Savaro llevó a Yaya a la azotea de la escuela. El lugar donde solía estar solo. Se sentaron en un banco que había allí. Ambos estaban en silencio, ocupados con sus propios pensamientos. En realidad, Yaya estaba más ocupada con su miedo al chico mayor por el incidente de la motocicleta de ayer. Tenía miedo de que el chico se ofendiera por su comportamiento irrespetuoso. Pero no era del todo culpa suya tampoco. ¿Quién le mandaba a ese chico a no dar la cara? ¿Cómo iba a saber quién era? Sin mencionar la noticia de su deuda, si el dinero que le había dado antes había llegado a manos del chico o no. Yaya se removió inquieta.
Quienquiera que sea, por favor, ayuda. Ya ha pagado su deuda. Aunque parece que aún no ha llegado a manos de este chico mayor.
"¿Qué te pasa?", la voz casi hizo saltar a Yaya. Sus manos estaban frías y sudorosas. Realmente no le gustaba enfrentarse a chicos como su superior. Demasiado intimidante.
Savaro miró a Yaya con el ceño fruncido. Sus dos manos agarraron los hombros de la chica, obligándola a mirarlo.
"Respóndeme", dijo en tono plano y enfático. No pretendía asustar a la chica, era ella la que era demasiado miedosa. Todavía no le había hecho nada.
"Yo... yo... yo... no... no... me... me... rompas... los..."
Savaro dejó escapar un largo suspiro. ¿Qué le pasaba a esta chica? Con las manos aún en los hombros de Yaya, acercó su rostro al de ella.
"Ahora respira hondo, cálmate y habla. No tengas miedo. No voy a hacerte daño", dijo con paciencia.
Sus últimas palabras hicieron que Yaya se sintiera un poco aliviada, aunque no del todo. Ajustó su respiración como le dijo Savaro y miró al chico.
"Ahora habla", ordenó el chico de nuevo. Bajó las manos de los hombros de Yaya.
La chica trató de armarse de valor respirando varias veces.
"No me vas a romper los dientes, ¿verdad? Porque mi deuda ya está saldada. Antes le di el resto de mi deuda a un compañero de clase de tu clase. ¿Kak Sava, verdad? ¿O aún no se lo ha dado?", explicó ella con mucho detalle, terminando con una pregunta. Miró a Savaro, esperando una respuesta. La chica ya no tartamudeaba, pero seguía un poco preocupada.
En menos de cinco segundos, una carcajada salió de la boca del chico mayor. Era la primera vez que veía reír a carcajadas al sarcástico chico, por supuesto la chica se quedó confundida con la boca abierta y la cara de bobalicona. Guapo y loco. Pensó mirando a Savaro. ¿Acaso había algo gracioso?
"Parece que tienes mucho miedo de que te rompa los dientes. Cada vez que nos encontramos, eso es lo que dices", bromeó Savaro después de que su risa se calmara. También se preguntó por qué disfrutaba bromeando con esta chica. Al final era divertida. La chica no paraba de hablar de dientes. Aunque él mismo ya lo había olvidado.
Yaya asintió enérgicamente.
"Ya no seré guapa", murmuró en voz baja y luego miró al suelo. Savaro no pudo resistirse a revolverle el pelo a la chica. Después, sacó trescientos mil rupias de su cartera.
"Toma", el chico le devolvió el dinero por el libro que Yaya le había dado. En realidad, en ese momento sólo pretendía amenazarla, pero la chica se tomó su amenaza en serio. Pero también tuvo suerte porque pudo conocer a una rara y valiosa estudiante de secundaria escondida en esta escuela.
"¿Por qué me devuelves el dinero?", preguntó Yaya con recelo. Su miedo volvió a aparecer.
"Tómalo, antes de que te arranque todos los dientes."
En menos de dos segundos, Yaya le quitó el dinero de la mano. El chico soltó una risita. Le devolvió el dinero porque recordó que la chica se había quedado sin dinero. Además, él mismo no estaba precisamente corto de dinero. No era tan malo ni tan cruel como la gente pensaba. Savaro seguía teniendo un lado blando, dependiendo de con quién estuviera tratando.
"¿Te llamas Yaya?", preguntó entonces. Yaya asintió.
"¿Así que no te gusta mucho tu hermanastra? Esa Sara", Savaro cambió de tema. Yaya frunció el ceño.
"¿Todavía te acuerdas, Kak Sava? ¿Por qué te has hecho el encontradizo?",
vaya... esta chica mayor también es buena actuando. La chica aplaudió para sus adentros. Vio a Savaro apoyarse en la pared mientras la miraba fijamente, mientras ella estaba sentada a su lado, por supuesto.
"¿Por qué no te gusta Sara?", volvió a preguntar con curiosidad. Tenía curiosidad. También quería saber cómo era realmente Sara desde el punto de vista de Yaya.
Yaya suspiró profundamente.
"Porque a ella y a su madre les gusta actuar", contó mientras recordaba los desagradables incidentes que había vivido por su culpa.
Savaro pudo ver la tristeza en los ojos de la chica. Por un momento se quedó mirando a Yaya. Era como si viera una carga sobre los hombros de la chica. Y eso que no había contado nada. Normalmente no sentía simpatía por los demás, pero esta chica, por alguna razón sintió su tristeza. Permanecieron en silencio durante bastante tiempo. Entonces el chico sonrió y pasó un brazo por los hombros de Yaya.
"Búscame si quieres desahogarte. Soy todo oídos y puedo guardar un secreto. Te aseguro que no te arrepentirás", dijo con confianza. Yaya sólo le miró extrañada. Todavía tenía dudas en su corazón, pero al ver la sincera sonrisa de Savaro, sus dudas desaparecieron poco a poco. Tal vez ella lo estaba juzgando demasiado. Resultó que su superior no era tan malo después de todo. Le devolvió la sonrisa. Era agradable tener un amigo tan guapo como Savaro. También podía hablar con él. Jeje. La chica se rió para sí misma.
Cuando miró hacia delante, su mirada se posó en alguien que les observaba desde lejos. Parpadeó sorprendida y se puso de pie de inmediato al darse cuenta de quién era el chico.
"¿Gavin?"
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