido muy grande. Me volví despacio y ahí estaba el ciervo. Detrás de él salió Hyce. Cuando lo vi, salí corriendo, lo abracé y lloré. "Ya, ya, tranquila. Ya estás en mis brazos. Dime, ¿qué pasó?".

"Alex me trajo a una cabaña y me dijo que no iba a dejar ir si no volvía con él. Y en eso salió por una llamada y vi a un ogro. Me ayudó a salir y escapar. Entré en unas cuevas y llegué a él, al Dios del bosque. Él me salvó y me trajo aquí".

"Pues él fue quien me atrajo a ti. Llegué a donde estaba tu celular, vi la cabaña, pero no había nada. Y cuando revisé las cercanías, de lejos divisé al Dios. Algo me dijo que lo siguiera. Eres increíble, ¿sabes? No cualquiera recibe ayuda de una deidad y sale ileso. Deberías dar las gracias".

Me volví y le di las gracias con una reverencia cuando escuché en mi mente y sé que Hyce también, por quedarse paralizado. "Ha sido un placer poder ser útil, princesa". No es la primera vez que escucho esa palabra, "princesa", en mis sueños también. Se acercó el ogro que me ayudó, me incliné y agarré sus manos y le di las gracias. Salió corriendo y señalando. "Creo que nos llevará de vuelta, vamos amor". Caminamos por el bosque y les juro que me sentí más que perdida. Le di gracias a Hyce por estar ahí y sin el pequeño ogro, creo que me hubiera quedado aquí en el bosque a vivir. Llegamos a la cabaña y, dicho y hecho, no había señal de Alex ni de mi maleta. Subí al auto de Hyce y cuando ya nos íbamos, grité gracias al aire porque sentí que nos veían y nos fuimos.

Cuando íbamos de camino, me derrumbé y empecé a llorar, llorar y llorar. "Amor, cálmate. Ya estás conmigo. Disculpa por no prestar atención. Te hubiera seguido y esto no hubiera sucedido. No te preocupes, la verdad soy una incrédula. Pensé que en serio iba a hablar y me iba a dejar en paz. Ahora no sé qué va a pasar cuando llegue a casa". "Ya veremos cómo lo solucionamos, sí. Y déjame a Alex a mí". Asentí con la cabeza y al llegar a casa, entré despacio y lo imposible. Ahí estaba Alex, sentado, llorando en plena sala. No sé de dónde salió mi impulso, pero agarré el florero que estaba en la entrada y me aproximé rápido y se lo reventé en la cabeza. No di tiempo de reacción y grité: "¡Lo quiero fuera de esta casa ya!". Mis padres estaban en shock y mi hermano reaccionó: "¿Dónde estabas? ¿Qué estabas haciendo? ¿Y por qué putas actúas así?". "Este monstruo me pidió hablar y me llevó a una cabaña en el bosque y allí me amenazó. Logré escapar por gracia de Dios. Si no, no estaría aquí". "¿De qué hablas? Él dijo que tú fuiste quien lo rechazó". "Bastardo lunático, lárgate y no lo quiero ver. ¿Ustedes deciden, él o yo?". Me miraban con cara de asombro mientras detenían el sangrado de Alex. Miré a la sirviente: "Llama a la ambulancia y a la policía de una vez". Ella agarró el teléfono cuando Alex se levantó como pudo y dijo: "Está bien, me voy, pero esto no se queda así. Te lo digo". "¿Lo escuchan? Me está amenazando".

Salió por la puerta y mi hermano detrás de él. Cuando entró, venía extraño y se metió al estudio. Miré a mis padres y les dije: "Mírenme, no traigo mi bolso ni nada porque él lo desapareció porque creyó que ahí estaba yo perdida y ahí iba a morir. Ustedes deciden si se dejan engañar otra vez".

Me fui para el cuarto, me bañé y me acosté en la cama y no supe nada más. En la mañana, me alisté, acomodé y decidí que me voy a ir a vivir sola.

Entré al estudio, vi a mi padre y hermano hablando de algo y cuando entré se quedaron serios. "Hola, buenos días. ¿Qué ocupas, hija? Vengo a hablar un tema serio y qué dicha que los dos están aquí". "¿Qué será eso, hermana?"

"Quiero irme a vivir sola. Te vengo a pedir que me compres una casa cerca del centro. Con mi trabajo te daré una cuota por mes y así te devolveré una parte de la deuda y podría ser casi como mi herencia, como quieras verlo. Eso sí, esa casa estará a mi nombre".

Quedaron paralizados y mi padre solo asintió con la cabeza.

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