Memorias De Un Matrimonio Entre Extraños
Son alrededor de las seis de la mañana, el cielo aún conserva tonos suaves, en ausencia del sol, que continúa oculto tras las verdes colinas que abrazan el pequeño pueblo pesquero de Ullapool.
Ullapool apenas con poco más de mil quinientos habitantes, vive de la pesca y el turismo, este último en su mayoría con visitantes jubilados, que buscan la tranquilidad de lugares menos bulliciosos y que tengan un aire pintoresco en sus calles.
En Ullapool se puede llevar una vida tranquila y discreta sin problema alguno, un escape de la vida acelerada y demandante que se vive en las grandes urbes, un pueblo que discrepaba con la curiosidad y rebeldía juvenil que aquejaba a esa parte de la población, siendo testigos de cómo cada fin de curso en las escuelas, un grupo de chicos que vieron crecer, emigran a las ciudades en busca de oportunidades y aventuras.
Un patrón que se repite y se convierte en una estadística para analizar y que crece con cada censo realizado, pero no todos siguen ese camino, hay un par de excepciones y Reverie Etkin es una de ellas.
La joven de apenas veinte años, era hija de los difuntos profesores Etkin, que eran muy apreciados por la comunidad de Ullapool y que alguna vez tuvieron en su historial a jóvenes que eran eminencias en las carreras universitarias que tomaron, ya que gracias a estos profesores que fueron parte de su formación básica en educación, inculcaron el amor al conocimiento, el habito a la constancia y disciplina, entre muchas otras habilidades que les ayudaron a lo largo de su vida estudiantil.
Por eso su muerte no solo los afecto, a ellos como familia, sino a todo el pueblo de Ullapool que los tenía en tal alta estima y extendieron ese mismo cariño y preocupación a su hermano Jude y ella.
Reverie extraña cada día a sus padres, y siente pesar en su corazón al saber de todo lo que se han perdido, lo más importante de ello, la llegada de Jeremy a sus vidas.
Sus padres fallecieron cuando ella tenía apenas diez años, fue un accidente automovilístico que les arrebato la vida de forma instantánea y Reverie le gusta pensar que no sufrieron a la hora de morir, podría decir incluso que fueron afortunados en eso, aunque el verdadero dolor de su ausencia lo cargaban ellos, que seguían respirando y recordando todo lo que ya no podría ser.
Su hermano se convirtió en padre y madre para ella, que aún era una niña, Jude tuvo que asumir toda la responsabilidad que sus padres compartían, que, aunque tenía su edad actual en ese entonces, si Reverie lo veía en retrospectiva, también era un niño que tuvo que terminar de madurar y mostrarse fuerte para ella y evitar que se preocupara, aun cuando fuera prácticamente imposible.
Fue difícil, no tenían mucha familia en quien apoyarse, y quienes fueron al funeral de sus padres, eran personas del pueblo y algunos parientes lejanos que querían adoptarla, pero Jude se mantuvo firme y se propuso a cuidar de la única familia que le quedaba a como diera lugar, sin importar todas las complicaciones que eso conllevaba.
Se las arreglaron solos, dividiéndose las tareas y tratando de continuar con su vida, a pesar de la ausencia de sus progenitores, que pesaba a cada momento y les hacía darse cuenta, de que ellos hacían parecer todo tan fácil, pero la realidad era completamente distinta cuando ellos eran quien ahora debían hacerse responsables de la casa y la pequeña librería que aun administraban por la tarde.
Su pequeña y rota familia, no duro mucho tiempo así, porque más pronto de lo que imaginaban, una nueva adición llego de forma repentina, al menos para Reverie.
Ella volvía de la escuela y como siempre paso antes por el mercado, para hacer las compras para la cena, su hermano le había pedido un platillo en especial, que sabía su madre preparaba en ocasiones especiales y que hace poco consiguió hacer su propia versión, ella pensó que tal vez algo bueno había pasado en el trabajo o que al fin se tomaría un descanso.
Su sorpresa fue grande cuando al llegar a su casa, vio a su hermano ahí, eso no le causaría incomodidad, por el contrario, le hacía feliz, pero la incomodidad surgió cuando vio a la persona que le acompañaba.
Diora Quinn y quien se presentó descaradamente como la prometida de su hermano, sin duda no fue una buena primera impresión.
Lo poco que Reverie sabía de Diora Quinn era de los chismes que corrían entre la comunidad e incluso de sus compañeros de clase, que era muy probable que escucharon de sus padres.
Aquella chica era la hija del capitán William Quinn y que tenía fama de tener un temperamento tan feroz como estar en medio del océano y navegar contra olas caóticas en una tormenta.
Sus compañeros de clase, solían inventar todo tipo de historias sobre el marinero, decían que en realidad el señor Quinn, era en realidad un despiadado pirata que raptaba niños.
Lejos de eso, nunca se interesó en los asuntos de los Quinn o de otra familia que no fuera la suya, hasta esa tarde cuando su hermano no corrigió lo que considero una osadía por parte de la chica y que por si eso no fuera suficiente le revelo que la chica estaba embarazada y que ese bebé era suyo y por eso habían decido casarse.
La noticia le cayó como un balde de agua fría, y aquella chica de mirada arrogante y vestimenta como si acabara de arreglarse para ir a una fiesta, huyo de su familia, para convertirse en su cuñada, cuando apenas tenía doce años.
Al principio la convivencia fue difícil, discutían por todo y aunque su hermano trataba de mediar entre ellas y decirle que viera en Diora la hermana mayor que nunca tuvo, hizo que una guerra se desatara entre ambas.
Para tranquilidad de Jude, decidieron hacer una tregua que consistía en al menos no atacarse de forma directa y tratar de llevar una relación de lo más cordial, por el bien de todos los objetos rotos que fueron pruebas de sus discusiones, después de todo no era lo más sensato poner a una adolescente y una embarazada en la misma habitación.
Conforme el embarazo avanzaba, ella se tomaba la libertad para tratarla como si fuera su criada personal, para no molestar a su hermano, lo dejo pasar y entendiendo su estado fue tolerante, pero la realidad es que era un abuso constante al que Reverie tuvo callar por su hermano, no podia seguirlo preocupando, cuando él tomaba ambos turnos en la mina para ahorrar todo el dinero necesario para cuando el bebé naciera.
El parto de adelanto dos semanas, y Reverie que creía que el amor a primera vista era un invento de las películas, nunca creyó que quedaría rendida ante una criatura tan pequeña al instante en que lo sostuvo en brazos, en cuanto llego a los cuneros.
Jeremy fue como lo nombraron, en memoria del abuelo que no pudo conocer.
La llegada de su sobrino hizo que tuvieran un poco de paz relativamente hablando claro, porque si bien Diora menguo sus acciones en cuanto al trato que le daba a Reverie no significa, que las cosas en casa fueran fáciles, ya que básicamente el cuidado de Jeremy recayó en ella y su hermano, que no pudo estar tan presente como hubiera querido, porque en su trabajo apenas le dio una semana de descanso.
Ella se encargó de su sobrino en todo, su cuñada ni siquiera era capaz de cambiarle el pañal al niño y mucho menos calmarlo cuando este lloraba a menos que necesitase que lo amamantara, ella se desentendía por completo.
Sabía que Diora no amaba a su hermano, pero era madre, no entendía como era capaz de desentenderse de su hijo, pero no importaba ella amaba a Jeremy y lo protegería sin dudar.
Los únicos momentos en que se separaba de su sobrino era cuando tenía que ir a la escuela y eso fue la gota que derramo el vaso.
Una noche Jeremy no dejaba de llorar, tenía fiebre, y sabia de quien era culpa, pero no podia externarlo, por más que deseara cruzar esa puerta y decirle sus verdades a esa mujer, tenía que callarse, pero eso no significaba que no pudiera escuchar lo que hablaban.
“––¡Porque sigues permitiendo que vaya a la escuela!––dice Diora con el reclamo en cada palabra y Reverie pueda imaginarla escupir cada palabra, un mal hábito que comienza a creer heredo de su padre. ––¡Para que necesita estudiar!, no iría a la universidad, es tonta, mejor debería dedicarse a aprender a cuidar esta casa y no dejarme todo el trabajo, al menos así será una buena esposa.
––Mis padres querían que Evie fuera a la universidad––dijo Jude con voz más tranquila, claramente más considerado con el esfuerzo de su hermana por hacer dormir al bebé. ––Por favor, se paciente, deja que termine la secundaria y cuando Jimmy sea más grande, retomara sus estudios.
––¡Crees que somos ricos Jude!, ¡no seas idiota!, ¡ella tiene que dejar la escuela o me largo de aquí con mi hijo!”
Reverie sabía que no aguantaría ni una hora con Jeremy, es casi una amenaza simbólica, sin valor, pero es suficiente para que la determinación en su hermano flaquee, y también para que tome una decisión, que no necesita meditarlo mucho no cuando ve el angelical rostro dormido de su hermoso sobrino.
Deja la escuela al finalizar el año, es una sorpresa para sus compañeros y aunque no lo dicen abiertamente, saben que la juzgan, que cuando la miran caminar de la mano de Jeremy para llevarlo al preescolar se lamentan por su decisión, lo que no saben es que ella no se arrepiente.
Se alegra de ser ella quien lo cría y no esa mujer que solo es madre de nombre, ver a Jeremy convertirse en un niño amable y dulce es algo de lo que se enorgullece, hace que todo valga la pena.
Dejo de desear cosas, querer más allá de lo básico, ni siquiera en la idea de un pastel de cumpleaños porque eran demasiado caros, incluso los ingredientes no podían figurar en la compra cuando habían otras prioridades.
No se opuso cuando cerraron la librería y lo poco que tenían se suponía que debía ir a una cuenta de ahorros, pero estaba segura de que su cuñada jamás fue a dejar el dinero y era obvio con toda la ropa que compro, maquillaje e incluso un par de joyas que muy probablemente se aprovecharon de ella para vendérselas como auténticas.
Al final que más podían hacer, de alguna forma ejercía el suficiente poder sobre ellos, para hacerlos callar, ella era la señora Etkin después de todo.
Cuando cumplió diecisiete consiguió un trabajo de medio tiempo en la cafetería a lado de la estación de autobuses, Jeremy iba al preescolar entonces, su cuñada no tenía problema, más dinero para cumplir con sus caprichos de adolescente reprimida.
Fue ahí donde conoció a su actual prometido Arlo Monroe.
Era un chico bastante alegre, con quien era fácil conversar y por un momento deseo más de lo que hubiera imaginado, era parte de la tripulación del señor Quinn y de alguna forma hizo que padre e hija arreglaran sus diferencias.
Pronto su relación floreció, y las promesas eran tan reales como la vida misma, a su hermano le agradaba, su sobrino lo llamaba tío, que más podia pedir.
Que le pidiera matrimonio, hizo que todo fuera más real, el que le mostrara la casita que estaba construyendo en cuento se convirtieran en un matrimonio, le emocionaba aún más, saber que no tenía que separarse de su familia, que podia seguir cuidando de Jeremy.
Tal vez, al fin tenía la vida que quería.
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Updated 39 Episodes
Comments
Yandisita Perea Maturana
esta historia es igual a la novela turca que culpa tiene fatmagul
2023-03-12
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