Labios compartidos

—Han-Hanbyulie... N-no podemos de-dejarnos llevar, y-ya sabes... N-no puedo llegar oliendo demasiado a ti, s-se darán cuenta... —Jadeó el de voz más gruesa de ambos jóvenes, que se encontraban en uno de los pasillos casi desiertos de la escuela.

Sabían que estaban llegando tarde, como hacían últimamente, también que se estaban arriesgando demasiado a que cualquier persona que pasara por allí los viese en tan comprometedora situación.

El omega de voz gruesa se encontraba bastante cómodo en los brazos del alfa que devoraba su cuello, cuidando mucho de no chupar o dejar alguna marca en aquella deliciosa piel perfumada a miel, lirios y limón, y acariciando con fervor las piernas delgadas pero musculosas de su amor prohibido, sin fuerza de voluntad para separarse de Changhyun.

—Me tienes como un perro a tus pies, Changhyunnie... —gruñó el mayor sobre la piel del menor, poco preocupado por ser atrapado en pleno acto, a pesar de las terribles consecuencias que esto podría traer. Se había vuelto adicto a Woo, y no le molestaba admitirlo, pero lastimosamente, aunque quisiera no podía gritarlo a los cuatro vientos, y un quinto por si acaso, sin arruinar más de una vida aparte de la suya. —Mi boca insensata ha caído en ti y no quiere separarse...

—Cá-cállate, Yang... —Dijo con una sonrisa el omega de cabellos bicolor antes de separarse de su adorado alfa, con su lobo interno aullando en protesta, y dándole un último beso en los labios, fugaz pero totalmente cargado de pasión desmedida.

El alfa incluso se tomó unos breves momentos para así ayudarlo a acomodarse el uniforme escolar, arrugado por sus minutos de achuchones intensos.

—Te amo, Changhyunnie. —Le dijo Hanbyul con una sonrisa llena de amor y una mirada dulce que reservaba solamente para el omega de sonrisa grande.

—Te amo, Byullie. —Susurró sobre los labios ajenos, antes de abrir el casillero sobre el cual estaba apoyado anteriormente, sacando de este su frasco de neutralizador de aroma en espray, aplicándolo en sí mismo para borrar el aroma de Hanbyul a pino, hierbabuena y naranja mezclado con el suyo, para luego rociarle un poco a Hanbyul también.

Los pondría en una situación bastante comprometedora si tal popurrí de olores era detectado por Jinhwan y/o Woojung. Tomó un par de libros, dejando la mochila en el casillero, mientras Hanbyul se iba con una suave sonrisa plasmada en su usualmente serio rostro en camino al tercer piso, para ver una aburrida clase de matemáticas avanzadas.

El alfa miró el anillo de compromiso que adornaba su dedo anular, suspirando con cansancio antes de meter la mano en el bolsillo de su pantalón para no tener que ver la irritante pieza de joyería que le recordaba con brillante insistencia como iba cagándola cada día un poco más, diciéndole insistentemente lo miserable que era su vida.

— ¡Byullie mi amor! ¡Hyung, está llegando tarde pero ya le guardé su asiento junto a mí! —La chillona, a sus oídos, voz de Jinhwan no tardó en hacerse presente. La profesora Bae, una alfa de edad media con sonrisa de corazón, miró con una ceja alzada al alfa que estaba en el umbral de la puerta, esperando su aprobación para entrar al salón de clases.

—Disculpe Bae-Sangsenim, estaba atendiendo unas llamadas muy importantes. En estos momentos estoy tramitando la compra de una empresa y no podía rechazar la llamada. —Mintió de un tirón, sin pensarlo siquiera. No era del todo una mentira, después de todo realmente estaba metido en una negociación nueva, pero no vería a los demás empresarios hasta el fin de semana.

Era una compañía pequeña y quebrada, pero le veía cierto potencial; la compraría por el menor precio posible, la levantaría otra vez y cuando estuviese en su mejor momento la vendería al mejor postor. Luchando para ocultar su fastidio se sentó en su mesa junto a Jinhwan, quien como siempre usaba el cuello lo más descubierto que el uniforme escolar le permitía sin verse vulgar, presumiendo el lazo primario de suave color rosa que adornaba su cuello.

El lobo interior de Hanbyul hizo una rabieta porque el omega que había marcado, a pesar de lo superficial de los lazos primarios, no era su conejito Changhyun, sino el infantil de Jinhwan.

Quien pasaba noches en su casa y salía en público a citas con él era Jinhwan, mientras que con Changhyun debía estarse escondiendo siempre, yendo a citas alejadas de la ciudad en lugares poco concurridos y siempre con tapabocas, sin poder presumir a su pareja en redes sociales, sin poderlo llevar a cenar en casa con sus padres ni alardear frente a todos que sólo él podía tocar al bonito omega ni adornar su delicioso cuello bronceado con su marca.

Ni siquiera podían hablarse más allá de un saludo informal durante la jornada escolar porque Jinhwan o Woojung podrían sospechar algo.

Sí, era un asco. Su vida entera era un asco que no se podía disfrazar con algunos cuantos millones en su cuenta bancaria.

—Intente que ello ya no interfiera con su puntualidad, al menos en mis clases señor Yang. No puedo seguir tan tolerante con sus tardanzas y faltas. —Dijo la severa profesora mientras acomodaba sus gafas antes de seguir escribiendo fórmulas matemáticas en el pizarrón, para varios alumnos bastante difíciles de entender.

—Tenga Byullie-hyung, aquí tiene mis apuntes del inicio de la clase que se perdió. —Le susurró Jinhwan mientras le pasaba una hoja de papel que había sacado de su libreta con varias anotaciones a Hanbyul. —Debería apagar el teléfono al llegar a clase, no quisiera que a hyung lo regañen sus padres. —Un puchero adornó el rostro del rubio menor. Hanbyul medio forzó una sonrisa mientras aceptaba el papel y lo colocaba en su libreta.

—Gracias, Jinhwan. No tenías que molestarte.

—Sabes que haría lo que fuera por ti, hyung. Lo amo mucho. —Susurró el menor, sonrojándose ligeramente de esa forma que a veces le exasperaba un poco a Hanbyul. Jinhwan no era el problema, era un buen chico y un perfecto partido para cualquier otro. El problema es que no era Changhyun.

—Igualmente, Jinhwan. —Susurró, o más bien gruñó Hanbyul, rodando los ojos al sentir a su lobo haciendo una rabieta interna por aquella mentira tan cruel. La clase, y la mañana en general, pasaron de manera bastante monótona.

Oír a los profesores, anotar las cosas que decían, acariciar de vez en cuando a Jinhwan o darle algún fugaz y ligeramente brusco beso, y soportar sentarse a su lado en la cafetería, escuchándolo parlotear junto a sus frívolos e interesados "amigos" de ambos, mirando desde lejos y con inmensa envidia a Changhyun acomodado sobre las piernas de Koo ahora que los profesores no los veían, quien le abrazaba la cintura mientras ambos estaban en la mesa almorzando junto a sus amigos.

Changhyun lo descubría observándolo de vez en cuando, y normalmente le lanzaría algún beso volador o le guiñaría un ojo con coquetería, pero estaba rodeado de prácticamente todos sus amigos, y sería imposible hacerlo sin que uno o dos por lo menos se diesen cuenta de su coqueteo.

— ¡Changhyunnie-hyung, ya se tiñó el pelo otra vez! Se ve muy bonito, yo quisiera teñir el mío. —Dijo el pequeño omega de cabello largo con un pucherito mientras se cruzaba de brazos. El día anterior Changhyun había cambiado su rubio platinado por un nuevo peinado mitad negro tinta mitad blanco.

—Pareces Cruella De Vil, claro, si Cruella De Vil fuera sexy. —Le dijo Woojung a su novio con una sonrisa juguetona, ganándose una palmada en el brazo de parte del omega de cabellos bicolor.

—Nada de eso, Minnie. Tienes un pelo muy lindo como para dañarlo con tintes como Changhyun y Woojung, que a este paso se quedarán calvos... —Protestó Minjoon, como siempre que salía a colación el tema de teñir el cabello de Minhyun. Al menos, intentó protestar hasta que su pareja decidió interrumpirlo.

—Es irónico que tú seas quien le niegue teñirse usando ese argumento, ¿Tanto tinte te quemó las neuronas? —Preguntó con una sonrisa burlona Seojoon, jalando juguetonamente el cabello violeta del alfa, quien se acercó al rostro ajeno y suavemente le mordió la mejilla, siendo luego su rostro apartado por un leve manotazo de Seojoon. — ¡Minjoon, me llenaste de tus babas! Ahora estoy todo ensalivado... ¡Traga tu comida, no a mí! —Protestó el menor, intentando meter el rollito de huevo a la boca del alfa.

—Prefiero comerte a ti. —Dijo este en un susurro perfectamente audible y una exagerada sonrisa “lasciva”, logrando que las pálidas (y ensalivadas) mejillas del menor se tiñeran de un fuerte color rojo, ganándose más manotazos de parte del omega enlazado.

— ¡Eres un idiota pervertido, hormonal, sucio, cochino, grosero...! —Exclamaba Seojoon, remarcando cada insulto con un manotazo nuevo en los brazos y torso de Minjoon, quien se reía a carcajadas por las reacciones tan tiernas de su novio.

—Changhyun-hyung... ¿Comerse a Seojoonnie-hyung no sería canibalismo? —Le preguntó el omega de cabello largo en un susurro a su amigo de cabello bicolor, sonriendo a pesar de estar confundido. Woojung besaba castamente el cuello de su novio, quien no le tomaba mucha importancia cuando volteó su rostro en dirección a su lindo menor.

No se fijó en el ceño fruncido del alfa al ser este interrumpido mientras mimaba a Woo.

O quizá sí lo notó, pero prefirió ignorarlo para no crear una discusión frente a sus amigos, que obviamente los incomodaría muchísimo. El hecho de que últimamente discutiesen como matrimonio al borde del divorcio no era algo que tuviesen que ventilar a todos, y mucho menos tener que arrastrarlos a ese tenso ambiente.

—Se refiere a comerlo de otra forma, Minnie. Es una expresión que tú eres demasiado pequeño y bebé para entenderlo, aún. —Dijo Changhyun con una sonrisa ladina mientras le daba una suave palmadita en la cabeza a su menor, quien frunció su ceño e hizo un adorable pucherito mientras se cruzaba de brazos, a manera de berrinche, antes de volver a tomar su almuerzo y sus palillos, empezando a comer mientras seguía ceñudo. Parecía un adorable gatito bebé. —Más que asustarme, me matas de la ternura Minnie. Ya cambia esa carita, te saldrán arrugas. —Dijo de forma bromista mientras le apretaba la naricita a Minhyun, quien le sacó la lengua como el pequeño consentido que era.

—Minnie, eres literalmente la cosa más mona de mundo. No hay forma de que puedas intimidar a nadie con esa carita. —Le dijo Wooseok mientras le colocaba un refresco de limón en el lugar frente a él. Se había ausentado un par de minutos mientras iba a una máquina expendedora a buscar bebidas para todos, y detrás de él iba Minki con algunas bolsas de papas fritas y galletas para repartir entre sus amigos. — ¿Quién aquí está de acuerdo conmigo?

Y para indignación de Minhyun, literalmente todos sus amigos alzaron la mano. Seojoon y Minjoon interrumpieron su breve pelea de manotazos y mordiscos para alzar las manos, Changhyun y Woojung dejaron de susurrarse entre sí para voltear a verlo alzando ambas manos cada uno, y Minki alzó su mano derecha tan rápido que dejó caer un par de bolsas de papas fritas, haciendo reír incluso al dulce omega de falda corta, que se acercó para ayudarlo a recoger los bocadillos caídos.

—Me las van a pagar, ya verán. —Decía el pequeño omega a modo de broma, sacándoles la lengua a todos.

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