Capítulo 13

"¿Lo sabes?", dijo Bintang.

"Hasta ahora no entiendo cómo una chica tan pobre como Yaya puede ir a nuestra escuela."

Gavin miró al chico con las cejas levantadas. No entendía a qué se refería Bintang. Ya habían regresado a su casa y ahora Bintang estaba sentado relajado en el sofá de su habitación, mientras que él estaba sentado en la cama.

"Ah, sí, todavía no te lo he contado", exclamó Bintang de nuevo y luego comenzó a contar.

"Cuando llevé a esa chica, resultó que su casa era realmente destartalada. Como una casa no apta para vivir. No es de extrañar que esa chica me pidiera dinero prestado". Bintang miró a Gavin.

"Alguna vez has pensado que a Yaya le gustas sólo porque eres rico y guapo?". No estaba claro qué pasaba por la cabeza de Bintang para pensar eso. Pero para ser honesto, Bintang todavía tenía sus dudas. Gavin era guapo y era normal que muchas chicas se enamoraran de él. Pero para el propio Gavin y Bintang, la mayoría de las chicas a las que les gustaban los chicos populares, guapos y ricos no eran sinceras. Querían algo. Algunas de ellas incluso estaban dispuestas a hacer cualquier cosa para conseguir lo que querían. Quién sabe con Yaya. Bintang esperaba que todo lo que la chica le había dicho fuera cierto, que ella estaba realmente enamorada de Gavin.

Gavin pareció pensativo. Estaba pensando en las palabras que Bintang acababa de decir. Recordó el incidente cuando su hermano le dio dinero a Yaya antes. Gavin apretó los puños con fuerza, su mandíbula se endureció. Por alguna razón, estaba enfadado. Si era cierto que Yaya se le acercaba con otras intenciones, nunca la perdonaría. No debía permitir que eso sucediera. Además, la chica también conocía a su hermano.

A la mañana siguiente, Yaya volvió a estar alegre como siempre, ya que no tenía que preocuparse más por el dinero de bolsillo que se le había agotado. El otro día había recibido dinero de Putra. Resultó que Putra le había dado dos millones. No sabía que le daría tanto. Sólo para bocadillos y pagar deudas.

"Bin, ven aquí un momento", Yaya llamó a Bintang, que estaba descansando en su silla con Gavin a su lado.

Gavin y Bintang la miraron al mismo tiempo, pero Gavin rápidamente apartó la mirada cuando la chica le saludó con una amplia sonrisa. Yaya puso cara de disgusto. Menos mal que en clase sólo estaban ellos y los cuatro ratones de biblioteca que se pasaban el día estudiando, incluso la hora del almuerzo la utilizaban para estudiar. Yaya no estaba tan avergonzada porque los demás no estaban allí. Su mirada volvió a centrarse en Bintang, que seguía fielmente en su asiento.

"Bintang, ¿me estás escuchando?", gritó Yaya empezando a molestarse. Ese chico se movía muy despacio.

"¿Qué quieres decir? No quiero que me relacionen contigo, ya basta con Gavin", respondió Bintang, que recibió inmediatamente una mirada fulminante de Gavin. Yaya respiró hondo, molesta.

"Esto tiene que ver con nuestro negocio, ¿sabes?", dijo de nuevo. Bintang frunció el ceño.

"¿Quieres pedirme dinero prestado de nuevo o quieres pagar tu deuda?", preguntó directamente. Los ratones de biblioteca que estaban en clase lograron centrar su atención en ellos, pero sólo por un momento. Volvieron a estar ocupados con sus libros por miedo a meterse en problemas con estudiantes populares como Gavin y Bintang.

La paciencia de Yaya se había agotado. Respiró hondo y lo soltó lentamente. Quería gritarle a Bintang, pero se contuvo porque Gavin estaba al lado del chico. ¿Por qué Bintang tenía que ser tan molesto hoy? Le estaba dando vergüenza delante de Gavin. Ahora Gavin sabía que le debía dinero a ese chico.

"¿Y bien? Si quieres decir algo aquí, date prisa, la campana sonará pronto", dijo Bintang de nuevo.

A Yaya no le quedó más remedio que volver a caminar y sentarse en su silla, que estaba justo delante de Bintang y Gavin. Giró la silla hacia Bintang, miró a Gavin, que intentaba no mirarla, y luego miró a Bintang. Un momento después, la chica sacó dos billetes de cien mil y se los entregó a Bintang.

"Quiero pagar mi deuda. Aquí tienes".

Bintang parpadeó mirando los billetes que tenía delante, y luego a Yaya. Aunque la chica no se dio cuenta, Gavin los observaba de reojo. Bintang cogió el dinero e inclinó la cabeza hacia Yaya.

"¿De dónde has sacado el dinero?", preguntó con curiosidad.

"Mi hermano", respondió Yaya. Supuso que el dinero que le había dado Putra se lo devolvería Tama, así que fue Tama quien le dio el dinero. Su forma de pensar no era errónea, ¿verdad?

Gavin, que escuchó las palabras de Yaya, resopló con fuerza. Era obvio que la chica había tomado el dinero de Putra. ¿Desde cuándo Putra era su hermano?

"¿Qué pasa, Gavin?".

Yaya miró a Gavin. Se dio cuenta de que el chico parecía estar de mal humor. No era consciente en absoluto de que ella era la razón por la que estaba de mal humor. Bintang también se extrañó al ver el cambio de Gavin. ¿Seguía pensando en lo que había dicho la noche anterior? Empezó a sentirse culpable por haber asumido lo peor de Yaya. ¿Y si se equivocaba? Pobre Yaya. Y parecía que Gavin se había visto afectado por sus palabras de la noche anterior.

Esta vez Gavin decidió mirar por la ventana. Ignoró la pregunta de Yaya. Al diablo con esa molestia de chica. ¿Por qué se sentía tan enfadado?

"Yaya", la mirada de Yaya se dirigió a Bintang.

"¿Hm?".

"¿Puedo preguntarte algo?".

Por un momento, Yaya se olvidó de Gavin y miró a Bintang con sus grandes ojos sin pestañear, esperando la pregunta del chico.

"¿Por qué te gusta tanto Gavin?".

La pregunta hizo que Yaya sonriera tímidamente. De vez en cuando miraba a Gavin, que seguía mirando por la ventana. Aun así, el chico podía oír su conversación. En el fondo, él también quería saberlo. Porque desde la primera vez que se conocieron en el instituto, Yaya lo había perseguido abiertamente.

"Una vez tuve un pasado maravilloso con Gavin, en aquel entonces Gavin era muy amable conmigo. Pero Gavin ya lo ha olvidado", respondió Yaya con una dulce sonrisa. Se sintió un poco triste al comparar al Gavin de entonces con el de ahora. Pero no importaba, lo importante era que ahora podía estar cerca de él.

Gavin volvió a resoplar con fuerza. Resultó que, además de mentir, a esa chica también le gustaba inventarse cosas. ¿Cuándo había ocurrido su pasado? No lo recordaba en absoluto. Loca. Sin pensarlo dos veces, el chico se levantó de su asiento bruscamente. Bintang y Yaya lo miraron sorprendidos. Gavin miró a Yaya fijamente antes de marcharse.

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