Los fuertes gritos de Gavin lograron que una doctora que estaba de servicio en la enfermería saliera. La doctora, llamada Rinka, salió de su habitación. Sus ojos se abrieron de par en par al ver a Gavin y a una estudiante que llevaba en brazos. La cara de la chica estaba cubierta de manchas de sangre, la venda de su cabeza también estaba empapada de sangre. La camisa de Gavin también estaba manchada. Dios mío, ¿qué había pasado?
Siguiendo las instrucciones de la doctora Rinka, Gavin acostó a Yaya en la cama de la enfermería lentamente. La chica seguía temblando, pero ya había perdido el conocimiento.
"¿Qué le pasa? ¿Cómo se ha hecho estas heridas?", preguntó la doctora Rinka, que ahora estaba examinando el estado de Yaya.
Gavin se sentó en el borde de la cama, observando a la chica que estaba siendo atendida. Su mirada bajó hasta la herida de la cabeza de Yaya. Era bastante profunda y la doctora Rinka tendría que volver a coserla. Gavin sintió curiosidad de repente. ¿Qué le había pasado a esta chica? ¿Por qué estaba herida? ¿De dónde venía esa herida? ¿Qué había hecho Yaya para resultar herida de gravedad de esta manera? Ahh, Gavin se sentía indeciso. Esperaba que Yaya se pusiera bien.
Unos instantes después, Bintang y Yasmin aparecieron por la puerta de la enfermería. Se acercaron a Gavin, pero sus miradas no se apartaron de Yaya, que yacía inconsciente.
La doctora Rinka miró por un instante a los dos estudiantes que habían aparecido de repente. Se sintió un poco molesta por su presencia, pero no podía echarlos y se centró en su trabajo.
"¿Eres Gavin, verdad?", preguntó la doctora Rinka mirando a Gavin. Gavin asintió con la cabeza inexpresivamente.
"Límpiale la cara con una toallita húmeda. Procura no tocarle la herida de la cabeza", ordenó la doctora antes de dirigirse a su mesa para coger algo.
Gavin se quedó donde estaba, mirando fijamente a Yaya. La chica ya no temblaba, pero su rostro seguía cubierto de sangre. Cogió una toallita húmeda que había cerca, se adelantó un paso y empezó a limpiarle la cara a Yaya lentamente. Tuvo mucho cuidado, no fuera a hacerle daño a la chica. Gavin se quedó atónito al ver que el rostro que antes estaba cubierto de sangre ahora estaba limpio.
El rostro de la chica parecía muy pálido mientras dormía. El chico suspiró suavemente, él también pensaba lo mismo que Bintang y Yasmin antes, creía que Yaya solo estaba actuando como siempre para llamar su atención. No se imaginaba que la chica estuviera realmente herida. ¿Qué era lo que realmente había herido a esta chica? Se preguntó una vez más. Tenía mucha curiosidad.
Gavin recordó que la chica le había llamado varias veces la noche anterior. ¿Habría querido decirle que estaba herida? ¿O pedirle ayuda? ¿Era eso cierto? Si realmente era así, el chico se arrepintió de repente de su actitud tan indiferente de la noche anterior.
"Perdonen un momento, tengo que vendarle la herida".
La voz de la doctora Rinka hizo reaccionar a Gavin. Bintang y Yasmin se hicieron a un lado para dejar pasar a la doctora, Gavin se quedó a su lado observando el proceso de curación de la doctora Rinka. Miró a la doctora después de verla terminar su trabajo. Su expresión era claramente de querer saber cómo estaba Yaya.
La doctora Rinka respiró hondo y miró a las tres criaturas que tenía delante, deteniéndose en Gavin.
"La herida se abrió y perdió mucha sangre, por eso empezó a temblar de repente y tiene fiebre", explicó la doctora con los brazos cruzados sobre el pecho.
Bintang y Gavin miraron a Yasmin, que ahora tenía la cabeza gacha. Se sentía culpable, esta vez realmente lamentaba lo que había hecho. En este caso, ella era la culpable.
"¿Cómo ha podido hacerse esa herida? Debería descansar en casa unos días, hasta que se recupere por completo", preguntó la doctora Rinka, al tiempo que daba su opinión.
"Pensamos que estaba bromeando, doctora", dijo Bintang con una sonrisa incómoda.
La doctora Rinka les dirigió una mirada fulminante. ¿Bromeando? En serio, ¿una herida tan grave se consideraba una broma? Dios mío, no entendía la mente de los jóvenes de hoy en día.
"Salgan un momento, déjenla descansar. Esta chica tiene fiebre, voy a pedir a su tutor que se ponga en contacto con su familia para que se la lleven a casa", dijo la doctora.
Gavin miró a Yaya durante un largo rato. No sabía por qué, pero su corazón no quería separarse de ella. Quería ver a la chica abrir los ojos. Quería saber cómo se había herido y quién lo había hecho. El chico se pasó una mano por la cara, frustrado. Dios mío, ¿qué le pasaba? No, no. Intentó convencerse a sí mismo para no dejarse llevar por la impotencia de la chica. ¿Pero por qué seguía sintiéndose inquieto?
"¿Cuándo vais a salir? Ya os he dicho que vuestra amiga necesita descansar. No la molestéis todavía".
La doctora Rinka no daba crédito. ¿Por qué esos tres alumnos seguían mirando a Yaya? Tampoco parecían tener intención de salir de allí, así que decidió amenazarles.
"¿Queréis que sea vuestro tutor el que os saque de aquí a rastras?", amenazó la doctora Rinka. Su tono era ligeramente elevado.
Gavin finalmente se dio la vuelta y decidió marcharse. No porque tuviera miedo de las amenazas de la doctora Rinka, sino porque intentaba no mostrar indiferencia. En ese momento tenía más miedo de sus propios sentimientos. Lo importante ahora era que Yaya estaba siendo atendida por la doctora. Seguro que se pondría bien. Su familia también vendría pronto. No tenía que preocuparse.
Mientras tanto, en clase, Clara no dejaba de extrañarse de que a Yasmin le importara tanto Yaya. A ninguna de las dos les caía bien esa chica. Pero antes había visto a Yasmin entrar en pánico y salir corriendo para ver cómo estaba Yaya. Clara estaba molesta con su compañera de pupitre.
"Yas, ¿por qué te preocupas por esa chica tan creída?", espetó Clara con curiosidad. Dejadla en paz, para eso están Gavin y Bintang, que también han ido a la enfermería.
Yasmin ignoró por completo las palabras de Clara y se dejó caer en su asiento. Todavía se sentía culpable. Recordaba claramente cómo había empujado con fuerza la cabeza de Yaya y había presionado su herida. La chica agachó la cabeza sin hacer caso a la pregunta de Clara. Su mente no dejaba de rezar para que Yaya no sufriera ningún daño. No quería que el estado de Yaya se agravara por su culpa.
En su pupitre, Bintang y Gavin guardaban silencio. Bintang seguía sintiéndose incómodo por no haber creído a Yaya y haberla acusado de fingir. Mientras tanto, Gavin se esforzaba por apartar a la chica de su mente. Por alguna razón, Yaya llenaba su cabeza, sus pensamientos siempre estaban agitados. Tenía que dejar de pensar en esa chica.
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